Vida y cultura

El ‘K-pop’, una aceitada maquinaria de promoción coreana

El Inspire Arena, repleto de público en el inicio del K-Link Festival el pasado 5 de octubre. Cedida
Hwang Seon bin en la batería, Park Jin Seo en la guitarra, Kim Sang Kyun en el bajo, Jeong Mu Hyeon en el piano, Kim Haeyoon como voz solista y en los coros Park Seoyeon y Choi jueun, todos de segundo año de música, interpretan un tema musical. Cedida
Do Yeon Lee, Ji Yoon Woo e I Rae Park ejecutan una coreografía. Cedida
En el K-Link Festival, los fans aprovechan para fotografiarse con los pósteres de sus ídolos. Cedida
La agrupación Aespa en escena. Cedida
Lee Woo yeon (voz y guitarra) y Park Hongeun (guitarra), a dúo interpretaron un tema. Cedida
Ktown4u es visitada tanto por cantantes como aspirantes y fanáticos. Con fotos tomadas en una cabina dentro de la tienda, dejan prueba de sus visitas. Cedida
Lugares como el Palacio Gyeongbokgung se han vuelto más populares por ser escenarios de videos de agrupaciones de ‘K-pop’. Cedida
Estudio de grabación de Ktown4u. Cedida
Hyun Su Kim, del canal KBS muestra las posibilidades del sistema VVertigo. Cedida
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Actualizado
  • 27/10/2024 00:32
Creado
  • 26/10/2024 18:25

Detrás de uno de los géneros musicales que día a día gana más adeptos en todo el mundo está establecida una estudiada estrategia que tiene como objetivo promover la cultura coreana y, con ello, generar bonanza económica a través del turismo y otras inversiones

Es casi mediodía del sábado 5 de octubre. En el Inspire Entertainment Resort de Incheon, Corea, ya ha empezado el movimiento. En uno de sus recintos principales, el Inspire Arena, con capacidad para 15 mil personas, está programado para iniciar a las 6:00 pm el Festival K-link, patrocinado por el Ministerio de Cultura Turismo y Deporte de Corea.

La gala musical ofrece la participación de seis conocidos grupos de K-pop: Aespa, Itzy, RIIZE, The Boyz, NCT Wish y Triple S, además de MinHo, acompañado de su cuerpo de baile. Una oportunidad única que disfrutará el público extranjero. Y es que el festival K-link celebra el año Vist Korea y su objetivo es promover el país a través de sus estrellas juveniles. La mayoría de los asistentes provienen de Japón, China y otros países del sudeste asiático. La expectativa era grande, en hora y media se agotaron los boletos disponibles en plataformas online.

Mientras en los pasillos del complejo de entretenimiento se va congregando el público, en el interior de la arena se llevan a cabo las pruebas de sonido y los ensayos. Diecinueve cámaras están ya ubicadas; la iluminación, a punto. Se estima que el espacio lo ocuparán unas 8.000 personas sentadas y 4.000 estarán de pie, divididas en siete bloques. Es el día final de seis largos meses de preparación.

“El diseño del lugar maximiza la experiencia de sonido y permite que el público no pierda de vista a los artistas”, dice Changwoo Kim, productor de SBS Medianet. La intención del lugar es que el asistente no pierda de vista a su estrella, por ello, al amplio escenario se le suman dos secundarios unidos por pasarelas. Terminan de coronar el espacio, pantallas gigantes que hacen acercamientos a los artistas.

La arena Inspire es uno de tres espacios que contempla Corea construir para 2025 diseñados para realizar eventos de este tipo y magnitud. Equipados con tecnología de punta, el alquiler es de unos 200 millones de wons, (250,000 dólares).

En otras salas se ofrece al público la oportunidad de disfrutar de una experiencia con la cultura coreana o k-culture. Quienes lo desean pueden vestir ropa tradicional coreana como el hanbok y tomarse fotos, concursar por premios en un estand que promueve el k-beauty con productos del cuidado de la piel y cosméticos o presenciar las presentaciones de agrupaciones emergentes de k-pop., como Big Ocean.

