Vida y cultura

Un drama silencioso

Se estima que más de 4.000 millones de personas están desnutridas o mal nutridas. Pixabay
Actualizado
  • 15/03/2025 00:00
Creado
  • 14/03/2025 16:42

Asegurar una alimentación saludable debe ser una meta central de América Latina y el Caribe; para esto se requiere una alianza al respecto de las políticas públicas que propicien buenas prácticas en este sentido

Según los informes de la Organización Mundial de la Salud, 2.500 millones de personas presentan sobrepeso. La cifra viene creciendo fuertemente y se ha cuadruplicado entre adolescentes desde 1990 a 2022. Alrededor de una de cada tres personas en el mundo excede el peso que se aconseja; 890 millones son obesos.

La obesidad es un problema con múltiples consecuencias. Impacta severamente aspectos clave de la salud, produce hipertensión, diabetes, dolencias cardiacas, mala circulación, todo orden de cánceres, una muy extensa lista de daños a la salud y, en definitiva, acortan la vida. La calidad de la nutrición de una sociedad es uno de los indicadores más relevantes de si está progresando. El aumento del sobrepeso y la obesidad expresan déficit de fondo en dicha calidad.

Algunas causas

¿Por qué este aumento explosivo en las cifras? La dieta prevalente está cargada de disparadores del problema. Están conectados directamente con la malnutrición. Se sabe que saludable es la ingestión de alimentos verdes libres de azúcares, de grasas saturadas y sin exceso de sales. También es determinante que beban agua y jugos naturales en lugar de las bebidas gaseosas llenas de azúcares y otros elementos disfuncionales y que no agregan ningún valor nutricional.

Una muy agresiva y omnipresente campaña de marketing que promueve permanentemente la venta de comida “basura” portadora de grasas tóxicas, y de las gaseosas, uno de los productos de mayor demanda mundial. Gruesos sectores de la población que tienen recursos limitados o bajos caen con facilidad en el fast food, también tienen altísimos consumos de gaseosas las familias pobres, incluso se utiliza como bebida para los bebés a falta de leche. En estas condiciones se estiman que más de 4.000 millones de personas están desnutridas o malnutridas.

A estos se suman la falta de ejercicios físicos continuados, la infraestructura para dar oportunidades de practicarlos a amplios sectores de ingresos magros es muy limitada, la combinación de dietas antisaludables y falta de ejercicios físicos crea una situación que propicia el sobrepeso y la obesidad.

¿Cómo enfrentarlas?

América Latina tiene promedios de ambas, superiores a los muy deficientes mundiales superan en muchos países el 40 % de su población, la obesidad infantil excede el 30% de la misma.

El caso de México, 130 millones de habitantes, es elocuente. El 75 % tiene sobrepeso y obesidad, la diabetes es la segunda causa de muerte, es el mayor consumidor del mundo de gaseosas per cápita, sus alimentos tradicionales están siendo reemplazados por comida “basura”. Con mejoras en los índices, la pobreza alcanza al 46 %.

Su nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, termina de lanzar un gran plan de educación de salud combinado. Llegará a 10 millones de escolares mejorando la calidad de la educación, bajando la deserción y enseñándoles una cultura de salud de avanzada.

Los dos ministerios y otros sumarán fuerzas en el aula, se redoblarán también las acciones por tomar agua y evitar las gaseosas, se subirán sus impuestos y se fijarán reglas muy exigentes para ellas. Algunas de estas medidas practicadas con anterioridad se llevará adelante esta vez muy en profundidad.

Se apelará fuertemente a la movilización de la opinión pública y se buscará la colaboración de la iniciativa privada responsable. Esta reforma a fondo de la educación y la salud será una de las prioridades de la gestión gubernamental.

En Uruguay y Costa Rica se está aplicando desde hace años en la democracia políticas en esta misma dirección, con estimulantes resultados, y entre ellos con tasas marcadamente más reducidas de sobrepeso, mal nutrición y obesidad.

Una nota final

Asegurar alimentos saludables para todos debe ser una meta central de los países del continente. Se requiere una alianza al respecto de las políticas públicas, la sociedad civil, y las empresas socialmente responsables.