Vida y cultura

Un poco de tiempo

Actualizado
  • 17/08/2024 00:00
Creado
  • 16/08/2024 18:23
La autora
Especialista en diversos temas de actualidad: familia, salud, bienestar y niñez; se desempeña como animadora de fiestas infantiles y maestra de ceremonia. Brinda asesoramiento en comunicación y marketing.

Hola, soy Tito un niño de tan solo tres años. Tengo un hermano de 12, le decimos de cariño Pepito, mi mamá es doctora y mi papá es un gran bombero. Mis grandes abuelos, uno es más consentidor que el otro, pero ambos me quieren sin limitaciones.

Mis días inician con un hambre voraz, me levanto de la cama y miro toda la casa, observo cada rincón, parece que solo estoy en la compañía de mis abuelos y de mi mascota llamada Nubes. Un gran vaso de leche se avecina para esperar mientras la abuela prepara el desayuno.

Pepito, mi hermano, se va desde muy temprano al colegio, “levántate, llegarás tarde”, le dice mi abuela cada mañana para que se despierte, pero pasan los segundos y aumenta el tono, presiento que mi abuela lo meterá a la regadera sin su consentimiento.

Al levantarme, en la mitad de la sala pienso en todo lo que tengo que hacer durante el día, luego me siento en el sillón y sigo pensando, los dedos de mi mano no alcanzan para contar lo ocupado que estaré entre jugar con los carros, patear pelota, comer golosinas o ver un poco de televisión, pero siento que algo me hace falta.

Mi mamá trabaja muy duro y mi papá también, casi no los veo, quisiera tener más tiempo con ellos, pero sus obligaciones hacen que durante el día salgan de casa en la madrugada y regresen por la noche.

Mientras jugaba con mis carros, llegó un angelito, era muy pequeño semejante al meñique de mi mano, tenía alas blancas, brillaba y volaba frente a mí. ¡wao quien eres!, le dije sorprendido.

“Hola soy un ángel y cumpliré tus deseos, te voy a dar 5 minutos para que me digas algo que quieras tener”, me dijo aquel ángel. Muchas cosas pasaron por mi mente y estaba un poco confundido. El ángel pensó que yo pediría juguetes, paseos o ropa, pero no fue así.

“¿Qué decidiste?”, me preguntó mientras volaba alrededor de mi cuarto. El ángel observó que el pequeño no sabía cuál de tantos sueños pedir. “Tengo todo, pero me falta lo más importante y eso es tiempo con mis padres y mi hermano, esas palabras conmovieron a su amigo de alas blancas y es que la manera con que lo dijo el niño demostró lo relevante que era ese poquito de tiempo en su vida”.

A pesar de su corta edad Tito reconocía que papá y mamá no estaban a su lado durante el día para brindar una mejor calidad de vida y tener todo lo necesario para él y su hermano Pepito.

El ángel me dijo que recordara algún momento en familia y que conforme al sueño sería concedida la petición. En ese momento cerré mis ojos e imaginé que mis días fueran como el fin de semana, con mamá a mi lado, sintiendo su calor, estar con ella acostado me da seguridad y protección, mirándola fijamente y escuchando lo mucho que me ama. También pensé en papá jugando conmigo, él es mi amigo incondicional, es quien me guía y me cuida y no conforme con mi necedad, me ama cada vez más.

Mi hermano y yo somos para nuestros padres su mejor bendición. El gran Pepito es mi héroe, mi hermano, mi ejemplo a seguir y mi mejor amigo.

El ángel me concedió el deseo por unas horas y luego se sentó a mi lado y me dijo, Tito eres un niño afortunado y con una familia hermosa, tienes unos padres que te aman y te adoran, son responsables y trabajan duro para construir un mejor futuro para ti y tu hermano.

Recordemos padres que nuestros hijos merecen tiempo, decir a diario lo mucho que los amamos es fundamental en su desarrollo como personas, ustedes hijos jamás piensen que papá y mamá los han abandonado simplemente luchan en una vida totalmente acelerada por distribuir su tiempo y brindar a la vez todo lo que se merecen.