Aprendiendo de la historia
- 17/08/2024 00:00
- 16/08/2024 18:33
Bangladesh, sufrió 25 años de dictadura bajo Sheikh Hasina, apoyada por empresarios y fuerzas armadas, que reprimió brutalmente a estudiantes y explotó a trabajadores en fábricas textiles. Tras una rebelión, una junta militar tomó el poder, invitando al Nobel de la Paz, Muhammad Yunus, a liderar la democratización del país Tiene 170 millones de habitantes. Es uno de los países más poblados. Lo caracteriza la pobreza extendida y vivió los últimos 25 años en dictadura. Una mujer, Sheikh Hasina, concentró el poder, apoyada por un grupo reducido de grandes empresarios con pocos escrúpulos, y las fuerzas armadas.
Se convirtió en un gran exportador de ropa producida en base a mano de obra barata y a condiciones de superexplotación. Las fábricas típicas pagaban salarios de hambre a mano de obra rural, trasladada a las ciudades. Entre otras características, no invertían en mantenimiento para maximizar el lucro. Con frecuencia había accidentes e incendios de magnitud. El edificio más alto se derrumbó de repente, matando a las varias miles de operarias que trabajaban amontonadas en él. Ellas venían advirtiendo sobre las resquebrajaduras crecientes de las paredes- El gobierno protegía a los rapaces empresarios.
La tasa de desempleo era muy alta, y la dictadora publicó que tomaría profesionales calificados para puestos públicos, pero debían ser parte de determinados sectores ligados a los núcleos dominantes.
Los estudiantes salieron a la calle a protestar y exigir una selección por méritos. La dictadora usó su método preferido, la represión. En un mes fueron asesinados 400 estudiantes.
El pueblo se insubordinó y exigió su dimisión. Altos oficiales del ejército apoyaron la rebelión. Sheikh Hasina y sus secuaces y familiares, tuvieron que huir de inmediato a la India. Multitudes desmantelaron totalmente los lujosísimos palacios presidenciales. Tomó el mando una junta militar, pero resolvió compartirlo con representantes de los diversos grupos de la población, y formó un gabinete de emergencia, que se propuso llamar a elecciones en pocos meses.
Buscando unificar el país bajo una figura muy respetada, invitó a volver de su exilio a Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz y creador del Banco de los pobres, y asumir como primer Ministro. Nadie quería prestar a los pobres, porque no tenían garantías. El reunió aportes de docentes y estudiantes, y entregó pequeñas sumas a mujeres humildes. Lo hizo dándoselas a madres, para hacer tejidos, comprar máquinas de coser y otros emprendimientos mínimos.
La tasa de repago fue 99%. Las prestatarias lucharon como leonas por pagar y recibir nuevos préstamos para invertir en la educación y salud de sus hijos. Yunus lo hizo sin edificios ni burocracias para bajar los costos. El banco se propagó a 80 países. Fue el inventor del microcrédito, que beneficia hoy a más de 600 millones de personas. La dictadora lo había echado por celos. Asumió con lágrimas en los ojos a los 84 años, lleno de ideas sociales avanzadas, y con el mandato colectivo de democratizar el país. Algunos de los ministros que nombró fueron los líderes de los estudiantes.
Mujeres por el medio ambiente La gravísima crisis ambiental que viene llenando de dióxido de carbono la atmósfera, subiendo el calor, actualmente el mayor de la historia, y produciendo catástrofes continuas, encontró un oponente en la pequeña Costa Rica. Un grupo de voluntarias dio la lucha para eliminar un extendido fosfato cancerígeno y logró hacerlo prohibir totalmente, dando ejemplo. Las olas de calor salvajes producidas por los combustibles fósiles han matado 47.000 personas en el 2023 en Europa, y provocado más de dos millones de desplazados en América Latina en el último año.
