Expediciones en busca de respuestas al caso de las holandesas
- 02/04/2024 00:00
- 01/04/2024 20:30
El estudiante de cine Romain Casalta se adentra en el bosque de Boquete en siete ocasiones, para intentar descifrar el misterio que esconde el caso de las holandesas Las noches en el bosque de Boquete son frías y húmedas. Sin ropa y equipo adecuados, nunca habría encontrado la forma de dormir. Incluso estando bien equipado, era frecuente despertar varias veces por el frío y el ruido del bosque que uno va conociendo. Bichos, y a veces animales, se acercaban al campamento. Sin saber qué acechaban, permanecía en silencio para intentar comprender lo que me rodeaba.
Mi nombre es Romain Casalta, francés, estudiante de producción cinematográfica. Desde hace años me sentí atrapado por el caso de las holandesas Kris Kremers y Lisanne Froon. Eso me motivó a hacer varias expediciones al bosque para intentar descifrar qué fue lo que les ocurrió. El hallazgo de varios huesos de su osamenta y de un maletín con sus pertenencias ha dejado un capítulo inconcluso, a pesar de la teoría de la fiscalía que sostiene que su muerte fue producto de un accidente. Con este ánimo, entre 2019 y 2023 viajé cuatro veces a Panamá para investigar el caso. Para ello realicé siete expediciones que requirieron dormir en hamacas varias semanas en el bosque.
Cuando caminaba o acampaba, imaginaba cuál hubiera sido la situación de las jóvenes en caso tal. Una noche me llamó la atención una luz fuerte. Lo suficientemente fuerte como para pensar que provenía de un humano. A la mañana siguiente cuando intenté comprobarlo, me di cuenta de que habría sido imposible que un humano hubiera estado allí. En ese momento me pregunté si eso fue lo que habrían visto las chicas en mitad de la noche, o la razón por la que empezaron a hacer fotos pensando que se trataría de una persona haciendo una fogata. En el día, el sol realmente es una bendición. Pero al andar hay que tener cuidado, prestar atención a cualquier serpiente mortal con la que te puedes topar. Una mordedura puede matarte en solo 30 minutos. Luego, si quieres moverte entre los arbustos, algunas plantas tienen puntas afiladas, otras pocas tienen veneno y pueden causar fiebre y vómitos. Las quebradas, no obstante, son la forma más cómoda de moverse en ese entorno hostil. Visité varios de ellos, y les contaré cuál fue es mi teoría al respecto.
El hallazgo de la mochila con sus pertenencias también fue motivo de exploración en mis rutas. En 2022 hice un experimento con un maletín similar al de las chicas que en junio fue encontrado por moradores de Alto Romero. Puse dos teléfonos, dos botellas de plástico y algunos objetos para imitar el peso. Pero también metí un GPS y un mensaje impermeabilizado que contenía mis contactos. El propósito era saber hasta dónde llegaría, y si podía ser arrastrada hasta el río Culebra, donde fue hallada la mochila de las jóvenes. La dejé caer en la cima de la primera cascada del primer arroyo, más allá de la cumbre que se encuentra a unos 30 minutos a pie del sendero. La bolsa cayó desde la cascada hasta que se atascó rápidamente entre unas pequeñas rocas. Por desgracia, el GPS falló y después no pude confirmar su ubicación. Después de dos años nadie la ha encontrado, porque me hubieran contactado para pedir la recompensa de $100 que indicaba el mensaje. No intenté repetir este experimento a menor altitud debido a su costo.
Kris y Lisanne recorrieron el sendero del Pianista el 1 de abril. Caminaron hasta llegar a la cumbre sin tomar ningún desvío equivocado. En mis recorridos he notado que solo hay dos desviaciones a lo largo del camino, lo que me da a entender que estaban bien informadas acerca del sendero o que pidieron indicaciones de algún lugareño para continuar por el trayecto correcto.
