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Polémica en el boxeo olímpico conspira con hacerlo desaparecer

Thomas Bach está muy comprometido con quienes abogan por mantener el boxeo, pero sin la IBA.
La medalla de Atheyna Bylon y el regreso de Simone Biles (Der.), dos hechos significativos de París 2024.
Uno de los grandes pecados de Umar Kremlev (Der.) es ser amigo del presidente ruso Vladimir Putin (Izq.).
Actualizado
  • 18/08/2024 21:31
Creado
  • 18/08/2024 21:31

Estos sucesos quedarán grabados en la mente de sus protagonistas y por quienes los siguieron de cerca

Los juegos Olímpicos de París pasarán a la historia por muchas razones históricas y apoteósicas, pero también por otras no muy favorables ni prudentes, como su irreverente ceremonia inaugural y los ‘chapuzones’ en el río Sena.

Unas competencias llamadas a rayar en la ‘excelencia excelente’ en materia de sostenibilidad, infraestructuras, esparcimiento y convivencia entre los principales actores, se convirtió en momentos en un lugar inhóspito, insalubre y hasta antideportivo.

Aún así, hubo momentos realmente gloriosos en innumerables competencias, en las que indudablemente destacaron las grandes potencias, pero asimismo un sinfín de atletas de los países menos favorecidos económicamente, mostrando que la clase no se presta ni se compra.

Uno de esos hechos trascendentales fue la medalla obtenida por la boxeadora panameña Atheyna Bylon, que la convierte en la primera mujer istmeña y centroamericana en hacerlo en esta disciplina, desde que fue introducida en Londres en 2012.

Asimismo, se constituye en la máxima exponente femenina en Panamá, al lograr preseas en todos los juegos en los que participamos, desde Centroamericanos -pasando por Sudamericanos, Bolivarianos, Centroamericanos y del Caribe y Panamericanos- hasta los Olímpicos.

Otros dos hechos singulares de la velada olímpica fue la obtención de la quinta medalla de oro del luchador cubano Mijaín López, y el fantástico regreso de la gimnasta estadounidense Simone Biles.

Sin duda, estos sucesos quedarán grabados en la mente de sus protagonistas y por quienes los siguieron de cerca y que, de alguna manera, se vieron involucrados directa o indirectamente.

Ahora bien, el tema de esta semana tiene que ver con otros acontecimientos, unos que podrían poner en peligro la existencia del boxeo en el programa olímpico, a pesar de las voces que apuestan a que esto no sucederá.

El boxeo fue uno de los pioneros en el programa olímpico desde San Luis 1904 y, si bien, no estuvo en Estocolmo (1912), siempre ha sido uno de los más atractivos, principalmente desde el 2012, cuando se introduce la actividad femenina.

No obstante, el polémico culebrón que protagonizan el Comité Olímpico Internacional y la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), ha llevado a esta popular disciplina al borde del precipicio y a una amenaza latente de que pueda desaparecer.

‘No me veas, no me toques’

La disputa entre el COI y la IBA es tan parecida a una pelea entre niñas que, en su afán porque priven sus opiniones, están dispuestas a ‘tirarse de las greñas’ en la primera de cambio.

Suena a broma, pero no es así.

Las diferencias entre unos y otros son abismales, y no pudieron buscar mejor escenario para esgrimir sus diferencias que los juegos de París, cuya audiencia alcanzó a más de 40 millones de personas en el mundo.

Algunos hablan de que el conflicto se da desde el 2019, cuando el COI suspendió provisionalmente a la IBA (antigua AIBA) y llegó a su pico más alto cuatro años después, cuando fue suspendida formalmente.

Sin embargo, cuenta la leyenda que el asunto se inició en 2013, año en que el entonces presidente de la AIBA, el taiwanés Ching-Kuo Wu, fue vencido por el alemán Thomas Bach en las elecciones para dirigir el Comité Olímpico Internacional.

Una de las razones que jugaron en contra de Wu fue, precisamente, los escándalos de corrupción y deficiente gobernanza que se daban en el boxeo, y que comenzaron a crear mayores ronchas en los juegos de Río en 2016.

A partir de allí, sucedieron una serie de acontecimientos, entre ellas, la dimisión del taiwanés y la asunción del uzbeko Gafur Rajimov, acusado por agencias federales estadounidenses de traficante, y la llegada un poco más tarde a la presidencia del ruso Umar Kremlev, amigo del presidente ruso Vladimir Putin, enemigo confeso del COI.

A pesar de los ‘esfuerzos’ de la IBA por cambiar y la negativa percepción social, otros sucesos no hicieron más que enlodar el camino y alejar una posible solución, por lo que no solo fueron suspendidos, sino que a partir de Tokio 2020, un comité fue comisionado para encargarse del boxeo olímpico.

En el ínterin, se celebró el mundial femenino de boxeo en Nueva Delhi en 2023, con la participación de Rusia y Bielorrusia, vetadas de toda actividad deportiva por la invasión a Ucrania, lo que dio pie a que Estados Unidos se retirara de la entidad boxística.

Casi que, al unísono, se creó la World Boxing de la mano de Estados Unidos (USA Boxing), con el beneplácito del COI y el apoyo de Gran Bretaña, Alemania, Países Bajos, Suecia, Nueva Zelanda, Filipinas y de otra treintena de países.

El boxeo ¿en Los Ángeles?

Esa es la pregunta que todos se hacen, tras lo acontecido en París, que recrudeció la guerra político-deportiva que hay detrás de todo este asunto.

EL COI anunció que definirá en enero próximo la participación del boxeo en los juegos de Los Ángeles 2028, cuando espera que haya muchos más países afiliados a la World Boxing.

La velada intención es dejar a la IBA con muy pocos miembros, principalmente los que se ubican bajo el paraguas de Rusia, y contar con una organización mucho más robustecida y paralela a la suspendida, que cuenta con más de 200 miembros.

Sin embargo, la decisión no es fácil, debido a los aspectos legales que todo esto implica, a partir de un posible reconocimiento del COI a la nueva entidad, y las demandas que, en respuesta, podrían darse por parte de la IBA en los tribunales internacionales.

Ahora, si se hila un poco fino en el tema, quien en estos momentos está con la ‘papa caliente’ es el Comité Olímpico, porque el tiempo que corre antes de que llegue la reunión de enero, está en su contra.

Dejando a un lado las memorables actuaciones que en otrora tuvieron los cubanos en el boxeo olímpico, han sido los estadounidenses los que mayor provecho le han sacado a sus actuaciones, desde que Cassius Clay (Muhammad Alí) obtuviera la medalla de oro en Roma 1960.

Desde ese momento, salvo los campeonatos nacionales de boxeo amateur, los torneos olímpicos han sido los que han llevado a la fama y, en ocasiones, a obtener fortunas, a cientos de púgiles estadounidenses.

Es decir, que no será fácil para el COI eliminar de un tajo, sin una razón de peso, una de las disciplinas favoritas de los estadounidenses, sobre todo de los que viven en la ciudad de Los Ángeles, donde se respira béisbol, baloncesto y boxeo.