Un homenaje para Almudena
- 14/04/2024 01:00
- 13/04/2024 11:29
Aroa Moreno Durán, una de las invitadas del festival literario Centroamérica Cuenta (Panamá, 22 al 26 de mayo), conversa sobre su libro Almudena. Una biografía Almudena – Una biografía (Lumen) es una preciosa y sentida publicación que Aroa Moreno Durán (Madrid, 1981) escribió y Ana Jarén ilustró sobre la novelista y articulista española Almudena Grandes (1960-2021).
Cada libro nace por una vocación distinta. Moreno Durán ya había elaborado las biografías Frida Kahlo. Viva la vida (2011) y Lorca La valiente alegría (2012).
“Es distinto cuando escribes de alguien que has querido, a quien admiras, a quien has conocido y cuando sabes los lectores que van a leer este libro tienen una relación íntima con Almudena. No solo hablo de su familia y de sus amigos, sino de gente a la que le cambió la vida una novela de Almudena”, explica Moreno Durán, quien junto a Ana Jarén participarán en el festival literario Centroamérica Cuenta, que ocurrirá en Panamá del 22 al 26 de mayo.
Trabajó desde una lectura íntima de quien fue Almudena, esa niña que descubrió la lectura de la mano de Homero, Daniel Dafoe y Julio Verne. “Es un regalo tener la oportunidad de declarar mi admiración y despedirme públicamente a través de la escritura de este libro”.
Aroa en Centroamérica Cuenta
En el marco de Centroamérica Cuenta, Aroa Moreno Durán participará en diversas actividades. Por ejemplo, en “Tejer con palabras las imágenes: encuentro entre ilustradores y escritores” junto a Ana Jarén (España) y Mario Martz (Nicaragua), el viernes 24 de mayo, a las 11:00 a.m., en la Universidad de Panamá.
Ese viernes 24 de mayo, a las 4:00 p.m., en el Museo del Canal, estará presente en “Literatura y conciencia en la era de la Inteligencia Artificial” en compañía de Gabriela Cabezón Cámara (Argentina), Enrique Díaz Álvarez (México) y Emiliano Monge (México).
El sábado 25, a las 11:00 a.m., será la presentación del libro de Aroa Moreno Durán y Ana Jarén en la librería El Hombre de la Mancha de Multiplaza. Las acompañarán Luis García Montero (España) y Guillermo Altares (España).
Ese sábado, a las 6:00 p.m., en el Teatro Nacional, estará en la mesa redonda “Gabriel García Márquez: diez años después” al lado de Javier Serena (España), Brenda Navarro (México), Alejandro Zambra (Chile) y Jaime Abello Banfi (Colombia).
El domingo, a las 8:00 p.m., en el Teatro Nacional, será una de las poetas que integrará el recital “Versos que cuentan”.
Desde la emoción
¿Qué recuerdas de esa tarde del 27 de noviembre de 2021 cuando Almudena falleció?
Estaba en mi casa. Mi familia no estaba. Yo escribía, no recuerdo qué, y me llegó un mensaje al teléfono que decía: “lo siento”. En ese momento me fijé de quién venía y me puse nerviosa. Enseguida abrí Internet y supe. Sabía que estaba muy mal, que se estaba despidiendo de la vida, y cuando se hizo real, y me puse a leer todos los artículos que se escribían sobre ella ante su muerte, me quedé paralizada. Me quedé de piedra hasta las 8 de la noche, sentada al frente del ordenador. No encendí ninguna luz. Recuerdo que lloraba y me preguntaba por qué me había impactado tantísimo esa muerte, más allá de la amistad que tenía con ella. Es que yo no le había dicho a Almudena: “gracias por ayudarme tanto, gracias por bajar desde tu lugar de escritora reconocida, con premios y millones de lectores, a mi pequeño lugar a decirme: compañera”. Me costó mucho salir de ese colapso emocional.
Eres amiga de Jarén (viene del mundo de la publicidad y la moda). Los hijos de ambas van juntos al colegio y fueron ellos quienes las juntaron. ¿Cómo fue el proceso creativo?
Ana entendió lo que yo quería contar de Almudena, cuál era el tono del libro y desde qué lugar estaba mirando a Almudena. No ha sido escribir el libro y luego se ilustra. Hemos trabajado casi simultáneamente. Yo escribía y se lo adelantaba a Ana, pero le daba la posibilidad de adelantarse. Yo iba a su casa, le pedía que me enseñara sus bocetos y ella me pedía lo mismo.
Inician este proyecto en marzo de 2023, una fecha no tan lejana a la muerte de Almudena. ¿Cómo manejaron las emociones?
