Los grandes desafíos de la Educación en Panamá: una mirada desde la filosofía de la educación
- 02/02/2025 00:00
- 01/02/2025 17:09
La educación es un Derecho Humano inalienable que tiene toda persona, la misma no puede ser vista como un bien de consumo, que esté sujeto a la libre oferta y demanda del mercado, como mercancía Los desafíos del sistema educativo panameño han tenido diversas etapas a lo largo de su devenir histórico, con procesos de transformación impulsadas principalmente por las corrientes liberales que dominaron la vida política de la primera mitad del siglo XX. Desde el surgimiento del Estado panameño en 1903 se fue configurando la necesidad de institucionalizar la educación pública con carácter de obligatoriedad y gratuidad.
El artículo 133 de la Constitución Política de 1904 establecía que “La instrucción primaria será obligatoria, y la pública será gratuita; habrá escuelas de artes y oficios y establecimientos de enseñanza secundaria y profesional, a cargo de la Nación. La ley podrá descentralizar la instrucción pública y destinarle rentas especiales.”
Simultáneamente se crea la Ley 11 de 1904, primera ley orgánica de la Instrucción Pública en Panamá, que comenzó a aplicar una serie de modificaciones que facilitaron la organización pedagógica.
Posteriormente, estos cambios se dan gracias al surgimiento de una estirpe de grandes maestros como José Daniel Crespo y Octavio Méndez Pereira, que impulsaron la fundación de la Universidad de Panamá en 1935 y la promulgación de la Ley 47 Orgánica de Educación de 1946 que está vigente aún, pero modificada con la Ley 34 de 1995, la Ley 50 de 2002 y más recientemente la ley 362 de 2023.
Esta huella liberal enfatizó una educación laica fundamentada en la ciencia, que fortalezca los valores ciudadanos bajo el ejercicio libre de la razón. En este sentido, el sistema educativo jugó un papel fundamental en la construcción de la identidad nacional, ya que trató de entrelazar las diferencias multiculturales que tiene el Istmo de Panamá.
La educación como Derecho Humano La educación es un Derecho Humano inalienable que tiene toda persona, la misma no puede ser vista como un bien de consumo, que esté sujeto a la libre oferta y demanda del mercado ¡como Mercancía!La educación desde esta perspectiva pedagógica no es para lucrar, sino para formar ciudadanos de bien, con profundos valores en el respeto, la tolerancia y la justicia.
La educación es, por consiguiente, un derecho humano universal que beneficie a todos los estratos de la sociedad y por ende no se le puede privar a nadie por su estatus social, diferencias étnicas, credos religiosos o por su condición de migrante.
Desde esta lógica, la educación es inclusiva, abierta al servicio de la humanidad y debe ser vista como la mejor inversión en su capital humano que es la niñez y la juventud y no debe ser vista como gasto innecesario.
La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) señala: “El derecho humano a la educación es fundamental para vivir una vida digna, ya que habilita el ejercicio de otros derechos que, por principio, son interdependientes e indivisibles y se ejercen sobre la base de la igualdad y la no discriminación desde el nacimiento, a lo largo de toda la vida”.
Es formar a los ciudadanos para la vida y no para el trabajo exclusivamente, donde el rendimiento, la productividad y los márgenes de ganancia son lo único que le interesa al comerciante.
La ideología mercantil pretende disgregar la esencia humana como ser social, simplificándolo individualistamente y construyendo un discurso falso de meritocracia que se caracteriza en el bien individual y no por el bien colectivo. Buscar el bienestar social debe ser uno de los fines de la educación panameña, que permita construir una sociedad de hombres y mujeres libres.
Por una educación pública, gratuita, obligatoria y de calidad A pesar de que toda la educación es pública, ya que es abierta a todo el público sin distinción de ninguna clase, la misma se divide en oficial y particular. La primera financiada en parte o en su totalidad por el Estado y la segunda por entes privados.
Sin embargo, se ha ido construyendo un delirio colectivo por ignorancia inducida, de que la educación particular es superior a la oficial y eso es una verdad a medias tintas. Hay algunos colegios particulares de excelencia académica, pero, hay también escuelas particulares de garaje que proliferan, y la calidad educativa no es lo que precisamente las caracteriza.
A “contrario sensu”, existen colegios públicos de excelente calidad educativa que han dado grandes profesionales al país. No necesariamente lo público es malo, pero hay quienes se esfuerzan para que lo público no funcione, ya un expresidente de la Cámara de Comercio advertía que “Debemos tener cuidado extremo en que el objetivo de elevar estándares de la educación pública no signifique la destrucción de la enseñanza privada”.
Los colegios públicos pueden jugar un papel crucial en la promoción de la cohesión social y la igualdad. Al proporcionar prestaciones esenciales a todos, pueden ayudar a reducir las desigualdades socioeconómicas y a construir una sociedad más inclusiva, comprensiva y justa.
