Vida y cultura

Una mirada íntima al siglo XX

La muestra se presenta en Casa Santa Ana hasta el 9 de junio.
Imágenes de lo cotidiano. Cedida
Besos, en variedad. Cedida
Las dimensiones de las obras obligan a acercarse y detallar Cedida
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Actualizado
  • 30/04/2024 00:00
Creado
  • 29/04/2024 21:43

La exposición fotográfica ‘Claroscuro, fotografía de lo íntimo e inesperado’ nos lleva a momentos del siglo pasado a través del lente de reconocidos fotógrafos de talla mundial

Casa Santa Ana alberga por estos días la exposición ‘Claroscuro, fotografía de lo íntimo e inesperado’. De las paredes blancas cuelgan fotografías en blanco y negro cuyos sujetos no se distinguen desde el pantallazo general. No se trata de imágenes de gran formato, por lo que hay que acercarse bastante, uno de los objetivos de esta exhibición: detallar momentos íntimos y llevar al espectador a ser parte de esa intimidad.

La exposición, de acuerdo con la información de sala, “nos invita a explorar las complejidades de la vida –con sus zonas de luz y de sombra– a través de los ojos de icónicos fotógrafos del siglo XX. Desde fotos que nos adentran a las realidades de diversas comunidades, retratos espontáneos de fotografía callejera y distintas celebraciones de amor, pasando por lo macabro e introspectivo, hasta imágenes que desafían las normas establecidas, esta exposición nos invita a ser cómplices de instantes íntimos e inesperados que nos llevan a reflexionar sobre los matices de la experiencia humana”.

La exposición está conformada por obras de The Roux Collection, e incluye fotógrafos de Suecia, Holanda, Polonia, República Checa, Estados Unidos y Panamá.

“La intención de esta exposición es que puedes mirar por un huequito momentos íntimos del siglo XX capturados por estos fotógrafos, súper icónicos, con una lista de fotógrafos que son unos rock stars”, destaca Carolina Hausmann, directora de Casa Santa Ana.

De Panamá, hay fotos de Sandra Eleta y de Gustavo Araujo. Eleta participa con dos imágenes, una de la serie La servidumbre, en la que retrata a Purita; otra, Josefa y la cura del mal de ojo, que registra cómo una mujer de Portobelo trata con sus conocimientos tradicionales esta dolencia. De esta última imagen la propia Eleta confirma que fue la que hizo que en ella emergiera su ojo de fotógrafa.

De Gustavo Araujo hay tres fotos que datan de momentos en que vivía en Nueva York y compartía apartamento con un percusionista (Alfredo Hidrovo, quien tocaba para un grupo de bailarines). Con estos bailarines Araujo completa una serie, ‘Tan cerca, tan lejos’ donde pretende capturar el paso del tiempo, dejando abierto el obturador de la cámara para capturar imágenes íntimas y desenfocadas.

De Estados Unidos, Diane Arbus, intrigada por las vidas de personajes que ella consideraba extraños; solía pasear con su cámara y robar imágenes de personas que tuviesen características únicas a pesar de ser gente común.

Francesca Woodman, una fotógrafa con una vida muy corta, pero que dejó un trabajo interesante, de autorretratos con una gran sensación de movimiento y una sensación de urgencia. También hay trabajos de Larry Fink, dedicado a retratar la sociedad estadounidense, desde la alta sociedad y los famosos, hasta sus vecinos de al lado.

De Suecia, dos fotógrafos muy importantes: Christer Strömholm, considerado el padre de la fotografía moderna sueca, y Anders Petersen, discípulo del primero, ambos desarrollaron proyectos insertándose por largo tiempo en comunidades específicas para retratar de forma muy íntima la vida de estas personas.

Crister Stronholm lo hizo en París al final de los años 50 principios de los 60 en una comunidad de mujeres trans que se prostituyen para recaudar dinero para hacerse sus operaciones de cambio de sexo. “Él comprendió muy bien todos los retos de esa vida, el día a día y también sus celebraciones”. Petersen hizo lo mismo en un café de la zona roja de Hamburgo en los años 60. “Estuvo ahí unos dos años y la gente que frecuentaba el café se volvieron personajes recurrentes en sus fotos. Logró capturar momentos desde muy cerca”, detalla Hausmann.

Hans Bellmer, artista alemán que formó parte del movimiento surrealista en París, construía muñecas de tamaño real a las que distorsionaba y fotografiaba en respuesta a la obsesión del régimen nazi por la perfección física.

“Las imágenes son perturbadoras. Él debió irse de Alemania porque lo consideraron un degenerado. En París donde se unió a los surrealistas. Terminó donde tenía que estar”, afirma.

Ed Van der Elksen es un fotógrafo holandés que en los años 50 fotografió la vida nocturna en el París de la posguerra. Su musa es Vali Myers a quien acompaña y fotografía en sus celebraciones nocturnas.

El checo Miroslav Tichý creaba sus propias cámaras con materiales de desecho, iba a balnearios nudistas y tomaba fotos sin que lo vieran. “Era un voyeurista y terminó preso en más de una ocasión”, cuenta la directora. En otras imágenes claramente se ve que sus modelos no ignoraban la situación.

Gerard Fieret, francés, toma fotos sensuales de mujeres a las que invita a su estudio, pero luego estampa su firma y sellos de propiedad en las imágenes. “Empuja los límites de lo que debe ser la fotografía o lo que puede ser la fotografía”.

La exposición, primera fotográfica que presenta en su sede, era muy esperada por la comunidad de fotógrafos local. “Siempre hemos hecho exposiciones fotográficas y esta es la primera desde que abrimos esta casa. La gente estaba esperando algo de fotografía y la recepción ha sido muy buena. A la inauguración vinieron muchos fotógrafos que mostraron gran interés por el material”, destaca.

Y es que, a diferencia de otras plataformas, “la fotografía es inmediata, conectas de una vez”, sostiene. El blanco y negro, por su parte, aporta atemporalidad y elimina el “ruido” que puede distraer al espectador del foco de la imagen.

En palabras de Anders Petersen “en blanco y negro hay más colores que en la fotografía a color, puedes utilizar tus experiencias, tus conocimientos y tus fantasías para poner tus propios colores.

Para Hausmann esta exposición es “una forma de tomarle el pulso al siglo XX”, por lo que invita al público a acercarse a Casa Santa Ana a recorrer Claroscuro, en sala hasta el 9 de junio de 2024.

Una mesa con libros dedicados al trabajo de los fotógrafos que forman parte de la exposición están a disposición de los visitantes para que se puedan hacer una idea más completa del trabajo de estos artistas.

Parte del programa público incluye una visita a Casa Endara (Museo de la fotografía) el 4 de mayo (los cupos ya se agotaron) , talleres infantiles con los niños del barrio de Santa Ana, conversatorios con fotógrafos, y el 18 de mayo a las 4:00 p.m. Sandra Eleta hará una lectura de sus memorias (parte del libro ‘En entorno invisible’ publicado pro Casa Santa Ana. Más información en @casasantaana.