‘American Symphony’, un retrato desde el corazón de la música y la adversidad
- 01/02/2024 00:00
- 31/01/2024 17:50
El documental de Matthew Heineman ha sido nominado a los Premios Óscar de este año, mostrando el claroscuro de la vida entre la música, la enfermedad, la esperanza y las emociones humanas La música es, muchas veces, la única forma de procesar y expresar las crudas emociones humanas, las lágrimas o la felicidad, por lo que el arte se transforma en ese apoyo sonoro que se arrima a nuestras almas para ayudarnos a seguir adelante.
En el documental American Symphony, dirigido por Matthew Heineman, seguimos la historia del músico y compositor Jon Batiste, quien la noche de noviembre de 2021 en que fue nominado a 11 premios Grammy, su novia, la autora Suleika Jaouad (autora del libro Between Two kingdoms y la columna ‘Life, Interrupted’ en The New York Times), recibía las noticias de que su leucemia adormecida aparecía nuevamente.
American Symphony es tanto el título de este retrato a través del lente de Heineman como el nombre de la sinfonía compuesta por Batiste y presentada una sola vez en el Carnegie Hall.
“Una mezcla de jazz, de música clásica, blues, y diversos líderes de subsecciones coexistiendo en una pieza de 40 minutos que nos recuerda lo que significa ser de Estados Unidos”, es una de las frases que destaca Batiste sobre su obra musical, pero también es un hilo conductor que nos lleva a entender la lucha de sus emociones mientras enfrenta el cáncer de Suleika.
Entre viajes, conciertos y pasillos de hospital conectamos con Batiste en su camino por desentrañar la esencia de las emociones humanas a través de la música, en un viaje sensorial que abraza a diversos géneros musicales y también la historia de su vida desde la juventud hasta su carrera profesional como líder de banda para Stephen Colbert. Pero, Heineman no solo se centra en mostrar el contraste de las vidas de Batiste, sino que nos hace partícipes de momentos íntimos cargados por el miedo, la frustración y el pánico.
La desesperación llega a un alto en la cinta, en el que el silencio reina a través del lente de Heineman, en medio de uno de los conciertos de Batiste, donde la pieza musical es dedicada a Suleika y somos testigos de los minutos que corren mientras el músico de Nueva Orleans trata de sentir y enlazar sus emociones para volcarlas enteramente en el piano, siendo un momento de desnudez y vulnerabilidad aún frente a un público numeroso.
Realmente no comprendemos completamente el proceso artístico de creación de la sinfonía o el miedo que conlleva la lucha contra el cáncer. Están ahí, pero a menudo son fragmentos de voz en off o vistazos rápidos de momentos íntimos.
“No quiero volverme más fuerte, quiero estar abierta a sentir todo”, comenta Jaouad en un momento en el que vemos sus muros caer y la relación silenciosa entre el alivio y la esperanza que se anida entre ella y Batiste.
Asimismo, en medio del cáncer y Carnegie Hall, Batiste hace énfasis en la importancia del reconocimiento de “los intelectuales y artistas negros” y lo que han aportado al mosaico musical de Estados Unidos por generaciones, algo que se mantiene alineado con la posición del artista en sus piezas.
Vemos cómo se expresa en entrevistas y cómo conversacon amigos y familia sobre su visión para la sinfonía, y su convicción sobre el impacto de la música “que llega cuando más lo necesitamos” con cierta reverencia que contagia en los momentos solemnes del documental.
Lo que Heineman logra capturar es el contraste entre lo personal y lo profesional, la mirada a un suceso importante — como ganar 5 Grammys, incluyendo Mejor Álbum del Año— y seguir concentrado en apoyar a la persona más importante de su vida. En la danza entre la impotencia y la fortaleza, se asoma el amor como escudo del corazón para soportarlo, creerlo y esperarlo todo.
En muchos sentidos, y de forma delicada, American symphony es una carta de amor a la pareja de artistas cuyo único objetivo se centra en seguir creando, fluyendo en sus emociones, mantener la esperanza y llegar al siguiente día juntos. Heineman dedica su lente a mostrarnos el lado del amor en medio de la carrera de la vida, y cuán importante se torna el amor y la música cuando la adversidad nos golpea.
