Ballenas y delfines, mamíferos marinos que surcan las aguas oceánicas
- 12/04/2025 00:00
La particularidad de los largos desplazamientos ha creado condiciones que relacionan la vida de estos mamíferos con los ecosistemas marinos y que dan determinadas características a la biodiversidad y a la vida tanto en la superficie como en las profundidades y el suelo de las extensiones acuáticas. Las ballenas y otros mamíferos marinos forman parte de la fauna que se desenvuelve en las aguas oceánicas desde tiempos milenarios. Aunque parezca paradójico, tanto las primeras como los delfines tuvieron su origen en pequeños animales terrestres de cuatro patas y evolucionaron hasta llegar al mar y adquirir grandes dimensiones. A través de la historia, se convirtieron en piezas codiciadas por su carne y aceites y fueron depredadas en algunas regiones.
La particularidad de los largos desplazamientos ha creado condiciones que relacionan la vida de estos mamíferos con los ecosistemas marinos y que dan determinadas características a la biodiversidad y a la vida tanto en la superficie como en las profundidades y el suelo de las extensiones acuáticas. La actividad extractiva de estas especies también ha generado importantes impactos en el medio y en el conjunto de vínculos que allí existen.
Tan solo hasta hace poco, en 2016, la comunidad internacional, a través de “...la Comisión Ballenera Internacional (CBI) adoptó la resolución sobre Cetáceos y sus contribuciones al funcionamiento de los ecosistemas”. En los últimos años, actividades como la observación de estas especies marinas ha cambiado el panorama e importantes sumas (2 mil millones de dólares) han entrado a un comercio a través de excursiones, giras y otras atracciones.
Veterinaria especializada Otro ámbito de trabajo ha consistido en el estudio y la ampliación del conocimiento de este extraordinario animal y la comprensión de sus hábitos, vida y desenvolvimiento. La doctora Lissette Trejos, veterinaria, ha logrado dedicarse a la investigación y al tratamiento de estas especies para comprender cómo es la relación que ellas sostienen con otras familias en el entorno marino. En la actualidad trabaja en la Dirección de Costas y Mares del Ministerio de Ambiente.
Ella se refiere al origen de la especie y resalta que “En la evolución, el cetáceo era un animal terrestre, que tenía cierta forma, pero su tamaño tan grande no permitía que tuviera disponibilidad de alimento. Así que buscando su alimentación este espécimen, que fue el primero de los cetáceos se fue al agua y mucha de su fisiología y anatomía cambiaron y se adaptó a vivir en el medio marino”.
Trejos explica que las extremidades de los cetáceos se fueron anquilosando y tomaron formas de aletas, al igual que sus extremidades posteriores se tornaron en una cola como un tipo de remos para nadar adecuadamente y la parte que tiene que ver con su fisiología, pues hubo ciertas adaptaciones, como la hemoglobina, que conocemos, se convirtió en las mioglobulinas, que son moléculas más grandes, que se encuentran dentro de los músculos”.
Formación Esta veterinaria estudió la profesión en la Universidad de Panamá. “Empecé a estudiar veterinaria, afirma, y a menudo me preguntaban cuál era la especie que me llamaba la atención y yo siempre quise estudiar los cetáceos. Al principio, la gente se reía porque me decían que en qué parte de Panamá yo iba a hacer esto. Yo les decía que había dos costas y debía haber un lugar”.
Confiesa que fue un profesor quien la entusiasmó para estudiar a las ballenas y los delfines: “...un profesor de la universidad, tuvo un cargo alto en una Autoridad Nacional y me dio la oportunidad de estudiar a los cetáceos y me dijo que no había nadie en Panamá que lo hiciera y que yo podría ser la primera”.
Ahora se siente satisfecha con ese espacio que se abrió a ella. “Entonces se me dio la oportunidad y realmente ha sido un mundo bastante maravilloso de ver todo lo que uno puede aprender de estos animales directamente: su comportamiento, su fisiología, su anatomía y, sobre todo, la manera como se adaptan al medio”.
