Brocado de mares
- 23/11/2024 00:00
- 22/11/2024 18:57
Dos mares rasgan el cielo y surge Panamá.
Florecilla primaveral,
constelación de estrellas marinas
cenefa que surtió del magma:
el vuelco de un cetáceo,
en el albor de estos mares,
tuvo la osadía indeleble
de graficar el pálpito que uniría los continentes.
¡Despierten nubes, parpadea sol,
esa brisa es Panamá!
Bastidor de la Mar del Sur,
crisol de pueblos,
granitos de sal en perfil de alga
hilan su bahía,
portal de la armonía caribe
en la ocarina de la ostra
que canta una perla
y danza la banal alegría de vivir
para ser bella.
¡Faros del mundo fluyan luciérnagas,
delirios a los navegantes,
en el perfil de los océanos!
¡Junten el mundo!
El Darién pincela la riberas del planeta
al antojo de canciones ostentosas,
de amores y fábulas.
Caracola a mis oídos,
pompa en mis ojos,
arrecife en mis versos
al desborde del delirio,
eres el bordado en la piel del mar
nacido de las manos del pueblo kuna.
Joyel de luz,
pupila de las brújulas
eje de los astrolabios,
yo preso en la bitácora de tus amaneceres
figuro el esperpento del nácar que habitas.
Panamá, vocable intenso,
puedo adivinar el cristal que palpita
en el ruedo de tu falda,
arreboles de marismas
que tallan la cintura de tu danza de sentirse bella,
mujer mar y terracota,
para que mi alma vibre
al verte excitar la brisa de la Aurora.