Calidad educativa en el contexto panameño
- 17/03/2024 00:00
- 16/03/2024 19:58
Si pretendemos mejorar la calidad de la educación panameña, las discusiones deben estar centradas en el desarrollo de nuevos modelos de organización académica y pedagógica, orientando el aprendizaje como un proceso para toda la vida y no como un proceso de acumulación de información En el marco del día Internacional de la educación, se presenta este artículo en el que se lleva a discusión la forma de cómo se percibe en Panamá la calidad de la educación.
Si bien, el concepto calidad de la educación ha sido una constante en los procesos de institucionalización de la educación pública; es a partir de la Segunda Guerra Mundial que se ha impuesto un modelo de gestión para los procesos educativos que fue acompañado por ajustes a un modelo enfocado en resultados o productos finales, convirtiendo la educación en un modelo mercantilista bajo el paraguas de la búsqueda a la calidad educativa.
Siguiendo a (Poggioli Bello, 1995) “Se entiende por calidad educativa como un constructo complejo y multidimensional que se refiere a los resultados, pertinencia social, medios y proceso educativo en términos de condiciones y proceso enseñanza-aprendizaje; el cual es medible y puede generar planificación mediante la relación entre la información obtenida y las acciones determinadas técnicamente para generar cambios”. (p.3)
Este autor hace referencia que al hacer la medición se podrá saber en qué medida los factores inmersos están afectando al proceso educativo, lo cual serviría, entre otras cosas, para tomar acciones que permitan superar los problemas en un momento determinado.
Medir la calidad educativa Construir una educación de calidad implica el reconocimiento de distintos espacios y escenario de construcción de subjetividad política, confluencia de intereses, relaciones de poder, resignificación de modelos, intercambio de significados y prácticas sociales, por lo que no puede acotarse a un simple indicador de resultados.
También, es importante reconocer que algunos organismos internacionales, como el Banco Internacional de Desarrollo (BID), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han manejado diferentes enfoques sobre dicho concepto.
El BID, ha aportado elementos para configurar tres ejes centrales que buscarían elevar, a través del sistema educativo, la calidad de los aprendizajes de los niños. Estos ejes están orientados hacia la infraestructura y el equipamiento escolar, la formación inicial y continua de los docentes y el uso de las tecnologías para la educación.
La OCDE señala que, para mejorar la calidad educativa sería necesario considerar dos aspectos básicos en el sistema escolar: la formación inicial y continua de los docentes (como señala el BID) y la creación de un sistema de evaluación docente que permita destacar los procesos formativos y profesionales del magisterio.
La Unesco ha planteado dos prioridades y cinco objetivos globales encaminados hacia el mejoramiento de los sistemas de educación: el primero está centrado en el alumno; el segundo, en las aportaciones-proceso-productos; y el tercero, en la interacción social multidimensional.
A pesar de que existen diferencias entre estos enfoques, los tres concuerdan en que la calidad educativa debe entenderse como el producto de un trabajo consensuado que atiende los diferentes intereses de los involucrados en la educación. Respecto de la calidad educativa, destaca como línea de acción: la formación inicial y continua de los docentes.
Estos tres enfoques han puesto especial énfasis en los modelos eficientistas que por un lado privilegian la gestión institucional, más que el trabajo pedagógico y la investigación curricular. Estos organismos sin lugar a duda tratan de establecer en la agenda de los países, su incorporación en las políticas educativas, la racionalización financiera, rendimiento de los procesos de gestión curricular, eficacia en los aprendizajes de contenido, y el desarrollo de destrezas por parte de los distintos actores, dónde eluden la discusión sobre los fines intrínsecos de la educación y se banaliza el acto pedagógico.
Construcción de subjetividades Construir una educación de calidad implica el reconocimiento de distintos espacios y escenario de construcción de subjetividad política, confluencia de intereses, relaciones de poder, resignificación de modelos, intercambio de significados y prácticas sociales, por lo que no puede acotarse a un simple indicador de resultados.
Panamá inmersa en esa realidad, en las últimas décadas ha estado sujeta a transformaciones debido a la necesidad de actualizar los procesos de enseñanza y aprendizaje, como parte de la dinámica cotidiana de los centros educativos, a cargo de directores, administrativos y docentes, enfocándose en los procesos evaluativos.
