El ron, una atractiva marca país
- 08/09/2024 00:00
- 07/09/2024 19:51
El tema fue discutido por expertos de Guatemala, Venezuela, Colombia y Panamá en la segunda conferencia de Women Leading Rum, durante el Panama Rumfest “Un producto te recuerda tu tierra, te conecta a casa, el producto es embajador del país, donde vayas”. Con estas palabras Larissa Arjona, presidenta de Women Leading Rum, abrió el panel ‘El ron como marca país’, en el cual participaron figuras como Mercedes Sánchez, gerente de Denominación de Origen de ron de Guatemala; Amparo Sedelmeier, gerente de asuntos corporativos y sostenibilidad de Varela Hermanos; Renato Molo, italiano, radicado en Colombia, ronmelier de Royal Rum Society, y gestor de Rumchocolatecartagena.com plataforma que ofrece experiencias de cata, para locales y extranjeros; y Pedro Perales García, fundador, profesor y coordinador académico de diplomados especializados en ron y otros destilados en diversas universidades de Venezuela, fundador de la Asociación Iberoamericana de ronmeliers y embajador de la denominación de origen controlado de Ron de Venezuela.
El ron en la identidad cultural del país Arjona, quien moderó el panel, preguntó a los participantes “cómo se integra el ron en la identidad cultural del país promoviendo la imagen y el patrimonio cultural del producto en el extranjero”.
“Para ser productores de ron nos hemos convertido dentro de nuestro país en un elemento distintivo y sobre todo de mucho orgullo para el guatemalteco. Esto se debe y se lo atribuimos a eso que nos diferencia siempre; nos hemos enfocado en lo que nos hace únicos y distintivos al resto del mundo”, dice Mercedes Sánchez. Estos elementos diferenciadores son los que les ofrece la naturaleza, así como los procesos específicos a los que se somete el producto. El hecho de que el ron sea el producto más exportado de Guatemala (Botrán en 65 países y Zacapa en 132) hace del ron una pieza clave en la promoción turística a ravés de una alianza con el Instituto Guatemalteco de Turismo.
Sedelmeier, sobre la experiencia panameña plantea que el hecho de que el ron ha estado en la historia de muchos países latinoamericanos ofrece la oportunidad de aprender y crecer juntos, aunque individualmente cada país ha insertado en él “sus expresiones su cultura, su pasión, su gastronomía y su arte haciéndolo único”. Este aprendizaje, al igual que esa visión panameña ha tenido como resultado que un ron como Abuelo esté presente en más de 60 países alrededor del mundo. “Cuando ese ron sale no solamente es un líquido, realmente representa nuestras tierras fértiles, representa una tradición centenaria, representa la alegría”, aseguró.
Molo, aunque no representa a ninguna casa licorera en Colombia, se ha dedicado a conocer la historia y las cualidades de los rones colombianos. “El ron, en Colombia, tiene una historia muy complicada. Desde la época colonial ha habido un monopolio de Estado y eso ha hecho muy difícil la producción de ron. Es interesante ver cómo últimamente las leyes han cambiado y hay demanda fuera de Colombia por el producto colombiano que se está dando a conocer (...) son leyes que están cambiando justamente la percepción de ron colombiano afuera, y esto seguramente lo convertirá en un orgullo para el país. Ojalá que eso siga así y que Colombia pueda exportar aún más productos en el mundo”, comenta.
