Contra viento y marea vuelve el Festival Prisma. Lo mejor de la danza contemporánea será presentado en octubre

La Fundación Prisma Danza realizará la 13a edición del Festival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá (Prisma) entre el 11 y 19 de octubre. Para este año se cuenta con piezas de 3 países latinoamericanos: Colombia, Cuba y Chile. Además, una cuarta pieza, coreografía del español Igor Calonge, será interpretada por nueve latinoamericanos, seis de ellos panameños y los otros tres de Argentina, Brasil y Paraguay, expresó Ximena Eleta de Sierra, codirectora de Prisma.

“O sea que cuatro de 13, o el 30%, de las piezas que presentaremos en Prisma este año son esencialmente latinoamericanas. Eso es un récord... por mucho, y nos complace muchísimo porque generalmente no recibimos casi ninguna propuesta de Latinoamérica que nuestro jurado vote para presentar, por diversas falencias. Así que este año, aunque tenemos representación de 15 países, ¡nuestra raza latina celebra!”, celebró la artista a La Estrella de Panamá.

El proceso de selección de las piezas, como en años anteriores, estuvo a cargo de un jurado independiente y voluntario conformado por un total de cinco personas: cuatro profesionales que están ligados de una forma u otra a una actividad creativa y un miembro que representa al público, detalló Eleta de Sierra.

Ellos aceptaron el reto de ver más de 100 creaciones, seleccionadas de un total de 357 postulaciones que recibimos en respuesta a nuestra Convocatoria Abierta Internacional, y darles a todas su evaluación. Una vez pasada esta etapa, Analida y yo, codirectoras, realizamos, como siempre, la curaduría final para acabar con un festival balanceado. Ella y yo somos el “prisma” por el que pasan las piezas y obras que reciben buen puntaje por parte del jurado. Nuestro objetivo es que la selección final de coreografías represente la diversidad de estilos y propuestas que ofrece, hoy por hoy, la danza a nivel mundial”, agregó.

Ninguna de las piezas tienen un tema que los una, aclaró Eleta de Sierra, ya que se desea que los creadores y/o bailarines tengan total libertad a la hora de crear y que el jurado tenga igualmente total libertad a la hora de seleccionar, con la meta de ofrecer al público esa selección curada representativa del espectro que abarca la danza contemporánea.

“La ventaja es que acabamos siempre con un espectro de temáticas igual de amplio que los estilos y técnicas dentro de la danza contemporánea y, para el público, esto resulta enriquecedor. Para qué van los espectadores a experimentar las artes escénicas si no es justamente para sentir este espectro de emociones que los transporten fuera de sí y, a la vez, los vuelven a su interior. Para sentir esa experiencia humanizadora del arte”.

Como es habitual para los festivales y actividades relacionadas al arte, acceder a fondos es una lucha constante. Prisma no escapa de esta realidad.

“Creo que el mayor reto este año fue que, además de la ya normalizada escasez de fondos estatales y, últimamente, corporativos, este año se sumó un nivel de incertidumbre aún mayor que el acostumbrado debido a las elecciones. Antes de éstas, no sabíamos si el gobierno entrante iba a querer asignar recursos a nuestro festival y, sin embargo, ya nos teníamos que comprometer con las compañías de danza”.

Dado que los fondos estatales hoy en día representan aproximadamente un porcentaje del presupuesto, sin estos, ¡el festival se reduciría a la mitad! “Afortunadamente, el Ministerio de Cultura de este gobierno nos otorgó un apoyo decidido este año, permitiéndonos llevar a cabo el festival con la duración y calidad que nuestro público y los beneficiarios de nuestros programas de formación ya esperan (...) No quisiéramos dejar pasar esta oportunidad para motivar tanto a entidades estatales, como a empresas locales y extranjeras, al igual que a individuos a darles a las artes el valor que merecen”.

“Es a través del arte y la cultura que transmitimos esa humanidad que mencionaba antes, que llegamos a la esencia del ser, que nos unimos como sociedades alrededor de experiencias compartidas, e incluso, que podemos desarrollar nuestro sentido de pertenencia geográfica. En otras palabras, las artes nos permiten desarrollar nuestra identidad a nivel individual, comunitario y como país. ¿Cuántas más razones necesitamos para que nuestra sociedad les de el sitial que merecen las artes, y que nuestros gobernantes asignen los fondos que su desarrollo requiere?”, remarcó.

La primera pieza en presentarse será ORIGánika, de la compañía L’Explose (Colombia/España), con coreografía de Juliana Reyes (Colombia) y Paloma Hurtado (España).

Una local es ‘Fatal’ (Panamá) de Ana Suárez y Jona Valdivieso. Es una puesta que plantea un juego impulsivo de composición creado a través del impacto de patrones insistentes de movimientos rítmicos y de sonidos desplazados que convierten el equilibrio en una partitura numérica casi mortal. “A través de la creación de un patrón rítmico no común pero evidente estos dos cuerpos inquietos juegan a crear una partitura compuesta de movimientos sonoros y de sonidos desplazados, convirtiéndose en una composición numérica casi mortal, sin espacios para errar”, detalla el portal digital de Prisma.

Para esta edición, la agrupación de danza contemporánea MiCompañía (Cuba/España) hará la clausura del festival con la presentación de la pieza ‘Infinito’, una creación de la coreógrafa de origen español Susana Pous. La obra es una especie de viaje introspectivo que nos invita a recorrer un camino que no se puede seguir sin entender el pasado. “Por medio de esta travesía, descubrimos que a través de la familia y nuestros antepasados conectamos nuestros recuerdos, secretos, experiencias, conflictos y silencios, así como aquellos que heredamos de los seres que conforman nuestro árbol genealógico”, señala la reseña de la obra. La puesta en escena se llevará a cabo el sábado 19 de octubre a las 8:00 p.m., en el Teatro Nacional.