El clásico de Sófocles es presentado en una versión de Arturo Wong Sagel que se presentará hasta el próximo domingo en el Teatro Nacional. Una forma de reflexionar sobre los acontecimientos de hoy.
Los ánimos están caldeados por estos días en Panamá. No se llega a consensos y se anuncian manifestaciones y cierres. Y a partir de este jueves, y hasta el domingo 23 de marzo, se presentará en el Teatro Nacional la obra de teatro Antígona, un clásico de Sófocles que a lo largo de la historia ha sido adaptado a momentos, lugares y situaciones distintas y que en la puesta en escena que nos ofrece Arturo Wong Sagel y la compañía de teatro El Espejo Roto nos trae al Panamá de hoy.
En la obra de Wong, los ciudadanos de Tebas se lanzan a las calles para pedir el cierre de las fábricas que atentan contra su soberanía y el medio ambiente. Estos enfrentamientos producen tragedias que obligan al presidente Creonte a decretar el estado de sitio. Antígona, desafía la ley para rendir la muerte de su hermano Polinices, considerado traidor de la patria y Creonte se ensaña en una persecución contra ella para hacer valer la ley. ¿Cuál de los dos se impondrá?
“Si Macbeth la pusimos en un futuro distópico, está ambientada en un pasado reciente porque está en el contexto de las protestas de octubre de 2023. Este es el contexto que es muy actual también. Hay algo de lo que está pasando ahora, de lo que va a ocurrir, el asunto de la mina, sin meternos directamente. No quise puntualizar en esto en esta ocasión, pero yo creo que el público sí se va a dar cuenta que justamente ese es el contexto histórico del presente”, comenta Wong, quien también dirige y actúa en la obra.
Y considera que la puesta en escena no conecta solamente con panameños, sino con lo universal ya que en el propio texto de Sófocles se encuentra esa resonancia con la emigración, con los inmigrantes con una tierra cuestionando ¿que nos da derecho a elegir sobre de otro, que este es nuestro territorio’, ¿quiénes viven aquí? ¿por qué?
“Los propios personajes de Creonte y Antígona son estos dos polos opuestos que se están enfrentando constantemente, justo lo que estamos viviendo actualmente con estos políticos de la extrema derecha y la extrema izquierda”, apunta. “Los extremismos están cada vez más presentes y crece la polarización.
“El texto es una versión mía, hay mucho de mi escritura, pero también respeté bastante el de Sófocles, porque yo creo que nos está hablando del presente también, ¿no? Es la importancia de los clásicos, que tienen resonancia con el presente, que no pierden vigencia. En esta vuelta no me estoy concentrando en un momento específico, pero el público se va a dar cuenta que de qué estamos hablando”, dice Wong, señalando que se están volviendo a discutir temas que ya se habían decidido y que, en un corto lapso de tiempo, el discurso ante estas situaciones ha cambiado, que algunos protagonistas han incluso cambiado de bando.
“Se vuelve al problema, pero no se discute el fondo, simplemente ahora yo me voy a cambiar para este lado. La gente vuelve a hablar, pero el fondo deja de ser de ser el foco de la discusión y eso también creo que lo plantea la misma obra”, describe. “Discutimos es la forma de las cosas o cómo se hacen, la forma es lo que está mal, pero realmente no nos ponemos a pensar el fondo de las cosas”, asegura.
La puesta en escena también cuestiona la validez de estas protestas. “¿Cuándo debemos salir a protestar? ¿Cuándo nos enojamos por algo? ¿Cuáles son las causas a las que queremos acuerpar? Y pienso que los políticos se aprovechan un poco de esos vacíos, y quizás por eso las ‘extremas’ están gobernando, porque hay tanto vacío del conocimiento... a la hora de votar por alguien, se hace porque sí, porque me dijeron que tenía que votar por este...”.
Wong ha tenido la precaución de incluir todos los puntos de vista. “Creo que el teatro es un espacio para eso, para que se disputen los puntos de vista sin ofrecer una conclusión. Mi intención no es dar una conclusión o ponerme de un lado o del otro. O darle la razón a alguien, si bien yo puedo tener mi perspectiva o mi opinión al respecto”.
