Vida y cultura

El paisaje urbano y arquitectónico de la avenida Justo Arosemena

Antiguo edificio de la escuela República de Venezuela. Demolida. Carlos Eduardo Rodríguez
Ambiente urbano de la avenida Justo Arosemena y calle 33. Barrio de La Exposición en Calidonia, ciudad de Panamá. Carlos Eduardo Rodríguez
Edificio Balboa, en estilo streamline-art decó, recién construido, 1942. Carlos Eduardo Rodríguez
Proyecto original del edificio Hatillo, entre las avenidas Justo Arosemena y Cuba. La planta baja funciona como un gran espacio público-privado transitable, con volúmenes que resguardan de la lluvia. Nótese la torre sur no construida. Carlos Eduardo Rodríguez
Edificio Arraiján, 1944. Demolido Carlos Eduardo Rodríguez
Actualizado
  • 01/06/2024 00:00
Creado
  • 31/05/2024 18:30

En medio de estos cambios también queda la herencia de un entorno arquitectónico diverso y de gran valor local, que ofrece carácter e identidad a la zona

La avenida Justo Arosemena atraviesa los corregimientos de Calidonia y Bella Vista. En cada uno de sus tramos se puede identificar el carácter de sus diferenciados barrios: El Marañón (ave. Central con cl. 26 oeste), La Exposición (desde cl. 26 hasta cl. 38 -los terrenos del hospital Santo Tomás), Vista del Mar (desde cl. 38 hasta cl. 42) y Bella Vista (desde calle 42 hasta la via España). Las calles con mayor actividad y desarrollo en esta zona habían sido las avenidas Central-Calidonia y Perú con la via España por su desarrollo comercial, hotelero e institucional. Funcionaba también como un par vial de interconexión entre el centro histórico y la nueva zona bancaria y de negocios. Las avenidas Justo Arosemena, México y Cuba estuvieron relegadas por mucho tiempo a un tránsito más interno. La reorganización del tránsito, al designarse como la salida hacia el área expandida de la ciudad como Campo Alegre y Marbella, trajo un mayor flujo de tráfico. Con la construcción de la línea 1 del Metro de Panamá y las inversiones en el espacio público, adquirió mayor relevancia como un eje troncal de tránsito y transporte público, atrayendo un mayor número de visitantes a los tradicionales servicios hospitalarios, educativos e institucionales, a unos pasos de la avenida Balboa y la cinta costera. En medio de estos cambios también queda la herencia de un entorno arquitectónico diverso y de gran valor local, que ofrece carácter e identidad a la zona.

La historia de una calle

Durante el siglo XIX estos terrenos eran parte de fincas urbanas públicas y privadas que se fueron urbanizando por pedazos. La calle tuvo origen con el empalme de la avenida tercera del barrio de La Exposición y la calle 34 A del proyecto de saneamiento de Calidonia por la Isthmian Canal Comission en 1911. Estos dos extremos estuvieron separados, quizá por un tema de clase social, por una enorme sección de 31.04 hectáreas: la finca “Los Cocales” propiedad de Magdalena Herrera, heredera de Tomás Herrera. Luego fue urbanizada y permitió la interconexión del tejido vial, tal como la conocemos hoy. Luego hubo un cambio en la nomenclatura y la calle fue rebautizada en honor a Justo Arosemena.