En la cima, Kris y Lisanne observaron un cielo despejado. Admiraron la vista desde la montaña. Desde ese punto, al sur se visualiza a lo lejos Alto Boquete. Mientras que al norte se ve un bosque profundo y poco atractivo. Sin embargo, las mentes curiosas podrían preguntarse hacia dónde conduce el camino del norte. Ellas lo hicieron y llegaron al primer arroyo, como puede atestiguar la última foto que tomaron. Más adelante, el camino se topa con un arroyo chico, una pequeña pradera y después desemboca a otro arroyo antes de llegar a una zona delimitada por una cerca. Es el límite que separa el camino de un gran campo situado a unos 25 minutos del primer arroyo. Aquí me confesaron algunos lugareños que sería el lugar más distante donde verían a un turista aventurarse sin un guía. Kris y Lisanne posiblemente fueron a algún sitio y, al parecer, por razones desconocidas salieron del sendero y se detuvieron cuando querían volver al pueblo antes de que oscureciera. No sabemos qué pasó después de esa foto final en el primer arroyo, pero podemos preguntarnos.
Tal vez intentaron volver a la cumbre, pero los datos de su teléfono muestran que no lo hicieron, pues no volvieron a tener cobertura telefónica. Si lo hubieran hecho, habrían visto un sendero oculto antes de llegar a la cumbre. Este sendero se ahoga en la vegetación y sigue el primer arroyo hasta llegar a un prado llamado Monte Rey. Está situado a menos de 20 minutos de la cima, pero es muy poco probable que se hubieran percatado de un camino como este, casi inadvertido por la gran vegetación. Seguramente buscaban regresar al pueblo. Es más, si se hubieran acercado a la entrada de ese sendero, sus teléfonos probablemente se hubieran conectado a una torre debido a su proximidad a la cumbre. No ocurrió y nos queda buscar otro camino.
La segunda opción que podríamos esbozar es que siguieron el sendero pensando que al final llegarían a un pueblo. Si lo hicieron, apenas habrían alcanzado el río Culebra y el puente, donde hicieron la primera llamada de emergencia al 112, de Holanda. En mi análisis, probablemente ese puente no fue la razón por la que hicieron la llamada, ya que no habrían tenido tiempo de llegar, tomando en cuenta la hora en que pidieron auxilio, y que se encontraban más cerca del puente.
Hasta ahora, el sendero es muy sencillo de seguir, sin desviaciones, lo que hace difícil perderse. ¿Se habrán caído en algún lugar del sendero? A pesar de ser un terreno montañoso, no me topé con pendientes lo suficientemente pronunciadas como para entender que se trataba de una amenaza real. Durante mis últimas expediciones más profundas en la zona, subí pendientes mucho más pronunciadas, algunas con más de 70 grados de inclinación. Las laderas tienen árboles en cantidad que resultan muy útiles a la hora de trepar las laderas.
Otra posibilidad, aunque poco probable, es que hayan encontrado uno de los dos senderos ocultos situados aproximadamente a 1 o 2 horas del puente. Son imperceptibles para quienes no están familiarizados con la zona. Si por alguna razón tomaron uno de estos senderos, hubieran llegado a una cabaña muy pequeña situada a unos 330 metros al este. Si siguieran avanzando, se encontrarían con un arroyo que les conduciría al puente en caso de que decidieran seguirlo.
Teniendo en cuenta las fotos tomadas por la noche, una semana después del día en que desaparecieron, sugieren que sí tenían un comportamiento de seguir arroyos. Algunos más pequeños que los que se encuentran en el río Culebra. Por esa razón es poco probable que encontraran los dos senderos ocultos, ya que en algún momento habrían vuelto a encontrar el primer puente y el sendero.
Ahora nos quedan dos últimas posibilidades para salir del sendero. Los arroyos y la gran pradera.
Estos arroyos se unen y se pueden recorrer para ir a Monte Rey, donde hay un río llamado Mamey, a pesar de ser traicionero y tener cascadas. Podrían haber recorrido uno de los arroyos en busca de una cascada. Sin embargo, si lo hubieran hecho, probablemente habríamos encontrado una foto de una cascada en la cámara o el teléfono.
Ahora, nos queda la gran pradera. En 2014, la zona presentaba una vegetación densa. Alberga dos senderos ocultos que conducen, o bien al monte Rey u otra pradera llamada Calle Larga. Son fáciles de pasar por alto ya que están escondidos en la vegetación, pero sobre todo por estar junto a un mirador que permite contemplar otros paisajes. Si se continúa el camino de la pradera, ignorando los senderos ocultos, llegarían de nuevo al bosque antes de pasar por una pradera, sin nombre, y a la Calle Larga. Atravesar esa parte del bosque en 2014 hubiera sido una extraña elección, ya que la vegetación e incluso el mirador no ofrecen vistas sobre los campos más cercanos. Podrían haber utilizado un arroyo en esa zona, pero no habría habido ningún incentivo para hacerlo.
