Panamá enfrenta el desafío: unir fuerzas para un uso sostenible del sargazo
- 21/12/2024 00:00
- 20/12/2024 18:12
En Panamá hay presencia de sargazo en toda la costa del Caribe, principalmente en la comarca Guna Yala; en Colón, Veraguas, comarca Ngäbe Buglé, y en Bocas del Toro Un alga marina, el sargazo, ha proliferado en el Caribe en los últimos años, y representa un serio desafío para las comunidades costeras de Panamá. Perteneciente al género Sargassum, es conocido por formar grandes masas flotantes en la superficie del océano, y al llegar a las playas obstaculiza el paso de los bañistas, afectando la estética de los destinos turísticos.
Otro de los efectos negativos del sargazo es la afectación a negocios locales como restaurantes y hoteles, perjudica al turismo, el medio ambiente y la seguridad sanitaria. Bloquea la luz solar, afecta los ecosistemas marinos y consume oxígeno al descomponerse, lo que puede provocar la muerte de peces. Además, altera el hábitat de tortugas marinas, contamina zonas costeras y oceánicas, y disminuye la atracción turística de las playas.
Para mitigar estos efectos, Panamá busca transformar la amenaza del sargazo en una oportunidad mediante la investigación, el desarrollo tecnológico y la colaboración multisectorial. Este enfoque integral tiene como objetivo no solo gestionar eficazmente el sargazo, sino también aprovecharlo como un recurso sostenible y valioso para la economía y el medio ambiente del país.
Por otra parte, junto con otros países del Caribe, el país se ha comprometido a implementar estrategias para el uso sostenible del sargazo, un alga marina que ha proliferado en los últimos años y ha causado problemas ambientales y económicos. Esta tarea es parte de una serie de acciones que sobresalieron en un taller internacional efectuado este año en Cancún, México, para diseñar una estrategia regional para la gestión del sargazo y explorar su potencial como recurso pesquero.
La floración masiva de sargazo, conocida como blooms, tienen un impacto ecológico y económico significativo en las costas caribeñas. Su acumulación en las playas bloquea la luz solar y el oxígeno necesario para la supervivencia de corales y otras especies marinas, lo que afecta negativamente la biodiversidad y, al mismo tiempo, genera un intenso olor putrefacto que aleja a los turistas.
Además de estos impactos, el sargazo acumulado podría dificultar la anidación de las tortugas baula en lugares como Armila, en la comarca Guna Yala y playa Bluff en Bocas del Toro. Estas tortugas prefieren playas despejadas para cavar sus nidos, y la presencia de sargazo puede forzarlas a anidar en zonas inadecuadas o abandonar el intento por completo, lo que amenaza su supervivencia.
Tras el evento y consciente de estos desafíos, Panamá ha establecido un Comité Nacional para el monitoreo y seguimiento del Sargazo, con el objetivo de desarrollar estrategias para mitigar los impactos negativos y promover su uso sostenible. El país también ha participado en talleres internacionales para colaborar en la creación de una hoja de ruta para la gestión integral del sargazo en el Gran Caribe, que se enfoca en soluciones innovadoras y sostenibles.
Este comité también fomentará la investigación, establecerá un modelo de gestión nacional con respuestas rápidas, desarrollará herramientas de seguimiento y previsión, buscará financiamiento, y aplicará tecnología para la limpieza, recolección, transporte y almacenamiento del sargazo.
Marino Ábrego, jefe del departamento de Manejo de Recursos Costeros y Marinos del Ministerio de Ambiente, señala que la descomposición del sargazo libera gases tóxicos que no solo causan mal olor, sino que también pueden afectar la salud humana. Esta situación, de no controlarse, podría disminuir la afluencia de turistas y causar pérdidas económicas significativas para las comunidades costeras que dependen del turismo.
Un alga marina, el sargazo, ha proliferado en el Caribe en los últimos años, y representa un serio desafío para las comunidades costeras de Panamá. Perteneciente al género Sargassum, es conocido por formar grandes masas flotantes en la superficie del océano, y al llegar a las playas obstaculiza el paso de los bañistas, afectando la estética de los destinos turísticos.
Otro de los efectos negativos del sargazo es la afectación a negocios locales como restaurantes y hoteles, perjudica al turismo, el medio ambiente y la seguridad sanitaria. Bloquea la luz solar, afecta los ecosistemas marinos y consume oxígeno al descomponerse, lo que puede provocar la muerte de peces. Además, altera el hábitat de tortugas marinas, contamina zonas costeras y oceánicas, y disminuye la atracción turística de las playas.
Para mitigar estos efectos, Panamá busca transformar la amenaza del sargazo en una oportunidad mediante la investigación, el desarrollo tecnológico y la colaboración multisectorial. Este enfoque integral tiene como objetivo no solo gestionar eficazmente el sargazo, sino también aprovecharlo como un recurso sostenible y valioso para la economía y el medio ambiente del país.
Por otra parte, junto con otros países del Caribe, el país se ha comprometido a implementar estrategias para el uso sostenible del sargazo, un alga marina que ha proliferado en los últimos años y ha causado problemas ambientales y económicos. Esta tarea es parte de una serie de acciones que sobresalieron en un taller internacional efectuado este año en Cancún, México, para diseñar una estrategia regional para la gestión del sargazo y explorar su potencial como recurso pesquero.
La floración masiva de sargazo, conocida como blooms, tienen un impacto ecológico y económico significativo en las costas caribeñas. Su acumulación en las playas bloquea la luz solar y el oxígeno necesario para la supervivencia de corales y otras especies marinas, lo que afecta negativamente la biodiversidad y, al mismo tiempo, genera un intenso olor putrefacto que aleja a los turistas.
Además de estos impactos, el sargazo acumulado podría dificultar la anidación de las tortugas baula en lugares como Armila, en la comarca Guna Yala y playa Bluff en Bocas del Toro. Estas tortugas prefieren playas despejadas para cavar sus nidos, y la presencia de sargazo puede forzarlas a anidar en zonas inadecuadas o abandonar el intento por completo, lo que amenaza su supervivencia.
Tras el evento y consciente de estos desafíos, Panamá ha establecido un Comité Nacional para el monitoreo y seguimiento del Sargazo, con el objetivo de desarrollar estrategias para mitigar los impactos negativos y promover su uso sostenible. El país también ha participado en talleres internacionales para colaborar en la creación de una hoja de ruta para la gestión integral del sargazo en el Gran Caribe, que se enfoca en soluciones innovadoras y sostenibles.
Este comité también fomentará la investigación, establecerá un modelo de gestión nacional con respuestas rápidas, desarrollará herramientas de seguimiento y previsión, buscará financiamiento, y aplicará tecnología para la limpieza, recolección, transporte y almacenamiento del sargazo.
Marino Ábrego, jefe del departamento de Manejo de Recursos Costeros y Marinos del Ministerio de Ambiente, señala que la descomposición del sargazo libera gases tóxicos que no solo causan mal olor, sino que también pueden afectar la salud humana. Esta situación, de no controlarse, podría disminuir la afluencia de turistas y causar pérdidas económicas significativas para las comunidades costeras que dependen del turismo.