‘Ya no se normaliza la violencia’
- 02/03/2024 00:00
- 01/03/2024 18:34
Las denuncias crecen y otros tipos de violencia también. Las expertas recomiendan estar pendientes de las primeras alertas y denunciar Durante el año 2023 se presentaron 17.521 denuncias por violencia doméstica en el Ministerio Público. Mientras que en 2022 se registraron 17.658 denuncias por este mismo flagelo en esta entidad. Pero estos hechos también han sido expuestos en las redes sociales, ya que en Panamá varios influencers han expuesto que sus parejas las han agredido. También las mujeres hablan más del tema en las plataformas digitales.
El incremento de las denuncias por violencia doméstica y la visibilización del tema se puede acreditar a que ya no se normaliza la violencia en la sociedad, de acuerdo con la mirada de varios especialistas en temas relacionados con la familia y el género.
Para la psicóloga Ivana Arrocha, los cambios de paradigmas que se han generado en la actualidad inciden en que la mujer denuncia la violencia, porque “antes estaba normalizada. Antes el esposo sustentaba únicamente el hogar y llevaba adelante todas las tomas de decisiones. Las mujeres tenían una conducta sumisa. La mujer prefería soportar el maltrato”, explica a La Estrella de Panamá.
También se puede atribuir, agrega Arrocha, a que se ha visibilizado la denuncia. Antes las madres vivían en un ambiente con violencia y se normalizaba. Los hijos veían esto como algo “normal” en las relaciones amorosas. “Hay que tener cuidado con este tema con los adolescentes”.
Actualmente se tiene una inclinación hacia cuidar la salud mental y no reforzar vínculos disfuncionales. Cada día son más conscientes de decir que: ‘mi padre o mi madre está propasándose’, esto tanto física como psicológicamente. “Entender esta perspectiva desde la adolescencia nos permite no replicar estas conductas en la etapa adulta”.
Antes, los adolescentes pensaban que “si su madre [o padre] le pegaba es porque lo quería”. O sea, era un justificante que utilizaba [un cuidador] para ejercer la violencia. Hoy, esta perspectiva está cambiando mucho. Esto ha traído consigo que los jóvenes sean mucho más conscientes de identificar la violencia, es decir que en la etapa adulta si una mujer sufre de violencia, podría denunciar a su agresor.
La visibilización y el cambio del rol ha incidido en que la mujer denuncia. Ahora no solo lleva la carga del hogar, sino que toma decisiones en el hogar. “Ese rol de ser proveedora en el hogar le da [a la mujer] mucho más capacidad de reaccionar, porque ella tiene cómo sustentarse (...) Existe una revolución, somos independientes, porque tenemos un respaldo económico”.
El rol de las redes sociales Para la exfiscal coordinadora superior de Homicidios y Femicidios de San Miguelito y especialista en delitos contra la violencia de género, Maruquel Castroverde, las redes sociales han ayudado a que se visibilice la violencia doméstica, y a que no se normalice. Esto incide en que se registran más denuncias, “porque más mujeres tienen conocimientos de sus derechos: a tener una vida libre de violencia. Conocen más sobre a dónde acudir para buscar ayuda”, detalla Castroverde a este medio.
La violencia psicológica viene acompañada de la física, comenta la especialista “inclusive también [alcanza] los umbrales de un feminicidio tentativo”. Cuando se dan casos de violencia psicológica, es decir, cuando “tenemos personas que acechan, hostigan, persiguen e impiden el libre funcionamiento de la víctima, que irrumpen en su rutina de trabajo y vida, pues definitivamente el brazalete electrónico ayudaría mucho no solo a mantener al agresor lejos, sino a advertir a la víctima del peligro que le acecha”.
Sobre la violencia psicológica, la experta en salud mental Ivana Arrocha explica que “la violencia psicológica no deja más tonos o evidencias físicas, pero la violencia psicológica repercute y el daño es más prolongado en el tiempo. Una mujer que sufre de violencia psicológica puede tener baja autoestima y mal autoconcepto. Hay que activar esas alarmas y establecer límites, como: ‘esto que me estás diciendo no me parece correcto”.