Para Perales García, “el ron es Caribe y el Caribe es ron”. Es un destilado en común para los latinoamericanos, a pesar de que existan otros que destaquen puntualmente en sus países de origen. “Una bebida con la que celebraron nuestro bautizo, con el cual celebramos las primeras comuniones, los fines de año, las reuniones familiares. Por eso se ha convertido para muchos de nosotros en una marca país”, asegura. En el caso puntual de Venezuela, a partir de los primeros 10 años del siglo XX es que se empieza a conocer el ron dorado. Se conocía el ron y era el aguardiente en la colonia. Hubo prohibiciones para que los colonos de origen hispano no pudieran producir ron” y otros productos como el vino. El gran negocio de ron arrancó en el siglo XVIII cuando se puso de moda el ponche en Europa y creció el consumo de ron de una manera increíble en Europa. “Lo aprovecharon los ingleses, los franceses y, por supuesto, los holandeses, pero los hispanos no estaban en ese negocio. Sin embargo, existen registros de 1830 cuando el país era parte de la Gran Colombia, de un aguardiente que tenía entre 4 y 5 años de añejamiento y se le conocía como ron Viejo de Carúpano. “Eso fue lo que justificó en 2003 que Venezuela se conviertiera en el primer país latinoamericano en tener una Denominación de Origen Controlada para sus rones después de Martinica, que lo hizo en 1997. Actualmente tenemos 17 marcas con DOC y tenemos 15 sin ella. Son más de 30 rones en Venezuela. Eso es lo que representa para nosotros el gentilicio, la marca país Venezuela. Estamos orgullosos de nuestro ron. Estamos en más de 120 países con otras múltiples marcas y tenemos maestros roneros que están fuera de nuestras fronteras, tenemos muchos personajes venezolanos en la industria de ron, eso es ron para los venezolanos, una marca país una marca que nos hace sentir orgullosos en nuestra historia”.
Normativas y estándares de calidad Una marca país solo se logra con un producto de calidad comprobada. Y este a su vez, con normativas que lo respalden. Pero no se trata solo de establecer reglamentos. “Para una denominación de origen hay que evangelizar mucho, por eso, y es para toda la región, todos tenemos que aprender mucho en que no solo es un valor técnico, sino que un valor agregado que nos va a permitir competir o estar al lado de los licores más finos del mundo. Porque su esencia ese carácter que lo hace único que es su país empieza a ponerlo en la altura de lo más fino del mundo”, afirma Mercedes Sánchez. Definitivamente, cumplir con todos los marcos legales, en el caso de Guatemala, la ley de alcoholes, los etiquetados, los convenios regionales y no dejar de lado el tema de la autorregulación en cuanto a la promoción de un consumo responsable y la sostenibilidad. Pero “también resguarda algo que tradicionalmente nace de un país, es una consistencia, así nace su calidad”, sostiene Sánchez. Una calidad que habló por sí misma, sin la necesidad de publicidad. “Su calidad fue la que sorprendió, tanto, que hubo necesidad de salir a buscar esta denominación de origen adicionalmente para Guatemala estar presente en tantos países”. Otra razón importante de salir a buscar esta denominación de origen fue justamente proteger esa calidad de las malas prácticas comerciales que empezaron a estar presentes en muchos de los mercados.
Panamá no cuenta aún con una denominación de origen para el ron, recalca Sedelmeier. El país tiene una norma técnica que data del 2001 y, en conjunto con otros jugadores de la industria, se está redactando un borrador para solicitar al gobierno el cambio de esa norma técnica pues “en estos años han pasado bastantes cosas en el mundo, ha habido más tecnología, nuevas tendencias del mercado, ha cambiado la forma de consumo, han cambiado las reglamentaciones y normativas internacionales que piden otros países para hacer negocios”, lo que hace necesario esta revisión. “El proceso dura alrededor de dos años y la obtención de esa reforma será el paso para que el ron de Panamá tenga su denominación de origen”, aseguró.
Molo, por su parte, explicó que en Colombia tampoco hay denominación de origen; cuentan con una norma técnica colombiana que establece requisitos como el grado de alcohol y qué se puede o no agregar, sin embargo, Venezuela sí cuenta con una ley orgánica fuerte, que establece un mínimo de 40° de alcohol, un mínimo de añejamiento y también establece que el ron se elabora a partir de los derivados de la caña de azúcar, dejando el campo abierto para la utilización de melaza (como es usual), así como de miel. “La ley nos permitiría utilizar miel y eso es relevante porque tenemos que innovar”, dice Perales.
Elevar la categoría del ron La industria del ron en Latinoamérica, sobre todo en el área caribeña, es una de las más responsables, asegura el ronmelier. Y esto es apreciable en las prácticas de elaboración y en la calidad de sus productos. Aún así, la lucha es ardua a la hora de competir con otros destilados alrededor del mundo.
