El presente y el futuro de los centros históricos
- 23/04/2024 00:00
- 22/04/2024 16:06
La primera edición del foro Centro Vivo versó sobre el patrimonio, la creatividad y el desarrollo urbano sostenible de centros históricos como el Casco Antiguo Con el fin de fortalecer las alianzas estratégicas institucionales necesarias para impulsar el desarrollo urbano sostenible del Centro Histórico de la ciudad de Panamá, se realizó ayer la primera jornada del foro Centro Vivo, que se extenderá hasta el 24 de abril, una iniciativa del Ministerio de Cultura (MiCultura), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Embajada del Perú en Panamá.
Este evento –que se desarrolló en el anfiteatro de la Cancillería– también tiene como propósito la puesta en valor del patrimonio cultural material e inmaterial del centro histórico del distrito capital y fomentar la creatividad y la innovación en el uso de la ciudad como un bien público y como herramienta de inclusión social.
Un cambio de visión En el conversatorio ‘Herramientas creativas para la promoción del patrimonio cultural’, la directora de la Oficina del Casco Antiguo (OCA) Yessenia Sánchez y el especialista en cultura de la Unesco Enrique López-Hurtado versaron sobre la formulación de iniciativas destinadas a cubrir diversos aspectos, como la necesidad de potenciar económicamente estos sitios de interés turístico, así como pensar la participación ciudadana como una forma de ejercicio de los derechos culturales de la población.
Sánchez aseguró que su labor en los 15 meses que tiene al frente de la OCA se centró en avances e iniciativas que tomaron en cuenta a la sociedad civil, a las empresas, a los especialistas en temas patrimoniales y, sobre todo, a todas aquellas personas y organizaciones que están convencidas de que el Casco Antiguo es un centro histórico vivo en el que no solamente prima el conjunto monumental, sino también las personas y las actividades que forman parte del día a día del Centro Histórico de Panamá.
“Nuestra responsabilidad no es solo conservar y proteger al Casco Antiguo, sino también convertirlo en una plataforma efectiva de alianzas y coordinación estratégica, además de ser llamados a reducir la duplicidad de acciones y también accionar iniciativas y dinamizar los recursos. Todo ello bajo un enfoque programático que fortalece la transparencia y la gestión de los recursos y los resultados”, explicó.
La directora de la OCA adelantó que el trabajo de este organismo –creado en el año 2000– se guía mediante el marco jurídico establecido y diseñado para salvaguardar la vida y los bienes afectados o bajo la amenaza de serlo y contribuir en las actividades de reconstrucción o mitigación de los daños.
Las normas también están contempladas para el diseño de políticas públicas que estén encaminadas a la prevención de aquellos factores que afectan a la seguridad ciudadana y la reducción de riesgos de desastres como un componente indispensable para el desarrollo estratégico del Centro Histórico.
La creación del MiCultura –mediante la Ley 90 del 15 de agosto de 2019– y la Ley General de Cultura –conocida como Ley 175 del 3 de noviembre del 2020– supusieron, de acuerdo con Sánchez, un parteaguas en la labor de la OCA en lo que se refiere a la apropiación del rescate de la memoria histórica y del rescate de las expresiones culturales, así como el acceso ciudadano a los derechos culturales.
“La OCA y MiCultura están llamados a ese cumplimiento normativo que enmarca la Ley General de Cultura y sus reglamentaciones, pero también nos llama a esa coordinación interinstitucional e interagencial con la que se puedan crear esas alianzas que exigen los nuevos preceptos instalados por la Ley General de Cultura, y que además como ciudadanos nos lleva a la responsabilidad de coadyuvar con las instituciones que tienen esta responsabilidad”, agregó.
Otros decretos como el 572 del 10 de septiembre de 2020 –con el cual se crea la Comisión Interinstitucional para el Mejoramiento de la Experiencia Turística del Casco Antiguo y el Centro Histórico de la ciudad de Panamá– y el 9, del 10 de agosto de 2023 –por el cual se adopta el Plan Institucional de Respuesta a Emergencias del Conjunto Monumental Histórico del Casco Antiguo– van encaminados hacia esta dirección.
En tanto, los procesos de innovación de la OCA se centran en tres ejes: la conservación (la restauración integral y puesta en valor de la plaza de Francia cuya restauración costará $5,9 millones), el programa de participación e inclusión cultural y el programa de economía creativa y turismo cultural.
Mientras que, por otro lado, los instrumentos y resultados se reflejan en la confección de una agenda cultural mensual, la creación de un departamento de inclusión y participación, y un mecanismo de consulta y coordinación, la habilitación de un fondo de apoyo a organizaciones de la sociedad civil así como de un banco de proyectos con instituciones públicas centradas en la inclusión social.