La música es, muchas veces, la única forma de procesar y expresar las crudas emociones humanas, las lágrimas o la felicidad, por lo que el arte se transforma en ese apoyo sonoro que se arrima a nuestras almas para ayudarnos a seguir adelante.
En el documental American Symphony, dirigido por Matthew Heineman, seguimos la historia del músico y compositor Jon Batiste, quien la noche de noviembre de 2021 en que fue nominado a 11 premios Grammy, su novia, la autora Suleika Jaouad (autora del libro Between Two kingdoms y la columna ‘Life, Interrupted’ en The New York Times), recibía las noticias de que su leucemia adormecida aparecía nuevamente.
American Symphony es tanto el título de este retrato a través del lente de Heineman como el nombre de la sinfonía compuesta por Batiste y presentada una sola vez en el Carnegie Hall.
“Una mezcla de jazz, de música clásica, blues, y diversos líderes de subsecciones coexistiendo en una pieza de 40 minutos que nos recuerda lo que significa ser de Estados Unidos”, es una de las frases que destaca Batiste sobre su obra musical, pero también es un hilo conductor que nos lleva a entender la lucha de sus emociones mientras enfrenta el cáncer de Suleika.
Entre viajes, conciertos y pasillos de hospital conectamos con Batiste en su camino por desentrañar la esencia de las emociones humanas a través de la música, en un viaje sensorial que abraza a diversos géneros musicales y también la historia de su vida desde la juventud hasta su carrera profesional como líder de banda para Stephen Colbert. Pero, Heineman no solo se centra en mostrar el contraste de las vidas de Batiste, sino que nos hace partícipes de momentos íntimos cargados por el miedo, la frustración y el pánico.
La desesperación llega a un alto en la cinta, en el que el silencio reina a través del lente de Heineman, en medio de uno de los conciertos de Batiste, donde la pieza musical es dedicada a Suleika y somos testigos de los minutos que corren mientras el músico de Nueva Orleans trata de sentir y enlazar sus emociones para volcarlas enteramente en el piano, siendo un momento de desnudez y vulnerabilidad aún frente a un público numeroso.
Realmente no comprendemos completamente el proceso artístico de creación de la sinfonía o el miedo que conlleva la lucha contra el cáncer. Están ahí, pero a menudo son fragmentos de voz en off o vistazos rápidos de momentos íntimos.
“No quiero volverme más fuerte, quiero estar abierta a sentir todo”, comenta Jaouad en un momento en el que vemos sus muros caer y la relación silenciosa entre el alivio y la esperanza que se anida entre ella y Batiste.
Asimismo, en medio del cáncer y Carnegie Hall, Batiste hace énfasis en la importancia del reconocimiento de “los intelectuales y artistas negros” y lo que han aportado al mosaico musical de Estados Unidos por generaciones, algo que se mantiene alineado con la posición del artista en sus piezas.
Vemos cómo se expresa en entrevistas y cómo conversacon amigos y familia sobre su visión para la sinfonía, y su convicción sobre el impacto de la música “que llega cuando más lo necesitamos” con cierta reverencia que contagia en los momentos solemnes del documental.
Lo que Heineman logra capturar es el contraste entre lo personal y lo profesional, la mirada a un suceso importante — como ganar 5 Grammys, incluyendo Mejor Álbum del Año— y seguir concentrado en apoyar a la persona más importante de su vida. En la danza entre la impotencia y la fortaleza, se asoma el amor como escudo del corazón para soportarlo, creerlo y esperarlo todo.
En muchos sentidos, y de forma delicada, American symphony es una carta de amor a la pareja de artistas cuyo único objetivo se centra en seguir creando, fluyendo en sus emociones, mantener la esperanza y llegar al siguiente día juntos. Heineman dedica su lente a mostrarnos el lado del amor en medio de la carrera de la vida, y cuán importante se torna el amor y la música cuando la adversidad nos golpea.