Eloisa Lasso: ‘Nuestra vida depende totalmente de una naturaleza sana y funcional’
- 28/03/2024 00:00
- 27/03/2024 16:44
Para la nueva científica de Coiba AIP este cargo es un hito para su carrera profesional, ya que fomentar la ciencia en Panamá siempre ha sido una de sus metas La primera científica de planta de la estación Coiba AIP es Eloisa Lasso. Este nuevo puesto ha sido recibido con mucha alegría por ella, ya que con esto cumple un sueño: trabajar en su país. “Cuando recibí el correo informando que había sido seleccionada para la posición, me dio una gran emoción, y la verdad no lo termino de creer. Me preguntaba, ¿será verdad que esta vez sí me quedo en Panamá?”, expresó la científica.
Ahora que es científica de planta, la doctora en ecología y biología evolutiva detalló que entre sus principales investigaciones está estudiar las especies exóticas invasoras, ya que representan la segunda amenaza más importante para la biodiversidad. Esta es una de las líneas de investigación que la científica ha seguido, aunque posee una vasta lista de investigaciones que ha llevado a cabo por más de 15 años.
La científica detalló a La Estrella de Panamá los pormenores de estas investigaciones, también sus inicios en la ciencia, los retos que ha enfrentado y cómo los ha vencido. Con este nombramiento, Eloisa Lasso se convierte en un referente para las niñas y adolescentes que desean estudiar ciencias, porque lo que no se ve, no se visibiliza, y no existe.
¿Trabajar en Coiba AIP siempre estuvo dentro de sus objetivos o fue una oportunidad que se presentó al buscar una plaza laboral?
Mi sueño era trabajar en un instituto de investigación panameño que estudiara la biodiversidad de nuestro país y ayudara al Estado panameño en la toma de decisiones relacionadas a los temas de conservación. En este momento, Coiba AIP es el sitio para hacer esto, por lo que, sí, se puede decir que es un objetivo o sueño que se cumple con esta contratación que me hace Coiba como staff científico.
Usted es la primera mujer científica de planta en Coiba AIP, ¿qué representa esto para su vida profesional?
Representa un hito en mi proyecto de vida, que era el de regresar a mi país a hacer lo que siempre quise hacer, trabajar y hacer ciencia en Panamá en temas de ecología y conservación con un trabajo como investigadora de planta. Después de 12 años trabajando en la academia en Colombia, en una de las mejores universidades de Latinoamérica, como profesora, investigadora y tutora de estudiantes tanto de posgrado y pregrado, siento que estoy lista para volver y aportar al avance de la ciencia en Panamá, y ojalá, a la formación de la nueva generación de ecólogos y ecólogas de Panamá.
Es verdad que soy la primera científica de planta senior de Coiba, pero quiero recordar que sí hay otras científicas en formación de planta en Coiba, estudiantes con mucho potencial que pronto nos estarán dando gratas sorpresas científicas, y también hay otras investigadoras asociadas. Yo solo me sumo a este grupo fuerte de mujeres desde una posición permanente, y estoy segura que juntas vamos a aportar visiones diferentes a la ciencia fantástica que viene haciendo Coiba AIP desde su creación.
¿Cuál será el proyecto que desarrollará ahora que es científica de planta?
Una de las líneas de investigación que siempre quise liderar en Panamá es el estudio de especies de interés especial, o sea especies amenazadas, endémicas (que solo están en Panamá, y no en ningún otro lugar del mundo), de distribución restringida, raras y de valor socioeconómico. Ahora, después de todos estos años, siento que he acumulado mucha experiencia y herramientas diferentes para enfrentar ese reto; desde herramientas para estudiar la fisiología de las plantas hasta herramientas para estudiar sus mecanismos de reproducción, y para evaluar desde la genética de la conservación el estado de sus poblaciones e identificar si existe la necesidad o no de programas de conservación para protegerlas de la extinción.
Dentro de esa idea esperaría también involucrarme en investigaciones en temas de especies exóticas invasoras, ya que representan la segunda amenaza más importante para la biodiversidad, después de la pérdida de hábitat, y esto es especialmente grave en islas, como podría suceder con Coiba.
Sobre su pasión por la ciencia, ¿cómo surgió su deseo de estudiarla?
Siempre fui una niña curiosa que vivía trepando árboles y jugando con tierra, y no sabía entonces que eso sería lo que terminaría haciendo el resto de mi vida. Como bióloga estudio las plantas y a veces las comunidades del suelo. Siempre me gustó la biología, pero solo supe que quería ser científica cuando conocí científicos de carne y hueso en un curso de campo que tomé en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.
¿Por qué decidió estudiar biología y luego la maestría en ciencias biológicas?
Porque sin saber de biología no entendemos nada de cómo funciona el mundo que nos rodea y cómo podemos ayudar a restaurarlo cuando está degradado. Nuestra vida depende totalmente de una naturaleza sana y funcional. En particular, las plantas son súper importantes, nos dan el oxígeno, son las únicas capaces de transformar la energía del sol en energía química, o sea de formar alimento, que entonces llega a nosotros cuando comemos plantas o algún animal que come plantas. Las plantas regulan el clima, nos dan alimentos, productos químicos para hacer medicinas, son hermosas, dan sombra, sirven de alimento a todos los animales. Básicamente dependemos totalmente de ellas, aunque en el camino del desarrollo nos hemos desconectado y olvidado de ello, pero aún dependemos de ellas.