“Para mí, es Centroamérica es un país por lo que deberíamos trabajar todos juntos como un frente porque al final hay muchas de las normas y reglamentos sobre todo de leyes que las compartimos y entre más denominaciones de origen dentro de la categoría, más valor agregado de comercialización le damos a lo que producimos, de lo que comemos y de lo que nos apasiona. Para mí, se trata de trabajar en conjunto”, sugiere Sánchez. Esto facilitaría la tramitología para llegar a un mercado tan codiciado como la Unión Europea. “Al final, somos productores de muchos años de tradición, al igual que ellos y creo que tenemos forma de expresarlo y que no se nos ponga tanta barrera a través de estas normativas”, señala.
Sedelmeier coincide con Sánchez. “El trabajo en equipo es clave. En la industria de ron, aunque compiten las marcas, se ha aprendido a través de los tiempos a nutrirse de los demás. Creo que lo primero es tener más unión, hablar más, aprender, unos de los otros, tomar las mejores prácticas porque eso reduce tiempo y reduce inversión y estar alineados sobre las normativas que se nos imponen”.
Para Molo, es importante terminar con los monopolios para aumentar la competencia porque “si no hay competencia, no hay una elevación del producto y también se debe educar al consumidor para que conozca de verdad qué es el ron y todas las cualidades que puede tener”.
Pedro Perales insiste en este último punto. Dedicado a la educación sobre el ron, es un elemento fundamental, considera, para elevar la categoría. Y hacer una gran unión en cuanto a lo comercial, “crear un gran portaviones comercial porque sabemos que hay tres distribuidores en el mundo que manejan el 85% del negocio. Si nosotros no dependemos de las grandes distribuidoras y nos unimos como latinoamericanos y veamos la experiencia logística que tiene Panamá que es el hub de las Américas no solamente aéreo, veamos con el Canal de Panamá, una potencia logística, qué puede aportar junto con los productores latinoamericanos y que todo el mundo arribe a Panamá el producto y lo mandamos entonces en un gran barco que los fletes serán muy baratos y crear una gran red comercial latinoamericana en Europa y en Asia y no depender de los distribuidores, esa es mi propuesta”, concluyó.
“Un producto te recuerda tu tierra, te conecta a casa, el producto es embajador del país, donde vayas”. Con estas palabras Larissa Arjona, presidenta de Women Leading Rum, abrió el panel ‘El ron como marca país’, en el cual participaron figuras como Mercedes Sánchez, gerente de Denominación de Origen de ron de Guatemala; Amparo Sedelmeier, gerente de asuntos corporativos y sostenibilidad de Varela Hermanos; Renato Molo, italiano, radicado en Colombia, ronmelier de Royal Rum Society, y gestor de Rumchocolatecartagena.com plataforma que ofrece experiencias de cata, para locales y extranjeros; y Pedro Perales García, fundador, profesor y coordinador académico de diplomados especializados en ron y otros destilados en diversas universidades de Venezuela, fundador de la Asociación Iberoamericana de ronmeliers y embajador de la denominación de origen controlado de Ron de Venezuela.
Arjona, quien moderó el panel, preguntó a los participantes “cómo se integra el ron en la identidad cultural del país promoviendo la imagen y el patrimonio cultural del producto en el extranjero”.
“Para ser productores de ron nos hemos convertido dentro de nuestro país en un elemento distintivo y sobre todo de mucho orgullo para el guatemalteco. Esto se debe y se lo atribuimos a eso que nos diferencia siempre; nos hemos enfocado en lo que nos hace únicos y distintivos al resto del mundo”, dice Mercedes Sánchez. Estos elementos diferenciadores son los que les ofrece la naturaleza, así como los procesos específicos a los que se somete el producto. El hecho de que el ron sea el producto más exportado de Guatemala (Botrán en 65 países y Zacapa en 132) hace del ron una pieza clave en la promoción turística a ravés de una alianza con el Instituto Guatemalteco de Turismo.
