Las mujeres que impulsan la ciencia en Coiba AIP
- 04/03/2024 00:00
- 03/03/2024 17:57
Una de las Estaciones Científicas más importantes de Panamá tiene una fuerte presencia femenina. Algunas conversan sobre su investigación Existen muchas doctoras que actualmente se dedican a impulsar la ciencia en Panamá. Y no solo científicos con mucha trayectoria, sino jóvenes que están actualmente apasionados por generar nuevas visiones sobre cómo se puede resolver un problema, ya que cuando se realiza una tesis, sus conclusiones son posibles soluciones que ayudan, de una manera a otra, al desarrollo de un país.
Las investigadoras asociadas de la estación científica Coiba AIP y los estudiantes universitarios que trabajan en temas relacionados con esta área son parte del equipo y contribuyen a fomentar el estudio científico en la isla más grande del país.
La Estación Científica Coiba AIP es una de las cinco AIP creadas por la Secretaría Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación. Uno de sus principales objetivos de esta estación, es el desarrollo y promoción de actividades de ciencia, tecnología y educación, orientadas al estudio y conservación de la biodiversidad y demás recursos naturales del Parque Nacional Coiba, así como también en otras áreas.
El Parque Nacional Coiba es Patrimonio Mundial Natural de la Unesco y parte de la red del Corredor Marino del Pacífico Oriental Tropical que tiene como objetivo mejorar y proteger la riqueza marina a través de la conectividad que existe entre los ecosistemas de Panamá, Costa Rica, Colombia y Ecuador.
Una investigación Uno de los proyectos que actualmente se desarrolla es 'Tradiciones pesqueras entre los ancestros precolombinos de Cabo en el Archipiélago de Coiba'. Esta investigación la ejecuta la doctora Ilean Isaza Aizpurua y la doctora Diana Carvajal Contreras, ambas investigadoras asociadas de Coiba AIP.
Ilean Isaza Aizpurua explicó que el trabajo que actualmente se realiza en el archipiélago de Coiba “ha dado resultados bastante innovadores, pero quiero aclarar que es el resultado de trabajo en equipo”.
Isaza Aizpurua enumeró a La Estrella de Panamá los hallazgos que se tienen hasta la fecha. El primero, “el identificar que las actividades de sociedades no industriales que habitaron las islas del archipiélago de Coiba dejaron una huella visible aún en diferentes estructuras del paisaje insular de Coiba”. El segundo, “el confirmar que las poblaciones que habitaron las islas estuvieron íntimamente asociadas con las culturas de las zonas colindantes a las de tierra firme entre la Península de Azuero y el Golfo de Chiriquí de manera coetánea a partir del 200 aC”. El tercero, “la presencia de una antigua pesquería en el archipiélago de Coiba cuyo enfoque era el barrilete negro”.
Sobre los resultados, por su parte, Diana Carvajal Contreras comentó a este medio que “en Jicarita la pesca se basó principalmente en el uso del atún. Con artes de pesca sencillas como corrales de piedra , promontorios rocosos o arrecifes se pescaban animales de por lo menos 4 kilos. Esos recursos posibilitaron el intercambio con cerámica, herramientas de piedra entre grupos indígenas”.
Ambas desde muy jóvenes eran apasionadas por la ciencia. Isaza Aizpurua destacó que desde su adolescencia “le gustaba la historia antigua y [la de] mis ancestros”.
Y todo lo que ha estudiado se relaciona de alguna manera u otra. “Para la licenciatura estudié la evolución y desarrollo de la cerámica pintada en la región semiótica del Gran Coclé, Panamá, hoy conocida como Gran Coclé; para la maestría, el uso ritual de las alhajas de concha entre los antiguos Mayas del periodo Formativo y para el doctorado me enfoqué en una prospección pedestre del valle bajo del Río La Villa en Los Santos y Herrera; intentando dar un enfoque arqueológico a las crónicas del siglo XVI sobre el territorio ancestral del Quevi Parita, y para el postdoctorado, un enfoque sobre la colonización de las islas del archipiélago de Coiba y el impacto antrópico en el paisaje insular”.