Sánchez apuntaló, por otra parte, que la cadena de valor de coordinación y participación tanto del sector privado como de las instituciones públicas hizo posible que la Semana Santa, que se celebra anualmente en el Casco Antiguo, fuese un éxito. En el año 2023 se registraron más de $10 millones en consumo dentro del Centro Histórico producto de la Semana Santa, mientras que en el mismo período de 2024 200.000 personas visitaron el Casco Antiguo durante los nueve días de esta festividad religiosa.
La cultura y su complejidad El experto en Cultura de la Unesco Enrique López-Hurtado resaltó, por su parte, que hay que entender la gestión de los centros históricos como fenómenos que a su vez tienen diversas capas de complejidad y que obligan a pensar su gestión de una manera integral.
“Hay que pensar estas complejidades a través de dos ejes: el de las alianzas y el de los derechos culturales. Los centros históricos son fenómenos culturales que tienen diversas dimensiones”, expresó.
En este sentido, López-Hurtado enfatizó que hay que entender que el patrimonio tangible que se encuentra en el centro histórico convive con un patrimonio vivo compuesto de tradiciones y creencias que deben ser transmitidas. En esa tarea de transmisión, este patrimonio vivo evoluciona y es adoptado por las nuevas generaciones.
Afrontar la complejidad de lo que puede suponer la gestión integral de un centro histórico como lo es el Casco Antiguo no es una tarea fácil, por lo que se necesita de alianzas con actores locales y regionales que centren sus esfuerzos en un centro histórico al servicio de las personas, y no solo satisfagan su bienestar y disfrute de sus derechos culturales, sino que fomenten la participación en la gobernanza cultural.
“Hay que ver las alianzas como una estrategia fundamental en la que se tome en cuenta a las personas como el centro de la gestión. Esto hay que verlo como un ejercicio del cumplimiento de los derechos culturales de las personas. En este sentido, el Ministerio de Cultura de Panamá es pionero en colocar a los derechos culturales como una dirección de línea en su organización y esperamos que esto sirva de modelo a toda la región”, expresó.
López-Hurtado detalló, además, que en lo que se refiere a potenciar a un centro histórico como eje dinamizador de la economía, si bien el turismo sostenible es uno de los grandes retos de la segunda década del siglo XXI, esto también da un espacio para la creatividad, la innovación y el fortalecimiento del tejido social.
“Cuando abrimos un centro histórico a la creatividad y a las industrias culturales y creativas, no solo estamos hablando de espectáculos públicos, sino de eventos que fortalecen el tejido social y el sentido de pertenencia. Cuando sentimos ese sentido de pertenencia, nuestra responsabilidad por cuidarlo se hace mucho mayor. En este sentido, hay que pasar de ver a los gestores de los centros históricos como productores de eventos a facilitadores para que sea la sociedad civil la que desarrolle estos eventos”, sostuvo.
El moderador del conversatorio, el experto en cultura de la Unesco y la Unión Europea Lázaro Rodríguez coincidió con López-Hurtado sobre la necesidad de poner a las personas en el centro de la gestión de los centros históricos e hizo énfasis en la necesidad de pensar en sistemas de gobernanza que entiendan la cultura como un concepto complejo, desde los aprendizajes que ha tenido la capital peruana de Lima en la preservación de su centro histórico.
Pensar el Casco Antiguo Antes del conversatorio ‘Herramientas creativas para la promoción del patrimonio cultural’, se registraron dos conferencias: ‘Cultura para la transformación urbana sostenible’, dictada por el representante de la Unesco para Panamá Alexander Leicht, y ‘El patrimonio cultural para la transformación de la ciudad: el caso de Lima’, ofrecida por el director del Programa para la Recuperación del Centro Histórico de Lima Luis Martín (Prolima)
En la primera, Leicht hizo énfasis en la protección del patrimonio urbano y su gestión sostenible como condición indispensable para el desarrollo tal como lo estipula el punto 11.4 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas en la que se insta a “redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo”. Una tarea en la que se deben tomar medidas para poner en valor la diversidad cultural de las ciudades, que se manifiesta a través de su patrimonio y las industrias creativas y culturales.
Mientras que, en la segunda conferencia, Martín expuso el caso de Lima como un ejemplo de transformación de la ciudad mediante un Plan Maestro de Recuperación del Centro Histórico de Lima, promovido en 2019 y que implicó diversos factores que no solo se limitaron al mejor uso de los espacios públicos o la puesta en valor del patrimonio arqueológico sino la mejora de las condiciones sociales, culturales, económicas y ambientales de los residentes y la promoción del centro histórico como un lugar de turismo sostenible.
Al acto inaugural también asistieron la ministra de Cultura, Giselle González; el embajador de Perú en Panamá, Mario López Chávarri, y el embajador de España en Panamá, Guzmán Palacios.