¿Qué retos ha tenido durante su carrera profesional y cómo los ha superado?
Uno nunca deja de atravesar por retos en la carrera profesional. Yo creo que uno de los retos más grandes para mí ha sido la inseguridad, el famoso síndrome del impostor, el no saber si lo que estaba haciendo estaba bien, si daba la talla como científica, dudar todo el tiempo de mis capacidades, y esto era retroalimentado por algunos personajes que creen que las mujeres no somos nunca suficientemente buenas en la ciencia.
Y eso agravado porque además de ser mujer, soy latinoamericana, dos pecados en el mundo de la ciencia dominado hasta hace poco por hombres blancos del norte global. Como mujer latina, toca esforzarse mucho para demostrar que uno sí puede ser líder científico. ¿Cómo asumí este reto? Con mucha testarudez, sobre todo. Algo que hice para mi paz mental fue ponerme a prueba. Tenía que demostrarles a los demás y a mí que podía trabajar y publicar sola. Por ello empecé varios proyectos yo sola y con mis estudiantes. Como resultado de esto, puedo decir con mucho orgullo que con mis estudiantes, la mayoría mujeres latinas, sacamos adelante varios trabajos muy buenos que fueron publicados en revistas científicas internacionales de alto impacto. Si bien creo que eso me demostró que sí soy capaz de liderar en investigación y formar nuevas científicas y científicos, la inseguridad nunca desaparece del todo y siempre permanece como un reto.
Si tuviera frente a usted a una niña o adolescente que desea estudiar ciencias, ¿qué mensaje le daría?
Sigan sus sueños sin importar lo que digan o lo que vean. No hay ninguna caracteristica de ser mujer que nos haga menos capaces que un hombre para hacer ciencia. Si alguna vez alguien les dice o dan a entender eso, no lo escuchen y miren a todas las fantásticas investigadoras mujeres que hay hoy en Panamá en varios centros de investigación y universidades del país, y que son una prueba irrefutable de que podemos hacerlo bien.
¿Qué se puede hacer para fomentar más la ciencia entre las niñas y adolescentes?
Lo más importante es que desde muy temprano en la vida o en la escuela fomentemos su curiosidad, enseñarles los varios caminos de vida que son posibles, incluyendo el camino de científico. Darles la oportunidad de ver y hacer, de aprender haciendo, y conocer científicas en acción.
La primera científica de planta de la estación Coiba AIP es Eloisa Lasso. Este nuevo puesto ha sido recibido con mucha alegría por ella, ya que con esto cumple un sueño: trabajar en su país. “Cuando recibí el correo informando que había sido seleccionada para la posición, me dio una gran emoción, y la verdad no lo termino de creer. Me preguntaba, ¿será verdad que esta vez sí me quedo en Panamá?”, expresó la científica.
Ahora que es científica de planta, la doctora en ecología y biología evolutiva detalló que entre sus principales investigaciones está estudiar las especies exóticas invasoras, ya que representan la segunda amenaza más importante para la biodiversidad. Esta es una de las líneas de investigación que la científica ha seguido, aunque posee una vasta lista de investigaciones que ha llevado a cabo por más de 15 años.
La científica detalló a La Estrella de Panamá los pormenores de estas investigaciones, también sus inicios en la ciencia, los retos que ha enfrentado y cómo los ha vencido. Con este nombramiento, Eloisa Lasso se convierte en un referente para las niñas y adolescentes que desean estudiar ciencias, porque lo que no se ve, no se visibiliza, y no existe.
¿Trabajar en Coiba AIP siempre estuvo dentro de sus objetivos o fue una oportunidad que se presentó al buscar una plaza laboral?
Mi sueño era trabajar en un instituto de investigación panameño que estudiara la biodiversidad de nuestro país y ayudara al Estado panameño en la toma de decisiones relacionadas a los temas de conservación. En este momento, Coiba AIP es el sitio para hacer esto, por lo que, sí, se puede decir que es un objetivo o sueño que se cumple con esta contratación que me hace Coiba como staff científico.
Usted es la primera mujer científica de planta en Coiba AIP, ¿qué representa esto para su vida profesional?
Representa un hito en mi proyecto de vida, que era el de regresar a mi país a hacer lo que siempre quise hacer, trabajar y hacer ciencia en Panamá en temas de ecología y conservación con un trabajo como investigadora de planta. Después de 12 años trabajando en la academia en Colombia, en una de las mejores universidades de Latinoamérica, como profesora, investigadora y tutora de estudiantes tanto de posgrado y pregrado, siento que estoy lista para volver y aportar al avance de la ciencia en Panamá, y ojalá, a la formación de la nueva generación de ecólogos y ecólogas de Panamá.
