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Un panameño de corazón peruano

Actualizado
  • 07/12/2024 11:37
Creado
  • 07/12/2024 11:37

En el devenir de la historia consular peruana en Panamá destaca la figura de Enrique Vallarino, panameño, vicecónsul honorario del Perú...

El carácter gravitante de Panamá para determinadas acciones de política exterior que llevó adelante el Perú creció con el inicio del funcionamiento del Canal en 1914.

En el devenir de la historia consular peruana en Panamá destaca la figura de Enrique Vallarino, panameño, vicecónsul honorario del Perú que, debido a la Primera Guerra Mundial, asumió la conducción de la “Agencia Postal del Perú en Panamá” e hizo arreglos con el agente postal británico asentado en la ciudad a cargo de las malas o sacos de correspondencia de Estados Unidos y Europa hacia el Perú para asegurar su continuidad.

Vallarino logra, además, que las malas en vapores alemanes surtos en puerto de Centroamérica y Puerto Rico sean trasladadas al puerto de Colón para reexpedirlas al Perú (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Caja 660, file 1,doc.84,año 1914).

Las disposiciones adoptadas por Vallarino permitieron una relativa fluidez postal del Perú con el resto del mundo, particularmente con Italia y España, al menos hasta mediados de 1916 en que se radicalizó la guerra submarina decretada por el Imperio Alemán. Panamá fue adquiriendo así la condición de pivote de las comunicaciones postales peruanas (MRE, Consulado del Perú en Panamá, of. 68, 31 octubre 1914).

Vallarino fue asimismo un impulsor del comercio peruano. El Viceconsulado del Perú en Panamá fue creado en febrero de 1914 y él fue el primer vicecónsul honorario designado (MRE, Caja 660, file 1,doc.17,año 1914) iniciando funciones como tal el 27 de marzo de ese año.

Sin embargo, Vallarino tenía una relación con la tierra de los incas que databa de 1910 cuando actuaba como agente vinculado a la “Compañía Salinera del Perú”. Por aquellos días toda la sal peruana pasaba por Panamá -salvo los embarques destinados a Guatemala que eran directos- y desde allí se vendía a los Estados Unidos y Gran Bretaña (Caja 660,file 1,doc.85,año 1914).

El esfuerzo de Vallarino se materializó en las siguientes cifras de venta antes del estallido de la Gran Guerra: en 1910 un millón de kilos de sal a los EEUU y cien mil kilos a Gran Bretaña; en 1911, un millón de kilos a los EEUU y ciento cincuenta mil a Gran Bretaña; en 1912, quinientos sesenta mil kilos a los EEUU y ochenta mil a Gran Bretaña; y en 1913, año en que se recupera el mercado estadounidense con un millón de kilos de sal exportados pero continúa a la baja el mercado inglés con ventas de solo veinte mil kilos.

En 1914, el mercado de la sal para el Perú se contrajo debido a la inestabilidad que generó el conflicto europeo por lo que las ventas a los británicos se redujeron aun más.

En noviembre de 1914, Lima nombró a Oscar Barrenechea Raygada como nuevo Cónsul General del Perú en Panamá quien venía desempeñándose como diplomático de la Legación peruana en Caracas (Caja 660,file 1,doc.90,año 1914). Vallarino se acopló al trabajo de su nuevo jefe cuya preocupación fue la atención de los repatriados que salían de una Europa en beligerancia.

En ese mismo mes acompañó a Barrenechea a Colón para verificar el paso del “Urubamba” por el Canal hacia el Callao, para entrevistarse con el Comandante Mora -capitán del buque- e interesarse por la situación de las familias peruanas que huían de la guerra y que venían en la nave.

Lo anecdótico es que con el “Urubamba” se aprendió el trámite que toda embarcación peruana debía seguir para atravesar el Canal. Inicialmente, al tener como referencia el Canal de Suez, se preparó la documentación siguiendo el patrón británico pero después hubo que ajustarla a las nuevas disposiciones estadounidenses del Canal.

También colaboró Vallarino con Barrenechea en la repatriación de los estudiantes peruanos Gallo Porras desde Alemania, tres hermanos hijos del comerciante español Miguel Gallo Diez radicado en el Perú (Caja 660,file 1,doc.78,año 1914). Adicionalmente apoyó el retorno de extrabajadores peruanos del Canal en los distintos buques de la Compañía Peruana de Vapores (Caja 660,file 1,doc.109,año 1914).

Barrenechea, con el concurso de Vallarino, en diciembre de 1914, reubica el consulado peruano que estaba en el puerto Balboa y lo muda a la esquina de la plaza de la estación del ferrocarril Panamá-Colón por considerarlo mejor interconectado (Caja 660,file 1,doc.144,año 1914).

La trayectoria consular de Vallarino acaba a su solicitud cuando decide retornar plenamente a la actividad privada como integrante de la “Panama Agencies Company” que, entre sus clientes tenía a la entonces prestigiosa Casa Grace del Perú. El 20 de diciembre dan por canceladas sus Letras Patentes y Barrenechea le agradece por los servicios prestados (Caja 660,file 1,doc.150,año 1914), valiosos todos ellos en su corta pero fructífera función.