Embarazo en adolescentes: factores sociales, educativos y de salud
- 06/12/2024 00:00
- 05/12/2024 18:33
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el embarazo en la adolescencia es un fenómeno mundial con causas claramente conocidas y graves consecuencias para la salud, la sociedad y la economía “Es importante visibilizar que nuestros niños desde una temprana edad sepan que no se les debe tocar y que, de acuerdo con su edad, tengan esa educación sexual que es importante para prevenir y denunciar este tipo de delitos”, afirmó María Inés Castillo, consultora en sostenibilidad y género en una entrevista con La Estrella de Panamá.
A escala mundial, la tasa de natalidad en adolescentes ha disminuido, pero las tasas de cambio han sido desiguales entre las regiones. También hay enormes variaciones en los niveles entre los países y dentro de ellos.
Según Edith Castillo Núñez, representante nacional del Fondo de Población de Naciones Unidas en Panamá (Unfpa), “Panamá tiene una tasa específica de embarazo en adolescente digamos, alta, todavía no ha tenido sus bajones; si la comparamos con otros países de la región es una tasa de especificidad alta”, declaró en una entrevista con este medio.
“El último censo recopiló datos de 15.000 adolescentes embarazadas, sin embargo, se sabe que cuando una niña queda embarazada y más de una vez, le es prácticamente imposible salir del círculo de la pobreza y, definitivamente, como sociedad, tenemos que combatirlo mediante la educación, un programa efectivo para reducir el embarazo adolescente”, declaró la presidenta de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), Giulia de Sanctis.
Se ha demostrado en diversos estudios de fundaciones internacionales y de la OMS que el embarazo en adolescentes es un “fenómeno multicausal”; es decir, que las causas que lo provocan son varias y no depende uno del otro, como por ejemplo: abuso, violación o explotación sexual, incesto, inequidades en la educación, pobreza, situaciones de conflicto...
“Tenemos una responsabilidad tanto a nivel familiar, ese espacio de protección, como también en el ámbito comunitario y de políticas públicas. Si bien es cierto el Ministerio de Salud ha ampliado su red de servicios amigables para adolescentes, donde se les brinda orientación, todavía tenemos grandes desafíos en materia de educación integral en sexualidad”, resaltó Núñez.
Por su parte, Castillo menciona que “es importante cuando hablamos de educación sexual, que es una herramienta científicamente comprobada para prevenir el embarazo adolescente y como país logramos unas guías de educación sexual consensuadas con la Iglesia católica y el Instituto Gorgas, ya existe una metodología que puede ser aprobada para orientar a los padres, niños, niñas y adolescentes, que puedan recibir esta educación sexual en las escuelas”.
Investigaciones que abordan este tema demuestran que el embarazo en la adolescente no afecta solamente su entorno personal/familiar, sino que a largo plazo afecta la economía del país y aún más si los casos son frecuentes y van en aumento. Por ejemplo: una chica queda encinta, se limita su crecimiento personal y en materia educativa eso tiene un impacto en sus posibilidades de conseguir un trabajo y de tener fuente de ingresos.
“Existe un estudio conocido como el ‘Milena’, que hace un análisis de cuál es el impacto que tiene en el país no hacer nada en el tema de embarazo en adolescentes y demostró que equivale a 525 millones de dólares; estamos hablando de aproximadamente tres meses de ganancias del Canal de Panamá”, recalcó Núñez.
Hay muchos otros determinantes que inciden, como el entorno comunitario y familiar; el tema del incesto, las víctimas son niños, niñas, adolescentes y no se ha logrado bajar la estadísticas de manera sostenida.
Para poder frenar estos casos, Núñez comenta que “las legislaciones son sumamente importantes, pero sobre todo hay un llamado a generar un círculo de protección en el ámbito familiar, hay que proteger a nuestros niños, niñas y adolescentes, saber que están en una etapa en la que el espacio doméstico es su protección y así debe ser... también tenemos que poder sensibilizar el rol que juegan los padres en el espacio hogareño, pero tomar en cuenta y entender que hay muchas niñas y adolescentes que no están en un espacio doméstico, entonces el Estado tiene que tener, servicios para orientar, para dar educación”.
Consecuencias para la salud mental Según la psicóloga Karlotita Ceballos, el embarazo en adolescentes puede impactar mucho la salud mental porque, en esta etapa, el cerebro todavía está en desarrollo. “En mi experiencia profesional he visto cómo esta situación puede ser un reto emocional muy grande. En la adolescencia, la parte del cerebro que nos ayuda a tomar decisiones, manejar emociones y lidiar con el estrés (corteza prefrontal) no está lista, y si a eso le sumamos los cambios hormonales del embarazo, no es raro que aparezcan problemas como ansiedad, depresión o incluso estrés postparto”, destacó en una entrevista con La Decana.
