Panamá y el científico Sefve
- 21/12/2024 22:13
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En los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú se conserva la comunicación sueca del 22 de agosto de 1910 en la que se avisa que ‘el geólogo sueco Ivar Sefve llegará al Perú en diciembre’ para hacer estudios de suelos en Andes (MRE,Caja 601,File 13,doc.75,1910). En 1925, el científico sueco Ivar Sefve efectuó el examen del cráneo de un mamífero sudamericano extinto en el Pleistoceno, el ‘Macrauchenia’, en el que enfatizó la función de respiración concluyendo que el animal, con la apariencia de un equino, disponía de “un opérculo en el techo craneano que podía abrir o cerrar (como un delfín) implicando entonces hábitos semiacuáticos” (Forasiepi, Martinelli & McPhee, 2021).
Y es precisamente por ese examen, en una época sin tomografía computarizada, que es mundialmente reconocido en el campo de la paleontología. Sin embargo, pocos conocen que Sefve se interesó por Sudamérica y Panamá desde los tempranos años del siglo XX.
En los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú se conserva la comunicación sueca del 22 de agosto de 1910 en la que se avisa que “el geólogo sueco Ivar Sefve llegará al Perú en diciembre” para hacer estudios de suelos en Andes (MRE,Caja 601,File 13,doc.75,1910). Federico Pezet, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Perlosú en Panamá desde el 30 de enero de 1909 (MRE,Caja 590,File 12,doc.24,1909), informa a Lima que Sefve estaría llegando previamente a Buenos Aires en octubre de 1910 y que después de sus investigaciones en el Perú pasaría a Panamá donde tenía interés en ver las obras de ingeniería del Canal.
El viaje a Buenos Aires significó para Sefve el primer contacto con los fósiles del ‘Macrauchenia’ que despertaron en él un ansia investigativa que lo llevó a indagar sobre este mamífero desaparecido hace miles de años en Argentina, Bolivia y el Perú para determinar la extensión del territorio que habitó; publicando, en 1912, un texto en alemán titulado “Los caballos fósiles de América del Sur”. Una década después, en la Memoria del Museo de la Plata del año 1920 (Argentina), los señores Luis Torres y Mario de Barrio, director y secretario respectivamente, consignaban -para conocimiento de Carlos Melo, presidente de la Universidad de la Plata- que el departamento de paleontología habían recibido a Sefve y a Lúcas Kraglievich como investigadores invitados ese año y que gracias a la habilitación de nuevas vitrinas -donde se mostraba parte de lo que se tenía sobre el ‘Macrauchenia’- la afluencia de visitantes había crecido considerablemente superando las 40 mil personas ese año. Sefve redactó durante ese lapso su ensayo “Pampa Argentina” que veinte años después, en 1941, sería publicada en castellano por la editorial Seix y Barral. Tres años después, en sueco, en 1944 fue publicado su libro “El hombre y sus predecesores” donde menciona su experiencia latinoamericana.
Según Jem (2021) y Zambrana (2024), Sefve viajó a Bolivia a finales de 1920 acompañado del biólogo sueco Erik Asplund y permaneció casi un año allí, vivencia que plasmó en “Tren itinerante boliviano” (1923), publicado en sueco. Llevado por su espíritu documentalista tomó muchas fotografías de carácter etnográfico que son hoy un valioso testimonio sobre las comunidades indígenas del sur del Altiplano boliviano. Sin embargo, sus biógrafos no se ponen de acuerdo sobre su presencia en tierras aymaras porque la primera visita a Bolivia habría sido después de su estancia en el Perú quizás en 1911 ya que en 1915 publica en alemán su obra “Sobre un cráneo de Scelidotherium de Tarija, Bolivia”. Otros afirman que efectuó el examen de ese fósil en La Plata y que, por ello, se decidió a visitar más tarde Bolivia.
Volviendo al año 1910, avisados por sus colegas argentinos, los catedráticos peruanos de la Universidad Mayor de San Marcos dieron una cálida bienvenida a Sefve que dedicó los pocos días que pasó en Lima a estudiar los fósiles prehistóricos de mamíferos que pudieran presentar rasgos potenciales del ‘Macrauchenia’. En el vapor “Ucayali” se transportó a Panamá donde su condición de políglota le permitió formarse una opinión sobre lo que el Canal podría significar para la transformación del Istmo. Desde Colón se embarcó a Nueva York y de allí, al Viejo Continente.
Durante su estadía en el Perú y Panamá, este científico sueco contaba con suficiente material acopiado y empezó a redactar en Colón lo que más tarde, en 1927, tituló “Sydamerika Första delen - Ivar Sefve” (Sudamérica Primera parte - Ivar Sefve), hoy un clásico de la antropología y la paleontología latinoamericana desde una visión europea y en cuya primera página presenta la fotografía de un poblador originario de los Andes peruanos. Torsten Dahl (1914-1988) consignó el nombre de Sefve en la obra enciclopédica “Hombres y Mujeres Suecos” (1955) destacando su labor de divulgación científica.