Sobre su formación, explica cómo llegó al tema: “Antes de estudiar los cetáceos, en mi memoria siempre estuvo el interés de conocer profundamente sobre estas especies, sin embargo, para llegar allí tuve que estudiar otros animales. Hice pasantías con caballos; me llamaban la atención los equinos y, sobre todo, la manera como había que tratarlos. Al principio me daba muchísimo miedo, pero aprender a tratar en caballo, da mucha información”.
Papel de los cetáceos Uno de los principales temas que surge cuando se trabaja con estas especies marinas es preguntarse sobre el papel que ellas tienen en la vida silvestre. Trejos plantea que entre otros aspectos: “ellos hacen el intercambio de la mayor cantidad de CO2, lo que permite que haya una mitigación de las condiciones del cambio climático. Son responsables de la mayoría del oxígeno que hay disponible en el océano.
Agrega que “también son animales que tienen una alta productividad y la presencia de ellos en el medio marino permite que haya una mayor disponibilidad de biodiversidad, por la cantidad de nutrientes que tiene el agua”. Las contribuciones son múltiples; por ejemplo, un Reporte del 28 Congreso Internacional de Biología de la Conservación, “revela que los cetáceos, en particular las grandes ballenas que migran largas distancias, mejoran la productividad marina primaria fertilizando las aguas oceánicas con heces ricas en hierro y circulando (“bombeando”) micronutrientes que influencian la biogeoquímica del ecosistema marino”.
La veterinaria Trejos considera que existen similitudes entre el hombre y los cetáceos. “Las principales características de los cetáceos es que son muy parecidos al humano. Es como si nos hubiéramos adaptado nosotros a estar dentro del agua. Ellos amamantan a sus crías, nacen vivos -son vivíparos- y las crías maman leche que tiene alta cantidad de grasa con la que se alimentan y se prepara a la cría para las actividades que tiene que hacer”.
Especies en Panamá El interés que despierta en la actualidad la presencia de estas especies en las aguas nacionales, abre la curiosidad sobre cuántos tipos de ballenas existen localmente. Trejos habla sobre el particular e informa que “Aquí en Panamá, nuestro censo ha demostrado que tenemos alrededor de treinta y cinco especies de ballenas y delfines; algunas son residentes, otras son migratorias. Sin embargo, pues tenemos que también definir, que cuando se habla de ballenas y delfines, hay ciertas características que permiten que uno pueda diferenciar entre ellas”.
Y amplía sobre estas características al aclarar que “por ejemplo, los odontocetos que son de los delfines, tienen en su melón o cráneo una forma bastante particular con su sistema de ecolocalización, que les permite poder diferenciar dónde están los objetos por medio de ondas y adicional a esto tienen un solo orificio respiratorio y, además, dientes; o sea, que tragan sus alimentos completos”.
“A diferencia, ─apunta─, los misticetos, que son las ballenas, intercambian los dientes por unas estructuras gelatinosas llamadas ‘barbas’ que les permite filtrar el alimento y tienen dos orificios respiratorios”. Lógicamente que esto define sus hábitos de alimentación. El Instituto Antártico Chileno detalla que existen dos formas de alimentación de estas especies: “La primera está asociada con la formación de burbujas que expulsa(n) el(los) animal(es) desde sus fosas nasales bajo la superficie del agua; y la segunda, asociada a la embestida sin formación de burbujas”.
José Julio Casas, secretario técnico del Corredor Marino de Conservación del Pacífico Este Tropical (CMAR), expone que “el trabajo con la doctora Trejos incluye una gran cantidad de actividades de capacitación a comunidades costeras en el Caribe y Pacífico panameño, en avistamiento de cetáceos y sobre todo en atención de casos de varamiento y ‘enmallamiento’ de estos mamíferos marinos; que son dos de las amenazas más comunes en nuestro país”.