La emoción, creía Almudena y yo también, es una forma de llegar rápidamente al corazón de quien lee. Yo no veía ningún sentido hacer una biografía en tercera persona. He llorado escribiendo en momentos en que sentía la rabia de que Almudena ya no estuviera aquí, de todo lo que habría podido escribir y todo lo que yo hubiera aprendido de ella. También me he reído escribiendo porque era muy graciosa y muy vitalista. Almudena exprimió y disfrutó la vida hasta el final. Hizo, escribió y dijo lo que quiso. Nunca se sabe cuándo es el momento adecuado para escribir una biografía, pero nunca es pronto para el homenaje.
Luis García Moreno, esposo de Almudena (se casaron en Granada, en diciembre de 1996), fue importante en todo esto.
No quería sentar a Luis para decirle que quería hacer esto de Almudena. Ahora reconozco que tuve cierta cobardía de planteárselo. También había un punto: a Luis le iba costar decirme que no, lo iba a poner en una tesitura complicada, porque nos queremos. A la editorial les dije que yo haría este proyecto si Luis daba su permiso. Les pedí que se lo propusieran. Luis dijo que sí y me llamó de vuelta para decirme: “estás boba, claro que sí, solo te voy a poner una condición: que me saquéis guapo en las ilustraciones”. Le pregunté muchas cosas. He pasado mucho tiempo con él. Luis estuvo cómodo contándome su historia con Almudena. Fue el primero que recibió el manuscrito. Me llamó al día siguiente, me corrigió un par de fechas y me dijo que estaba muy bonito, que le gustó. Luis es otro regalo que me ha dejado Almudena porque yo no lo conocía tanto antes y ahora es un amigo.
Relecturas y reencuentros
¿Qué destacarías de su literatura ahora que has vuelto a encontrarla?
He aprendido muchísimo. Leí muy joven sus novelas Las edades de Lulú (1989), Los aires difíciles (2002) y El corazón helado (2007), pero hasta que yo escribí mis propias novelas no me he dado cuenta de la maestría, las herramientas, la pasión y el atrevimiento con el que escribía. Es muy difícil que a los personajes les pasen cosas que les interesen al lector. Es complejo la cantidad de documentación que manejaba, el rigor que escribí todos esos datos históricos, que recogía hasta el detalle más pequeño. Siempre con lealtad al espíritu del hecho histórico.
¿Qué te dijo Almudena de sobre tu primera novela La hija del comunista (2017)?
Me dijo: ‘has acertado en todas las decisiones al escribirla’. Cuando me lo dijo no sabía de lo que me hablaba. Ahora luego de reflexionar sobre mis dos primeras novelas (la otra es La bajamar, 2022), y lo que tengo por delante, aprendí que ella acertó en todas sus decisiones.
¿Cómo era la Aroa de 15 años que leyó Las edades de Lulú, esa primera novela de Almudena escrita a los 28 años?
La compré en la librería de mi pueblo con el dinero que me daban mis padres los fines de semana, los juntaba y compraba libros. Lo leí a escondidas de mis padres. Noté que tenía una trasgresión acerca del sexo, de lo erótico y que hacía una radiografía muy cruda de España. Me pude reconocer, no ocurría lo mismo cuando leía escritores varones cuyas mujeres no se parecían a mí, ni a mi madre, mis tías o a mis amigas. A esa edad yo era muy lectora de poesía, no tanto de novela. Yo leí primero a Luis que a Almudena.
De Almudena también te encanta Un corazón muy helado (el resultado de seis años de lecturas y escrituras).
Me gusta mucho por lo que significa dentro de su trayectoria narrativa, porque apela a lo que nos conectó a las dos: la memoria y la Historia de España.
¿Cómo defines a la Almudena que estaba en contra de la Guerra de Irak y de las tiranías latinoamericanas, la que luchó por la igualdad de género?
Era una mujer con vocación, con muchísimo oficio, escribía con el rigor de la historiadora y con la libertad del artista. Era muy inteligente, desinhibida, apasionada, incondicional, generosa y alegre. Almudena se definía a sí misma como española, roja, republicana, que tenía un gato y a la que le gustaba más leer que escribir. Su voz pública nos falta en España. Fue valiente en su compromiso político. Porque a muchos escritores les da miedo mojarse y Almudena siempre tenía una voz con mucha convicción acerca del acontecer social y político de España.
¿Qué representa la obra de Almudena para fortalecer la memoria histórica española?
Ha sido fundamental para alumbrar nuestro pasado. No es función de la literatura hacer justicia, ni reparar el dolor de nadie, pero Almudena narró episodios que no habían sido contados y se encargó de retratar la historia de todos esos héroes anónimos antifascistas que quedaron en los márgenes de nuestra Historia. Porque España es un país muy anómalo en su relación con su tratamiento con su pasado.
