‘Maxxxine’: Hollywood y el espiral del horror de la fama

En 2022, la cinta X fue un modesto hit del género de horror slasher y llamó la atención de la crítica, su director, Ti West, se hacía entonces un nombre en la industria y se basaba en sus ideas originales de combinar el horror con el sexo y la idea falsa de la pureza en Hollywood. Entonces ese mismo año y con casi el mismo elenco, West inmediatamente comenzó a trabajar en una precuela, ambientada en 1918 y centrada en la historia del origen del monstruo de la primera película, la anciana asesina y lujuriosa: Pearl.

West lanzó Pearl, la continuación que buscaba contar los orígenes de Pearl, la antagonista de su primera cinta y recibió aún más aplausos de la crítica y comenzó a forjar un nombre en la industria, junto a la protagonista de ambas cintas y reconocida actriz de cintas indie: Mia Goth.

Ambas filmadas en Nueva Zelanda durante la pandemia —uno de los pocos lugares donde aún se podía filmar—, las cintas atrajeron rápidamente a un nicho propio, cargado de amantes de las cintas de horror y slasher tintadas con referencias a las décadas de los 1950, 1970 y ahora, con el estreno de Maxxxine como secuela de X, llega un poco de la década de 1980.

Y es que Maxxxine, que llega hoy a cines nacionales, de nuevo protagonizada magistralmente por Mia Goth, es la culminación del trabajo de Goth y West por posicionarse como referentes del cine de horror slasher y de tramas con elementos extraños como pilares. Su originalidad y saturación de excesos crea una sensación continua de peligro, sobreestimulación de los sentidos y persecución.

De las tres películas, Maxxxine es la que más se deleita en su carácter cinematográfico. Y tiene sentido, ya que es la primera película que West ha hecho en Hollywood después de dos décadas de vivir allí. Es explosiva y divertida. Sin pedir permiso lleva a la audiencia a una escena de persecución con Kevin Bacon interpretando a un detective privado sórdido que recorre un estudio de cine. Pero la cinta también trata sobre la ambición despiadada de Maxine, que es una vez más lo que la define e impulsa tanto como a la trama.

La ambición es la gasolina de Maxxxine desde su primera aparición, con todo lo que sobrevive y lo que atraviesa puede parecer que su lado emotivo ha sido reemplazado por un hambre de reconocimiento y fama basado en hacer lo que sea necesario por obtenerla. Goth sabe tomar ventaja de esa fortaleza en su personaje para hacernos creer que sabe como manejarlo, aunque realmente su ilusión la consume cada segundo que pasa.

Por el lado de West, su crítica hacia Hollywood lo lleva a mostrarlo lejos del glamour, sino como un lugar ensombrecido entre calles nocturnas bañadas de neón y aburridos platós durante el día. El lema de la cinta “Hollywood es el asesino” hace eco a menudo durante la cinta, con mostrar a Maxxxine y quienes le rodean cada vez más encarados ante los laberintos de la fama y las consecuencias de una vida guiada únicamente por ambición y envidia.

West se dedica a entregar una película fiel a su propio pensar sobre la razón por la que las personas van al cine: porque siempre le interesó el proceso de llevar a la audiencia a ese lugar donde saben que algo va a pasar, y probablemente tengan una idea de lo que podría ser, pero cuando llega descubren que no es en absoluto lo que esperaban.

Así, con un guion escrito por el propio West, Goth muestra una Maxxxine determinada a ser una gran estrella de cine, pisoteando a quien se le cruce en su camino y repitiéndose a sí misma como un mantra, que no aceptará una vida que no merece. Su personaje logra ser más interesante visto desde el ángulo de que Maxxxine es la villana de su propia historia, no su salvadora.

Quedará a merced de su propio nicho el veredicto de Maxxxine, de aquellos que han seguido su historia a detalle desde X y quienes realmente se centran en el desarrollo de Goth a través de los años.