Para la trabajadora social Yuri Pittí, la violencia psicológica y económica se ve más. “Si lees los hilos [en X] hay mucha gente que habla de eso. La violencia en las familias toma otra forma, porque ya no es solo la violencia psicológica, sino la manipulación económica”, dijo a “La Decana”.
La visibilización de la violencia siempre se ha dado, pero ahora es más visible. Hace unos 20 años que la pareja gritara o lanzara un objeto a la mujer era algo visto como “una discusión acalorada”.
Y se habla más del tema, agrega Pittí, porque “los procesos educativos que se han llevado a cabo por los movimientos sociales, han dado como resultado que con la llegada de las redes sociales las mujeres hablen. Desde el movimientoYo también hasta las denuncias [por agresión] de las científicas del SmithSonian. Todavía hoy se sigue diciendo que tenemos una ‘generación de cristal’, de que ‘se quejan por todo’. Pero en todos los movimientos históricos de Panamá, las personas que denunciaron las inequidades fueron señaladas de débiles”.
Los avances generan resistencia. Desde que la exdiputada Teresita de Arias presentó las propuestas sobre las legislaciones de protección al menor, ya había adultos que decían: “vamos a tener una generación de niños indisciplinados. No van a estar preparados para la vida”. Las trabajadoras sociales de esa época decían que los niños llegaban con los cráneos facturados a los hospitales producto de los golpes de los padres en las casas. Ahora, si uno mira eso en la actualidad, es inaceptable, sostuvo Pittí.
La violencia en el hogar tiene efectos en todos sus miembros, inclusive en las mascotas, indica la trabajadora social, porque muchas veces es quien recibe el golpe del maltratador. “El hombre violento llega a la casa y el eslabón más débil es el perro; es el primero que se lleva una patada y un golpe. Y el solo hecho de que un niño presencie esto, se convierte en una situación traumática para un niño”.
El Estado debe avanzar hacia el castigo de otros tipos de violencias dentro del entorno familiar. “Un niño no está seguro con una persona violenta, independientemente de que esa persona no violente directamente al niño”.
Durante el año 2023 se presentaron 17.521 denuncias por violencia doméstica en el Ministerio Público. Mientras que en 2022 se registraron 17.658 denuncias por este mismo flagelo en esta entidad. Pero estos hechos también han sido expuestos en las redes sociales, ya que en Panamá varios influencers han expuesto que sus parejas las han agredido. También las mujeres hablan más del tema en las plataformas digitales.
El incremento de las denuncias por violencia doméstica y la visibilización del tema se puede acreditar a que ya no se normaliza la violencia en la sociedad, de acuerdo con la mirada de varios especialistas en temas relacionados con la familia y el género.
Para la psicóloga Ivana Arrocha, los cambios de paradigmas que se han generado en la actualidad inciden en que la mujer denuncia la violencia, porque “antes estaba normalizada. Antes el esposo sustentaba únicamente el hogar y llevaba adelante todas las tomas de decisiones. Las mujeres tenían una conducta sumisa. La mujer prefería soportar el maltrato”, explica a La Estrella de Panamá.
También se puede atribuir, agrega Arrocha, a que se ha visibilizado la denuncia. Antes las madres vivían en un ambiente con violencia y se normalizaba. Los hijos veían esto como algo “normal” en las relaciones amorosas. “Hay que tener cuidado con este tema con los adolescentes”.
Actualmente se tiene una inclinación hacia cuidar la salud mental y no reforzar vínculos disfuncionales. Cada día son más conscientes de decir que: ‘mi padre o mi madre está propasándose’, esto tanto física como psicológicamente. “Entender esta perspectiva desde la adolescencia nos permite no replicar estas conductas en la etapa adulta”.
Antes, los adolescentes pensaban que “si su madre [o padre] le pegaba es porque lo quería”. O sea, era un justificante que utilizaba [un cuidador] para ejercer la violencia. Hoy, esta perspectiva está cambiando mucho. Esto ha traído consigo que los jóvenes sean mucho más conscientes de identificar la violencia, es decir que en la etapa adulta si una mujer sufre de violencia, podría denunciar a su agresor.