Almudena – Una biografía (Lumen) es una preciosa y sentida publicación que Aroa Moreno Durán (Madrid, 1981) escribió y Ana Jarén ilustró sobre la novelista y articulista española Almudena Grandes (1960-2021).
Cada libro nace por una vocación distinta. Moreno Durán ya había elaborado las biografías Frida Kahlo. Viva la vida (2011) y Lorca La valiente alegría (2012).
“Es distinto cuando escribes de alguien que has querido, a quien admiras, a quien has conocido y cuando sabes los lectores que van a leer este libro tienen una relación íntima con Almudena. No solo hablo de su familia y de sus amigos, sino de gente a la que le cambió la vida una novela de Almudena”, explica Moreno Durán, quien junto a Ana Jarén participarán en el festival literario Centroamérica Cuenta, que ocurrirá en Panamá del 22 al 26 de mayo.
Trabajó desde una lectura íntima de quien fue Almudena, esa niña que descubrió la lectura de la mano de Homero, Daniel Dafoe y Julio Verne. “Es un regalo tener la oportunidad de declarar mi admiración y despedirme públicamente a través de la escritura de este libro”.
Aroa en Centroamérica Cuenta
En el marco de Centroamérica Cuenta, Aroa Moreno Durán participará en diversas actividades. Por ejemplo, en “Tejer con palabras las imágenes: encuentro entre ilustradores y escritores” junto a Ana Jarén (España) y Mario Martz (Nicaragua), el viernes 24 de mayo, a las 11:00 a.m., en la Universidad de Panamá.
Ese viernes 24 de mayo, a las 4:00 p.m., en el Museo del Canal, estará presente en “Literatura y conciencia en la era de la Inteligencia Artificial” en compañía de Gabriela Cabezón Cámara (Argentina), Enrique Díaz Álvarez (México) y Emiliano Monge (México).
El sábado 25, a las 11:00 a.m., será la presentación del libro de Aroa Moreno Durán y Ana Jarén en la librería El Hombre de la Mancha de Multiplaza. Las acompañarán Luis García Montero (España) y Guillermo Altares (España).
Ese sábado, a las 6:00 p.m., en el Teatro Nacional, estará en la mesa redonda “Gabriel García Márquez: diez años después” al lado de Javier Serena (España), Brenda Navarro (México), Alejandro Zambra (Chile) y Jaime Abello Banfi (Colombia).
El domingo, a las 8:00 p.m., en el Teatro Nacional, será una de las poetas que integrará el recital “Versos que cuentan”.
Desde la emoción
¿Qué recuerdas de esa tarde del 27 de noviembre de 2021 cuando Almudena falleció?
Estaba en mi casa. Mi familia no estaba. Yo escribía, no recuerdo qué, y me llegó un mensaje al teléfono que decía: “lo siento”. En ese momento me fijé de quién venía y me puse nerviosa. Enseguida abrí Internet y supe. Sabía que estaba muy mal, que se estaba despidiendo de la vida, y cuando se hizo real, y me puse a leer todos los artículos que se escribían sobre ella ante su muerte, me quedé paralizada. Me quedé de piedra hasta las 8 de la noche, sentada al frente del ordenador. No encendí ninguna luz. Recuerdo que lloraba y me preguntaba por qué me había impactado tantísimo esa muerte, más allá de la amistad que tenía con ella. Es que yo no le había dicho a Almudena: “gracias por ayudarme tanto, gracias por bajar desde tu lugar de escritora reconocida, con premios y millones de lectores, a mi pequeño lugar a decirme: compañera”. Me costó mucho salir de ese colapso emocional.
Eres amiga de Jarén (viene del mundo de la publicidad y la moda). Los hijos de ambas van juntos al colegio y fueron ellos quienes las juntaron. ¿Cómo fue el proceso creativo?
Ana entendió lo que yo quería contar de Almudena, cuál era el tono del libro y desde qué lugar estaba mirando a Almudena. No ha sido escribir el libro y luego se ilustra. Hemos trabajado casi simultáneamente. Yo escribía y se lo adelantaba a Ana, pero le daba la posibilidad de adelantarse. Yo iba a su casa, le pedía que me enseñara sus bocetos y ella me pedía lo mismo.
Inician este proyecto en marzo de 2023, una fecha no tan lejana a la muerte de Almudena. ¿Cómo manejaron las emociones?
