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Panamá: bisagra de las redes peruleras transpacíficas

Actualizado
  • 12/10/2024 00:00
Creado
  • 11/10/2024 19:22

El megapuerto de Chancay, al norte de la ciudad de Lima, será inaugurado en noviembre, precisamente 444 años después de la primera expedición comercial perulera directa hacia el Asia, una ocasión magnífica para enlazar, como en el pasado, a Panamá en la nueva dimensión que adquirirán las relaciones transpacíficas

Las investigaciones sobre el papel económico del Panamá virreinal respecto al Atlántico -el Caribe incluido- y España, continúan fascinando a los entendidos. Sin embargo, el crecimiento exponencial de las economías del sudeste asiático desde el último cuarto del siglo XX generó -en el campo académico- estudios sobre los nexos del continente americano con China. En ese contexto surgen los trabajos de Iwasaki (1992), Flores Guzmán (1995), Alonso Álvarez (2013); Suárez Espinoza (2015); Bonialian (2014, 2019 y 2021) y Schottenhammer (2020), que exploran los siglos XVI y XVII para descubrir cómo eran los intercambios de la América española con esa parte del mundo y revelar historias de éxito que, en su momento, constituyeron hitos de interculturalidad, migración y comercio entre el Asia y los virreinatos del Perú y Nueva España (México).

Lo interesante es que las citas sobre el istmo surgen recurrentemente como una coincidencia en las anotaciones que estos historiadores registran en sus indagaciones acerca del territorio que sirvió de bisagra de las redes peruleras transpacíficas (Bonialian, “La Contratación de la China por América Colonial a principios del siglo XVII. La mirada de Francisco Valverde de Mercado, gobernador de Panamá”, 2014) y que evidenciarían que Panamá jugó un papel más allá de las costas sudamericanas del Pacífico Sur respecto al océano que descubriese Núñez de Balboa.

Para tener una idea de los beneficios que redituaban estos intercambios, basten algunas cifras proporcionadas por Borah (1975), Suárez Espinoza (2015) y Bonialian (2021) respecto al galeón de Manila en la ruta Nueva España-Filipinas. “Entre 1597-1601, se habrían exportado doce millones de pesos en moneda de plata hispanoamericana, desde Acapulco hacia las islas Filipinas, de los cuales entre ocho y diez millones habrían sido monedas de plata de Potosí y el resto, novohispanas”. Esto es en la ruta controlada por la Corona porque en el trayecto directo Lima-Cantón las estimaciones apuntan a seis millones de pesos en moneda de plata. Si se sumasen ambos tramos, el Perú producía entre catorce y dieciséis millones de pesos en moneda de plata, lo que representaba una considerable capacidad de compra, más aún si se tiene en cuenta que, por su pureza, la plata de Potosí era cotizada más alta que la plata nipona utilizada por los portugueses presentes en Macao y otros asentamientos asiáticos.

Lamikiz (2017) señala que “las redes transpacíficas se pueden leer como asociaciones para un comercio de larga distancia, lo que también explica que los acuerdos entre inversor y comisionista sean rubricados por escribanos que aparecen en los expedientes protocolares”, lo que brinda indicios fehacientes de cómo se constituían estas alianzas entre peruleros y panameños.

Diego Núñez de Campoverde es una figura emblemática entre los muchos casos de mercaderes peruleros exitosos que hicieron fortuna con el continente asiático entre 1580 y 1610. Contó para ello, en Filipinas, con tres eficientes administradores: Sebastián de Aguilar, Martín Rivero (asentados inicialmente en Panamá) y Francisco Rodríguez de León, vecino radicado en las islas, así como con la “Aranzazu”, navío que le reportaba ganancias de más de sesenta mil pesos por cada travesía.

Núñez de Campoverde era sevillano y empezó su fortuna con los galeones de Portobelo. A finales de 1583 se había instalado en Perú, comprando tierras al sur de Lima en el área vitivinícola de Ica y Pisco, en donde “logró generar un excedente de vino no solo para responder al consumo local, sino para su exportación a Panamá, Centroamérica y Nueva España. Su red de agentes en la comercialización de vinos por el Pacífico resultó muy útil para adquirir y vender los bienes chinos en el Perú” (Bonialian, 2021). Entre 1584 y 1595 concentró sus esfuerzos en la ruta directa con Cantón utilizando a Panamá para tercerizar servicios y a Guayaquil como punto de acopio de otros bienes que pudiese llevar al Asia como el lapislázuli y el azogue. Sus socios en Lima fueron Diego Núñez de Figueroa, Francisco Cande Nebrisa, Diego Gil de Avís y Baltazar de Lorca con tareas específicas por mercado. Por ejemplo, Cande era responsable por Panamá, Gil de Avís atendía Chile mientras que Lorca se ocupaba de México. “La red transpacífica de Núñez de Campoverde no fue solo un corredor de bienes y objetos del Oriente. También circularon personas, los llamados ‘indios chinos’ según reveló el censo de 1613”, individuos oriundos de Macao, Filipinas, Japón y China (García, 1997). Desde 1609, con las prohibiciones comerciales de la Corona que pesaban sobre los peruleros, Núñez de Campoverde se dedicará casi exclusivamente a sus viñedos.

El megapuerto de Chancay, al norte de la ciudad de Lima, será inaugurado en noviembre de este año, precisamente 444 años después de la primera expedición comercial perulera directa hacia el Asia, una ocasión magnífica para enlazar, como en el pasado, a Panamá en la nueva dimensión que adquirirán las relaciones transpacíficas.