Vida y cultura

El lenguaje de elevador

Evite el vocabulario técnico y use un lenguaje corporal efectivo que lo empodere o empodere su discurso. Pixabay
Actualizado
  • 11/01/2025 00:00
Creado
  • 10/01/2025 18:52

La proxemia, o la gestión del espacio personal, influye profundamente en nuestra vida diaria, especialmente en lugares cerrados como elevadores, hospitales y bancos, generando incomodidad y alterando comportamientos.

Existe algo llamado proxemia o proxémica y, aunque le parezca increíble, rige nuestra vida más de lo que se imagina. Psicológicamente, es tan poderosa que incluso llega a cambiar hábitos de conducta, modelos de vida y hasta nos “obliga” a cambiar de lugar de ser necesario.

¿Sabía usted que al ser humano le resulta altamente incómodo tres sitios en particular? Elevador, hospital y banco, en especial cuando hay camiones blindados cerca, pues el ser humano teme a: lo que no ve o entiende (virus, enfermedad), teme al encierro y no tener control de su espacio íntimo (elevador), teme a ser víctima de situaciones tensas o violentas (robo de banco, pedidas de préstamo o pago de deudas).

La próxima vez que se suba al elevador observe el comportamiento de su entorno. En Estados Unidos, por ejemplo, todos los ocupantes de este aparato miran hacia la puerta; sin embargo, en Latinoamérica casi todos los ocupantes buscan el fondo o se miran frontalmente, es prácticamente una sentencia de muerte para aquel que deba ponerse en el medio o tener que mirar en dirección a los controles.

En otros casos, toda conversación que se esté dando suele terminar en cuanto se abre la puerta o, y es lo más absurdo para mí, es que hay quienes pasan al inglés (olvidando que, aunque sea mascullado y a trompones, la mayoría sí lo entiende).

En Italia y el Reino Unido es terminantemente prohibido rebasar la cantidad de ocupantes permitido, e incluso es penado con multas. En edificios donde habitan personas de la religión judía existe el elevador Shabat, que funciona en forma permanente y se detiene en cada piso permitiéndole al usuario bajar o subir sin tener que activar o presionar algún botón.

Algunos dirán que entrar al elevador antes de que sus ocupantes salgan es un tema de educación pura y de sentido común. ¡Sí! Exactamente lo es, sin embargo, también es producto de la famosa proxemia por lo que las personas “matan” por entrar primero, dado que todos quieren buscar el sitio más “cómodo” dentro de un espacio confinado.

Las reglas de vida diaria parecen olvidarse e ignorarse con mucha facilidad, a pesar de su sencillez y de lo fácil que resulta seguirlas cuando vemos esas puertas metálicas abrir o cerrar... ¡nuestra psique es más poderosa de lo que usted cree!

Los sobresaltos y apuros han dejado de lado la regla de que las mujeres deben salir o entrar primero; de ser olvidada esta regla simple, procure no soltar la puerta hasta cerciorarse de que quien lo sigue ha salido o la sostiene.

Ahora bien, hay otros consejos para montarse en un elevador y sobre todo reglas de comunicación corporal que pueden serle útiles la próxima vez que deba ingresar a uno de estos aparatos:

1) Procure no contestar su celular ya que, por ser un recinto muy cerrado, la señal es mala y tendrá que gritar tanto que escucharán todos... menos quien lo llamó.

2) Si está lleno, no entre a la fuerza empujando a los demás; es mejor esperar el siguiente. Créame, no es como los aviones: no perderá su vuelo, siempre hay otro, además, eso de que “entre que caben cien”... bueno, aunque es muy raro que ocurra, un elevador con sobrecarga, más carente de mantenimiento constante o nulo, puede desplomarse.

3) Cuando no alcance los botones pida ayuda, perfectamente puede pedirle a quien esté más cerca que lo haga por usted, pero siempre pídalo “por favor” y agradézcalo. Y si es usted quien está cerca, hágalo con toda cortesía, aunque no se lo pidan, eso no hace a nadie menos importante.

Recuerde que la cortesía y los buenos modales deben estar presentes en todos los actos de nuestra vida, no solo cuando nos ven, sino siempre y sin esperar recompensa: no habrá aplausos, solo satisfaccion personal.

Tanto impacto nos causa este aparato que, por si fuera poco, ha modificado nuestro lenguaje. ¿Cómo? ¿Ha escuchado la frase discursos de elevador”? ¿Cómo es que se relacionan los elevadores y el hablar?

Un discurso de elevador es una descripción de su trabajo breve y fácil de entender. Si alguien entra a un elevador con ustedes y le preguntan qué hace, debe poder terminar su discurso antes de bajar del elevador.

Los discursos de elevador, en inglés, llamados Elevator speeches o elevator pitches”, tienen muchos usos, ya que puede emplearlo cuando se presenta en conferencias, entrevistas para empleo, al hablar con organismos financieros o cuando se acercan a colaboradores potenciales.

Pueden tener un discurso de elevador diferente para diferentes grupos y ocasiones. Algunas versiones pueden ser semitécnicas y otras sin tecnicismos. Algunas pueden durar menos de 1 minuto y otras tanto como 3 minutos.

Este tipo de discurso debe ser planeado por adelantado. Prepárelo acorde a los intereses y conocimientos de su audiencia; comience con el contexto y, finalmente, diga cuáles pueden ser los beneficios de su trabajo. Evite el vocabulario técnico y use un lenguaje corporal efectivo que lo empodere o empodere su discurso; recuerde, un discurso de elevador debe dejar a la audiencia deseosa de más.

Cierro con esta frase, amigo lector: La vida es como un ascensor, en el camino a veces tiene que parar y dejar que alguien salga para que usted sea más efectivo y asertivo.