La emoción, creía Almudena y yo también, es una forma de llegar rápidamente al corazón de quien lee. Yo no veía ningún sentido hacer una biografía en tercera persona. He llorado escribiendo en momentos en que sentía la rabia de que Almudena ya no estuviera aquí, de todo lo que habría podido escribir y todo lo que yo hubiera aprendido de ella. También me he reído escribiendo porque era muy graciosa y muy vitalista. Almudena exprimió y disfrutó la vida hasta el final. Hizo, escribió y dijo lo que quiso. Nunca se sabe cuándo es el momento adecuado para escribir una biografía, pero nunca es pronto para el homenaje.
Luis García Moreno, esposo de Almudena (se casaron en Granada, en diciembre de 1996), fue importante en todo esto.
No quería sentar a Luis para decirle que quería hacer esto de Almudena. Ahora reconozco que tuve cierta cobardía de planteárselo. También había un punto: a Luis le iba costar decirme que no, lo iba a poner en una tesitura complicada, porque nos queremos. A la editorial les dije que yo haría este proyecto si Luis daba su permiso. Les pedí que se lo propusieran. Luis dijo que sí y me llamó de vuelta para decirme: “estás boba, claro que sí, solo te voy a poner una condición: que me saquéis guapo en las ilustraciones”. Le pregunté muchas cosas. He pasado mucho tiempo con él. Luis estuvo cómodo contándome su historia con Almudena. Fue el primero que recibió el manuscrito. Me llamó al día siguiente, me corrigió un par de fechas y me dijo que estaba muy bonito, que le gustó. Luis es otro regalo que me ha dejado Almudena porque yo no lo conocía tanto antes y ahora es un amigo.
Relecturas y reencuentros
¿Qué destacarías de su literatura ahora que has vuelto a encontrarla?
He aprendido muchísimo. Leí muy joven sus novelas Las edades de Lulú (1989), Los aires difíciles (2002) y El corazón helado (2007), pero hasta que yo escribí mis propias novelas no me he dado cuenta de la maestría, las herramientas, la pasión y el atrevimiento con el que escribía. Es muy difícil que a los personajes les pasen cosas que les interesen al lector. Es complejo la cantidad de documentación que manejaba, el rigor que escribí todos esos datos históricos, que recogía hasta el detalle más pequeño. Siempre con lealtad al espíritu del hecho histórico.
¿Qué te dijo Almudena de sobre tu primera novela La hija del comunista (2017)?
Me dijo: ‘has acertado en todas las decisiones al escribirla’. Cuando me lo dijo no sabía de lo que me hablaba. Ahora luego de reflexionar sobre mis dos primeras novelas (la otra es La bajamar, 2022), y lo que tengo por delante, aprendí que ella acertó en todas sus decisiones.
¿Cómo era la Aroa de 15 años que leyó Las edades de Lulú, esa primera novela de Almudena escrita a los 28 años?
La compré en la librería de mi pueblo con el dinero que me daban mis padres los fines de semana, los juntaba y compraba libros. Lo leí a escondidas de mis padres. Noté que tenía una trasgresión acerca del sexo, de lo erótico y que hacía una radiografía muy cruda de España. Me pude reconocer, no ocurría lo mismo cuando leía escritores varones cuyas mujeres no se parecían a mí, ni a mi madre, mis tías o a mis amigas. A esa edad yo era muy lectora de poesía, no tanto de novela. Yo leí primero a Luis que a Almudena.
De Almudena también te encanta Un corazón muy helado (el resultado de seis años de lecturas y escrituras).
Me gusta mucho por lo que significa dentro de su trayectoria narrativa, porque apela a lo que nos conectó a las dos: la memoria y la Historia de España.
¿Cómo defines a la Almudena que estaba en contra de la Guerra de Irak y de las tiranías latinoamericanas, la que luchó por la igualdad de género?
Era una mujer con vocación, con muchísimo oficio, escribía con el rigor de la historiadora y con la libertad del artista. Era muy inteligente, desinhibida, apasionada, incondicional, generosa y alegre. Almudena se definía a sí misma como española, roja, republicana, que tenía un gato y a la que le gustaba más leer que escribir. Su voz pública nos falta en España. Fue valiente en su compromiso político. Porque a muchos escritores les da miedo mojarse y Almudena siempre tenía una voz con mucha convicción acerca del acontecer social y político de España.
¿Qué representa la obra de Almudena para fortalecer la memoria histórica española?
Ha sido fundamental para alumbrar nuestro pasado. No es función de la literatura hacer justicia, ni reparar el dolor de nadie, pero Almudena narró episodios que no habían sido contados y se encargó de retratar la historia de todos esos héroes anónimos antifascistas que quedaron en los márgenes de nuestra Historia. Porque España es un país muy anómalo en su relación con su tratamiento con su pasado.