Mirarse al espejo
- 20/04/2025 00:00
El escritor español Miguel López García llega a Panamá con “Tregua en la calma”, una novela policiaca que le permite indagar en los claroscuros del alma humana La escritura es una necesidad para Miguel López García. Este escritor español piensa que cada ser humano tiene en su haber un cúmulo de posibilidades por descubrir y que en su caso su manera de encontrarse consigo mismo y con los otros es a través de la literatura.
“Solo así se puede explicar cómo un hombre que nunca escribió comienza con más de 50 años a escribir, y lo hace con una novela, sin una preparación específica en el mundo de las letras, y este fue mi caso”, comenta este autor nacido en Castropol (España), en 1954.
Es un lector infatigable. “Diecisiete años en los barcos, y pasando meses sin tocar tierra dan para mucha lectura. Normalmente llevaba conmigo algunos libros, pero cuando los finalizaba comenzaba con la biblioteca de a bordo”.
Quien fuera capitán de la marina mercante de su país ha presentado en Panamá tres novelas: Cuando la bruma se desvanece (2017), Una esperanza en el vacío (2018) y Donde mueren los pájaros (2020).
Quien de chico vivió entre campos de maíz y los vaivenes del mar, regresa a nuestra patria con su obra Tregua en la calma. Su agenda va del lunes 21 al viernes 25 de abril, días en los que tendrá encuentros con sus lectores del Colegio San Agustín, Instituto José Dolores Moscote, Instituto América, San Judas Tadeo y el Instituto Panamericano.
Por su profesión marina siempre quiso conocer el Canal de Panamá. “Aunque había navegado en esa zona no había llegado a cruzarlo, y unas vacaciones decidí con mi mujer ir a Panamá para visitarlo, nos hospedamos en un hotel y allí coyunturalmente conocí a Luz Aurora Bonilla, quien dirige Golden Books y la que hoy es mi editora y, sobre todo mi familia en ese hermoso país, al que nunca podré pagar tantos momentos de felicidad que me ha deparado”.
Recuerda que la primera vez que vino a Panamá a charlar con los muchachos, “en el largo viaje en avión, comentaba con mi esposa la incertidumbre por cómo sería recibido y, sinceramente, estábamos nerviosos. Era un lugar nuevo para nosotros, y con una novela ambientada en una aldea asturiana. Asturias, en el norte de España es totalmente distinta al Caribe, y yo pensaba en cómo podría gustarles a los chicos aquella historia”.
Algo que le impresiona en cada ocasión que lo trae a Panamá “es la defensa férrea de nuestro idioma a través de la lectura por parte de los departamentos de español en los colegios, así como por los alumnos. Solo por eso, aquel viaje y los posteriores merecieron la pena, y mientras la salud me lo permita, acudiré a todas sus llamadas, porque considero que esa defensa cada vez es más necesaria”.
Por amor a Castropol Tregua en la calma nace como una manera de agradecer a Castropol, “un pueblo asturiano bellísimo, en el que tuve la inmensa fortuna de nacer, y siempre conté con la ayuda de su ayuntamiento cuando lo necesité”.
Recuerda Castropol como un sitio tranquilo y pacífico. “Recorrer sus empedradas calles es como caminar sobre dulces notas musicales flotando sobre sangre inocente de otro tiempo. Por esa razón en esta novela deseaba romper con esa quietud, para rememorar y descubrir lo más profundo de una época de la posguerra española, llena de odios y venganzas”.
Tregua en la calma es una novela negra y policiaca en toda regla, al girar en torno a la investigación de una serie de misteriosos asesinatos a chicas.
Le atraen estos géneros literarios porque le permiten examinar los claroscuros del alma humana. La ficción es una vía para que el narrador y sus lectores “se miren al espejo de una realidad que siempre es difícil de admitir, pero, cuando observamos nuestro alrededor, nos damos cuenta de que hay historias reales cada día que superan a la más escabrosa de las novelas negras”.
Para la estructura de Tregua en la calma no hizo investigaciones específicas. Lo suyo fue observar y hacer preguntas a las personas indicadas. “Me intereso por casi todo. Si tengo un amigo policía, me apasiona su trabajo, si es juez lo mismo, si es forense, también. Por lo que en algunas ocasiones recurro a especialistas en el tema que sea cuando necesito algún razonamiento que yo no alcanzo. Una cosa que me preocupa a la hora de escribir es no mentir en lo que sería la parte técnica del relato”.