Manejo de ejemplares Trejos ha tenido oportunidad de desempeñarse con el tratamiento de individuos tanto ballenas como delfines. En una ocasión practicó una autopsia a un ejemplar de delfines traído desde Miami para un taller con otros profesionales y con estudiantes de la Universidad Marítima Internacional. También le correspondió realizar una necropsia en el lugar a una ballena, cuyo cuerpo llegó a la playa de Santo Domingo en el Casco Antiguo de la ciudad de Panamá.
Sobre este particular, la veterinaria se refiere a los accidentes con la extensa flota marina que circula a la entrada del Canal de Panamá. “los animales no tienen una ruta pre destinada para poder transportarse; lo hacen en todo el medio marino y los que pudieran hacer la regulación son las embarcaciones que son las que se desplazan”.
Adicionalmente, ella considera que “...en Panamá se cuenta con un dispositivo separador de tráfico, que le da una línea de carriles a las embarcaciones que son usuarias del Canal de Panamá en meses de agosto a noviembre, de manera obligatoria para disminuir el riesgo de colisión con estos cetáceos”.
Juan Maté, investigador del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales se refiere a esta experta y opina que ella “tiene una pasión por temas marinos, particularmente aquellos relacionados con los mamíferos marinos como ballenas, delfines y manatíes, también, con las tortugas marinas. Suele ser una de las primeras líneas de respuesta ante varamiento de estos, así como desenmallar animales enredados en redes o tratar aquellos lastimados y ante el fallecimiento de estos, tomar muestras de tejidos para autopsias a fin de tratar de dilucidar qué pudo haber sucedido”.
La doctora Trejos reconoce que es difícil el manejo de estos animales. “Esto es bastante complicado; así que este tipo de estudio lo hacemos directamente en el hábitat de los animales. Sobre todo, en el de los animales con componentes vivos, pues se ve comportamiento y con interacciones directamente con ellos por medio de una embarcación que mantenga las distancias y con un debido permiso de uso de Recursos Biológicos que emite el Ministerio de Ambiente para investigaciones de animales vivos”.
¿Es complicado para una mujer hacer este trabajo? Le preguntamos y responde: “Complicado no resulta. Es solo asunto de organización. Lo que sí es que requiere mucha fuerza y, por tanto, una condición física bastante saludable para pasar largas horas estudiando un animal en campo, en playa y, sobre todo, contar con recursos adecuados para poder hacerlo”.
Las ballenas y otros mamíferos marinos forman parte de la fauna que se desenvuelve en las aguas oceánicas desde tiempos milenarios. Aunque parezca paradójico, tanto las primeras como los delfines tuvieron su origen en pequeños animales terrestres de cuatro patas y evolucionaron hasta llegar al mar y adquirir grandes dimensiones. A través de la historia, se convirtieron en piezas codiciadas por su carne y aceites y fueron depredadas en algunas regiones.
La particularidad de los largos desplazamientos ha creado condiciones que relacionan la vida de estos mamíferos con los ecosistemas marinos y que dan determinadas características a la biodiversidad y a la vida tanto en la superficie como en las profundidades y el suelo de las extensiones acuáticas. La actividad extractiva de estas especies también ha generado importantes impactos en el medio y en el conjunto de vínculos que allí existen.
Tan solo hasta hace poco, en 2016, la comunidad internacional, a través de “...la Comisión Ballenera Internacional (CBI) adoptó la resolución sobre Cetáceos y sus contribuciones al funcionamiento de los ecosistemas”. En los últimos años, actividades como la observación de estas especies marinas ha cambiado el panorama e importantes sumas (2 mil millones de dólares) han entrado a un comercio a través de excursiones, giras y otras atracciones.
Otro ámbito de trabajo ha consistido en el estudio y la ampliación del conocimiento de este extraordinario animal y la comprensión de sus hábitos, vida y desenvolvimiento. La doctora Lissette Trejos, veterinaria, ha logrado dedicarse a la investigación y al tratamiento de estas especies para comprender cómo es la relación que ellas sostienen con otras familias en el entorno marino. En la actualidad trabaja en la Dirección de Costas y Mares del Ministerio de Ambiente.