Agregó que “siempre recalco como psicóloga perinatal la importancia del apego madre-infante. Ese vínculo afectivo que se forma entre la madre y el bebé es crucial para el desarrollo emocional del niño. Las adolescentes pueden construir un apego seguro con sus bebés, pero a veces enfrentan más obstáculos porque suelen tener menos apoyo emocional o económico, y esto puede generar inseguridad sobre su rol como madres”.
¿Qué se recomienda para llevar esta etapa de la mejor manera?
1. Educación y apoyo emocional: creo que lo más importante es que las madres adolescentes entiendan lo que están viviendo. Hablar de los cambios que están experimentando, tanto físicos como emocionales, y darles un espacio donde puedan expresarse sin sentirse juzgadas, es fundamental.
2. Acompañamiento profesional: siempre recomiendo buscar apoyo de un equipo profesional, incluyendo psicólogos perinatales. Es una ayuda invaluable para manejar las emociones, fortalecer el vínculo con el bebé y sentirse más seguras en su nuevo rol.
3. Redes de apoyo: las mamás adolescentes no deben vivir esto solas. Tener personas que las escuchen y las acompañen, ya sean familiares, amigas o grupos comunitarios, hace toda la diferencia.
4. Trabajar la neuroplasticidad: a veces no se habla de esto, pero el cerebro adolescente tiene una gran capacidad de aprender y adaptarse. Es una oportunidad para enseñarles habilidades que les servirán toda la vida, como manejar el estrés o resolver problemas.
5. Fomentar la autonomía: mi consejo siempre es ayudarlas a creer en ellas mismas, reforzar su autoestima y que sepan que pueden ser madres capaces, incluso si son jóvenes.
“En Panamá debemos trabajar mucho como sociedad. Necesitamos políticas que no solo prevengan el embarazo adolescente, sino que también apoyen a las jóvenes que ya son madres, para que puedan continuar sus estudios, acceder a servicios de salud mental y construir un futuro tanto para ellas como para sus bebés”.
En torno a este tema del embarazo en adolescentes, la Apede organizó un conversatorio llamado “Realidad de la violencia de género y el embarazo adolescente”, donde hubo panelistas de Unfpa, de la Asociación Panameña para el Planeamiento de la Familia y de la oenegé Fundamorgan.
“Es importante visibilizar que nuestros niños desde una temprana edad sepan que no se les debe tocar y que, de acuerdo con su edad, tengan esa educación sexual que es importante para prevenir y denunciar este tipo de delitos”, afirmó María Inés Castillo, consultora en sostenibilidad y género en una entrevista con La Estrella de Panamá.
A escala mundial, la tasa de natalidad en adolescentes ha disminuido, pero las tasas de cambio han sido desiguales entre las regiones. También hay enormes variaciones en los niveles entre los países y dentro de ellos.
Según Edith Castillo Núñez, representante nacional del Fondo de Población de Naciones Unidas en Panamá (Unfpa), “Panamá tiene una tasa específica de embarazo en adolescente digamos, alta, todavía no ha tenido sus bajones; si la comparamos con otros países de la región es una tasa de especificidad alta”, declaró en una entrevista con este medio.
“El último censo recopiló datos de 15.000 adolescentes embarazadas, sin embargo, se sabe que cuando una niña queda embarazada y más de una vez, le es prácticamente imposible salir del círculo de la pobreza y, definitivamente, como sociedad, tenemos que combatirlo mediante la educación, un programa efectivo para reducir el embarazo adolescente”, declaró la presidenta de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), Giulia de Sanctis.
Se ha demostrado en diversos estudios de fundaciones internacionales y de la OMS que el embarazo en adolescentes es un “fenómeno multicausal”; es decir, que las causas que lo provocan son varias y no depende uno del otro, como por ejemplo: abuso, violación o explotación sexual, incesto, inequidades en la educación, pobreza, situaciones de conflicto...
“Tenemos una responsabilidad tanto a nivel familiar, ese espacio de protección, como también en el ámbito comunitario y de políticas públicas. Si bien es cierto el Ministerio de Salud ha ampliado su red de servicios amigables para adolescentes, donde se les brinda orientación, todavía tenemos grandes desafíos en materia de educación integral en sexualidad”, resaltó Núñez.
