Vida y cultura

Rómulo Castro: ‘La música es un motivo de vida’

Rómulo Castro emprende una nueva etapa de su vida en Valencia (España), junto con su familia.
Rómulo Castro y el grupo Tuira, en una fotografía del año 2022 para la Gira Nacional Identidad.
Actualizado
  • 11/08/2024 01:00
Creado
  • 10/08/2024 14:20

El cantautor se despide de los escenarios panameños en un concierto que se llevará a cabo este viernes 16 de agosto. Antes de eso, conversó con ‘La Estrella de Panamá’ sobre el poder de la música para transmitir la realidad social

A pocos días de realizar el que será su último concierto en Panamá, el cantante y compositor Rómulo Castro se encuentra experimentando sentimientos encontrados, y no es para menos. El artista partirá junto con su familia a Valencia, la tierra de sus ancestros maternos entre los que está su abuela Enriqueta Agut Armer, considerada una heroína republicana de la educación pública quien además tuvo un destacado papel como una de las fundadoras de la Agrupación de Mujeres Antifascistas. Todo ello en medio de la guerra civil que asoló a España entre 1936 y 1939.

Esa misma conciencia social traída en las venas desde muy pequeño - en un ambiente en el que estuvo siempre rodeado de música y literatura - es la que siempre motivó a Castro a convertirse en un cronista de su realidad mediante los versos de sus canciones.

Hijo de padre panameño y madre española, Castro desembarca por primera vez en Panamá a los 18 años de edad. El joven compositor llegó al país en 1977, un año de plena ebullición ya que en ese momento se mantenía un intenso debate social en torno a los Tratados Torrijos-Carter en los que se puso fin a la presencia colonial estadounidense en el Canal de Panamá.

Componiendo sus propias canciones, Castro se suma primero al grupo musical Trópico de Cáncer junto a Ignacio ‘Cáncer’ Ortega Santizo. Más tarde, fue cofundador de la agrupación Liberación con el que sacaría su primer disco en 1979 con canciones dedicadas a Panamá y los procesos históricos que se vivían en la época. Luego, entre 1984 y 1989, estudia música en La Habana (Cuba) y forma parte del grupo Arkanar, en el que tuvo la oportunidad de compartir con grandes talentos de la Escuela Nacional de Música y el Instituto Superior de las Artes de aquel país.

Cuando regresa a Panamá un par de semanas antes de la invasión estadounidense, en diciembre de 1989, se suma a las presentaciones musicales nocturnas en el bar Groucho Pub de Vía Argentina junto a Luis Arteaga con quien reorganizó el grupo Liberación en una segunda fase entre los años 1989 y 1990. En este último año, se hace socio del bar El Zaguán. Un sitio que se convierte a inicios de los años 1990 en la casa de la música en vivo llenando las noches de los martes a sábados con sesiones de jazz, trova y salsa con artistas nacionales e internacionales.

En paralelo, poco a poco el grupo Liberación se va convirtiendo en Proyecto Tuira y ya en 1997 se da forma a la actual agrupación de Rómulo Castro y el Grupo Tuira, con el que dirá adiós a los escenarios panameños en un concierto que se llevará a cabo este viernes 16 de agosto a las 8:00 p.m. en el Teatro Pacific.

Su repertorio contendrá temas de su séptimo trabajo discográfico titulado Septem, cuyas canciones buscan hacer reflexionar sobre eventos recientes como la pandemia del Covid-19 y también los sentimientos que invaden a Castro y a su familia antes de comenzar con su periplo transatlántico.

Con distintas alineaciones alrededor de los años, Rómulo Castro está siendo acompañado por Luis Thomas (teclados y dirección musical), Marco Linares (guitarras), Tony Martínez (percusión y coros), Kenneth González (bajo), Ormelis Cortez (acordeón), Héctor Guerrero (batería), Mary Ann Ortiz (guitarras), Valeria Ovando (coros), Samuel Barrios (piano) y Ricky Salas (percusión y coros).

Junto a ellos estarán también otros artistas como el músico de origen brasileño Babito Do Carmo – fundador del grupo Samba Tres – y las cantantes Camila Castro y Mare Cabal. Todo un derroche de sentimientos y talento que tendrá lugar en el escenario, según Castro.

El cantautor y compositor aclaró en entrevista con este diario que en ningún caso esto supone un rompimiento definitivo con el público panameño, ya que tiene pensado venir una vez al año al país para seguir haciendo presentaciones si la ocasión lo permite.

El arte de contar historias

Para Castro, la música es el principal vehículo de la comunicación no solo para hablar sobre asuntos políticos sino sobre el amor que se le tiene tanto a la patria como a la familia, que se encuentra en la génesis de casi todas sus composiciones.

“La música es el lente a través del cual miro la vida y la comento con intención, sobre todo, de reflexionar. Esto para mí no es solo algo importante sino que me lo tomo muy en serio, sabiendo perfectamente que la música y la canción no solo son un arma para pensar sino para bailar y recordar. Yo usualmente me centro en la parte poética y trato que la canción siempre cuente algo”, aseguró.