El año 2016, mediante el Decreto N° 878 del 27 de septiembre de 2016, se crea el Sistema Integral de Mejoramiento de la Calidad de la Educación (SIMECE), con la finalidad de promover la calidad de la educación panameña. El SIMECE se estructura en torno a tres componentes. Por una parte, comprende una evaluación integral a todos los actores del sistema educativo, con el propósito de identificar fortalezas y superar debilidades. Por otra parte, considera una evaluación de los aprendizajes que permita valorar los avances y logros de los objetivos de aprendizaje de los estudiantes durante su proceso formativo. Un tercer componente, es la evaluación institucional de los centros educativos que busca brindar información al sistema educativo para la toma de decisiones y el desarrollo de programas y proyectos en los centros en beneficio de toda la comunidad educativa.
Con este decreto (878), se institucionaliza un sistema para mejorar la calidad de la educación, según lo enunciado en el artículo 1: “Se crea el Sistema Integral de Mejoramiento de la Calidad de la Educación (SIMECE), con la finalidad de promover la calidad de la educación panameña, mediante indicadores y estándares que integren todos los componentes y actores del sistema educativo, atendiendo a sus concepciones universales y particulares...”
Desde esta perspectiva, la lectura de calidad se traduce en un dispositivo de medición que desarrolla prácticas de evaluación más instrumentales y que elude la discusión sobre los fines intrínsecos de la educación. Se está asumiendo un concepto de calidad únicamente relacionado con la eficacia del sistema educativo, desvinculando los procesos de construcción de una ciudadanía crítica.
Proponer modelos críticos La calidad educativa es más que el rendimiento escolar, o formación docente o evaluación de centros educativos en términos de gestión. Calidad educativa es la mejora del proceso enseñanza-aprendizaje en su compleja globalidad. Es decir, si pretendemos mejorar la calidad de la educación panameña, las discusiones deben estar centradas en el desarrollo de nuevos modelos de organización académica y pedagógica, orientando el aprendizaje como un proceso para toda la vida y no como un proceso de acumulación de información.
Proponer modelos que permitan cuestionar los enfoques de poder establecidos, promoviendo una educación de calidad capaz de hacer que las personas puedan reconocer inequidades, las discriminaciones y las desigualdades que han operado mediante mecanismos de poder y subordinación mercantilista.
La autora es Socióloga. Docente e investigadora de la Universidad de Panamá
Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las Ciencias Sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas. Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.
En el marco del día Internacional de la educación, se presenta este artículo en el que se lleva a discusión la forma de cómo se percibe en Panamá la calidad de la educación.
Si bien, el concepto calidad de la educación ha sido una constante en los procesos de institucionalización de la educación pública; es a partir de la Segunda Guerra Mundial que se ha impuesto un modelo de gestión para los procesos educativos que fue acompañado por ajustes a un modelo enfocado en resultados o productos finales, convirtiendo la educación en un modelo mercantilista bajo el paraguas de la búsqueda a la calidad educativa.
Siguiendo a (Poggioli Bello, 1995) “Se entiende por calidad educativa como un constructo complejo y multidimensional que se refiere a los resultados, pertinencia social, medios y proceso educativo en términos de condiciones y proceso enseñanza-aprendizaje; el cual es medible y puede generar planificación mediante la relación entre la información obtenida y las acciones determinadas técnicamente para generar cambios”. (p.3)
Este autor hace referencia que al hacer la medición se podrá saber en qué medida los factores inmersos están afectando al proceso educativo, lo cual serviría, entre otras cosas, para tomar acciones que permitan superar los problemas en un momento determinado.
Construir una educación de calidad implica el reconocimiento de distintos espacios y escenario de construcción de subjetividad política, confluencia de intereses, relaciones de poder, resignificación de modelos, intercambio de significados y prácticas sociales, por lo que no puede acotarse a un simple indicador de resultados.
También, es importante reconocer que algunos organismos internacionales, como el Banco Internacional de Desarrollo (BID), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han manejado diferentes enfoques sobre dicho concepto.
El BID, ha aportado elementos para configurar tres ejes centrales que buscarían elevar, a través del sistema educativo, la calidad de los aprendizajes de los niños. Estos ejes están orientados hacia la infraestructura y el equipamiento escolar, la formación inicial y continua de los docentes y el uso de las tecnologías para la educación.
