¡La tierra me están quitando!

Hace más de veinte años,

abandoné mi tierruca.

Con una pequeña “muca”

me vine a suelos extraños.

Por los montes aledaños,

donde siempre hubiera un río

paré en un humilde bohío

y me puse a socolar,

y hoy me quieren sacar,

Compa, ¡que dolor el mío!

Recuerdo bien la montaña,

¡virgen como una doncella!

Y yo la abrazaba a ella

contento por la mañana.

Por eso, compa, me extraña

lo que ahora está pasando:

la oligarquía despojando

a los pobres campesinos,

que entre ricos y asesinos

¡La tierra me están quintando!

Con un fusil vino un peón

que han pagado pa’ sacarme,

pero resolví quedarme

a pesar de su gestión.

Agitaron la ocasión

cuando estaba trabajando.

Mi mujer quedó lavando

al pie de un ancho espavé

y a la vuelta me encontré

mis pobres hijos llorando.

Vinieron unos salvajes

armados hasta los dientes.

Con kerosén en torrentes

rociaron los engranajes.

Hicieron muchos ultrajes

incendiando el caserío,

pero, compa, yo confío

que si esa gente arremete,

voy a amolar mi machete

al otro lado del río.

A mis amigos campesinos de Juan Gil, Carriazo y San Miguel de Pacora, a la familia de Nicolas Castro, de Las Guabas de Los Santos, quienes fueron los primeros en ocupar estas tierras selváticas y han sido atropellados por gente rica que los ha echado de sus ranchos (1958).