Enrique López-HurtadoExperto en cultura UnescoCuando abrimos un centro histórico a la creatividad, fortalecemos el tejido social y el sentido de pertenencia”
Con el fin de fortalecer las alianzas estratégicas institucionales necesarias para impulsar el desarrollo urbano sostenible del Centro Histórico de la ciudad de Panamá, se realizó ayer la primera jornada del foro Centro Vivo, que se extenderá hasta el 24 de abril, una iniciativa del Ministerio de Cultura (MiCultura), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Embajada del Perú en Panamá.
Este evento –que se desarrolló en el anfiteatro de la Cancillería– también tiene como propósito la puesta en valor del patrimonio cultural material e inmaterial del centro histórico del distrito capital y fomentar la creatividad y la innovación en el uso de la ciudad como un bien público y como herramienta de inclusión social.
En el conversatorio ‘Herramientas creativas para la promoción del patrimonio cultural’, la directora de la Oficina del Casco Antiguo (OCA) Yessenia Sánchez y el especialista en cultura de la Unesco Enrique López-Hurtado versaron sobre la formulación de iniciativas destinadas a cubrir diversos aspectos, como la necesidad de potenciar económicamente estos sitios de interés turístico, así como pensar la participación ciudadana como una forma de ejercicio de los derechos culturales de la población.
Sánchez aseguró que su labor en los 15 meses que tiene al frente de la OCA se centró en avances e iniciativas que tomaron en cuenta a la sociedad civil, a las empresas, a los especialistas en temas patrimoniales y, sobre todo, a todas aquellas personas y organizaciones que están convencidas de que el Casco Antiguo es un centro histórico vivo en el que no solamente prima el conjunto monumental, sino también las personas y las actividades que forman parte del día a día del Centro Histórico de Panamá.
“Nuestra responsabilidad no es solo conservar y proteger al Casco Antiguo, sino también convertirlo en una plataforma efectiva de alianzas y coordinación estratégica, además de ser llamados a reducir la duplicidad de acciones y también accionar iniciativas y dinamizar los recursos. Todo ello bajo un enfoque programático que fortalece la transparencia y la gestión de los recursos y los resultados”, explicó.
La directora de la OCA adelantó que el trabajo de este organismo –creado en el año 2000– se guía mediante el marco jurídico establecido y diseñado para salvaguardar la vida y los bienes afectados o bajo la amenaza de serlo y contribuir en las actividades de reconstrucción o mitigación de los daños.
Las normas también están contempladas para el diseño de políticas públicas que estén encaminadas a la prevención de aquellos factores que afectan a la seguridad ciudadana y la reducción de riesgos de desastres como un componente indispensable para el desarrollo estratégico del Centro Histórico.
La creación del MiCultura –mediante la Ley 90 del 15 de agosto de 2019– y la Ley General de Cultura –conocida como Ley 175 del 3 de noviembre del 2020– supusieron, de acuerdo con Sánchez, un parteaguas en la labor de la OCA en lo que se refiere a la apropiación del rescate de la memoria histórica y del rescate de las expresiones culturales, así como el acceso ciudadano a los derechos culturales.
“La OCA y MiCultura están llamados a ese cumplimiento normativo que enmarca la Ley General de Cultura y sus reglamentaciones, pero también nos llama a esa coordinación interinstitucional e interagencial con la que se puedan crear esas alianzas que exigen los nuevos preceptos instalados por la Ley General de Cultura, y que además como ciudadanos nos lleva a la responsabilidad de coadyuvar con las instituciones que tienen esta responsabilidad”, agregó.
Otros decretos como el 572 del 10 de septiembre de 2020 –con el cual se crea la Comisión Interinstitucional para el Mejoramiento de la Experiencia Turística del Casco Antiguo y el Centro Histórico de la ciudad de Panamá– y el 9, del 10 de agosto de 2023 –por el cual se adopta el Plan Institucional de Respuesta a Emergencias del Conjunto Monumental Histórico del Casco Antiguo– van encaminados hacia esta dirección.
En tanto, los procesos de innovación de la OCA se centran en tres ejes: la conservación (la restauración integral y puesta en valor de la plaza de Francia cuya restauración costará $5,9 millones), el programa de participación e inclusión cultural y el programa de economía creativa y turismo cultural.
Mientras que, por otro lado, los instrumentos y resultados se reflejan en la confección de una agenda cultural mensual, la creación de un departamento de inclusión y participación, y un mecanismo de consulta y coordinación, la habilitación de un fondo de apoyo a organizaciones de la sociedad civil así como de un banco de proyectos con instituciones públicas centradas en la inclusión social.