Es verdad que soy la primera científica de planta senior de Coiba, pero quiero recordar que sí hay otras científicas en formación de planta en Coiba, estudiantes con mucho potencial que pronto nos estarán dando gratas sorpresas científicas, y también hay otras investigadoras asociadas. Yo solo me sumo a este grupo fuerte de mujeres desde una posición permanente, y estoy segura que juntas vamos a aportar visiones diferentes a la ciencia fantástica que viene haciendo Coiba AIP desde su creación.
¿Cuál será el proyecto que desarrollará ahora que es científica de planta?
Una de las líneas de investigación que siempre quise liderar en Panamá es el estudio de especies de interés especial, o sea especies amenazadas, endémicas (que solo están en Panamá, y no en ningún otro lugar del mundo), de distribución restringida, raras y de valor socioeconómico. Ahora, después de todos estos años, siento que he acumulado mucha experiencia y herramientas diferentes para enfrentar ese reto; desde herramientas para estudiar la fisiología de las plantas hasta herramientas para estudiar sus mecanismos de reproducción, y para evaluar desde la genética de la conservación el estado de sus poblaciones e identificar si existe la necesidad o no de programas de conservación para protegerlas de la extinción.
Dentro de esa idea esperaría también involucrarme en investigaciones en temas de especies exóticas invasoras, ya que representan la segunda amenaza más importante para la biodiversidad, después de la pérdida de hábitat, y esto es especialmente grave en islas, como podría suceder con Coiba.
Sobre su pasión por la ciencia, ¿cómo surgió su deseo de estudiarla?
Siempre fui una niña curiosa que vivía trepando árboles y jugando con tierra, y no sabía entonces que eso sería lo que terminaría haciendo el resto de mi vida. Como bióloga estudio las plantas y a veces las comunidades del suelo. Siempre me gustó la biología, pero solo supe que quería ser científica cuando conocí científicos de carne y hueso en un curso de campo que tomé en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.
¿Por qué decidió estudiar biología y luego la maestría en ciencias biológicas?
Porque sin saber de biología no entendemos nada de cómo funciona el mundo que nos rodea y cómo podemos ayudar a restaurarlo cuando está degradado. Nuestra vida depende totalmente de una naturaleza sana y funcional. En particular, las plantas son súper importantes, nos dan el oxígeno, son las únicas capaces de transformar la energía del sol en energía química, o sea de formar alimento, que entonces llega a nosotros cuando comemos plantas o algún animal que come plantas. Las plantas regulan el clima, nos dan alimentos, productos químicos para hacer medicinas, son hermosas, dan sombra, sirven de alimento a todos los animales. Básicamente dependemos totalmente de ellas, aunque en el camino del desarrollo nos hemos desconectado y olvidado de ello, pero aún dependemos de ellas.
¿Qué retos ha tenido durante su carrera profesional y cómo los ha superado?
Uno nunca deja de atravesar por retos en la carrera profesional. Yo creo que uno de los retos más grandes para mí ha sido la inseguridad, el famoso síndrome del impostor, el no saber si lo que estaba haciendo estaba bien, si daba la talla como científica, dudar todo el tiempo de mis capacidades, y esto era retroalimentado por algunos personajes que creen que las mujeres no somos nunca suficientemente buenas en la ciencia.
Y eso agravado porque además de ser mujer, soy latinoamericana, dos pecados en el mundo de la ciencia dominado hasta hace poco por hombres blancos del norte global. Como mujer latina, toca esforzarse mucho para demostrar que uno sí puede ser líder científico. ¿Cómo asumí este reto? Con mucha testarudez, sobre todo. Algo que hice para mi paz mental fue ponerme a prueba. Tenía que demostrarles a los demás y a mí que podía trabajar y publicar sola. Por ello empecé varios proyectos yo sola y con mis estudiantes. Como resultado de esto, puedo decir con mucho orgullo que con mis estudiantes, la mayoría mujeres latinas, sacamos adelante varios trabajos muy buenos que fueron publicados en revistas científicas internacionales de alto impacto. Si bien creo que eso me demostró que sí soy capaz de liderar en investigación y formar nuevas científicas y científicos, la inseguridad nunca desaparece del todo y siempre permanece como un reto.
Si tuviera frente a usted a una niña o adolescente que desea estudiar ciencias, ¿qué mensaje le daría?
Sigan sus sueños sin importar lo que digan o lo que vean. No hay ninguna caracteristica de ser mujer que nos haga menos capaces que un hombre para hacer ciencia. Si alguna vez alguien les dice o dan a entender eso, no lo escuchen y miren a todas las fantásticas investigadoras mujeres que hay hoy en Panamá en varios centros de investigación y universidades del país, y que son una prueba irrefutable de que podemos hacerlo bien.
¿Qué se puede hacer para fomentar más la ciencia entre las niñas y adolescentes?
Lo más importante es que desde muy temprano en la vida o en la escuela fomentemos su curiosidad, enseñarles los varios caminos de vida que son posibles, incluyendo el camino de científico. Darles la oportunidad de ver y hacer, de aprender haciendo, y conocer científicas en acción.