Los problemas estructurales del sistema educativo Los problemas estructurales son la principal causa de la crisis educativa, lo que se implementa en los distintos gobiernos son programas de gobierno: “Plan Decenal” “English for life”, “Entre Pares”, “Panamá Bilingüe”, “Educación será la Estrella” y “Laptops”. Los famosos diálogos no han faltado, todos sin continuidad y con pérdida de tiempo y recursos, sin resolver los problemas más urgentes que son:
Acceso a Escuelas Dignas: En Panamá la educación no es accesible de igual manera para todos los segmentos de la población. Factores como la pobreza, la ubicación geográfica y la falta de oportunidades imposibilitan acceder a una educación de calidad para todos y todas.
Curriculum improvisados: La transformación curricular de la ministra Lucy Molinar fue un fracaso. Le quito horas de taller a los colegios técnicos, horas de campo a los de agropecuaria, eliminó asignaturas como Historia de las Relaciones de Panamá y Estados Unidos, horas de filosofía y lógica sin ningún fundamento pedagógico y epistemológico.
Financiamiento insuficiente: El crecimiento económico de Panamá en los últimos 25 años ha estado por encima del 5%, sin embargo, vergonzosamente es uno de los países que menos invierte en educación. Ha sido una conquista de los gremios magisteriales en las protestas del 2022 que se logró cumplir con el 6% e inclusive aumentar al 7% del PIB para educación. Pero la actual administración señala que no puede gestionar esos recursos a pesar de que existen 1200 aulas ranchos, colegios en locales comerciales y escuelas con graves problemas de mantenimiento de la infraestructura escolar.
Brecha tecnológica: La falta de acceso a tecnología y recursos digitales en las áreas de difícil acceso revelan una brecha significativa espantosa. Esto debido a la falta de electricidad en las zonas rurales, pero, en la ciudad existe un “internet para todos”, que es un “internet para nadie” porque no funciona.
La formación Docente: Los docentes juegan un papel esencial en la formación de los estudiantes. Una buena formación docente asegura que los maestros puedan influir positivamente al educar a ciudadanos responsables.
A manera de conclusión Si queremos lograr cambios estructurales significativos hay que apostar por la educación que es la herramienta cardinal del cambio social. Una educación fundamentada en la ciencia, la tecnología y las humanidades es el gran desafío de los panameños y panameñas, para ello se necesita una “Política de Estado” que vea a la educación como una estrategia de desarrollo nacional y de inclusión social.
El autor es profesor de Filosofía e Historia de la Universidad de Panamá.
Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las Ciencias Sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas. Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.
Los desafíos del sistema educativo panameño han tenido diversas etapas a lo largo de su devenir histórico, con procesos de transformación impulsadas principalmente por las corrientes liberales que dominaron la vida política de la primera mitad del siglo XX. Desde el surgimiento del Estado panameño en 1903 se fue configurando la necesidad de institucionalizar la educación pública con carácter de obligatoriedad y gratuidad.
El artículo 133 de la Constitución Política de 1904 establecía que “La instrucción primaria será obligatoria, y la pública será gratuita; habrá escuelas de artes y oficios y establecimientos de enseñanza secundaria y profesional, a cargo de la Nación. La ley podrá descentralizar la instrucción pública y destinarle rentas especiales.”
Simultáneamente se crea la Ley 11 de 1904, primera ley orgánica de la Instrucción Pública en Panamá, que comenzó a aplicar una serie de modificaciones que facilitaron la organización pedagógica.
Posteriormente, estos cambios se dan gracias al surgimiento de una estirpe de grandes maestros como José Daniel Crespo y Octavio Méndez Pereira, que impulsaron la fundación de la Universidad de Panamá en 1935 y la promulgación de la Ley 47 Orgánica de Educación de 1946 que está vigente aún, pero modificada con la Ley 34 de 1995, la Ley 50 de 2002 y más recientemente la ley 362 de 2023.
Esta huella liberal enfatizó una educación laica fundamentada en la ciencia, que fortalezca los valores ciudadanos bajo el ejercicio libre de la razón. En este sentido, el sistema educativo jugó un papel fundamental en la construcción de la identidad nacional, ya que trató de entrelazar las diferencias multiculturales que tiene el Istmo de Panamá.
La educación es un Derecho Humano inalienable que tiene toda persona, la misma no puede ser vista como un bien de consumo, que esté sujeto a la libre oferta y demanda del mercado ¡como Mercancía!La educación desde esta perspectiva pedagógica no es para lucrar, sino para formar ciudadanos de bien, con profundos valores en el respeto, la tolerancia y la justicia.