En la medida en que pasan las horas, el lobby de la arena se va llenando. Quienes lo desean compran snacks, refrescos o pollo frito y algunas otras opciones del menú de los restaurantes. Ordenadamente todos ocupan su lugar y a la hora pactada el espectáculo se inicia.

Se apagan las luces del recinto y arranca la música. Del foso del escenario emerge el presentador y el lugar estalla en alaridos. Las luces de los light sticks, reflejan colores distintos, dependiendo del grupo al que representen. El ambiente se calienta y sale a escena la primera agrupación.

La producción de la velada es impecable: luces, efectos especiales como humo, llamaradas y explosiones. Los movimientos de cámara permiten detalles de todos y cada uno de los integrantes de los grupos. El sonido no tiene fallas y no hay un solo bache. El espectáculo es ininterrumpido de principio a fin. En cuanto a los artistas, desplegaron su carisma e hicieron gala de sus cualidades vocales y de baile con intrincadas coreografías. Todos ellos invitaron a los asistentes a conocer más sobre Corea. La velada incluyó algunos videos promocionales de Seúl y otras ciudades, así como de sus principales atracciones.

Al finalizar el concierto, los asistentes desocuparon el área ordenadamente, no hubo incidentes ni desórdenes. Horas después el área estaba desocupada y completamente limpia, como regularmente ocurre luego de estos shows. Los propios artistas promueven que los desechos generados sean recogidos y que los asistentes se comporten de manera correcta. Las estrellas del K-pop se muestran como modelos a seguir, promueven las tradiciones coreanas y despiertan curiosidad entre locales y extranjeros sobre sitios culturales y turísticos.

El fenómeno del k-pop es una de las vertientes del Hallyu -ola coreana- que desde hace algunos años ha acaparado la atención de países de todo el mundo, incluyendo los latinoamericanos. Pero no es un movimiento que inició hace poco. Ha venido gestándose desde hace mucho tiempo.

Más de 30 años de camino

Hye-won Kang, profesora de cultura e integración tecnológica de la Universidad de Sungkyunkwan, especialista en música y quien ha estudiado el tema a fondo, marca el inicio de este movimiento en la década de 1990, cuando surgen agrupaciones con influencia en la música ‘trot’, que empezó como la traducción de canciones occidentales o japonesas, popular durante el período de dominio colonial de Japón sobre Corea. Este género tenía un público adulto.

En los años noventa la música popular coreana se componía mayormente de géneros bailables como el reggae, hip hop, techno y new Jack swing. Para el final de la década, se da una expansión a Taiwán y China con agrupaciones como H.O.T., Clon y NRG que se dan a conocer en China Continental. Como resultado, se producen álbumes en asociación con compañías chinas. También empiezan a exportarse los dramas coreanos.

A inicios de la década del año 2000, algunas agrupaciones con miembros japonesas hicieron su debut en Japón y se empieza a expandir el movimiento al mercado asiático. Hay un intercambio cultural con Japón y se consolida la expansión en el mercado chino.

La década siguiente, la del 2010, marca la expansión hacia Europa y Norteamérica con el establecimiento de colaboraciones con centros culturales coreanos y la organización de turismo, así como colaboraciones con compositores norteamericanos y europeos para talleres de composición. Se empieza a hablar del K-pop.

La segunda generación del movimiento se caracteriza por el uso de las redes sociales por la comunidad de fans. Sus contenidos llegan a ser virales e incluso reproducidos por estrellas pop occidentales. En 2012 el tema Gangnam Style del cantante Psy se hace popular alrededor del mundo. Este momento marca la consolidación del K-pop, que se torna viral en idioma coreano.

Sigue a este momento una tercera generación en la que agrupaciones como BTS logran colocar seis temas en el listado de los Hot 100 en los últimos 10 años. El popular tema “Dynamite” alcanzó 1.8 billones de vistas en YouT,be y la agrupación es la primera coreana en alcanzar un Billboard Music Award.