De ese arte de cantar y expresar lo que piensa, se inspiró y aprendió de la discografía muchos maestros de la canción como Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel y Paco Ibáñez. En lo que se refiere al ámbito anglosajón, tuvo entre su radar a Los Beatles, especialmente de las letras de John Lennon y Paul McCartney.

“En mi música, yo trato de encontrar un lenguaje propio que no solo reproduzca los estilos originales de mis maestros, también busco brindar forma propia al estilo panameño de componer y ejecutar canciones”, dijo.

Las historias que cuenta Castro en sus temas musicales son variopintas. De resaltar los logros de la revolución del general Omar Torrijos en pro de la soberanía y la justicia social con el tema ‘Omar Vive’ pasó a condenar la pesadilla militarista en la que se convirtió el régimen militar bajo el mando de Manuel Antonio Noriega con ‘Vudú Man’. En esta última canción narró en menos de cinco minutos la invasión, los posteriores saqueos en medio de la conmoción social al tiempo que ilustró cómo el poder puede llevar a una persona a cometer tropelías con tal de mantenerse allí.

“No defendía a la dictadura [de Torrijos] sino que compartía y defendía las cosas que se pudieron hacer en aquellos días. Compartía y defendía la figura de un líder como Omar Torrijos, que convocaba a la gente y con quien se podía conversar. Esto me consta porque él animó y apoyó mis primeras canciones y la posibilidad de hacer un primer disco junto al grupo Liberación. Todo eso, en contraste con los años 1980, con la década de los coroneles que acabó con el peor de ellos, que fue Noriega. Para mí, era inexplicable e imperdonable lo que sucedió. Cuando era joven apoyé al torrijismo, pero yo no podía apoyar a los coroneles de los años 1980, ellos fueron una de las razones por las que me fui del país a estudiar música en Cuba. Para mí, esto es perfectamente congruente porque así lo siento. La defensa, no del hombre [Omar Torrijos] sino de las tareas y logros de los años 1970 que algunos se conservan como lo que dejaron los tratados Torrijos-Carter, el centro bancario y la Zona Libre de Colón, y otros no como la reforma educativa”, comentó.

En todo caso, Castro es adversario del abandono de esas tareas y lo que considera como la ‘lumpenización’ y la ‘degradación’ del régimen militar en los años 1980. “Por eso para mí es ético hacer por un lado ‘Omar Vive’ y, por otro lado, ‘Vudú Man”, agregó.

En cambio, el compositor también narra historias de fortaleza y resiliencia a través de sus canciones. Un ejemplo de ello es ‘La Rosa de Los Vientos’, que cuenta la historia de un Panamá que logró levantarse a través de la adversidad. El tema fue interpretado por el cantautor Rubén Blades quien lo interpretó en el álbum homónimo de 1996 que a su vez cosechó un Grammy a Mejor Álbum Tropical.

“El hecho de componer y cantar música es un motivo de vida. Sin ella, yo no le encontraría sentido a mi existencia”, aseguró.

La música también puede servir para mandarle un mensaje a las personas que uno más aprecia en la vida. Es el caso del tema ‘La Herencia del Pela’o’, con el que Castro recorre las tradiciones del país y que va dedicada a su hijo Rómulo quien decidió también irse a España dos años antes para construir su carrera musical como cantautor.

“A mi hijo le deseo firmeza y perseverancia en sus proyectos porque esta es una profesión hermosa pero dura y riesgosa a la vez. No existe tal cosa como el éxito instantáneo, como dicen en España hay que ‘currárselo’ muy bien”, expresó.

Sobre el mundo de hoy, Castro piensa que cambió a pasos agigantados desde la década de los años 1980 debido a la penetración del neoliberalismo que, en su opinión, contribuyó a la pérdida de la identidad y a la banalización de la cultura con el surgimiento de estrellas instantáneas.

“Son de esas canciones sencillas y tontas, que al mes uno se olvida. Hoy en día, la tecnología nos da recursos como nunca antes para promover el trabajo bien hecho. Sin embargo, esa ventana tecnológica ha ido propiciando lo fácil, lo comercial y lo redituable. Afortunadamente, en sus resquicios también admite espacios como el de la música que hacen artistas como nosotros y el uruguayo Jorge Drexler, entre otros. Hay esperanza pero los artistas debemos tomar en serio nuestra disciplina. Deben pensar que en lo que escuchen esos millones de personas sea algo pensado, trabajado producto del esfuerzo por la difusión del conocimiento”, consideró.

A los 65 años de edad, Castro marca su rumbo hacia una nueva etapa en una trayectoria de 45 años de vida artística en los que ha logrado mucho. Tras componer 200 canciones, grabar siete discos y haber tenido la posibilidad de presentarse en 14 países distintos y recorrer el país cantando, siente que ha logrado alcanzar lo suficiente. Sin embargo, todavía considera que tiene mucho que decir y aprender.

Rómulo Castro
Cantante y compositor
“En mi música, yo trato de encontrar un lenguaje propio que no solo reproduzca los estilos originales de mis maestros, también busco brindar forma propia al estilo panameño de componer y ejecutar canciones.”