Vida y cultura

Colonización de los bosques más antiguos de Panamá

La Dra. Oris Rodríguez estudia maderas fósiles, su taxonomía y el paleoclima donde se encuentran. Senacyt
Placas con cortes de maderas. Senacyt
Fósil de palma en la localidad de playa Búcaro, Azuero. Oris Rodríguez
Fósil de eudicotiledónea colectada en playa Búcaro, Azuero. Oris Rodríguez
Actualizado
  • 07/02/2025 00:00
Creado
  • 06/02/2025 19:07

Se harán análisis paleobotánicos, geológicos, isotópicos, paleoclimáticos y comparativos del material vegetal fosilizado colectado para determinar su edad y procedencia.

Antes de que surgiera el istmo de Panamá como resultado del movimiento y colisión entre las placas tectónicas, cerrando la vía marítima entre el Caribe y el océano Pacífico, existía un arco de islas entre Costa Rica y Colombia.

Algunos vestigios fosilizados de la flora terrestre que prosperó en las islas hace millones de años se pueden encontrar en potreros, playas y ríos de la península de Azuero, en el suroeste de Panamá.

Los fósiles de troncos, hojas, frutos y semillas dan pistas a los científicos para reconstruir la historia de cómo las plantas ocuparon los bosques de Panamá y para entender mejor los efectos del clima sobre las plantas tropicales y sus respuestas ante los cambios ambientales.

Un proyecto de investigación liderado por la doctora Oris Rodríguez, afiliada a la Universidad de Panamá y al Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, tiene como objetivo colectar material vegetal fosilizado en las provincias de Los Santos y Veraguas, para hacer análisis paleobotánicos, geológicos, isotópicos, paleoclimáticos y comparativos para determinar la edad y procedencia de las plantas más antiguas de Panamá.

Se trata del proyecto “Colonización de los bosques más antiguos de Panamá”, financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), mediante la convocatoria pública de Fomento a la Investigación y Desarrollo 2024.

“Este proyecto de dos años nos permitirá encontrar las maderas y frutos fósiles y estudiarlos con más profundidad. Hemos empezado a identificar en maderas, frutos fósiles de endocarpios (el área que protege la semilla de frutos). Queremos recolectar más fósiles de maderas y de frutos, identificar lo que encontremos y qué pistas nos dan sobre nuestros bosques más antiguos”, menciona la doctora Rodríguez.

En marzo, la investigadora y sus colaboradores viajarán a la playa Búcaro, en la provincia de Los Santos, para colectar los fósiles de plantas y frutos.

“La playa Búcaro es una región rica en fósiles, con una buena exposición de rocas, icnofósiles (huellas de actividad de organismos), rocas volcánicas, conchitas, dientes de tiburón, maderas y frutos fosilizados, menciona la doctora Rodríguez.

Los investigadores trabajarán en la playa durante la marea baja, recolectando los materiales. Entre los participantes se encuentran dos estudiantes tesistas, Miguel Martínez, del Centro Regional Universitario de Azuero y que tiene una historia familiar de colectar y conservar fósiles, y una bióloga, Yeritza Cabrera, que está interesada en estudiar fósiles de plantas para completar su grado en orientación de botánica en la Universidad de Panamá.

“Vamos a explorar y estudiar más rocas de esas secuencias geológicas; queremos conocer la edad más precisa o la época en que existieron los fósiles y así publicar sobre estas plantas con información más evidenciada que descubramos”.

En campo

Trabajar con las rocas donde están contenidos los frutos fosilizados demanda esfuerzo físico y paciencia, ya que estas son muy duras y hay que tener cuidado con los fósiles. Las maderas fosilizadas están sueltas en la playa y en algunos casos, en rocas.

Los científicos utilizan martillos de geología y de paleontología, cinceles, brochas y probablemente, necesiten una sierra de corte manual. Cada material se guarda en bolsas y se marca. Si es muy delicado, se envuelve en papel y, a veces, se usa un químico estabilizante para evitar la ruptura de los materiales.

“En caso de encontrar troncos muy grandes, se colecta una muestra del tamaño de un puño y el resto se mide, se describe, se fotografía y se deja en el sitio, principalmente porque el espacio para mantener fósiles en nuestras instituciones es limitado. Los materiales se cortan en secciones delgadas con una sierra, se pulen y se montan en placas de vidrio para estudiarlas bajo un microscopio. Idealmente, los materiales fósiles deberían estar en un museo de ciencias naturales. Es importante tener un repositorio para publicar los especímenes con sus respectivos números formales de colección”, indica la doctora Rodríguez.

Para esta primera gira, dos objetivos cruciales serán las colectas de material paleobotánico y geológico para análisis y el entrenamiento de estudiantes en campo.

Una segunda expedición también incluirá localidades en Veraguas, donde también se han reportado anteriormente fósiles en Torio, en el suroeste de la costa pacífica, y en el río Palo Seco.

Productividad

El proyecto contempla hacer análisis isotópicos para estimar la edad del material encontrado. Los científicos intentarán identificar los géneros de las plantas fósiles, su procedencia, entender no solo qué plantas había, sino cómo llegaron y si están relacionadas con plantas de Norte o de Suramérica.

“Queremos comparar el material recolectado con las plantas de México, Centroamérica y Colombia. Parte de lo que podemos aprender gracias a estos fósiles son las migraciones de plantas en el pasado. En estudios previos encontramos un árbol petrificado relacionado a los anacardos, en localidades de Los Boquerones, Veraguas. La madera tiene unos 23 millones de años (Mioceno) y se relaciona a un género con poco registro fósil, con lo cual ofreció una pieza importante en el mapa histórico de migraciones del género”, indica la doctora Rodríguez.

Una pasante del STRI procesará las maderas y frutos para enviarlos a Chicago (Estados Unidos). Mediante una alianza con el Field Museum of Natural History de Chicago, se podrán escanear las maderas y frutos con tomografía computarizada, que permitirá estudiar los especímenes de manera no invasiva.

“El experto y curador del museo vendrá al campo, se colectará el material que se analizará en Chicago. El proyecto también contempla entrenar a una estudiante para el uso del tomógrafo y escanear frutos”.

Este proyecto incluye el primer análisis complementario de maderas y frutos fósiles en Panamá. Gracias a esto, se tiene un espectro mayor del tipo de plantas que colonizaron Panamá, ya que las maderas preservan material leñoso, pero en los frutos se pueden preservar otros hábitos como bejucos y herbáceas. Las características de los bosques también tienen relación con el clima que había, si era seco o más lluvioso, y se puede tener una aproximación de la temperatura en el pasado.

Al finalizar del proyecto, se espera tener los resultados de los análisis de plantas, los indicadores geológicos de cómo llegaron y se depositaron en la zona estudiada, y cumplir con los entrenamientos de estudiantes y sus tesis. También se ha propuesto abrir una oportunidad para maestría avalada por fondos del proyecto y organizar un seminario para exponer los resultados, así como las publicaciones científicas.