Una cuarta generación de grupos de K-pop está desarrollando sus carreras de manera global, con un uso muy efectivo de plataformas digitales; la agrupación femenina Black Pink lidera el número de seguidores con 90.3M. También, promoviendo lanzamientos con la ‘cultura’ de retos y utilizando contenido viral para irrumpir en los medios tradicionales y, por otra parte, estableciendo las denominadas k-platforms como Zepeto, Bubble y Beyond Live, entre otras. Aparte de ello, se ha desarrollado una serie de experiencias que permiten la interacción con los fans como contenidos en video, productos promocionales y tiendas pop up.

Fanáticos comprometidos

El compromiso con los ídolos del K-pop va desde escuchar su música, ver sus videos, asistir a los conciertos, interactuar con ellos a través de las plataformas disponibles y adquirir la mercadería que de cada una de las agrupaciones se ha creado. Tiendas especializadas como Withmuu en el área de Myeongdong, con una alta afluencia de locales y turistas, donde ofrecen una gran variedad de mercadería relacionada con las agrupaciones de K-pop: álbumes, photocards, llaveros, light sticks, t-shirts y pijamas, entre muchas otras.

Igual es el caso de Ktown4u, con una tienda en Gangnam, a pocos metros de donde se ubica el monumento que la ciudad erigió al cantante Psy, donde, además, visitantes pueden acudir a una clase de baile para dominar la coreografía de su tema favorito, o pueden recibir asesoría vocal.

Na Rin Park, entrenadora de baile, comenta que por semana reciben a unas 100 personas, ya sea para clases individuales o grupos, la mayoría, adolescentes y jóvenes entre 20 y 30 años de edad. Pero además de ofrecer una experiencia divertida a curiosos y turistas, Ktown4u ofrece formación y entrenamiento a aspirantes a estrellas del K-pop. El lugar cuenta con una sala de baile grande, así como más pequeñas si el entrenamiento es personal. También hay cabinas para ensayo vocal y un completo estudio de grabación. En uno de los pasillos se exhibe un tablero en el que destacan los nombres de los pupilos que han sido acogidos por agencias de artistas.

Kyungmin Kim, jefe de negocios externos de Ktown4u explica que se mide el potencial de los aspirantes con respecto a su aspecto físico y aptitudes vocales y de baile. “Regularmente de 2 mil aspirantes, uno podrá debutar”.

Escuela para estrellas

Esta no es la única opción para los chicos que deseen prepararse para una carrera artística. Una visita a la Hanlim Arts High School nos deja claro cuán en serio se toman los estudiantes un futuro como artistas. Y es que en un mercado tan competitivo como el del K-pop, no se deja nada a la suerte. La mayoría de las estrellas que han logrado la fama mundial antes de cumplir los 20 años, han empezado a forjar su carrera desde la niñez.

Por ello, algunas escuelas preparatorias ofrecen una formación completa en cuanto a artes escénicas, moda, modelaje, producción de video, música y danza aplicada.

Hanlim fue fundada en 2009 y actualmente cuenta con 1,170 estudiantes, 390 por grado en 3 grados.

De acuerdo con Ji Yeon Kim, directora de Relaciones públicas del plantel, la escuela se funda para ofrecer una opción a estudiantes que por su orientación profesional no tenían cabida en escuelas preparatorias regulares.

“La escuela es un espacio de formación, el primer paso para su carrera profesional. Su objetivo es desarrollar cualidades como la buena voluntad y el trabajo además del talento”.

Los profesores advierten que no se trata solo de cantar y bailar. Los estudiantes deben aprobar las materias básicas y a la par, descubrir y desarrollar sus talentos, así como sus valores personales.

Porque la intención es formar artistas de largo plazo, no estrellas fugaces. “Sus valores deben trascender. Ser una persona íntegra y sana, que además sepa adaptarse a las nuevas tendencias y aprender a ser colaborativa”.

El aspirante a ingresar a la escuela Hanlim establece la especialidad que quiere estudiar y presenta una prueba. La elección no es sencilla pues para las 390 plazas del primer año, se presentan aproximadamente 2,500 concursantes.

Seo Jeong Lim, estudiante de segundo año de música, encuentra gratificante el hecho de “estar con estudiantes que comparten mi misma afición”, dice. Antes de entrar a la escuela solo ensayaba. Ahora aprendí a ejecutar y también a componer”.