Por su parte, Castillo menciona que “es importante cuando hablamos de educación sexual, que es una herramienta científicamente comprobada para prevenir el embarazo adolescente y como país logramos unas guías de educación sexual consensuadas con la Iglesia católica y el Instituto Gorgas, ya existe una metodología que puede ser aprobada para orientar a los padres, niños, niñas y adolescentes, que puedan recibir esta educación sexual en las escuelas”.
Investigaciones que abordan este tema demuestran que el embarazo en la adolescente no afecta solamente su entorno personal/familiar, sino que a largo plazo afecta la economía del país y aún más si los casos son frecuentes y van en aumento. Por ejemplo: una chica queda encinta, se limita su crecimiento personal y en materia educativa eso tiene un impacto en sus posibilidades de conseguir un trabajo y de tener fuente de ingresos.
“Existe un estudio conocido como el ‘Milena’, que hace un análisis de cuál es el impacto que tiene en el país no hacer nada en el tema de embarazo en adolescentes y demostró que equivale a 525 millones de dólares; estamos hablando de aproximadamente tres meses de ganancias del Canal de Panamá”, recalcó Núñez.
Hay muchos otros determinantes que inciden, como el entorno comunitario y familiar; el tema del incesto, las víctimas son niños, niñas, adolescentes y no se ha logrado bajar la estadísticas de manera sostenida.
Para poder frenar estos casos, Núñez comenta que “las legislaciones son sumamente importantes, pero sobre todo hay un llamado a generar un círculo de protección en el ámbito familiar, hay que proteger a nuestros niños, niñas y adolescentes, saber que están en una etapa en la que el espacio doméstico es su protección y así debe ser... también tenemos que poder sensibilizar el rol que juegan los padres en el espacio hogareño, pero tomar en cuenta y entender que hay muchas niñas y adolescentes que no están en un espacio doméstico, entonces el Estado tiene que tener, servicios para orientar, para dar educación”.
Según la psicóloga Karlotita Ceballos, el embarazo en adolescentes puede impactar mucho la salud mental porque, en esta etapa, el cerebro todavía está en desarrollo. “En mi experiencia profesional he visto cómo esta situación puede ser un reto emocional muy grande. En la adolescencia, la parte del cerebro que nos ayuda a tomar decisiones, manejar emociones y lidiar con el estrés (corteza prefrontal) no está lista, y si a eso le sumamos los cambios hormonales del embarazo, no es raro que aparezcan problemas como ansiedad, depresión o incluso estrés postparto”, destacó en una entrevista con La Decana.
Agregó que “siempre recalco como psicóloga perinatal la importancia del apego madre-infante. Ese vínculo afectivo que se forma entre la madre y el bebé es crucial para el desarrollo emocional del niño. Las adolescentes pueden construir un apego seguro con sus bebés, pero a veces enfrentan más obstáculos porque suelen tener menos apoyo emocional o económico, y esto puede generar inseguridad sobre su rol como madres”.
¿Qué se recomienda para llevar esta etapa de la mejor manera?
1. Educación y apoyo emocional: creo que lo más importante es que las madres adolescentes entiendan lo que están viviendo. Hablar de los cambios que están experimentando, tanto físicos como emocionales, y darles un espacio donde puedan expresarse sin sentirse juzgadas, es fundamental.
2. Acompañamiento profesional: siempre recomiendo buscar apoyo de un equipo profesional, incluyendo psicólogos perinatales. Es una ayuda invaluable para manejar las emociones, fortalecer el vínculo con el bebé y sentirse más seguras en su nuevo rol.
3. Redes de apoyo: las mamás adolescentes no deben vivir esto solas. Tener personas que las escuchen y las acompañen, ya sean familiares, amigas o grupos comunitarios, hace toda la diferencia.
4. Trabajar la neuroplasticidad: a veces no se habla de esto, pero el cerebro adolescente tiene una gran capacidad de aprender y adaptarse. Es una oportunidad para enseñarles habilidades que les servirán toda la vida, como manejar el estrés o resolver problemas.
5. Fomentar la autonomía: mi consejo siempre es ayudarlas a creer en ellas mismas, reforzar su autoestima y que sepan que pueden ser madres capaces, incluso si son jóvenes.
“En Panamá debemos trabajar mucho como sociedad. Necesitamos políticas que no solo prevengan el embarazo adolescente, sino que también apoyen a las jóvenes que ya son madres, para que puedan continuar sus estudios, acceder a servicios de salud mental y construir un futuro tanto para ellas como para sus bebés”.
En torno a este tema del embarazo en adolescentes, la Apede organizó un conversatorio llamado “Realidad de la violencia de género y el embarazo adolescente”, donde hubo panelistas de Unfpa, de la Asociación Panameña para el Planeamiento de la Familia y de la oenegé Fundamorgan.