Lo que me parece interesante es que si hubieran tomado el camino de la gran pradera o los arroyos, accederían a zonas que conducen a un terreno muy traicionero y que yo llamo “el cinturón”. Los arroyos de monte Rey y los otros prados tienen todos cascadas muy altas. En el prado anterior a Calle Larga hay otro sendero oculto que lleva al primer puente, al Calle Larga, pero también a los prados ocultos como La Gotera y El Coco. Este camino te empuja naturalmente a la zona de las cascadas. El terreno del cinturón es mucho más escarpado, e incluso tiene un arroyo cerca de un precipicio. Si consigues ir más al norte, te encontrarás con otra cascada alta en el río Culebra. A partir de ese punto, tendrás que volver atrás. Con la dificultad del terreno y la falta de comida, uno se puede quedar atrapado fácilmente.
Es poco probable que las chicas llegaran a esta zona el primer día. La distancia más lejana hasta que hicieron la llamada de emergencia habría sido en lo profundo de los prados o al comienzo de un arroyo. Con la densa vegetación de 2014, es aún más probable que estuvieran más cerca del sendero. Así, me parece extraño que las únicas soluciones que encontraron, fueron hacer una llamada o seguir avanzando dentro del bosque. Este sitio es el más parecido que encontré al que retratan las fotos de noche que tomaron las chicas.
Luego de haber explicado lo anterior puedo concluir que la zona de ‘el cinturón’, puede explicar su destino como el resultado de causas naturales, como el agotamiento, y de aventurarse demasiado lejos en el bosque, teniendo en cuenta la señal de los teléfonos. Sin embargo, no puedo entender el motivo de abandonar deliberadamente el sendero y adentrarse mucho más, a pesar de lo accidentado del terreno y de que nada justifica el esfuerzo. Falta una pieza del rompecabezas para explicar por qué las chicas se comportaron como lo hicieron.
Las noches en el bosque de Boquete son frías y húmedas. Sin ropa y equipo adecuados, nunca habría encontrado la forma de dormir. Incluso estando bien equipado, era frecuente despertar varias veces por el frío y el ruido del bosque que uno va conociendo. Bichos, y a veces animales, se acercaban al campamento. Sin saber qué acechaban, permanecía en silencio para intentar comprender lo que me rodeaba.
Mi nombre es Romain Casalta, francés, estudiante de producción cinematográfica. Desde hace años me sentí atrapado por el caso de las holandesas Kris Kremers y Lisanne Froon. Eso me motivó a hacer varias expediciones al bosque para intentar descifrar qué fue lo que les ocurrió. El hallazgo de varios huesos de su osamenta y de un maletín con sus pertenencias ha dejado un capítulo inconcluso, a pesar de la teoría de la fiscalía que sostiene que su muerte fue producto de un accidente. Con este ánimo, entre 2019 y 2023 viajé cuatro veces a Panamá para investigar el caso. Para ello realicé siete expediciones que requirieron dormir en hamacas varias semanas en el bosque.
Cuando caminaba o acampaba, imaginaba cuál hubiera sido la situación de las jóvenes en caso tal. Una noche me llamó la atención una luz fuerte. Lo suficientemente fuerte como para pensar que provenía de un humano. A la mañana siguiente cuando intenté comprobarlo, me di cuenta de que habría sido imposible que un humano hubiera estado allí. En ese momento me pregunté si eso fue lo que habrían visto las chicas en mitad de la noche, o la razón por la que empezaron a hacer fotos pensando que se trataría de una persona haciendo una fogata. En el día, el sol realmente es una bendición. Pero al andar hay que tener cuidado, prestar atención a cualquier serpiente mortal con la que te puedes topar. Una mordedura puede matarte en solo 30 minutos. Luego, si quieres moverte entre los arbustos, algunas plantas tienen puntas afiladas, otras pocas tienen veneno y pueden causar fiebre y vómitos. Las quebradas, no obstante, son la forma más cómoda de moverse en ese entorno hostil. Visité varios de ellos, y les contaré cuál fue es mi teoría al respecto.
