Vida y cultura

¿Por qué es importante estudiar a los insectos?

Los polinizadores son fundamentales para la seguridad alimentaria. Carlos Nieto
El ganado es susceptible a ciertos insectos. Pixabay
Algunos insectos merman la producción agrícola. Pixabay
Desde la perspectiva de la salud humana, algunos insectos como los mosquitos, los flebótomos y los triatominos, entre otros, transmiten mortales enfermedades a los seres humanos Pixabay
|Samuel Bonilla Samuel Bonilla
  • 25/04/2025 01:00

Héroes y villanos. Fuente de alimento y de compuestos con potencial farmacológico. Alarmas ecológicas e inspiración para el diseño y el arte. Los insectos constituyen el grupo de animales más abundante y diverso del mundo. Al ser tan exitosos en colonizar todos los ecosistemas y sobrevivir extinciones masivas, estudiarlos ayuda a entender mejor el planeta.

Aunque a muchas personas no les agradan los insectos, estos desempeñan funciones importantes en el medio ambiente, como los polinizadores de cultivos agrícolas y plantas silvestres. También son indicadores de la calidad del ambiente o de la pérdida del hábitat natural.

Algunos insectos sirven de alimento para aves, reptiles y anfibios. Incluso, en algunos países, las personas consumen insectos y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha reconocido a los insectos como una fuente de alimento sostenible y nutritiva.

Hay insectos que se comen a otros insectos, sobre todo las plagas, y son beneficiosos como agentes de control biológico. Otros se encargan de descomponer materia orgánica y reciclar los nutrientes del suelo.

Desde la perspectiva de la salud humana, algunos insectos como los mosquitos, los flebótomos y los triatominos, entre otros, transmiten mortales enfermedades a los seres humanos. Además, hay insectos que causan reacciones alérgicas por su picada o contaminan los alimentos.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en las Américas, las enfermedades transmitidas por vectores son responsables de aproximadamente el 17 % de la carga de enfermedades transmisibles en el mundo. Factores sociales, demográficos y ambientales de las comunidades humanas afectan la dinámica de la transmisión mediante la dispersión geográfica, resurgimiento y estacionalidad.

Por ejemplo, con el cambio climático o aumento de las temperaturas, algunos insectos que estaban restringidos a lugares tropicales ampliarán su rango de distribución geográfico y podrán transmitir enfermedades en estos nuevos sitios.

Los animales de granja y la fauna silvestre tampoco se salvan de los insectos, entre ellos, las garrapatas, moscas, mosquitos y larvas.

Formación

Desde 1983, Panamá desarrolla el Programa Centroamericano de Maestría en Entomología (Pcment), que se dicta en la Universidad de Panamá. El Pcment está centrado principalmente en tres líneas de investigación: insectos que constituyen plagas para los cultivos agrícolas y la producción pecuaria; el estudio de la diversidad de insectos en los ecosistemas naturales, y aquellos insectos relevantes para la salud pública.

Los estudiantes cursan alrededor de 12 materias en 4 semestres y hacen una tesis de maestría durante 6 meses. En total, cada promoción termina en dos años y medio aproximadamente. En el Pcment han participado estudiantes de Panamá, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Belice, Honduras, República Dominicana, Colombia, e incluso de España.

Alrededor de 118 entomólogos se han graduado de esta maestría, siendo el
50 % panameños y el resto de diferentes países de la región centroamericana. Los egresados están distribuidos en instituciones académicas, institutos de investigación científica y en entidades de gobierno encargadas de generar respuestas oportunas y eficaces para la mitigación de plagas de cultivos y el control de los artrópodos vectores de enfermedades, etc. en diferentes países.

En la última década, la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) ha apoyado a estudiantes panameños con becas para formarse en esta maestría en ciencias entomológicas.

En la promoción número 22, que empezó recientemente, participan 15 becarios de la Senacyt de las provincias de Veraguas, Chiriquí, Coclé, Herrera, Colón y Panamá.

El doctor José Loaiza, investigador del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat AIP) y coordinador académico del Pcment desde el año 2017, resalta que “Panamá ha sido un motor de formación para especialistas en entomología en la región. Con este programa se ha dejado un legado de proyectos, de infraestructura, movilidad, y se está modernizado”.

No se trata solo de graduarse, afirma Loaiza. “Tesis que se sustenta, da origen a un producto específico que apoya a Panamá a elevar sus métricas de publicaciones científicas”.

La maestría refleja los avances y el crecimiento del ecosistema de ciencia nacional. Académicos que dictan las clases, en su mayoría, son miembros del Sistema Nacional de Investigación (SNI) y convergen con otros investigadores y becarios.

“A pesar de que la maestría en Entomología es un programa pequeño, es la unidad que aporta más investigaciones científicas en la Universidad de Panamá y tiene impacto significativo en el desarrollo de la región centroamericana. Se han realizado estudios sobre la mosca de la fruta que afecta los cultivos agrícolas y causa pérdidas económicas. También se han estudiado vectores de enfermedades para el tema del control de mosquitos, garrapatas, etc.”, relata el doctor Loaiza.

Nuevos investigadores

Tres estudiantes de la cohorte 21 de la maestría han sido becados por la Senacyt a través de la convocatoria de “Nuevos Investigadores”. Dos de ellos se enfocan en el control biológico y el tercero en la vigilancia entomológica con métodos acústicos.

Yosiat Vega estudia el gusano barrenador que afecta a los animales de sangre caliente, como el ganado y el humano. La mosca Cochliomyia hominivorax coloca sus huevos en heridas que tienen los animales cuando se rascan o se lastiman. Luego, muchas larvas (gusanera) se concentran en el mismo lugar alimentándose de tejidos vivos (músculo, hueso y carne). El animal muere y el productor se afecta por las pérdidas económicas.

Vega estudia el sonido que generan las moscas al volar (aleteo) y el efecto que este tiene en su reproducción. Su propósito es probar nuevas alternativas de vigilancia entomológica, atrayendo a las moscas con el sonido del aleteo para atraparlas individualmente.

Gabriel Araúz trabaja en un proyecto para conocer la interacción parásito-hospedero de las hormigas cortadoras de hojas, que son una plaga para cultivos agrícolas como los tubérculos y cucurbitáceas. En Panamá no se conoce el impacto económico de las arrieras. Araúz estudia una avispa parasitoide de la familia Diapriidae (Género Szelenyiopria) que entra a los nidos de las arrieras, coloca sus huevos sobre las larvas de arrieras y se va comiendo la hormiga por dentro. Además, la avispa es potencialmente una nueva especie que no ha sido descrita para la ciencia, y Araúz está aplicando métodos de taxonomía integrativa para identificarla.

Richard Bennett estudia los mosquitos Toxorhynchites que son depredadores de las larvas de otros mosquitos perjudiciales como el Aedes aegypti y Aedes albopictus, ambos vectores del dengue en Panamá. En estado adulto, los mosquitos Toxorhynchites no se alimentan de sangre, sino de azúcares de frutas, mientras que en el estado de larva se comen a los mosquitos “malos”.

Aunque los participantes de la promoción 22 están empezando y no tienen definido el tema de sus tesis, sí hay interés por trabajar con insectos acuáticos que pueden indicar indirectamente con su presencia y abundancia cómo está la calidad del agua o si existe contaminación. Algunos se inclinan a los estudios genómicos, taxonomía, bioacústica y aplicaciones de inteligencia artificial para identificar insectos a través de imágenes que se introducen a una librería.