Vida y cultura

¿Se puede profesionalizar el cuidado?

Uno de los desafíos de la profesionalización es establecer un nivel académico para la misma, pues las personas que cuidan tienden a tener diferentes edades. ONU Mujeres
Los cuidados son más que la interacción directa con aquellos que necesitan un cuidado; también existe una labor de gestión, supervisión y planificación que está invisibilizada. ONU Mujeres
Actualizado
  • 08/06/2024 00:00
Creado
  • 07/06/2024 19:20

Trabajadoras de cuidados de América Latina compartieron sus perspectivas en este asunto, en el segundo Intercambio sobre profesionalización de trabajadores de los cuidados

Alrededor del mundo, la mayor parte del trabajo de cuidados es realizado por niñas y mujeres.

Las tareas que recaen en las madres, esposas e hijas, parte del tiempo no traen algún reconocimiento o remuneración, sin embargo, para las trabajadoras de este sector en América Latina será la profesionalización de este renglón el que equiparará la “barrera histórica” que han mantenido las pésimas condiciones laborales de los cuidadores.

“Se ha considerado que los trabajos de cuidado deben ser ejercidos sin remuneración alguna por mujeres, madres, esposas e hijas debido a su naturaleza, reforzándose la idea de que no se requieren competencias o habilidades específicas, teniendo grandes consecuencias”, reconoció Anita Zetina, secretaria general de la Secretaría de la Integración Social Centroamericana (Sisca), quien formó parte del segundo Intercambio sobre profesionalización de trabajadores de los cuidados, webinar organizado por ONU Mujeres de América Latina y el Caribe que se realizó el jueves 6 de junio.

Dentro de este espacio representantes de organizaciones y sindicatos de trabajadoras de los cuidados alrededor de la región tuvieron la oportunidad de conversar sobre los avances y desafíos que han enfrentado en el camino de fortalecer la profesionalización de los trabajadores de los cuidados con el propósito de contribuir a la generación de trabajo decente en el sector.

En el caso de Panamá, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y ONU Mujeres dieron el primer paso hacia la creación de un sistema de cuidados y el reconocimiento de los trabajadores de este renglón.

En él se reconocía que existe una brecha entre la demanda y oferta de cuidados que debe atenderse a través de un sistema nacional de cuidados enfocado en los derechos de las personas que necesitan los cuidados y aquellos que los brindan. Sin embargo, al igual que otros países de América Latina, al istmo todavía le falta un largo camino para asegurar un sistema de cuidados sostenible.

“Estas tareas incluyen no solo aquellas vinculadas a los cuidados directos, es decir, las que requieren una interacción directa entre las personas como dar de comer, acompañar a una cita médica o un centro educativo y vestir a alguien. [Los cuidados] también son aquellas actividades vinculadas a las gestiones diarias y aquellas tareas de coordinación y supervisión”, explicó Anaclara Matosas, oficial de Comunicación y responsable en temas de género y formación profesional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Cinterfor.

Un análisis profundo

Los problemas en este ámbito laboral van más allá de salarios bajos o nulos, temas como los derechos de los trabajadores también se ven comprometidos en condiciones que no conocen límites debido a la naturaleza de este tipo de trabajo. Dentro de los cuidados no hay vacaciones, horarios de trabajo e incluso reemplazos, lo que pone en peligro el bienestar de muchos de sus trabajadores.

“Es un círculo vicioso de desigualdad, precariedad, exclusión y pobreza que de alguna forma invisibiliza este trabajo que se realiza dentro de los hogares. También contribuye que [el actual sistema] se alimenta de esa mala distribución de las responsabilidades de cuidados, entonces, cuanto más trabajo de cuidados [realizan las mujeres] más dificultades tienen para salir de esa situación de pobreza, en especial en los hogares encabezados por mujeres, quienes se mantienen en trabajos precarios, mal pagados y sin protección social”, destacó esta misma experta.

De acuerdo con las expertas que formaron parte del diálogo auspiciado por ONU mujeres, la profesionalización de los cuidados sería una herramienta para promover la equidad de género y asegurar que el sistema de cuidados tenga sostenibilidad en el futuro, incluyendo salarios justos, beneficios laborales y oportunidades que impulsarían el desarrollo profesional.

La profesionalización del sector de los cuidados también significa brindar oportunidades integrales de capacitación a aquellas personas que se dedicarán a cubrir estos puestos, pero en América Latina las organizaciones se han encontrado con diversas dificultades.

Según las propias trabajadoras de cuidados, cuestiones como establecer un nivel educativo es una situación compleja debido a que los cuidados recaen en personas de diferentes edades, desde niñas en sexto grado hasta mujeres adultas en edad universitaria.

Uno de los objetivos de la reunión de trabajadoras era conocer las realidades con las que se cuenta en América Latina. Se concluyó que la profesionalización de los cuidados es un tema a trabajar a largo plazo para establecer estrategias que puedan abarcar acciones que reconozcan la formación de profesionales en el cuidado.

Se espera que en un futuro también se puedan certificar las competencias laborales y reconocer la experiencia de personas en el sector. Además, se debe crear una institucionalidad que permita la articulación de aspectos como la participación social y desarrolle instrumentos normativos para beneficio de estos.

Solo de esta manera se podrá contribuir a dignificar el trabajo de cuidados, no solo como un aporte fundamental para la sociedad y para el sistema económico, sino también como un derecho, tanto para quienes lo reciben, como para las personas que lo proveen.

Anaclara Matosas,
Oficial de Comunicación y responsable en temas de género y formación profesional de la OIT
Es un círculo vicioso de desigualdad, precariedad, exclusión y pobreza que de alguna forma invisibiliza este trabajo que se realiza dentro de los hogares. También contribuye que [el actual sistema] se alimenta de esa mala distribución de las responsabilidades de cuidados, entonces cuanto más trabajo de cuidados [realizan las mujeres] más dificultades tienen para salir de esa situación de pobreza”