Vida y cultura

Transmutación de emociones

Risseth Yángüez ofreció ‘open studios’ y conversatorios durante su residencia. Cedida
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Actualizado
  • 14/05/2024 00:00
Creado
  • 13/05/2024 17:25

La primera artista local seleccionada por Casa Santa Ana para participar en el programa de residencias artísticas ha completado su estancia y presenta al público los resultados de su trabajo

Risseth Yángüez fue una de los más de 50 artistas que participaron de la convocatoria de Casa Santa Ana para una residencia artística, la primera ofrecida para un artista local. Es una oportunidad para materializar ideas, tener un tiempo y un espacio dedicado exclusivamente para crear.

Estas residencias se llevan a cabo en la planta alta de Casa Santa Ana, dotada de un apartamento y un espacio que puede utilizarse como taller. Allí comienza a tener forma específica aquello que arrancó como un pensamiento. En el caso de Risseth, ella decidió enfocarse en los sentimientos que había estado experimentando desde hace unos meses.

“Desde hace cuatro, cinco meses he estado experimentando ataques de ansiedad; soy muy ansiosa y han estado pasando cosas en mi vida personal que han aportado a que me sienta así. Mis obras casi siempre son desde las emociones, los sentimientos y quería abordarlo desde allí y creo que era como el momento adecuado y el espacio súper adecuado para poder explorar con toda la libertad y los recursos también para poder hacerlo”, explica la artista en entrevista a La Estrella de Panamá.

En el taller hay una mesa de trabajo repleta de elementos. En el piso identifico una silueta humana a la que se le están incluyendo trozos de espejo... en las paredes hay fotos –por su colorido adivinamos que no son recientes– papeles con mensajes. En una mesita está su laptop y en una esquina, una pequeña bocina desde la cual escuchamos música. Ella está cómoda, se siente a gusto, poco a poco aborda cada una de las piezas que completará para la exposición al final de esta experiencia.

Estoy trabajando ahorita mucho con el reflejo, con la sombra de uno mismo, con la luz y la sombra y cómo ellas se manifiestan en nuestras relaciones, en uno mismo, por eso hay muchos espejos”, explica. Su obra también pretende ahondar en su papel dentro de esta sociedad como una mujer negra y cómo aquello se refleja en la gente a su alrededor. “Mis padres, mis abuelos, mis ancestros, es de allí de donde saco mis fuerzas”, indica. “[La obra] es toda una guia de lo que estoy pasando, hacer todo esto es explotar un poco esas emociones y poder transmutarlas a emociones más positivas, ahora mismo estoy trabajando con las vísceras aquí adentro, así me siento bien, así que lo voy a hacer así”, afirma.

Yángüez “aborda la memoria, el cuerpo y el territorio de una forma muy personal, buscándose a sí misma y lo que significa ser una mujer negra en estos contextos”, explica el texto curatorio de la muestra. Su obra se nutre de sus emociones, entrelazando archivos históricos y familiares con elementos de su identidad –como el cabello, que siempre está presente en su obra– para luego utilizar diferentes medios –fotografía, video, textil, entre otros– dependiendo de lo que desea explorar en cada pieza.

“Esta pieza de los espejos es (el reflejo) de lo que me lo que me mantiene unida, en una sola pieza. Básicamente que igual estoy quebrada (el espejo está en pedazos), pero por eso tengo el cabello que lo une todo y también las fotos de mi familia... todo eso me aferra”.

Otra de las piezas en las que trabaja involucra la participación del público, hay mensajes escritos en una estructura colgante y los espectadores tendrán la oportunidad de involucrar sus pensamientos. “La que pensé más colectivamente porque no soy la única que siente... todos estamos heridos de alguna forma, así que la pensé para que la gente escriba, de dónde saca su fuerza, qué le dirían al niño interno... una serie de preguntas que te hacen pensar más profundamente en ti o en tus procesos”, describe.

Los días que la obra esté expuesta estos mensajes se depositarán en una vasija de barro donde serán quemados. “Se da una transformación, la transmutación de las emociones; es algo muy simbólico, al escribirlo, te lo estás sacando y luego ver cómo el fuego, un elemento que te puede matar, pero que es tan importante para muchas cosas, lo transforma, te hace sentir mejor. No voy a decir sanar porque sanar es un proceso largo y que nunca termina, pero sí nos hace sentirnos un poco mejor con las cosas que llevamos dentro”, asegura.