Sedelmeier, sobre la experiencia panameña plantea que el hecho de que el ron ha estado en la historia de muchos países latinoamericanos ofrece la oportunidad de aprender y crecer juntos, aunque individualmente cada país ha insertado en él “sus expresiones su cultura, su pasión, su gastronomía y su arte haciéndolo único”. Este aprendizaje, al igual que esa visión panameña ha tenido como resultado que un ron como Abuelo esté presente en más de 60 países alrededor del mundo. “Cuando ese ron sale no solamente es un líquido, realmente representa nuestras tierras fértiles, representa una tradición centenaria, representa la alegría”, aseguró.
Molo, aunque no representa a ninguna casa licorera en Colombia, se ha dedicado a conocer la historia y las cualidades de los rones colombianos. “El ron, en Colombia, tiene una historia muy complicada. Desde la época colonial ha habido un monopolio de Estado y eso ha hecho muy difícil la producción de ron. Es interesante ver cómo últimamente las leyes han cambiado y hay demanda fuera de Colombia por el producto colombiano que se está dando a conocer (...) son leyes que están cambiando justamente la percepción de ron colombiano afuera, y esto seguramente lo convertirá en un orgullo para el país. Ojalá que eso siga así y que Colombia pueda exportar aún más productos en el mundo”, comenta.
Para Perales García, “el ron es Caribe y el Caribe es ron”. Es un destilado en común para los latinoamericanos, a pesar de que existan otros que destaquen puntualmente en sus países de origen. “Una bebida con la que celebraron nuestro bautizo, con el cual celebramos las primeras comuniones, los fines de año, las reuniones familiares. Por eso se ha convertido para muchos de nosotros en una marca país”, asegura. En el caso puntual de Venezuela, a partir de los primeros 10 años del siglo XX es que se empieza a conocer el ron dorado. Se conocía el ron y era el aguardiente en la colonia. Hubo prohibiciones para que los colonos de origen hispano no pudieran producir ron” y otros productos como el vino. El gran negocio de ron arrancó en el siglo XVIII cuando se puso de moda el ponche en Europa y creció el consumo de ron de una manera increíble en Europa. “Lo aprovecharon los ingleses, los franceses y, por supuesto, los holandeses, pero los hispanos no estaban en ese negocio. Sin embargo, existen registros de 1830 cuando el país era parte de la Gran Colombia, de un aguardiente que tenía entre 4 y 5 años de añejamiento y se le conocía como ron Viejo de Carúpano. “Eso fue lo que justificó en 2003 que Venezuela se conviertiera en el primer país latinoamericano en tener una Denominación de Origen Controlada para sus rones después de Martinica, que lo hizo en 1997. Actualmente tenemos 17 marcas con DOC y tenemos 15 sin ella. Son más de 30 rones en Venezuela. Eso es lo que representa para nosotros el gentilicio, la marca país Venezuela. Estamos orgullosos de nuestro ron. Estamos en más de 120 países con otras múltiples marcas y tenemos maestros roneros que están fuera de nuestras fronteras, tenemos muchos personajes venezolanos en la industria de ron, eso es ron para los venezolanos, una marca país una marca que nos hace sentir orgullosos en nuestra historia”.
Una marca país solo se logra con un producto de calidad comprobada. Y este a su vez, con normativas que lo respalden. Pero no se trata solo de establecer reglamentos. “Para una denominación de origen hay que evangelizar mucho, por eso, y es para toda la región, todos tenemos que aprender mucho en que no solo es un valor técnico, sino que un valor agregado que nos va a permitir competir o estar al lado de los licores más finos del mundo. Porque su esencia ese carácter que lo hace único que es su país empieza a ponerlo en la altura de lo más fino del mundo”, afirma Mercedes Sánchez. Definitivamente, cumplir con todos los marcos legales, en el caso de Guatemala, la ley de alcoholes, los etiquetados, los convenios regionales y no dejar de lado el tema de la autorregulación en cuanto a la promoción de un consumo responsable y la sostenibilidad. Pero “también resguarda algo que tradicionalmente nace de un país, es una consistencia, así nace su calidad”, sostiene Sánchez. Una calidad que habló por sí misma, sin la necesidad de publicidad. “Su calidad fue la que sorprendió, tanto, que hubo necesidad de salir a buscar esta denominación de origen adicionalmente para Guatemala estar presente en tantos países”. Otra razón importante de salir a buscar esta denominación de origen fue justamente proteger esa calidad de las malas prácticas comerciales que empezaron a estar presentes en muchos de los mercados.