El hallazgo de la mochila con sus pertenencias también fue motivo de exploración en mis rutas. En 2022 hice un experimento con un maletín similar al de las chicas que en junio fue encontrado por moradores de Alto Romero. Puse dos teléfonos, dos botellas de plástico y algunos objetos para imitar el peso. Pero también metí un GPS y un mensaje impermeabilizado que contenía mis contactos. El propósito era saber hasta dónde llegaría, y si podía ser arrastrada hasta el río Culebra, donde fue hallada la mochila de las jóvenes. La dejé caer en la cima de la primera cascada del primer arroyo, más allá de la cumbre que se encuentra a unos 30 minutos a pie del sendero. La bolsa cayó desde la cascada hasta que se atascó rápidamente entre unas pequeñas rocas. Por desgracia, el GPS falló y después no pude confirmar su ubicación. Después de dos años nadie la ha encontrado, porque me hubieran contactado para pedir la recompensa de $100 que indicaba el mensaje. No intenté repetir este experimento a menor altitud debido a su costo.
Kris y Lisanne recorrieron el sendero del Pianista el 1 de abril. Caminaron hasta llegar a la cumbre sin tomar ningún desvío equivocado. En mis recorridos he notado que solo hay dos desviaciones a lo largo del camino, lo que me da a entender que estaban bien informadas acerca del sendero o que pidieron indicaciones de algún lugareño para continuar por el trayecto correcto.
En la cima, Kris y Lisanne observaron un cielo despejado. Admiraron la vista desde la montaña. Desde ese punto, al sur se visualiza a lo lejos Alto Boquete. Mientras que al norte se ve un bosque profundo y poco atractivo. Sin embargo, las mentes curiosas podrían preguntarse hacia dónde conduce el camino del norte. Ellas lo hicieron y llegaron al primer arroyo, como puede atestiguar la última foto que tomaron. Más adelante, el camino se topa con un arroyo chico, una pequeña pradera y después desemboca a otro arroyo antes de llegar a una zona delimitada por una cerca. Es el límite que separa el camino de un gran campo situado a unos 25 minutos del primer arroyo. Aquí me confesaron algunos lugareños que sería el lugar más distante donde verían a un turista aventurarse sin un guía. Kris y Lisanne posiblemente fueron a algún sitio y, al parecer, por razones desconocidas salieron del sendero y se detuvieron cuando querían volver al pueblo antes de que oscureciera. No sabemos qué pasó después de esa foto final en el primer arroyo, pero podemos preguntarnos.
Tal vez intentaron volver a la cumbre, pero los datos de su teléfono muestran que no lo hicieron, pues no volvieron a tener cobertura telefónica. Si lo hubieran hecho, habrían visto un sendero oculto antes de llegar a la cumbre. Este sendero se ahoga en la vegetación y sigue el primer arroyo hasta llegar a un prado llamado Monte Rey. Está situado a menos de 20 minutos de la cima, pero es muy poco probable que se hubieran percatado de un camino como este, casi inadvertido por la gran vegetación. Seguramente buscaban regresar al pueblo. Es más, si se hubieran acercado a la entrada de ese sendero, sus teléfonos probablemente se hubieran conectado a una torre debido a su proximidad a la cumbre. No ocurrió y nos queda buscar otro camino.
La segunda opción que podríamos esbozar es que siguieron el sendero pensando que al final llegarían a un pueblo. Si lo hicieron, apenas habrían alcanzado el río Culebra y el puente, donde hicieron la primera llamada de emergencia al 112, de Holanda. En mi análisis, probablemente ese puente no fue la razón por la que hicieron la llamada, ya que no habrían tenido tiempo de llegar, tomando en cuenta la hora en que pidieron auxilio, y que se encontraban más cerca del puente.
Hasta ahora, el sendero es muy sencillo de seguir, sin desviaciones, lo que hace difícil perderse. ¿Se habrán caído en algún lugar del sendero? A pesar de ser un terreno montañoso, no me topé con pendientes lo suficientemente pronunciadas como para entender que se trataba de una amenaza real. Durante mis últimas expediciones más profundas en la zona, subí pendientes mucho más pronunciadas, algunas con más de 70 grados de inclinación. Las laderas tienen árboles en cantidad que resultan muy útiles a la hora de trepar las laderas.