El camino del materialismo ¿Qué lleva al ser humano a hacer daño a otra persona? Diría que el mal forma parte de la naturaleza del hombre en mayor o menor medida. Lo llevamos como quien transporta un explosivo sin darse cuenta de ello, y así caminamos por la vida, pero en algunos casos las circunstancias nos recuerdan que tenemos ese detonante al alcance de la mano y lo utilizamos.
¿Por qué? Son innumerables las causas, y diferentes según la época en que a esa persona le ha tocado vivir. Lo más lamentable de esto es que la evolución del hombre parece llevar la violencia de su mano, y se utiliza contra los semejantes de una forma cada vez más sibilina. El ser humano necesita regresar al humanismo, algo que cada día se está olvidando más, promovido por el sistema. No podemos continuar por el camino del materialismo, diría que ahí se encuentran la mayoría de los males que conducen a la violencia. Temo que habrá que hacer grandes sacrificios para regresar a ese camino.
¿Cómo se explora la mente de un asesino? El hombre más insignificante sometiéndolo a determinadas circunstancias puede convertirse en el más cruel de los asesinos, y no hablo del psicótico que merecería un capítulo aparte. Para leer la mente de un asesino tendremos que observar su entorno, los caminos que le han conducido a ese fatal desenlace. La mente de un criminal en su origen puede ser la de cualquier ser humano que jamás pensó en llegar a esa triste circunstancia.
¿Cómo lidias con la crueldad de nuestra especie? La crueldad está presente en nuestras vidas en innumerables formas desde el mismo instante en que nacemos, y distintas son las claves que cada uno utiliza para convivir con ella, ya que combatirla en su totalidad resulta quimérico.
La crueldad individual resultaría posible atajarla, pero ahora estamos viviendo la crueldad colectiva, y las nuevas tecnologías hacen que nos alcancen a todos, y nos hacen participes, aunque sea como observadores de: brutalidades, atrocidades, barbaries.
Como padre siento mucho miedo. Vivimos en un mundo que día a día se complica. En poco tiempo en esta España, en esta vieja Europa que vivía en paz, escuchamos de nuevo en la lejanía tambores de guerra que pueden conducir a nuestros hijos a la mayor de las crueldades, pero también a nuestros hermanos, amigos, vecinos... a todos sin distinción.
En la mayor parte de mi obra hay un trasfondo dedicado a recordar los tiempos de la guerra y la posguerra, con la intención de que no se repita, pero la terquedad del hombre hace que determinados acontecimientos extremos formen parte de su historia. Hagamos todos los esfuerzos que se encuentren a nuestro alcance para que la crueldad se aleje de nuestra existencia.
La escritura es una necesidad para Miguel López García. Este escritor español piensa que cada ser humano tiene en su haber un cúmulo de posibilidades por descubrir y que en su caso su manera de encontrarse consigo mismo y con los otros es a través de la literatura.
“Solo así se puede explicar cómo un hombre que nunca escribió comienza con más de 50 años a escribir, y lo hace con una novela, sin una preparación específica en el mundo de las letras, y este fue mi caso”, comenta este autor nacido en Castropol (España), en 1954.
Es un lector infatigable. “Diecisiete años en los barcos, y pasando meses sin tocar tierra dan para mucha lectura. Normalmente llevaba conmigo algunos libros, pero cuando los finalizaba comenzaba con la biblioteca de a bordo”.
Quien fuera capitán de la marina mercante de su país ha presentado en Panamá tres novelas: Cuando la bruma se desvanece (2017), Una esperanza en el vacío (2018) y Donde mueren los pájaros (2020).
Quien de chico vivió entre campos de maíz y los vaivenes del mar, regresa a nuestra patria con su obra Tregua en la calma. Su agenda va del lunes 21 al viernes 25 de abril, días en los que tendrá encuentros con sus lectores del Colegio San Agustín, Instituto José Dolores Moscote, Instituto América, San Judas Tadeo y el Instituto Panamericano.
Por su profesión marina siempre quiso conocer el Canal de Panamá. “Aunque había navegado en esa zona no había llegado a cruzarlo, y unas vacaciones decidí con mi mujer ir a Panamá para visitarlo, nos hospedamos en un hotel y allí coyunturalmente conocí a Luz Aurora Bonilla, quien dirige Golden Books y la que hoy es mi editora y, sobre todo mi familia en ese hermoso país, al que nunca podré pagar tantos momentos de felicidad que me ha deparado”.
Recuerda que la primera vez que vino a Panamá a charlar con los muchachos, “en el largo viaje en avión, comentaba con mi esposa la incertidumbre por cómo sería recibido y, sinceramente, estábamos nerviosos. Era un lugar nuevo para nosotros, y con una novela ambientada en una aldea asturiana. Asturias, en el norte de España es totalmente distinta al Caribe, y yo pensaba en cómo podría gustarles a los chicos aquella historia”.