Por un mundo mejor La historia no es estática. La democratización en las empresas socialmente y ambientalmente responsables, los voluntarios, y las mujeres hoy todavía discriminadas, pueden cambiarla. Eso está pasando en Bangladesh en Costa Rica, en Uruguay que tiene 99% de energía limpia, y otros lugares. Estos ejemplos inspiran y llaman a la esperanza.
Tiene 170 millones de habitantes. Es uno de los países más poblados. Lo caracteriza la pobreza extendida y vivió los últimos 25 años en dictadura. Una mujer, Sheikh Hasina, concentró el poder, apoyada por un grupo reducido de grandes empresarios con pocos escrúpulos, y las fuerzas armadas.
Se convirtió en un gran exportador de ropa producida en base a mano de obra barata y a condiciones de superexplotación. Las fábricas típicas pagaban salarios de hambre a mano de obra rural, trasladada a las ciudades. Entre otras características, no invertían en mantenimiento para maximizar el lucro. Con frecuencia había accidentes e incendios de magnitud. El edificio más alto se derrumbó de repente, matando a las varias miles de operarias que trabajaban amontonadas en él. Ellas venían advirtiendo sobre las resquebrajaduras crecientes de las paredes- El gobierno protegía a los rapaces empresarios.
La tasa de desempleo era muy alta, y la dictadora publicó que tomaría profesionales calificados para puestos públicos, pero debían ser parte de determinados sectores ligados a los núcleos dominantes.
Los estudiantes salieron a la calle a protestar y exigir una selección por méritos. La dictadora usó su método preferido, la represión. En un mes fueron asesinados 400 estudiantes.
El pueblo se insubordinó y exigió su dimisión. Altos oficiales del ejército apoyaron la rebelión. Sheikh Hasina y sus secuaces y familiares, tuvieron que huir de inmediato a la India. Multitudes desmantelaron totalmente los lujosísimos palacios presidenciales. Tomó el mando una junta militar, pero resolvió compartirlo con representantes de los diversos grupos de la población, y formó un gabinete de emergencia, que se propuso llamar a elecciones en pocos meses.
Buscando unificar el país bajo una figura muy respetada, invitó a volver de su exilio a Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz y creador del Banco de los pobres, y asumir como primer Ministro. Nadie quería prestar a los pobres, porque no tenían garantías. El reunió aportes de docentes y estudiantes, y entregó pequeñas sumas a mujeres humildes. Lo hizo dándoselas a madres, para hacer tejidos, comprar máquinas de coser y otros emprendimientos mínimos.
La tasa de repago fue 99%. Las prestatarias lucharon como leonas por pagar y recibir nuevos préstamos para invertir en la educación y salud de sus hijos. Yunus lo hizo sin edificios ni burocracias para bajar los costos. El banco se propagó a 80 países. Fue el inventor del microcrédito, que beneficia hoy a más de 600 millones de personas. La dictadora lo había echado por celos. Asumió con lágrimas en los ojos a los 84 años, lleno de ideas sociales avanzadas, y con el mandato colectivo de democratizar el país. Algunos de los ministros que nombró fueron los líderes de los estudiantes.
La gravísima crisis ambiental que viene llenando de dióxido de carbono la atmósfera, subiendo el calor, actualmente el mayor de la historia, y produciendo catástrofes continuas, encontró un oponente en la pequeña Costa Rica. Un grupo de voluntarias dio la lucha para eliminar un extendido fosfato cancerígeno y logró hacerlo prohibir totalmente, dando ejemplo. Las olas de calor salvajes producidas por los combustibles fósiles han matado 47.000 personas en el 2023 en Europa, y provocado más de dos millones de desplazados en América Latina en el último año.
La historia no es estática. La democratización en las empresas socialmente y ambientalmente responsables, los voluntarios, y las mujeres hoy todavía discriminadas, pueden cambiarla. Eso está pasando en Bangladesh en Costa Rica, en Uruguay que tiene 99% de energía limpia, y otros lugares. Estos ejemplos inspiran y llaman a la esperanza.