Mientras que Carvajal Contreras expresó que cuando era pequeña vio la película de Indiana Jones ‘Cazadores del Arca Pérdida’. “Me dio curiosidad, estaba en tercer año de secundaria e investigué en la biblioteca. Mi padre me compró un libro del Museo del Oro y tenía un artículo del Dr, Cooke sobre orfebrería en Panamá”.
Su pasión hacia la ciencia fue creciendo. “La arqueología combina cosas que me interesan: las humanidades y la biología. Vine a Panamá a hacer mi tesis de pregrado en análisis de fauna con el doctor Richard Cooke en Cerro Juan Diaz”.
“Para mi tesis doctoral de arqueología en Calgary, Canadá, analice una pesquería en el sitio panameño Cueva de los Vampiros. del 200 a.C. Me interesa como el uso y preservación de los recursos pesqueros contribuyeron a que las poblaciones indígenas ayer y hoy permiten la adaptación al trópico y da elementos para desarrollos económicos y políticos complejos”.
Las científicas al poder El director de la estación científica Coiba AIP, Edgardo Díaz-Ferguson, ponderó el rol que actualmente tienen las mujeres en la estación. “Las mujeres suelen ser más organizadas, más disciplinadas, más dedicadas, y esas características se ven tanto en la ciencia como en la parte administrativas. Siempre es una ventaja ese nivel de organización y de disciplina cuando se cuentan con las mujeres”.
Las administrativas de Coiba AIP mujeres. “Nuestra técnica en laboratorio fue tesista, terminó su licenciatura en biología marina y ahora la contratamos como técnica en laboratorio y asistente de todos los investigadores, tanto terrestres, como marinos. Existe una participación bastante activa de las mujeres en la estación científica”. En marzo se integrará la primera científica que trabajará tiempo completo para la estación, destacó.
Las nuevas generaciones Noemí León Correoso, Milagros González, Analía Guerrero Romero son las promesas de la ciencia en Panamá. Todas son tesistas de Coiba AIP. En este caso, los avances de sus investigaciones no pueden ser divulgados. Pero todas explicaron por qué decidieron estudiar ciencia.
Noemí León Correoso es licenciada en biología con orientación en botánica, su especialidad, la ficología —estudio de algas–. “Decidí ingresar a la orientación de botánica y gracias a cursos relacionados a las algas , aprendiendo que estos organismos tan simples pueden ser impresionantes (...) En esta rama de la ciencia hay mucho por hacer en el país, ya que Panamá posee una gran biodiversidad de algas poco estudiadas, y que, estoy segura, pueden brindar numerosos beneficios a la sociedad panameña, de la región y del mundo”.
Mientras que Milagros González es estudiante de biología. Optó por aprender esta carrera porque “los ecosistemas marinos tienen muchos misterios, retos y oportunidades, ya la fecha, considera que en nuestro país aún nos falta mucho por descubrir, ya su vez, mucho por gestionar. Combiné mi amor por la ciencia, no solo para estudiar los organismos y ecosistemas marinos, sino para un futuro, proponiendo estrategias que nos permitan conservarlos y que las futuras generaciones puedan disfrutar del mismo”.
Por su parte, Analía Guerrero Romero estudia biología marina porque “me permitía adentrarme en un mundo muy inexplorado e interesante como lo es el océano ya la vez desenvolverme como científica”.
No hay límites Ilean Isaza Aizpurua y Diana Carvajal Contreras brindaron sus recomendaciones hacia aquellas interesadas en dedicarse a las ciencias. “Estudien los que les apasiona sin importar la opinión de otras personas”, expresó Isaza Aizpurua. Mientras que Carvajal Contreras acotó que “si bien estructuralmente, el campo laboral y científico está dominado por hombres, la ciencia no debe ser una cuestión de género. Todos tenemos las capacidades y el potencial para construir un mundo mejor”.
