Vida y cultura

El 65.5% de periodistas sufren de violencia psicológica

Imagen ilustrativa Shutterstock
Actualizado
  • 08/08/2024 00:00
Creado
  • 07/08/2024 17:51

Se requiere que los protocolos para prevenir la violencia no queden en el papel

La mayoría de los periodistas sufren de algún tipo de violencia. Pero la mayoría de la violencia está dirigida hacia las reporteras de América Latina. La información se desprende del estudio ‘Medios sin violencias: la urgencia de políticas de abordaje y prevención en América Latina’.

La investigación la llevó a cabo la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad, con apoyo del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (IPDC, por sus siglas en inglés) de la UNESCO y la colaboración de la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC).

Más de 100 medios de 15 países de América Latina se involucraron de diferentes formas en este proceso: a través del testimonio de sus integrantes y así analizar sus protocolos (57% de los medios no tiene protocolo de violencia de género) o participando de la elaboración del Protocolo Marco, que más adelante será explicado en esta nota.

De acuerdo con el informe, las formas predominantes de violencia son: psicológica (65.5%), verbal (65.5%), acoso sexual (28%), digital ( 21%), malos tratos (19%), física (12.5%), y económica (5%). El 75% de los encuestados aseguraron que conoce al menos un caso de violencia de género hacia periodistas. La gran mayoría de las respuestas provienen de mujeres (86.1%); también respondieron varones (11.1%) y personas trans (2.8%).

El rango etario es variado pero, principalmente, respondieron de entre 41 y 50 años (39.8%); siguen quienes tienen entre 31 y 40 años (29.6%); entre 51 a 60 años (14.9%); entre 20 y 30 años (8.3%); y más de 60 años (7.4%).

¿Dónde sucedieron las situaciones de violencia?

La mayoría de los lamentables sucesos ocurrieron en el ámbito físico de trabajo (48%) , ya sea en las redacciones y/o estudios. También, en entornos digitales (27%), es decir redes sociales y/o correo electrónico. En combinación de ambos espacios (15.5%) y en ámbitos laborales expandidos (9.5%) en coberturas y/o viajes.

Los agresores offline fueron: cargos jerárquicos (49%), colegas con igual rango (27%), varones con poder e influencia externos a los medios (9%). Mientras que los agresores online del sector gubernamental y político (31.5%), medio periodístico (22%), de los sectores antigénero (15%), en algunos casos también vinculados a la política. ¿Los agresores recibieron una sanción? En el 54.5% de estos casos, los agresores no fueron sancionados, puntualiza el informe.

En el 63.5% de los casos se describieron ”motivos” que desencadenaron las agresiones: el 26.3% de este total tuvo que ver con la expresión de posicionamientos feministas o con la condición de mujeres de las agredidas; el 13.2% con los posicionamientos políticos; el 3.2% con reclamos salariales; y el 57.3% con otros móviles no detallados.

En algunos de los casos, las violencias no fueron percibidas como tales. “En el 18.8% de los casos se describieron situaciones que quizá no llegaron a calificar como violencia o que acompañaron situaciones más explícitas de violencia y que fueron descriptas como malos tratos o comportamientos inadecuados”, explica.

Las encuestadas señalaron frases, como: “hombres agresivos con sus compañeras” hasta “descalificaciones ante las opiniones”; “tonos y formas en los que se dan las discusiones, del tipo “tú no sabes de eso”.

El precario abordaje o el poco interés de los medios periodísticos hacia este tema se evidenció, ya que “sólo el 18.5% dijo que existen áreas especializadas para el tratamiento de las violencias. En general, son los medios grandes los que tienen áreas específicas; esto se vincula en parte a la mayor disponibilidad de recursos. El desempeño de estos espacios fue valorado principalmente en forma positiva: 41%”.

Y el desempeño de los sindicatos frente a situaciones de violencia de género tampoco es muy sólida, el 34.5% lo calificó como “regular”, el 33.5% “bueno o muy bueno” y el 18.5% como “malo” y 13.9% optó “por no sé”.

Protocolos de atención de la violencia de género

En un total de 95 medios representados, “en el 56.8% no hay un protocolo para la atención de situaciones de violencia de género; 31.6% disponen de una herramienta de este tipo; y, en el 11.6% de los casos, quienes respondieron desconocen si el medio en que trabajan cuenta con el mismo. De los medios que sí tienen protocolo, el 58.1% son grandes, el 25.8% chicos y el 16.1% medianos”, remarca.

Un aspecto positivo acerca de la cultura laboral de las organizaciones de noticias, fue que en la mayoría (72.7%) consideró que es relevante (muy importante 54.5%, e importante 18.2%) para las empresas en las que trabajan desarrollarse en una cultura libre de violencia.

Importancia del protocolo

La Asociación Civil Comunicación para la Igualdad, con apoyo del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación de la UNESCO y la colaboración de la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe también divulgaron un trabajo titulado ‘Protocolo marco de prevención y acción ante la discriminación, acoso y la violencia en el trabajo periodistico’.

En el documento explican que, cuando una organización decide elaborar un protocolo de este tipo, aplicarlo y difundirlo “ impacta favorablemente en todas las personas que la integran, evidenciando el compromiso de la organización con el problema e indicando que las conductas violentas o discriminatorias no son toleradas”.

Existen protocolos con diversos niveles de alcance: pueden limitarse a establecer pautas de intervención ante un suceso o denuncia determinados, o bien incluir otras dimensiones del problema como la prevención de tales hechos, la reparación de la persona agredida, la rehabilitación de la persona agresora y la sanción en caso de que corresponda, sostienen.

Pero no es suficiente que todo quede en papel. Es una cuestión de accionar frente a la violencia que perjudica a todos. “Para ello se requiere un plan integral de erradicación y prevención que tenga como objetivo de largo alcance garantizar la igualdad, la dignidad y la no violencia, que establezca acciones concretas y progresivas, y mediciones de impacto de las medidas implementadas, y que contenga estándares de cumplimiento que permitan medir los avances en la materia así como remover los obstáculos que se presenten para el logro de los objetivos”.

La formas predominantes de violencias son
Psicológica (65.5%)
Verbal (65.5%)
Acoso sexual (28%)
Digital ( 21%)
Malos tratos (19%)
Física (12.5%)
Económica (5%)
Los sucesos ocurrieron en
El ámbito físico de trabajo (48%)
Entornos digitales (27%)
Combinación de ambos espacios (15.5%)
Ambitos laborales expandidos (9.5%)