La educación es, por consiguiente, un derecho humano universal que beneficie a todos los estratos de la sociedad y por ende no se le puede privar a nadie por su estatus social, diferencias étnicas, credos religiosos o por su condición de migrante.
Desde esta lógica, la educación es inclusiva, abierta al servicio de la humanidad y debe ser vista como la mejor inversión en su capital humano que es la niñez y la juventud y no debe ser vista como gasto innecesario.
La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) señala: “El derecho humano a la educación es fundamental para vivir una vida digna, ya que habilita el ejercicio de otros derechos que, por principio, son interdependientes e indivisibles y se ejercen sobre la base de la igualdad y la no discriminación desde el nacimiento, a lo largo de toda la vida”.
Es formar a los ciudadanos para la vida y no para el trabajo exclusivamente, donde el rendimiento, la productividad y los márgenes de ganancia son lo único que le interesa al comerciante.
La ideología mercantil pretende disgregar la esencia humana como ser social, simplificándolo individualistamente y construyendo un discurso falso de meritocracia que se caracteriza en el bien individual y no por el bien colectivo. Buscar el bienestar social debe ser uno de los fines de la educación panameña, que permita construir una sociedad de hombres y mujeres libres.
A pesar de que toda la educación es pública, ya que es abierta a todo el público sin distinción de ninguna clase, la misma se divide en oficial y particular. La primera financiada en parte o en su totalidad por el Estado y la segunda por entes privados.
Sin embargo, se ha ido construyendo un delirio colectivo por ignorancia inducida, de que la educación particular es superior a la oficial y eso es una verdad a medias tintas. Hay algunos colegios particulares de excelencia académica, pero, hay también escuelas particulares de garaje que proliferan, y la calidad educativa no es lo que precisamente las caracteriza.
A “contrario sensu”, existen colegios públicos de excelente calidad educativa que han dado grandes profesionales al país. No necesariamente lo público es malo, pero hay quienes se esfuerzan para que lo público no funcione, ya un expresidente de la Cámara de Comercio advertía que “Debemos tener cuidado extremo en que el objetivo de elevar estándares de la educación pública no signifique la destrucción de la enseñanza privada”.
Los colegios públicos pueden jugar un papel crucial en la promoción de la cohesión social y la igualdad. Al proporcionar prestaciones esenciales a todos, pueden ayudar a reducir las desigualdades socioeconómicas y a construir una sociedad más inclusiva, comprensiva y justa.
Los problemas estructurales son la principal causa de la crisis educativa, lo que se implementa en los distintos gobiernos son programas de gobierno: “Plan Decenal” “English for life”, “Entre Pares”, “Panamá Bilingüe”, “Educación será la Estrella” y “Laptops”. Los famosos diálogos no han faltado, todos sin continuidad y con pérdida de tiempo y recursos, sin resolver los problemas más urgentes que son:
Acceso a Escuelas Dignas: En Panamá la educación no es accesible de igual manera para todos los segmentos de la población. Factores como la pobreza, la ubicación geográfica y la falta de oportunidades imposibilitan acceder a una educación de calidad para todos y todas.
Curriculum improvisados: La transformación curricular de la ministra Lucy Molinar fue un fracaso. Le quito horas de taller a los colegios técnicos, horas de campo a los de agropecuaria, eliminó asignaturas como Historia de las Relaciones de Panamá y Estados Unidos, horas de filosofía y lógica sin ningún fundamento pedagógico y epistemológico.
Financiamiento insuficiente: El crecimiento económico de Panamá en los últimos 25 años ha estado por encima del 5%, sin embargo, vergonzosamente es uno de los países que menos invierte en educación. Ha sido una conquista de los gremios magisteriales en las protestas del 2022 que se logró cumplir con el 6% e inclusive aumentar al 7% del PIB para educación. Pero la actual administración señala que no puede gestionar esos recursos a pesar de que existen 1200 aulas ranchos, colegios en locales comerciales y escuelas con graves problemas de mantenimiento de la infraestructura escolar.
Brecha tecnológica: La falta de acceso a tecnología y recursos digitales en las áreas de difícil acceso revelan una brecha significativa espantosa. Esto debido a la falta de electricidad en las zonas rurales, pero, en la ciudad existe un “internet para todos”, que es un “internet para nadie” porque no funciona.
La formación Docente: Los docentes juegan un papel esencial en la formación de los estudiantes. Una buena formación docente asegura que los maestros puedan influir positivamente al educar a ciudadanos responsables.
Si queremos lograr cambios estructurales significativos hay que apostar por la educación que es la herramienta cardinal del cambio social. Una educación fundamentada en la ciencia, la tecnología y las humanidades es el gran desafío de los panameños y panameñas, para ello se necesita una “Política de Estado” que vea a la educación como una estrategia de desarrollo nacional y de inclusión social.
El autor es profesor de Filosofía e Historia de la Universidad de Panamá.