Panamá demostraba una vez más el carácter transístmico de las comunicaciones recibiendo en su suelo a futuras personalidades, como Sefve, que vistas en retrospectiva (hace más de ciento diez años) fueron el blasón de la cooperación sueca en estas latitudes americanas.
En 1925, el científico sueco Ivar Sefve efectuó el examen del cráneo de un mamífero sudamericano extinto en el Pleistoceno, el ‘Macrauchenia’, en el que enfatizó la función de respiración concluyendo que el animal, con la apariencia de un equino, disponía de “un opérculo en el techo craneano que podía abrir o cerrar (como un delfín) implicando entonces hábitos semiacuáticos” (Forasiepi, Martinelli & McPhee, 2021).
Y es precisamente por ese examen, en una época sin tomografía computarizada, que es mundialmente reconocido en el campo de la paleontología. Sin embargo, pocos conocen que Sefve se interesó por Sudamérica y Panamá desde los tempranos años del siglo XX.
En los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú se conserva la comunicación sueca del 22 de agosto de 1910 en la que se avisa que “el geólogo sueco Ivar Sefve llegará al Perú en diciembre” para hacer estudios de suelos en Andes (MRE,Caja 601,File 13,doc.75,1910). Federico Pezet, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Perlosú en Panamá desde el 30 de enero de 1909 (MRE,Caja 590,File 12,doc.24,1909), informa a Lima que Sefve estaría llegando previamente a Buenos Aires en octubre de 1910 y que después de sus investigaciones en el Perú pasaría a Panamá donde tenía interés en ver las obras de ingeniería del Canal.
El viaje a Buenos Aires significó para Sefve el primer contacto con los fósiles del ‘Macrauchenia’ que despertaron en él un ansia investigativa que lo llevó a indagar sobre este mamífero desaparecido hace miles de años en Argentina, Bolivia y el Perú para determinar la extensión del territorio que habitó; publicando, en 1912, un texto en alemán titulado “Los caballos fósiles de América del Sur”. Una década después, en la Memoria del Museo de la Plata del año 1920 (Argentina), los señores Luis Torres y Mario de Barrio, director y secretario respectivamente, consignaban -para conocimiento de Carlos Melo, presidente de la Universidad de la Plata- que el departamento de paleontología habían recibido a Sefve y a Lúcas Kraglievich como investigadores invitados ese año y que gracias a la habilitación de nuevas vitrinas -donde se mostraba parte de lo que se tenía sobre el ‘Macrauchenia’- la afluencia de visitantes había crecido considerablemente superando las 40 mil personas ese año. Sefve redactó durante ese lapso su ensayo “Pampa Argentina” que veinte años después, en 1941, sería publicada en castellano por la editorial Seix y Barral. Tres años después, en sueco, en 1944 fue publicado su libro “El hombre y sus predecesores” donde menciona su experiencia latinoamericana.
Según Jem (2021) y Zambrana (2024), Sefve viajó a Bolivia a finales de 1920 acompañado del biólogo sueco Erik Asplund y permaneció casi un año allí, vivencia que plasmó en “Tren itinerante boliviano” (1923), publicado en sueco. Llevado por su espíritu documentalista tomó muchas fotografías de carácter etnográfico que son hoy un valioso testimonio sobre las comunidades indígenas del sur del Altiplano boliviano. Sin embargo, sus biógrafos no se ponen de acuerdo sobre su presencia en tierras aymaras porque la primera visita a Bolivia habría sido después de su estancia en el Perú quizás en 1911 ya que en 1915 publica en alemán su obra “Sobre un cráneo de Scelidotherium de Tarija, Bolivia”. Otros afirman que efectuó el examen de ese fósil en La Plata y que, por ello, se decidió a visitar más tarde Bolivia.
Volviendo al año 1910, avisados por sus colegas argentinos, los catedráticos peruanos de la Universidad Mayor de San Marcos dieron una cálida bienvenida a Sefve que dedicó los pocos días que pasó en Lima a estudiar los fósiles prehistóricos de mamíferos que pudieran presentar rasgos potenciales del ‘Macrauchenia’. En el vapor “Ucayali” se transportó a Panamá donde su condición de políglota le permitió formarse una opinión sobre lo que el Canal podría significar para la transformación del Istmo. Desde Colón se embarcó a Nueva York y de allí, al Viejo Continente.
Durante su estadía en el Perú y Panamá, este científico sueco contaba con suficiente material acopiado y empezó a redactar en Colón lo que más tarde, en 1927, tituló “Sydamerika Första delen - Ivar Sefve” (Sudamérica Primera parte - Ivar Sefve), hoy un clásico de la antropología y la paleontología latinoamericana desde una visión europea y en cuya primera página presenta la fotografía de un poblador originario de los Andes peruanos. Torsten Dahl (1914-1988) consignó el nombre de Sefve en la obra enciclopédica “Hombres y Mujeres Suecos” (1955) destacando su labor de divulgación científica.
Panamá demostraba una vez más el carácter transístmico de las comunicaciones recibiendo en su suelo a futuras personalidades, como Sefve, que vistas en retrospectiva (hace más de ciento diez años) fueron el blasón de la cooperación sueca en estas latitudes americanas.