Sánchez apuntaló, por otra parte, que la cadena de valor de coordinación y participación tanto del sector privado como de las instituciones públicas hizo posible que la Semana Santa, que se celebra anualmente en el Casco Antiguo, fuese un éxito. En el año 2023 se registraron más de $10 millones en consumo dentro del Centro Histórico producto de la Semana Santa, mientras que en el mismo período de 2024 200.000 personas visitaron el Casco Antiguo durante los nueve días de esta festividad religiosa.
El experto en Cultura de la Unesco Enrique López-Hurtado resaltó, por su parte, que hay que entender la gestión de los centros históricos como fenómenos que a su vez tienen diversas capas de complejidad y que obligan a pensar su gestión de una manera integral.
“Hay que pensar estas complejidades a través de dos ejes: el de las alianzas y el de los derechos culturales. Los centros históricos son fenómenos culturales que tienen diversas dimensiones”, expresó.
En este sentido, López-Hurtado enfatizó que hay que entender que el patrimonio tangible que se encuentra en el centro histórico convive con un patrimonio vivo compuesto de tradiciones y creencias que deben ser transmitidas. En esa tarea de transmisión, este patrimonio vivo evoluciona y es adoptado por las nuevas generaciones.
Afrontar la complejidad de lo que puede suponer la gestión integral de un centro histórico como lo es el Casco Antiguo no es una tarea fácil, por lo que se necesita de alianzas con actores locales y regionales que centren sus esfuerzos en un centro histórico al servicio de las personas, y no solo satisfagan su bienestar y disfrute de sus derechos culturales, sino que fomenten la participación en la gobernanza cultural.
“Hay que ver las alianzas como una estrategia fundamental en la que se tome en cuenta a las personas como el centro de la gestión. Esto hay que verlo como un ejercicio del cumplimiento de los derechos culturales de las personas. En este sentido, el Ministerio de Cultura de Panamá es pionero en colocar a los derechos culturales como una dirección de línea en su organización y esperamos que esto sirva de modelo a toda la región”, expresó.
López-Hurtado detalló, además, que en lo que se refiere a potenciar a un centro histórico como eje dinamizador de la economía, si bien el turismo sostenible es uno de los grandes retos de la segunda década del siglo XXI, esto también da un espacio para la creatividad, la innovación y el fortalecimiento del tejido social.
“Cuando abrimos un centro histórico a la creatividad y a las industrias culturales y creativas, no solo estamos hablando de espectáculos públicos, sino de eventos que fortalecen el tejido social y el sentido de pertenencia. Cuando sentimos ese sentido de pertenencia, nuestra responsabilidad por cuidarlo se hace mucho mayor. En este sentido, hay que pasar de ver a los gestores de los centros históricos como productores de eventos a facilitadores para que sea la sociedad civil la que desarrolle estos eventos”, sostuvo.
El moderador del conversatorio, el experto en cultura de la Unesco y la Unión Europea Lázaro Rodríguez coincidió con López-Hurtado sobre la necesidad de poner a las personas en el centro de la gestión de los centros históricos e hizo énfasis en la necesidad de pensar en sistemas de gobernanza que entiendan la cultura como un concepto complejo, desde los aprendizajes que ha tenido la capital peruana de Lima en la preservación de su centro histórico.
Antes del conversatorio ‘Herramientas creativas para la promoción del patrimonio cultural’, se registraron dos conferencias: ‘Cultura para la transformación urbana sostenible’, dictada por el representante de la Unesco para Panamá Alexander Leicht, y ‘El patrimonio cultural para la transformación de la ciudad: el caso de Lima’, ofrecida por el director del Programa para la Recuperación del Centro Histórico de Lima Luis Martín (Prolima)
En la primera, Leicht hizo énfasis en la protección del patrimonio urbano y su gestión sostenible como condición indispensable para el desarrollo tal como lo estipula el punto 11.4 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas en la que se insta a “redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo”. Una tarea en la que se deben tomar medidas para poner en valor la diversidad cultural de las ciudades, que se manifiesta a través de su patrimonio y las industrias creativas y culturales.
Mientras que, en la segunda conferencia, Martín expuso el caso de Lima como un ejemplo de transformación de la ciudad mediante un Plan Maestro de Recuperación del Centro Histórico de Lima, promovido en 2019 y que implicó diversos factores que no solo se limitaron al mejor uso de los espacios públicos o la puesta en valor del patrimonio arqueológico sino la mejora de las condiciones sociales, culturales, económicas y ambientales de los residentes y la promoción del centro histórico como un lugar de turismo sostenible.
Al acto inaugural también asistieron la ministra de Cultura, Giselle González; el embajador de Perú en Panamá, Mario López Chávarri, y el embajador de España en Panamá, Guzmán Palacios.