Existen muchas doctoras que actualmente se dedican a impulsar la ciencia en Panamá. Y no solo científicos con mucha trayectoria, sino jóvenes que están actualmente apasionados por generar nuevas visiones sobre cómo se puede resolver un problema, ya que cuando se realiza una tesis, sus conclusiones son posibles soluciones que ayudan, de una manera a otra, al desarrollo de un país.
Las investigadoras asociadas de la estación científica Coiba AIP y los estudiantes universitarios que trabajan en temas relacionados con esta área son parte del equipo y contribuyen a fomentar el estudio científico en la isla más grande del país.
La Estación Científica Coiba AIP es una de las cinco AIP creadas por la Secretaría Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación. Uno de sus principales objetivos de esta estación, es el desarrollo y promoción de actividades de ciencia, tecnología y educación, orientadas al estudio y conservación de la biodiversidad y demás recursos naturales del Parque Nacional Coiba, así como también en otras áreas.
El Parque Nacional Coiba es Patrimonio Mundial Natural de la Unesco y parte de la red del Corredor Marino del Pacífico Oriental Tropical que tiene como objetivo mejorar y proteger la riqueza marina a través de la conectividad que existe entre los ecosistemas de Panamá, Costa Rica, Colombia y Ecuador.
Uno de los proyectos que actualmente se desarrolla es 'Tradiciones pesqueras entre los ancestros precolombinos de Cabo en el Archipiélago de Coiba'. Esta investigación la ejecuta la doctora Ilean Isaza Aizpurua y la doctora Diana Carvajal Contreras, ambas investigadoras asociadas de Coiba AIP.
Ilean Isaza Aizpurua explicó que el trabajo que actualmente se realiza en el archipiélago de Coiba “ha dado resultados bastante innovadores, pero quiero aclarar que es el resultado de trabajo en equipo”.
Isaza Aizpurua enumeró a La Estrella de Panamá los hallazgos que se tienen hasta la fecha. El primero, “el identificar que las actividades de sociedades no industriales que habitaron las islas del archipiélago de Coiba dejaron una huella visible aún en diferentes estructuras del paisaje insular de Coiba”. El segundo, “el confirmar que las poblaciones que habitaron las islas estuvieron íntimamente asociadas con las culturas de las zonas colindantes a las de tierra firme entre la Península de Azuero y el Golfo de Chiriquí de manera coetánea a partir del 200 aC”. El tercero, “la presencia de una antigua pesquería en el archipiélago de Coiba cuyo enfoque era el barrilete negro”.
Sobre los resultados, por su parte, Diana Carvajal Contreras comentó a este medio que “en Jicarita la pesca se basó principalmente en el uso del atún. Con artes de pesca sencillas como corrales de piedra , promontorios rocosos o arrecifes se pescaban animales de por lo menos 4 kilos. Esos recursos posibilitaron el intercambio con cerámica, herramientas de piedra entre grupos indígenas”.
Ambas desde muy jóvenes eran apasionadas por la ciencia. Isaza Aizpurua destacó que desde su adolescencia “le gustaba la historia antigua y [la de] mis ancestros”.
Y todo lo que ha estudiado se relaciona de alguna manera u otra. “Para la licenciatura estudié la evolución y desarrollo de la cerámica pintada en la región semiótica del Gran Coclé, Panamá, hoy conocida como Gran Coclé; para la maestría, el uso ritual de las alhajas de concha entre los antiguos Mayas del periodo Formativo y para el doctorado me enfoqué en una prospección pedestre del valle bajo del Río La Villa en Los Santos y Herrera; intentando dar un enfoque arqueológico a las crónicas del siglo XVI sobre el territorio ancestral del Quevi Parita, y para el postdoctorado, un enfoque sobre la colonización de las islas del archipiélago de Coiba y el impacto antrópico en el paisaje insular”.