La visibilización y el cambio del rol ha incidido en que la mujer denuncia. Ahora no solo lleva la carga del hogar, sino que toma decisiones en el hogar. “Ese rol de ser proveedora en el hogar le da [a la mujer] mucho más capacidad de reaccionar, porque ella tiene cómo sustentarse (...) Existe una revolución, somos independientes, porque tenemos un respaldo económico”.
Para la exfiscal coordinadora superior de Homicidios y Femicidios de San Miguelito y especialista en delitos contra la violencia de género, Maruquel Castroverde, las redes sociales han ayudado a que se visibilice la violencia doméstica, y a que no se normalice. Esto incide en que se registran más denuncias, “porque más mujeres tienen conocimientos de sus derechos: a tener una vida libre de violencia. Conocen más sobre a dónde acudir para buscar ayuda”, detalla Castroverde a este medio.
La violencia psicológica viene acompañada de la física, comenta la especialista “inclusive también [alcanza] los umbrales de un feminicidio tentativo”. Cuando se dan casos de violencia psicológica, es decir, cuando “tenemos personas que acechan, hostigan, persiguen e impiden el libre funcionamiento de la víctima, que irrumpen en su rutina de trabajo y vida, pues definitivamente el brazalete electrónico ayudaría mucho no solo a mantener al agresor lejos, sino a advertir a la víctima del peligro que le acecha”.
Sobre la violencia psicológica, la experta en salud mental Ivana Arrocha explica que “la violencia psicológica no deja más tonos o evidencias físicas, pero la violencia psicológica repercute y el daño es más prolongado en el tiempo. Una mujer que sufre de violencia psicológica puede tener baja autoestima y mal autoconcepto. Hay que activar esas alarmas y establecer límites, como: ‘esto que me estás diciendo no me parece correcto”.
Para la trabajadora social Yuri Pittí, la violencia psicológica y económica se ve más. “Si lees los hilos [en X] hay mucha gente que habla de eso. La violencia en las familias toma otra forma, porque ya no es solo la violencia psicológica, sino la manipulación económica”, dijo a “La Decana”.
La visibilización de la violencia siempre se ha dado, pero ahora es más visible. Hace unos 20 años que la pareja gritara o lanzara un objeto a la mujer era algo visto como “una discusión acalorada”.
Y se habla más del tema, agrega Pittí, porque “los procesos educativos que se han llevado a cabo por los movimientos sociales, han dado como resultado que con la llegada de las redes sociales las mujeres hablen. Desde el movimientoYo también hasta las denuncias [por agresión] de las científicas del SmithSonian. Todavía hoy se sigue diciendo que tenemos una ‘generación de cristal’, de que ‘se quejan por todo’. Pero en todos los movimientos históricos de Panamá, las personas que denunciaron las inequidades fueron señaladas de débiles”.
Los avances generan resistencia. Desde que la exdiputada Teresita de Arias presentó las propuestas sobre las legislaciones de protección al menor, ya había adultos que decían: “vamos a tener una generación de niños indisciplinados. No van a estar preparados para la vida”. Las trabajadoras sociales de esa época decían que los niños llegaban con los cráneos facturados a los hospitales producto de los golpes de los padres en las casas. Ahora, si uno mira eso en la actualidad, es inaceptable, sostuvo Pittí.
La violencia en el hogar tiene efectos en todos sus miembros, inclusive en las mascotas, indica la trabajadora social, porque muchas veces es quien recibe el golpe del maltratador. “El hombre violento llega a la casa y el eslabón más débil es el perro; es el primero que se lleva una patada y un golpe. Y el solo hecho de que un niño presencie esto, se convierte en una situación traumática para un niño”.
El Estado debe avanzar hacia el castigo de otros tipos de violencias dentro del entorno familiar. “Un niño no está seguro con una persona violenta, independientemente de que esa persona no violente directamente al niño”.