Ella se refiere al origen de la especie y resalta que “En la evolución, el cetáceo era un animal terrestre, que tenía cierta forma, pero su tamaño tan grande no permitía que tuviera disponibilidad de alimento. Así que buscando su alimentación este espécimen, que fue el primero de los cetáceos se fue al agua y mucha de su fisiología y anatomía cambiaron y se adaptó a vivir en el medio marino”.
Trejos explica que las extremidades de los cetáceos se fueron anquilosando y tomaron formas de aletas, al igual que sus extremidades posteriores se tornaron en una cola como un tipo de remos para nadar adecuadamente y la parte que tiene que ver con su fisiología, pues hubo ciertas adaptaciones, como la hemoglobina, que conocemos, se convirtió en las mioglobulinas, que son moléculas más grandes, que se encuentran dentro de los músculos”.
Esta veterinaria estudió la profesión en la Universidad de Panamá. “Empecé a estudiar veterinaria, afirma, y a menudo me preguntaban cuál era la especie que me llamaba la atención y yo siempre quise estudiar los cetáceos. Al principio, la gente se reía porque me decían que en qué parte de Panamá yo iba a hacer esto. Yo les decía que había dos costas y debía haber un lugar”.
Confiesa que fue un profesor quien la entusiasmó para estudiar a las ballenas y los delfines: “...un profesor de la universidad, tuvo un cargo alto en una Autoridad Nacional y me dio la oportunidad de estudiar a los cetáceos y me dijo que no había nadie en Panamá que lo hiciera y que yo podría ser la primera”.
Ahora se siente satisfecha con ese espacio que se abrió a ella. “Entonces se me dio la oportunidad y realmente ha sido un mundo bastante maravilloso de ver todo lo que uno puede aprender de estos animales directamente: su comportamiento, su fisiología, su anatomía y, sobre todo, la manera como se adaptan al medio”.
Sobre su formación, explica cómo llegó al tema: “Antes de estudiar los cetáceos, en mi memoria siempre estuvo el interés de conocer profundamente sobre estas especies, sin embargo, para llegar allí tuve que estudiar otros animales. Hice pasantías con caballos; me llamaban la atención los equinos y, sobre todo, la manera como había que tratarlos. Al principio me daba muchísimo miedo, pero aprender a tratar en caballo, da mucha información”.
Uno de los principales temas que surge cuando se trabaja con estas especies marinas es preguntarse sobre el papel que ellas tienen en la vida silvestre. Trejos plantea que entre otros aspectos: “ellos hacen el intercambio de la mayor cantidad de CO2, lo que permite que haya una mitigación de las condiciones del cambio climático. Son responsables de la mayoría del oxígeno que hay disponible en el océano.
Agrega que “también son animales que tienen una alta productividad y la presencia de ellos en el medio marino permite que haya una mayor disponibilidad de biodiversidad, por la cantidad de nutrientes que tiene el agua”. Las contribuciones son múltiples; por ejemplo, un Reporte del 28 Congreso Internacional de Biología de la Conservación, “revela que los cetáceos, en particular las grandes ballenas que migran largas distancias, mejoran la productividad marina primaria fertilizando las aguas oceánicas con heces ricas en hierro y circulando (“bombeando”) micronutrientes que influencian la biogeoquímica del ecosistema marino”.
La veterinaria Trejos considera que existen similitudes entre el hombre y los cetáceos. “Las principales características de los cetáceos es que son muy parecidos al humano. Es como si nos hubiéramos adaptado nosotros a estar dentro del agua. Ellos amamantan a sus crías, nacen vivos -son vivíparos- y las crías maman leche que tiene alta cantidad de grasa con la que se alimentan y se prepara a la cría para las actividades que tiene que hacer”.
El interés que despierta en la actualidad la presencia de estas especies en las aguas nacionales, abre la curiosidad sobre cuántos tipos de ballenas existen localmente. Trejos habla sobre el particular e informa que “Aquí en Panamá, nuestro censo ha demostrado que tenemos alrededor de treinta y cinco especies de ballenas y delfines; algunas son residentes, otras son migratorias. Sin embargo, pues tenemos que también definir, que cuando se habla de ballenas y delfines, hay ciertas características que permiten que uno pueda diferenciar entre ellas”.