Mientras que Carvajal Contreras expresó que cuando era pequeña vio la película de Indiana Jones ‘Cazadores del Arca Pérdida’. “Me dio curiosidad, estaba en tercer año de secundaria e investigué en la biblioteca. Mi padre me compró un libro del Museo del Oro y tenía un artículo del Dr, Cooke sobre orfebrería en Panamá”.
Su pasión hacia la ciencia fue creciendo. “La arqueología combina cosas que me interesan: las humanidades y la biología. Vine a Panamá a hacer mi tesis de pregrado en análisis de fauna con el doctor Richard Cooke en Cerro Juan Diaz”.
“Para mi tesis doctoral de arqueología en Calgary, Canadá, analice una pesquería en el sitio panameño Cueva de los Vampiros. del 200 a.C. Me interesa como el uso y preservación de los recursos pesqueros contribuyeron a que las poblaciones indígenas ayer y hoy permiten la adaptación al trópico y da elementos para desarrollos económicos y políticos complejos”.
El director de la estación científica Coiba AIP, Edgardo Díaz-Ferguson, ponderó el rol que actualmente tienen las mujeres en la estación. “Las mujeres suelen ser más organizadas, más disciplinadas, más dedicadas, y esas características se ven tanto en la ciencia como en la parte administrativas. Siempre es una ventaja ese nivel de organización y de disciplina cuando se cuentan con las mujeres”.
Las administrativas de Coiba AIP mujeres. “Nuestra técnica en laboratorio fue tesista, terminó su licenciatura en biología marina y ahora la contratamos como técnica en laboratorio y asistente de todos los investigadores, tanto terrestres, como marinos. Existe una participación bastante activa de las mujeres en la estación científica”. En marzo se integrará la primera científica que trabajará tiempo completo para la estación, destacó.
Noemí León Correoso, Milagros González, Analía Guerrero Romero son las promesas de la ciencia en Panamá. Todas son tesistas de Coiba AIP. En este caso, los avances de sus investigaciones no pueden ser divulgados. Pero todas explicaron por qué decidieron estudiar ciencia.
Noemí León Correoso es licenciada en biología con orientación en botánica, su especialidad, la ficología —estudio de algas–. “Decidí ingresar a la orientación de botánica y gracias a cursos relacionados a las algas , aprendiendo que estos organismos tan simples pueden ser impresionantes (...) En esta rama de la ciencia hay mucho por hacer en el país, ya que Panamá posee una gran biodiversidad de algas poco estudiadas, y que, estoy segura, pueden brindar numerosos beneficios a la sociedad panameña, de la región y del mundo”.
Mientras que Milagros González es estudiante de biología. Optó por aprender esta carrera porque “los ecosistemas marinos tienen muchos misterios, retos y oportunidades, ya la fecha, considera que en nuestro país aún nos falta mucho por descubrir, ya su vez, mucho por gestionar. Combiné mi amor por la ciencia, no solo para estudiar los organismos y ecosistemas marinos, sino para un futuro, proponiendo estrategias que nos permitan conservarlos y que las futuras generaciones puedan disfrutar del mismo”.
Por su parte, Analía Guerrero Romero estudia biología marina porque “me permitía adentrarme en un mundo muy inexplorado e interesante como lo es el océano ya la vez desenvolverme como científica”.
Ilean Isaza Aizpurua y Diana Carvajal Contreras brindaron sus recomendaciones hacia aquellas interesadas en dedicarse a las ciencias. “Estudien los que les apasiona sin importar la opinión de otras personas”, expresó Isaza Aizpurua. Mientras que Carvajal Contreras acotó que “si bien estructuralmente, el campo laboral y científico está dominado por hombres, la ciencia no debe ser una cuestión de género. Todos tenemos las capacidades y el potencial para construir un mundo mejor”.