Un paseo por la avenida Justo Arosemena a través de sus barrios El Marañón, El Trujillo y Guachapalí

El primer tramo, El Marañón, da inicio a través del nodo de transporte que brinda acceso al centro histórico: la estación del Metro 5 de Mayo y la zona paga de autobuses. La edificación donde funciona el museo Afroantillano es el único vestigio de la desaparición de los barrios de El Trujillo, Guachapalí y El Marañón, compuesto enteramente por viviendas de inquilinato en madera. Debido a los incendios y la descalificación de las construcciones en madera, los registros de esta arquitectura en el sector son casi nulos. Aún en pie se pueden ver ejemplos de vivienda pública, una muestra de los inicios de la arquitectura moderna como el edificio Antón (1945) y Renta 11 (1945). Estas casas fueron una de las primeras medidas del Estado para dar soluciones de vivienda en el centro urbano a sectores populares. La arquitectura de estos caserones de concreto armado fue de lenguaje moderno, alta densidad a pesar de tener una altura media, escala humana y planta baja con servicios institucionales y/o comerciales. Debido a las condiciones de mantenimiento, estos edificios se han ido demoliendo poco a poco, como fue del edificio Arraiján y Renta 9. Ocurrió lo mismo con la escuela República de Venezuela (1934), una estructura de hormigón armado con detalles art-decó. Nuevos servicios de salud como la policlínica de la CSS Manuel Ferrer Valdez sirven tanto al barrio como al resto de la ciudad. En este tramo, el ambiente urbano es mucha actividad durante el día aunque con falta de aseo y ornato, fachadas cerradas y edificios en mal estado. Es posible encontrar ejemplos de viviendas multifamiliares modernas como el edificio Poli y San Gregorio.

La Exposición

Ocupa el área del hospital Santo Tomás principalmente, que Belisario Porras había señalado en 1914 en los terrenos de La Exposición. Se caracteriza por sus servicios médicos y algunos centros educativos e institucionales. Aún conserva cierto arbolado que ofrece sombra a los espacios públicos a esta altura de la calle. El edificio del Instituto Gorgas (1926), de estilo neoclásico, es la puerta de acceso al conjunto hospitalario. El cercado perimetral, cierre de calles internas, la alteración en el diseño de los edificios existentes y la desproporcionada adición de muchos nuevos desfiguran la propuesta original. El conjunto de la piscina Adán Gordón, de estilo streamline-art decó, destaca por su modernidad arquitectónica a pesar de la demolición de su estilizado trampolín. A un costado de la estación Santo Tomás, otros edificios de valor arquitectónico construidos en estilo hispanicista (popularmente conocido como “bellavistino”) son la iglesia Cristo Rey y el edificio original de radiología del HST cuya fachada original es hoy irreconocible. También resaltan muestras de edificios modernos funcionalistas arraigados al trópico para oficinas, como el edificio Hatillo (1969-1970) –hoy sede de la Alcaldía de Panamá– y el edificio J.J. Vallarino.

Vista del Mar

Esta era una zona principalmente de carácter residencial y fue la última en urbanizarse en el sector, a partir de 1935. Progresivamente se han ido destruyendo los chalets hispanicistas: majestuosas casas unifamiliares con motivos ornamentales y jardines. El centro del barrio fue el colegio María Inmaculada, trasladado a otro sector y donde hoy funciona una universidad privada.

Bella Vista

A la altura del barrio de Bella Vista, la avenida tiene una pronunciada pendiente que hace del paseo peatonal un poco más difícil por la topografía. Allí su uso era exclusivamente residencial, con un club de playa, amplios retiros frontales y laterales que permitía que los patios delanteros alguna vez estuvieran profusamente adornados con jardines y áreas verdes. Se diseñaron mansiones y casas de apartamentos de gran calidad arquitectónica en estilo hispánico y neoclásico, como la residencia Delvalle, edificio Riviera, Brittania, Penso y Balboa.

La avenida Justo Arosemena con su arquitectura, historia, diversidad de usos, escala y tejido social es un capital de gran valor que refleja la riqueza y diversidad de la ciudad. La valoración y preservación de este capital es una gran oportunidad. Pueda mantener e incrementar la densidad del barrio con proyectos habitacionales, siempre y cuando sea mediante guías de diseño urbano sobre el sector que potencien sus cualidades al mismo tiempo que conserve la arquitectura moderna y neo-colonial que la ha caracterizado por más de 100 años.