La OCDE señala que, para mejorar la calidad educativa sería necesario considerar dos aspectos básicos en el sistema escolar: la formación inicial y continua de los docentes (como señala el BID) y la creación de un sistema de evaluación docente que permita destacar los procesos formativos y profesionales del magisterio.
La Unesco ha planteado dos prioridades y cinco objetivos globales encaminados hacia el mejoramiento de los sistemas de educación: el primero está centrado en el alumno; el segundo, en las aportaciones-proceso-productos; y el tercero, en la interacción social multidimensional.
A pesar de que existen diferencias entre estos enfoques, los tres concuerdan en que la calidad educativa debe entenderse como el producto de un trabajo consensuado que atiende los diferentes intereses de los involucrados en la educación. Respecto de la calidad educativa, destaca como línea de acción: la formación inicial y continua de los docentes.
Estos tres enfoques han puesto especial énfasis en los modelos eficientistas que por un lado privilegian la gestión institucional, más que el trabajo pedagógico y la investigación curricular. Estos organismos sin lugar a duda tratan de establecer en la agenda de los países, su incorporación en las políticas educativas, la racionalización financiera, rendimiento de los procesos de gestión curricular, eficacia en los aprendizajes de contenido, y el desarrollo de destrezas por parte de los distintos actores, dónde eluden la discusión sobre los fines intrínsecos de la educación y se banaliza el acto pedagógico.
Construir una educación de calidad implica el reconocimiento de distintos espacios y escenario de construcción de subjetividad política, confluencia de intereses, relaciones de poder, resignificación de modelos, intercambio de significados y prácticas sociales, por lo que no puede acotarse a un simple indicador de resultados.
Panamá inmersa en esa realidad, en las últimas décadas ha estado sujeta a transformaciones debido a la necesidad de actualizar los procesos de enseñanza y aprendizaje, como parte de la dinámica cotidiana de los centros educativos, a cargo de directores, administrativos y docentes, enfocándose en los procesos evaluativos.
El año 2016, mediante el Decreto N° 878 del 27 de septiembre de 2016, se crea el Sistema Integral de Mejoramiento de la Calidad de la Educación (SIMECE), con la finalidad de promover la calidad de la educación panameña. El SIMECE se estructura en torno a tres componentes. Por una parte, comprende una evaluación integral a todos los actores del sistema educativo, con el propósito de identificar fortalezas y superar debilidades. Por otra parte, considera una evaluación de los aprendizajes que permita valorar los avances y logros de los objetivos de aprendizaje de los estudiantes durante su proceso formativo. Un tercer componente, es la evaluación institucional de los centros educativos que busca brindar información al sistema educativo para la toma de decisiones y el desarrollo de programas y proyectos en los centros en beneficio de toda la comunidad educativa.
Con este decreto (878), se institucionaliza un sistema para mejorar la calidad de la educación, según lo enunciado en el artículo 1: “Se crea el Sistema Integral de Mejoramiento de la Calidad de la Educación (SIMECE), con la finalidad de promover la calidad de la educación panameña, mediante indicadores y estándares que integren todos los componentes y actores del sistema educativo, atendiendo a sus concepciones universales y particulares...”
Desde esta perspectiva, la lectura de calidad se traduce en un dispositivo de medición que desarrolla prácticas de evaluación más instrumentales y que elude la discusión sobre los fines intrínsecos de la educación. Se está asumiendo un concepto de calidad únicamente relacionado con la eficacia del sistema educativo, desvinculando los procesos de construcción de una ciudadanía crítica.
La calidad educativa es más que el rendimiento escolar, o formación docente o evaluación de centros educativos en términos de gestión. Calidad educativa es la mejora del proceso enseñanza-aprendizaje en su compleja globalidad. Es decir, si pretendemos mejorar la calidad de la educación panameña, las discusiones deben estar centradas en el desarrollo de nuevos modelos de organización académica y pedagógica, orientando el aprendizaje como un proceso para toda la vida y no como un proceso de acumulación de información.
Proponer modelos que permitan cuestionar los enfoques de poder establecidos, promoviendo una educación de calidad capaz de hacer que las personas puedan reconocer inequidades, las discriminaciones y las desigualdades que han operado mediante mecanismos de poder y subordinación mercantilista.
La autora es Socióloga. Docente e investigadora de la Universidad de Panamá