Eun Seo Shin, también de segundo año de música, ha ampliado su rango de acción. “Solo sabía de canto vocal. Ahora estoy profundizando en otros aspectos de la música”.

Sobre lidiar con la competencia, Shin asegura que “la competencia sana es eficaz y necesaria. Somos compañeros y también rivales. Ese estrés lo canalizamos a través del aprendizaje”.

Preguntamos a ambas dónde se ven en 5 años. En ese margen de tiempo, Lim considera que estará lanzando una producción. Shin, por su parte dice “Me estoy preparando para ser un idol. Ya habré debutado para entonces”.

Esa seguridad no solo se refleja en sus palabras sino en la interpretación que hacen acompañadas de la pista musical de su teléfono celular. Luego, en la sala de clases, algunos de sus compañeros ofrecen un pequeño recital en el que estudiantes del mismo año ejecutan una coreografía, una banda completa, incluyendo solista y coros y para concluir un dúo nos ofrecieron algunos temas musicales.

Una ola que se reinventa

El futuro del K- pop se alimentará de estos jóvenes talentos que se esmeran en su formación y va de la mano con nuevas tecnologías que amplían sus horizontes.

El canal de televisión KBS ofrece al público local programas musicales como “The Seasons” con la participación de intérpretes de diversos géneros y, desde la misma plataforma, la televisión abierta, mira hacia el futuro desarrollando con la IA de las cámaras con tecnología 8K un sistema que permite desde una sola toma, destacar la imagen de cada una de las personas que están en un escenario o campo deportivo, pudiendo captar automáticamente un movimiento o situación que de repente un humano podría pasar por alto. KBS ha denominado a esta tecnología VVertigo.

“LA IA aprende de lo que hace el camarógrafo humano; sigue el movimiento a 1/3 del radio del movimiento y hace un acercamiento para agrandarlo. En el caso del K-pop , la tecnología permitiría seguir a cada uno de los miembros de una agrupación para no perder detalle de su actuación”., destaca Hyun Su Kim, director de estrategia y planificación de KBS.

Todas las semanas, a través de los programas hechos el sistema va a prendiendo más. Esta tecnología desarrollada por la televisora se está trabajando con compañías como Canon. Empresas como Panasonic están interesadas en adquirirlo. En un futuro, se pretende llevar esta innovación a las cámaras 4k y equipos personales.

Esta y otras tecnologías como la creación de ídolos virtuales y videojuegos inspirados en las estrellas de las agrupaciones marca el futuro del K-pop. La imaginación es el límite.

El K-pop, parte de la llamada ola coreana o Hallyu, es una estrategia que el país asiático ha desarrollado a través de los años, a pesar de cambios de gobierno e incluso algunas crisis económicas. Para la profesora Kang, el K-pop ha apoyado en los esfuerzos diplomáticos con países vecinos. Esto sin mencionar la derrama económica que ha representado para el país. No en vano el Estado ha apoyado este tipo de producciones que además de poner en boca de todo el mundo el nombre de Corea, posiciona al país como líder en industrias culturales. Un negocio que no genera pérdidas.

Cómo el K-pop logró su expansión global

Cada paso es parte de una estrategia finamente detallada

Crecimiento regional secuencial apelando a la proximidad cultural: la expansión inició en Asia antes que en los mercados occidentales.

Estrategias de localización paso a paso para la audiencia global: personalizando aspectos como las liricas, el ‘casting’ y coproducciones para cada región.

Maximizando el uso de plataformas digitales y tecnologías emergentes: desde conciertos online hasta ídolos virtuales, el ‘k-pop’ se ha adaptado a la era digital.

Sistema de producción del ‘K-pop’

Se prioriza, ante todo, una alta calidad en todos los pasos

Selección, entrenamiento y procesos de producción altamente sistematizados e industrializados

El núcleo demográfico son los consumidores adolescentes

Fuerte enfoque en bailes dinámicos y estilos de moda característicos

Asignación de roles específicos a cada miembro del grupo