Más bien, el interés de Wong está en señalar, ya que estamos teniendo estas discusiones, “lo ridículos que nos vemos, o por qué no podemos profundizar de otra manera, esta situación”.
Por qué Antígona
Arturo Wong, ganador del premio Ricardo Miró en varias ocasiones se ha interesado por trabajar con clásicos del teatro. “Es algo que quería hacer desde hace mucho tiempo y finalmente me animé a hacerlo resignificándolos”, dice.
Antígona es una obra que en los últimos años “ha tenido mucha resonancia en mí, desde que la he venido leyendo, primero cuando la estudié en la universidad, que no me gustó nada. Cuando la leí, me dije qué obra tan aburrida, una mujer que quiere enterrar su hermano, qué, terca que es... pero evidentemente fui cambiando esa percepción sobre la obra. Y tengo un cuadernito en el que voy apuntando ideas. La volví a leer y me dije, ‘mira, esto me interesa’”.
“Luego, en una conversación con una amiga me dijo algo y dije, ‘esto está bueno’. Y esto fue llevándome hasta el 2023 cuando pasó lo de las protestas que me dije, ‘Uy, esto tiene mucho de Antígona. También vi un montaje de Antígona del director suizo Milo Rau Antígona en el Festival de Otoño en Madrid con un grupo de indígenas de la región del Amazonas y dije, ‘esto se está armando, esto me está llamando y lo empecé a trabajar, lo empecé a releer y dije, este texto nos está hablando en este momento, de todo lo que está aconteciendo; Creonte puede ser un Trump, puede ser un Milei, puede ser un Trudeau, Mulino, Martinelli o Cortizo, cualquiera de ellos por todo lo que representa un político hoy en día”.
El dramaturgo considera que estamos careciendo de políticos líderes con fundamentos. “Hay muchos Creontes, ya no existen Mandelas”, expresa.
Otro texto de Antígona que resuena en Wong es aquel que dice que “uno es de donde son sus muertos”. “Somos nómadas, siempre lo hemos sido y Panamá es un territorio de tránsito en el que al mismo tiempo hay un exceso de nacionalismo”, y este nacionalismo en ocasiones hace que estemos en el centro de doto, pero aún aislados. Sin aprovechar los beneficios de una globalización.
La obra además pone en la palestra al machismo y al feminismo, tema que no deja de ser relevante en la sociedad panameña.
La puesta en escena
Son seis los actores que estarán en escena: Carlota Allen Herrera tiene el papel de Antígona, mientras que Arturo Wong interpreta a Creonte, quien reclama el poder que se le ha revelado. Yarelí Cartín encarna a Ismene, hermana de Antígona y el coro, en lugar de estar conformado por ancianos, se compone de dos mujeres: Mónica Miguel Franco y Esmeralda Rubí. Juan Carlos Marín completa el elenco con una diversidad de papeles.
Antígona es una coproducción con el Patronato del Teatro Nacional que estrena el 20 de febrero y finaliza el domingo 23. Todas las funciones inician a las 8 de la noche, salvo el domingo que arranca a las 7:00pm.
La musicalización está a cargo de Heriberto Pinzón quien ha compartido créditos en obras anteriores de Arturo Wong como Macbeth y Panama Pampers. La música es toda original, toda en vivo”.
También hay recursos multimedia. “va a haber muchas proyecciones que están a cargo de María Cristina Crespo y las luces están a cargo de Roberto Eskenazi, especialista quien trabaja en plazas como Nueva York y Londres.
¿Una tragedia?
“El elemento trágico no quiere decir que la obra será densa y pesada”, advierte Wong. “La gente se va a divertir, se van a reír. Hay partes que son muy graciosas. Nosotros mismos a veces tenemos que parar (el ensayo) porque estamos riendo, pero al mismo tiempo también hay momentos en que estamos muy metidos en el drama del conflicto”, asevera el teatrista.
“La obra tiene una montaña rusa de emociones, como me gusta a mí que sean mis proyectos. También en cierta manera porque muestra cómo nosotros, los seres humanos afrontamos los problemas”.
Antígona, en la versión de Arturo Wong “no es algo antiguo ni griego; no vamos a a llorar ni a amargarnos. Está muy presente el elemento del pathos, de lo patológico, pero también me permito burlarme también un poco de todo esto griego”, concluye.