Vida y cultura

Emociones de cristal

Podemos cambiar nuestras emociones cambiando nuestro pensamiento. Shutterstock
Actualizado
  • 06/07/2024 00:00
Creado
  • 05/07/2024 19:36

Tanto las emociones positivas como negativas pueden afectar nuestro estado emocional y se captan tanto energéticamente como gestual y posturalmente

Luego de afrontar múltiples cambios en nuestras vidas... pandemias, trabajos, gobiernos, estatus económico, regresar a la casa de los padres, cambiar de país o provincia, etc., etc., para algunos, vivir el día a día es un reto y, en muchos casos, el miedo, rabia, tristeza o angustia han sido las emociones que más hemos experimentado. Algunos hemos podido superarlas un día a la vez, otros... tristemente no.

Por tal motivo, urge que desde ya tanto los medios de comunicación responsables, como los profesionales de la salud mental, arranquen una campaña que invite a reflexionar, trabajar en nuestra psiquis y ver lo positivo de las emociones negativas; ya que, al encontrarnos en una situación complicada, la misma puede impactar negativamente en nuestras vida tornándola tan frágil como el cristal.

El Sars-CoV-2 no sólo nos cambió nuestra vida completa, sino que además afectó nuestras relaciones futuras sin darnos cuenta puesto que, esa sombra, sigue en nuestro pensamiento.

La falta de trabajo, el costo de la vida, la realidad que hoy viven las empresas, y sus proveedores, el emprendedor independiente que vive casi ahogado en deudas o, el asalariado que tiene la carta del despido en su espalda, se verá bombardeado por el estereotipo comercial que viene de la mano del consumismo.

Estos estereotipos son los que nos hacen creer que, si no usamos ‘x’ marca o no compramos ‘x’ producto que está a la moda o, no vamos a ‘x’ evento porque todos fueron no vivimos la vida a plenitud o, no gastamos ‘x’ cantidad, para ir a una fiesta ¡son puros cuentos!

Sabemos que la conciencia emocional es una habilidad fundamental para personas de todas las edades y, si hablamos de los niños, no podemos evitar sentirnos preocupados de que sus habilidades sociales se vieron afectadas por la falta de interacciones diarias cara a cara con sus compañeros.

En cuanto a los adultos, algunos no sabemos qué hacer con nuestros sentimientos y no queremos que nos molesten. Por ello solemos eliminarlos de un plumazo, cosa que es totalmente contraproducente, porque la realidad es que rara vez nos abandonan... esto, se llama represión y puede causar severas consecuencias como presiones altas, infartos, derrames, angustias y hasta suicidios.

Para poder seguir funcionando de manera habitual en nuestro día a día, debemos buscar cómo eliminar el sufrimiento causado por esas emociones y sentimientos reprimidos. De vez en cuando, es bueno hacer una pausa en nuestra búsqueda de la felicidad y simplemente ser felices con lo que tenemos y sobre todo con lo que somos.

Las emociones son contagiosas, ¡sí! está más que probado. Tanto las emociones positivas como negativas pueden afectar nuestro estado emocional y se captan tanto energéticamente como gestual y posturalmente. Por tal motivo, mi primera gran recomendación es: aléjese de las personas, ambientes, noticias y hasta familiares tóxicos.

La vida como tal es un todo. Debemos tratar de elegir sólo algunos aspectos y rechazar otros que no nos dejan ser más dichosos... En todo prado verde hay hierbas, malezas, insectos, pero al final todo conforma el prado.

Podemos cambiar nuestras emociones cambiando nuestro pensamiento. Ojo, en ningún momento he dicho nuestra realidad, porque ese sería un pensamiento mágico pendejo. Le pongo un ejemplo: Si el miedo es una reacción emocional a una situación, difícilmente podremos cambiar el hecho con nuestro pensamiento. Lo que si podemos hacer, el limitar la expresión de dicho miedo limitando sus efectos negativos. Esto se llama gestión emocional. Y lo mismo se dará con la rabia, tristeza u otra emoción negativa.

Es sorprendente hasta qué punto podemos aumentar la felicidad y la eficiencia de un cerebro organizado que piensa adecuadamente en el momento oportuno, en vez de pensar desordenadamente todo el tiempo.

¿Podremos influir entonces a propósito en nuestros estados emocionales? ¡Sin duda alguna! Salvo en casos graves como, por ejemplo, depresiones clínicas que exigirán de un profesional idóneo. En la mayoría de los casos, podemos hacerlo.

Si queremos sentir que nuestro entorno es realmente pleno, necesitamos contribuir positivamente dando a los demás lo que queremos para nosotros mismos. O sea, no usemos las redes sociales como el cerro patacón emocional, ya que, quien nos lee, pueden vernos como una persona tóxica y nos alejarán.

Para que usted tenga un mejor dominio emocional, usted debe: 1) identificar lo que está sintiendo realmente, 2) asignar un nombre a esa emoción, 3) reconocer los cambios físicos que se dan durante dicha emoción, 4) descargar físicamente la emoción si lo necesita... vaya al baño y muerda el papel higiénico si es necesario, llore, grite, ría, pero descárguela, 5) recupera la integridad de su organismo, 6) descubra qué mensaje le ha dejado dicha emoción y por último adquiera confianza en sí mismo a consecuencia del mensaje que analizó de dicha emoción.

Con esto, cada vez que sienta una emoción negativa, puede usar estos pasos para identificar lo que ocurre, romper con rapidez sus pautas limitadoras, encontrar el beneficio de esa emoción y situarse en una posición le que permita aprender la lección para futuro y así, eliminar el dolor que le produce sin dejar de escucharla o reprimirla.

Recuerde, aquello a lo que resiste, persiste.