La tercera pieza es un video que no tenemos oportunidad de mirar, pero que podremos admirar cuando esté completo.

Trabajo de residencia

“Tengo un espacio de un mes para abordar varias cosas. Lo que hice fue que dividí el trabajo por días. Uso un día para trabajar en una pieza, otro día solamente para otra de las piezas y así me fui estructurando para poder avanzar”, dice la artista. Aunque cuenta con un mes completo, es difícil perder la noción si no se estructura y organiza.

La experiencia para Yángüez ha sido muy enriquecedora. “Estás en un espacio en que te dan toda libertad, que no me cuestionen los materiales... esta niña siente que tiene ahora muchos juguetes, pero estoy en el cuerpo y con la mente de una adulta que puede organizarse”, asegura. “Me siento como mi abuelo que todo buscaba la manera de repararlo, que inventaba cosas... me siento así, ‘resolvedora’... estar aquí me da esa libertad esa libertad y me siento muy bien”, agrega.

Para facilitarse la vida, en un papel manila sobre una de las paredes ha estructurado un esquema de trabajo que ha ido cumpliendo. “Tengo que medir primero la viabilidad de los proyectos, luego dónde consigo los materiales, cómo lo voy a hacer... ir como de lo más básico y desarrollando desde lo más básico para luego ir deshebrando, sacando rama por rama lo que quiero hacer”, cuenta.

Si bien esta estructura lleva mucho de sentido común, Risseth destaca que habrá cambios ya que a medida que se vaya desarrollando el proyecto habrá cambios y decisiones que tomar. “Mucho de esto se aprende en el proceso; aprendes qué funciona y qué no funciona, y esto es vital en la residencia, la viabilidad de experimentar, que es muy importante en el proceso creativo, poder tener los recursos para poder experimentar”, comenta.

La artista resalta que ha trabajado en algunas obras que han requerido de una mayor investigación “pero ahorita quería meterme más en mí. Necesitaba poder trabajar mucho esto que estaba sintiendo y ver cómo lo podía transformar en algo más tranquilo para mí, porque sufro mucho los procesos creativos. Inicialmente es complicado. Después me digo a mí misma ‘relájate que todo está bien’ y ahí voy. Al final resuelvo, llorando, pero resuelvo”, dice con una sonrisa.

Este ejercicio ha hecho que Risseth se pregunte, “¿qué podría llegar a hacer si tuviese una galera?, también ha hecho que quiera medir la capacidad que tengo en mi cabeza, de inventar, y qué tan grandes o qué tan mínimas puedo hacer las cosas”, en fin, hasta dónde puede llegar.

Pero independientemente del tamaño, como artista Risseth considera que el arte debe ser capaz de hacerte sentir algo.

Pero también opina que las fechas límite son buenas porque marcan un principio y un final en el que debes haber terminado el trabajo. “Los deadlines son muy buenos para el proceso creativo. Es que ya hay piezas que si de repente tú empiezas y tienes piezas que no terminas en una vida. Y claro, hay otras que por su complejidad no pueden hacerse de un día para otro”.

Risseth se ha puesto como límite este año para completar un video que lleva ya algún tiempo desarrollando, y para que el tiempo le acomode en esta residencia, ha puesto a trabajar a sus visitantes, amigos o familiares quienes fueron a visitarla mientras creaba. “Yo les dije, bueno si estás aquí vamos a hacer cosas y ciertamente me doy cuenta de que estoy sola aquí, pero mi trabajo involucra mucho a mis amigos y mi familia. Ellos me apoyan, me aconsejan, me recomiendan. Siempre es muy colaborativo, como siempre me nutro como de lo que la gente que viene me dice. Es lindo darse cuenta de que una no está por ahí sola y que esto es un trabajo que conlleva muchas mentes. Yo lo materializo con las manos, pero al final todos están aquí, todos tienen un pedacito aquí en el resultado.

La exposición que muestra los resultados de la residencia de Risseth Yángüez se presenta en Casa Santa Ana desde el 11 de mayo.