Otra posibilidad, aunque poco probable, es que hayan encontrado uno de los dos senderos ocultos situados aproximadamente a 1 o 2 horas del puente. Son imperceptibles para quienes no están familiarizados con la zona. Si por alguna razón tomaron uno de estos senderos, hubieran llegado a una cabaña muy pequeña situada a unos 330 metros al este. Si siguieran avanzando, se encontrarían con un arroyo que les conduciría al puente en caso de que decidieran seguirlo.
Teniendo en cuenta las fotos tomadas por la noche, una semana después del día en que desaparecieron, sugieren que sí tenían un comportamiento de seguir arroyos. Algunos más pequeños que los que se encuentran en el río Culebra. Por esa razón es poco probable que encontraran los dos senderos ocultos, ya que en algún momento habrían vuelto a encontrar el primer puente y el sendero.
Ahora nos quedan dos últimas posibilidades para salir del sendero. Los arroyos y la gran pradera.
Estos arroyos se unen y se pueden recorrer para ir a Monte Rey, donde hay un río llamado Mamey, a pesar de ser traicionero y tener cascadas. Podrían haber recorrido uno de los arroyos en busca de una cascada. Sin embargo, si lo hubieran hecho, probablemente habríamos encontrado una foto de una cascada en la cámara o el teléfono.
Ahora, nos queda la gran pradera. En 2014, la zona presentaba una vegetación densa. Alberga dos senderos ocultos que conducen, o bien al monte Rey u otra pradera llamada Calle Larga. Son fáciles de pasar por alto ya que están escondidos en la vegetación, pero sobre todo por estar junto a un mirador que permite contemplar otros paisajes. Si se continúa el camino de la pradera, ignorando los senderos ocultos, llegarían de nuevo al bosque antes de pasar por una pradera, sin nombre, y a la Calle Larga. Atravesar esa parte del bosque en 2014 hubiera sido una extraña elección, ya que la vegetación e incluso el mirador no ofrecen vistas sobre los campos más cercanos. Podrían haber utilizado un arroyo en esa zona, pero no habría habido ningún incentivo para hacerlo.
Lo que me parece interesante es que si hubieran tomado el camino de la gran pradera o los arroyos, accederían a zonas que conducen a un terreno muy traicionero y que yo llamo “el cinturón”. Los arroyos de monte Rey y los otros prados tienen todos cascadas muy altas. En el prado anterior a Calle Larga hay otro sendero oculto que lleva al primer puente, al Calle Larga, pero también a los prados ocultos como La Gotera y El Coco. Este camino te empuja naturalmente a la zona de las cascadas. El terreno del cinturón es mucho más escarpado, e incluso tiene un arroyo cerca de un precipicio. Si consigues ir más al norte, te encontrarás con otra cascada alta en el río Culebra. A partir de ese punto, tendrás que volver atrás. Con la dificultad del terreno y la falta de comida, uno se puede quedar atrapado fácilmente.
Es poco probable que las chicas llegaran a esta zona el primer día. La distancia más lejana hasta que hicieron la llamada de emergencia habría sido en lo profundo de los prados o al comienzo de un arroyo. Con la densa vegetación de 2014, es aún más probable que estuvieran más cerca del sendero. Así, me parece extraño que las únicas soluciones que encontraron, fueron hacer una llamada o seguir avanzando dentro del bosque. Este sitio es el más parecido que encontré al que retratan las fotos de noche que tomaron las chicas.
Luego de haber explicado lo anterior puedo concluir que la zona de ‘el cinturón’, puede explicar su destino como el resultado de causas naturales, como el agotamiento, y de aventurarse demasiado lejos en el bosque, teniendo en cuenta la señal de los teléfonos. Sin embargo, no puedo entender el motivo de abandonar deliberadamente el sendero y adentrarse mucho más, a pesar de lo accidentado del terreno y de que nada justifica el esfuerzo. Falta una pieza del rompecabezas para explicar por qué las chicas se comportaron como lo hicieron.