Algo que le impresiona en cada ocasión que lo trae a Panamá “es la defensa férrea de nuestro idioma a través de la lectura por parte de los departamentos de español en los colegios, así como por los alumnos. Solo por eso, aquel viaje y los posteriores merecieron la pena, y mientras la salud me lo permita, acudiré a todas sus llamadas, porque considero que esa defensa cada vez es más necesaria”.
Tregua en la calma nace como una manera de agradecer a Castropol, “un pueblo asturiano bellísimo, en el que tuve la inmensa fortuna de nacer, y siempre conté con la ayuda de su ayuntamiento cuando lo necesité”.
Recuerda Castropol como un sitio tranquilo y pacífico. “Recorrer sus empedradas calles es como caminar sobre dulces notas musicales flotando sobre sangre inocente de otro tiempo. Por esa razón en esta novela deseaba romper con esa quietud, para rememorar y descubrir lo más profundo de una época de la posguerra española, llena de odios y venganzas”.
Tregua en la calma es una novela negra y policiaca en toda regla, al girar en torno a la investigación de una serie de misteriosos asesinatos a chicas.
Le atraen estos géneros literarios porque le permiten examinar los claroscuros del alma humana. La ficción es una vía para que el narrador y sus lectores “se miren al espejo de una realidad que siempre es difícil de admitir, pero, cuando observamos nuestro alrededor, nos damos cuenta de que hay historias reales cada día que superan a la más escabrosa de las novelas negras”.
Para la estructura de Tregua en la calma no hizo investigaciones específicas. Lo suyo fue observar y hacer preguntas a las personas indicadas. “Me intereso por casi todo. Si tengo un amigo policía, me apasiona su trabajo, si es juez lo mismo, si es forense, también. Por lo que en algunas ocasiones recurro a especialistas en el tema que sea cuando necesito algún razonamiento que yo no alcanzo. Una cosa que me preocupa a la hora de escribir es no mentir en lo que sería la parte técnica del relato”.
Diría que el mal forma parte de la naturaleza del hombre en mayor o menor medida. Lo llevamos como quien transporta un explosivo sin darse cuenta de ello, y así caminamos por la vida, pero en algunos casos las circunstancias nos recuerdan que tenemos ese detonante al alcance de la mano y lo utilizamos.
Son innumerables las causas, y diferentes según la época en que a esa persona le ha tocado vivir. Lo más lamentable de esto es que la evolución del hombre parece llevar la violencia de su mano, y se utiliza contra los semejantes de una forma cada vez más sibilina. El ser humano necesita regresar al humanismo, algo que cada día se está olvidando más, promovido por el sistema. No podemos continuar por el camino del materialismo, diría que ahí se encuentran la mayoría de los males que conducen a la violencia. Temo que habrá que hacer grandes sacrificios para regresar a ese camino.
El hombre más insignificante sometiéndolo a determinadas circunstancias puede convertirse en el más cruel de los asesinos, y no hablo del psicótico que merecería un capítulo aparte. Para leer la mente de un asesino tendremos que observar su entorno, los caminos que le han conducido a ese fatal desenlace. La mente de un criminal en su origen puede ser la de cualquier ser humano que jamás pensó en llegar a esa triste circunstancia.
La crueldad está presente en nuestras vidas en innumerables formas desde el mismo instante en que nacemos, y distintas son las claves que cada uno utiliza para convivir con ella, ya que combatirla en su totalidad resulta quimérico.
La crueldad individual resultaría posible atajarla, pero ahora estamos viviendo la crueldad colectiva, y las nuevas tecnologías hacen que nos alcancen a todos, y nos hacen participes, aunque sea como observadores de: brutalidades, atrocidades, barbaries.
Como padre siento mucho miedo. Vivimos en un mundo que día a día se complica. En poco tiempo en esta España, en esta vieja Europa que vivía en paz, escuchamos de nuevo en la lejanía tambores de guerra que pueden conducir a nuestros hijos a la mayor de las crueldades, pero también a nuestros hermanos, amigos, vecinos... a todos sin distinción.
En la mayor parte de mi obra hay un trasfondo dedicado a recordar los tiempos de la guerra y la posguerra, con la intención de que no se repita, pero la terquedad del hombre hace que determinados acontecimientos extremos formen parte de su historia. Hagamos todos los esfuerzos que se encuentren a nuestro alcance para que la crueldad se aleje de nuestra existencia.