Panamá no cuenta aún con una denominación de origen para el ron, recalca Sedelmeier. El país tiene una norma técnica que data del 2001 y, en conjunto con otros jugadores de la industria, se está redactando un borrador para solicitar al gobierno el cambio de esa norma técnica pues “en estos años han pasado bastantes cosas en el mundo, ha habido más tecnología, nuevas tendencias del mercado, ha cambiado la forma de consumo, han cambiado las reglamentaciones y normativas internacionales que piden otros países para hacer negocios”, lo que hace necesario esta revisión. “El proceso dura alrededor de dos años y la obtención de esa reforma será el paso para que el ron de Panamá tenga su denominación de origen”, aseguró.
Molo, por su parte, explicó que en Colombia tampoco hay denominación de origen; cuentan con una norma técnica colombiana que establece requisitos como el grado de alcohol y qué se puede o no agregar, sin embargo, Venezuela sí cuenta con una ley orgánica fuerte, que establece un mínimo de 40° de alcohol, un mínimo de añejamiento y también establece que el ron se elabora a partir de los derivados de la caña de azúcar, dejando el campo abierto para la utilización de melaza (como es usual), así como de miel. “La ley nos permitiría utilizar miel y eso es relevante porque tenemos que innovar”, dice Perales.
La industria del ron en Latinoamérica, sobre todo en el área caribeña, es una de las más responsables, asegura el ronmelier. Y esto es apreciable en las prácticas de elaboración y en la calidad de sus productos. Aún así, la lucha es ardua a la hora de competir con otros destilados alrededor del mundo.
“Para mí, es Centroamérica es un país por lo que deberíamos trabajar todos juntos como un frente porque al final hay muchas de las normas y reglamentos sobre todo de leyes que las compartimos y entre más denominaciones de origen dentro de la categoría, más valor agregado de comercialización le damos a lo que producimos, de lo que comemos y de lo que nos apasiona. Para mí, se trata de trabajar en conjunto”, sugiere Sánchez. Esto facilitaría la tramitología para llegar a un mercado tan codiciado como la Unión Europea. “Al final, somos productores de muchos años de tradición, al igual que ellos y creo que tenemos forma de expresarlo y que no se nos ponga tanta barrera a través de estas normativas”, señala.
Sedelmeier coincide con Sánchez. “El trabajo en equipo es clave. En la industria de ron, aunque compiten las marcas, se ha aprendido a través de los tiempos a nutrirse de los demás. Creo que lo primero es tener más unión, hablar más, aprender, unos de los otros, tomar las mejores prácticas porque eso reduce tiempo y reduce inversión y estar alineados sobre las normativas que se nos imponen”.
Para Molo, es importante terminar con los monopolios para aumentar la competencia porque “si no hay competencia, no hay una elevación del producto y también se debe educar al consumidor para que conozca de verdad qué es el ron y todas las cualidades que puede tener”.
Pedro Perales insiste en este último punto. Dedicado a la educación sobre el ron, es un elemento fundamental, considera, para elevar la categoría. Y hacer una gran unión en cuanto a lo comercial, “crear un gran portaviones comercial porque sabemos que hay tres distribuidores en el mundo que manejan el 85% del negocio. Si nosotros no dependemos de las grandes distribuidoras y nos unimos como latinoamericanos y veamos la experiencia logística que tiene Panamá que es el hub de las Américas no solamente aéreo, veamos con el Canal de Panamá, una potencia logística, qué puede aportar junto con los productores latinoamericanos y que todo el mundo arribe a Panamá el producto y lo mandamos entonces en un gran barco que los fletes serán muy baratos y crear una gran red comercial latinoamericana en Europa y en Asia y no depender de los distribuidores, esa es mi propuesta”, concluyó.