Y amplía sobre estas características al aclarar que “por ejemplo, los odontocetos que son de los delfines, tienen en su melón o cráneo una forma bastante particular con su sistema de ecolocalización, que les permite poder diferenciar dónde están los objetos por medio de ondas y adicional a esto tienen un solo orificio respiratorio y, además, dientes; o sea, que tragan sus alimentos completos”.
“A diferencia, ─apunta─, los misticetos, que son las ballenas, intercambian los dientes por unas estructuras gelatinosas llamadas ‘barbas’ que les permite filtrar el alimento y tienen dos orificios respiratorios”. Lógicamente que esto define sus hábitos de alimentación. El Instituto Antártico Chileno detalla que existen dos formas de alimentación de estas especies: “La primera está asociada con la formación de burbujas que expulsa(n) el(los) animal(es) desde sus fosas nasales bajo la superficie del agua; y la segunda, asociada a la embestida sin formación de burbujas”.
José Julio Casas, secretario técnico del Corredor Marino de Conservación del Pacífico Este Tropical (CMAR), expone que “el trabajo con la doctora Trejos incluye una gran cantidad de actividades de capacitación a comunidades costeras en el Caribe y Pacífico panameño, en avistamiento de cetáceos y sobre todo en atención de casos de varamiento y ‘enmallamiento’ de estos mamíferos marinos; que son dos de las amenazas más comunes en nuestro país”.
Trejos ha tenido oportunidad de desempeñarse con el tratamiento de individuos tanto ballenas como delfines. En una ocasión practicó una autopsia a un ejemplar de delfines traído desde Miami para un taller con otros profesionales y con estudiantes de la Universidad Marítima Internacional. También le correspondió realizar una necropsia en el lugar a una ballena, cuyo cuerpo llegó a la playa de Santo Domingo en el Casco Antiguo de la ciudad de Panamá.
Sobre este particular, la veterinaria se refiere a los accidentes con la extensa flota marina que circula a la entrada del Canal de Panamá. “los animales no tienen una ruta pre destinada para poder transportarse; lo hacen en todo el medio marino y los que pudieran hacer la regulación son las embarcaciones que son las que se desplazan”.
Adicionalmente, ella considera que “...en Panamá se cuenta con un dispositivo separador de tráfico, que le da una línea de carriles a las embarcaciones que son usuarias del Canal de Panamá en meses de agosto a noviembre, de manera obligatoria para disminuir el riesgo de colisión con estos cetáceos”.
Juan Maté, investigador del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales se refiere a esta experta y opina que ella “tiene una pasión por temas marinos, particularmente aquellos relacionados con los mamíferos marinos como ballenas, delfines y manatíes, también, con las tortugas marinas. Suele ser una de las primeras líneas de respuesta ante varamiento de estos, así como desenmallar animales enredados en redes o tratar aquellos lastimados y ante el fallecimiento de estos, tomar muestras de tejidos para autopsias a fin de tratar de dilucidar qué pudo haber sucedido”.
La doctora Trejos reconoce que es difícil el manejo de estos animales. “Esto es bastante complicado; así que este tipo de estudio lo hacemos directamente en el hábitat de los animales. Sobre todo, en el de los animales con componentes vivos, pues se ve comportamiento y con interacciones directamente con ellos por medio de una embarcación que mantenga las distancias y con un debido permiso de uso de Recursos Biológicos que emite el Ministerio de Ambiente para investigaciones de animales vivos”.
¿Es complicado para una mujer hacer este trabajo? Le preguntamos y responde: “Complicado no resulta. Es solo asunto de organización. Lo que sí es que requiere mucha fuerza y, por tanto, una condición física bastante saludable para pasar largas horas estudiando un animal en campo, en playa y, sobre todo, contar con recursos adecuados para poder hacerlo”.