Vida y cultura

Las mil vidas de ‘Cien años de soledad’

Gabriel García Márquez escribió ‘Cien años de Soledad’, una de las obras más representativas de la literatura latinoamericana.
57 años después, ‘Cien años de soledad’ sigue dejando su estela.
Actualizado
  • 27/08/2024 00:00
Creado
  • 26/08/2024 17:26

El renovado interés por una de las obras cumbre de la literatura latinoamericana se hace evidente a medida que se acerca el estreno de la serie homónima en Netflix.

Si bien las vivencias de la familia Buendía en el pueblo imaginario de Macondo vieron la luz por primera vez en 1967, la historia contada por el escritor colombiano Gabriel García Márquez sigue estando presente. El furor durante todos estos días se da a raíz del inminente estreno de la serie homónima que verá la luz a finales de año en la plataforma Netflix.

Basada en uno de los libros más representativos del realismo mágico, la dramatización de Cien años de soledad viene de la mano del hijo del autor, Rodrigo García, y estará protagonizada por los actores Claudio Cataño (Aureliano Buendía), Marco González (José Arcadio Buendía), Susana Morales (Úrsula Iguarán), entre otros.

Este “vallenato de 450 páginas”, tal como lo consideró el mismo García Márquez en una entrevista realizada en 1994 y publicada en el semanario Tinta Libre, refleja una mezcla de elementos tanto de la vida personal del autor como de la realidad social y política de la región.

Por un lado, se puede constatar en la obra la presencia de las famosas mariposas amarillas que contemplaba en su infancia y que para él eran un sinónimo de renovación y felicidad. Por el otro, los distintos hechos que suceden en la trama dan cuenta de la corrupción política y la búsqueda personal de la felicidad.

Así como lo cuenta el Nobel de Literatura en su libro Vivir para contarla (2002), la idea de escribir Cien años de soledad surgió a raíz de un viaje de dos días que realizó en 1952 a su pueblo natal Aracataca (Colombia), en compañía de su madre. Este pueblo, el mismo García Márquez lo describe como el lugar donde tuvo “la buena suerte de nacer” y al que no volvió a vivir desde los ocho años.

Seguidamente, el autor seguía dando pistas de la confección de Cien años de Soledad con su novela La hojarasca (1955), en la que introdujo a los lectores el concepto del pueblo imaginario de Macondo y presentó a algunos de sus personajes.

Con una fijación por su oficio y encerrado por 18 meses, García Márquez hizo la novela en su casa de la Ciudad de México entre 1955 y 1956. “Esa época era buena para mí porque yo escribía como un tren, algo que es muy bueno para un escritor”, rememoró en una entrevista concedida en la década de 1970 a la televisión colombiana.

Cuando el autor publicó Cien años de soledad por primera vez, lo hizo de la mano de la Editorial Sudamericana de Buenos Aires (Argentina), ya que el editor Carlos Barral de la Editorial Seix Barral (España), la desestimó alegando que no iba a tener éxito. De acuerdo con el diario español La Razón, Barral intentó aclarar mediante una réplica publicada en 1979 por Juan Goytisolo en el diario El País, que no rechazó la novela, sino que simplemente no había tenido la ocasión de leer el manuscrito.

Lo cierto es que ni Barral ni muchos se imaginaron el éxito posterior que tendría la novela, que es considerada como uno de los 100 mejores libros a nivel mundial en listas literarias elaboradas por diarios como Le Monde (Francia) y El Mundo (España). Cien años de soledad también se hizo merecedor de galardones literarios como el del Meilleur Livre Ètranger de Francia (1969) y el Rómulo Gallegos (1972). El escritor Sergio Ramírez incluso aseguró en su momento que Cien años de soledad era “la historia de América”.

Haciendo referencia a su extensa popularidad entre el público, Ramírez aseguró que la novela desmontó el mito de que la cultura popular es incapaz de aceptar lo bueno. El autor expresó que la obra es ‘la historia de América’ porque es capaz de llegar al fondo de una ‘realidad irreal’ basada en los infortunios de todo un continente a lo largo de su historia así como de la exposición de la realidad de los pueblos olvidados e indagar en la vida de los mismos.

“Cien años de soledad ha sido escrita en el lenguaje universal de esa realidad que se multiplica como en un espejo en cada país americano, en cada uno de los miles de Macondo en donde han vivido los Buendía y el lector ha oído hablar de ellos o los ha visto arruinarse y morir”, dijo Ramírez en un artículo publicado sobre la obra en 1968.

En el aspecto literario, Ramírez resaltó la capacidad de García Márquez que se asemeja a un libro de aventuras. “Es un libro de caballería que encanta por su fábula y por la mítica de sus personajes que a pesar de ser tan reales – los Buendía son carne y hueso de América – han sido limados y pulimentados hasta la magia”, resaltó el que también fuera uno de los grandes amigos del escritor. Una novela donde, de acuerdo a la crítica de Ramírez, predominan los encuentros fortuitos y los hallazgos inverosímiles.

Esta forma de narrar de uno de los escritores latinoamericanos más renombrados del mundo llegó más allá de las fronteras de América Latina. Se calcula que en todo el mundo logró vender 50 millones de ejemplares alrededor del mundo mientras que ha sido traducida a 46 idiomas. Un éxito que llega hasta Japón, ya que recientemente se rompió el récord de ventas de 290,000 ejemplares de su reciente edición en formato de bolsillo en ocho semanas, de acuerdo a un cable de la agencia EFE. Una cifra que suma las tres versiones en tapa dura de la obra que fue publicada por primera vez en ese país de la mano de la editorial Shinchosha.

La nueva edición viene acompañada de una guía de lectura escrita por el autor Natsuki Ikezawa, para ayudar a los japoneses a entender mejor el universo mágico de Macondo. De hecho, este paraíso idílico para las historias ha servido de inspiración para otros escritores japoneses como Kenzaburo Oè y Kobo Abe. El diario El País se hizo eco de esta última tendencia literaria de los japoneses, de la que incluso se produjeron artículos promocionales como camisetas y bolsas de tela alusivas a la novela y al árbol genealógico de la familia Buendìa. Todo ello girando en torno a un libro que sigue dejando su estela 57 años después de su lanzamiento.