Elecciones venezolanas, un punto de inflexión para la realidad migratoria de la región
- 12/07/2024 10:10
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Especialistas consideran que de no concretarse un buen desenlace en el proceso de electoral del 28 de julio se podría desencadenar un aumento de los flujos migratorios que condicionarían el desarrollo de las políticas nacionales Para Enrique de Obarrio, presidente de la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia (Redlad), es fundamental que la comunidad internacional tome conciencia de la importancia que tienen las elecciones del 28 de julio en Venezuela. “Si un país vecino está pasando por un régimen autoritario no hay duda de que esto va a terminar afectando a los países que lo rodean”, dijo a este medio.
“Tenemos una responsabilidad moral con el pueblo venezolano, porque somos parte de una misma región y no podemos ser indiferentes a las luchas que tienen otras naciones”, expresó, durante el evento ‘Todos somos Venezuela’ organizado por Redlad, el pasado 11 de julio.
Una reciente encuesta efectuada por ORC Consultores a 1,177 venezolanos que radican en el país sudamericano muestra que el 16% de las personas aseguran que se marcharían rápidamente del país si su candidato preferido no gana las elecciones del 28 de julio.
“Cada uno de los estudios que se han desarrollado sobre el fenómeno migratorio en América Latina y el Caribe muestran que las crisis migratorias se solventan mejorando las condiciones de los países de origen y, aunque una elección justa no va a hacer que todos los problemas de Venezuela se resuelvan, es un paso en la dirección correcta”, agregó el también expresidente de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa.
Este sentir es compartido por Marcela Ríos, directora para América Latina y el Caribe de Idea Internacional, quien mencionó que el proceso electoral “puede ser un punto de partida para la regeneración democrática del país”.
El desafío, según Ríos, es que “muchos de los estándares de elecciones libres no se están cumpliendo en las elecciones”, ya que se limitó la participación de organizaciones internacionales y no hay un ente imparcial, a lo interno del país, que garantice el buen desarrollo del proceso.
“En este contexto, la sociedad civil organizada y los medios de comunicación van a ser claves. Con la llegada de las redes sociales, es difícil intentar ocultar un fraude y eso es fundamental”, indicó.
Datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) aseguran que, para septiembre de 2023, había más de 7.7 millones migrantes y refugiados venezolanos en todo el mundo. Cerca de un millón se encontraban solicitando asilo y 230,000 habían sido reconocidas como refugiadas, siendo América Latina y el Caribe (ALC), la zona que más personas ha acogido (6.5 millones).
Información del Servicio Nacional de Migración arrojan que, para el 11 de julio unas 208,308 personas habían atravesado la selva de Darién, siendo la mayoría de nacionalidad venezolana.
Para Eduardo Quirós, presidente del Instituto Panamax, el escenario de la región está siendo cada vez más complejo. “El proceso electoral venezolano va a ser significativo al momento de plantear la crisis migratoria, ya que la mayor parte de los migrantes que llegan a Panamá proceden de ese país”, analizó.
Desde Redlad catalogaron la situación migratoria de los venezolanos como una “tragedia”, porque la “falta de libertad y opresión del régimen actual ha hecho que muchas personas hayan tenido que abandonar el país, en busca de mejores condiciones para vivir”, indicó de Obarrio.
En medio de esta realidad, el presidente José Raúl Mulino, anunció el fortalecimiento de las medidas migratorias por la selva darienita, con el propósito de cerrar la ese frontera, progresivamente.
El ministro de Seguridad Pública, Frank Ábrego, aseguró en un comunicado que “ya han se cerraron entre cuatro y cinco pasos por donde ingresaban migrantes irregulares a Panamá, conducidos por ‘coyotes’, desde Colombia”.
“Lo que hemos tratado de establecer, precisamente para el respeto de los derechos humanos y garantizar su vida, fue la creación de un paso humanitario, que inicia en Cañas Blancas, sigue por el río Tuquesa, pasa por Bajo Chiquito y llega a la población de Lajas Blancas, donde son atendidos por organismos como Cruz Roja Internacional, Cruz Roja Nacional, Unicef, Acnur y otros”
El actuar de Panamá ha recibido el rechazo de parte del presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien cree que “los alambres de púas en la selva solo traerán ahogados en el mar”. Para el líder colombiano, “la migración se frena quitando bloqueos económicos y mejorando la economía del sur”.
Estos cuestionamientos fueron rechazados por el presidente de Redlad. “Hay quienes cuestionan estas medidas, pero lo que se busca es que haya más orden en el proceso migratorio, para poder garantizar la seguridad de los migrantes y los locales”, dijo.
Sobre la situación de Darién y las medidas que está tomando el gobierno panameño, la líder de Idea alegó que no son acciones únicas de Panamá, sino que todos los países de la región están endureciendo sus medidas migratorias.
“A nosotros nos preocupa la contradicción en la que están cayendo la zona. Por un lado, se envían mensajes de solidaridad con el pueblo de Venezuela, pero por otro se les obstaculiza poder salir de su país y tener acceso a una vida digna en naciones vecinas”, confesó Ríos.
La también exministra de Justicia y Derechos Humanos de Chile, abogó porque las naciones latinoamericanas lleguen a acuerdos comunes sobre la circulación de estas personas por sus países, a la par de aplicar políticas efectivas de repatriación.
El 1 de julio, Panamá y Estados Unidos firmaron un acuerdo de cooperación que busca afrontar la migración por el Darién, mediante un proceso de repatriación, al que los estadounidenses destinarán $6 millones.
“Las medidas de endurecimiento migratorio no suelen tener buenos resultados si son aisladas, es necesario una mezcla de medidas que permitan controlar las fronteras y dar acceso a una mejor vida”, indicó Ríos, quien explica que el peligro del Darién es que en ese lugar se han dado muchos casos de trata de personas que deben ser atendidos.
“Hay una industria que está lucrando con la desdicha de seres humanos que solo buscan mejores condiciones de vida y eso no puede ser normalizado ni ignorado”, concluyó.
Para Enrique de Obarrio, presidente de la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia (Redlad), es fundamental que la comunidad internacional tome conciencia de la importancia que tienen las elecciones del 28 de julio en Venezuela. “Si un país vecino está pasando por un régimen autoritario no hay duda de que esto va a terminar afectando a los países que lo rodean”, dijo a este medio.
“Tenemos una responsabilidad moral con el pueblo venezolano, porque somos parte de una misma región y no podemos ser indiferentes a las luchas que tienen otras naciones”, expresó, durante el evento ‘Todos somos Venezuela’ organizado por Redlad, el pasado 11 de julio.
Una reciente encuesta efectuada por ORC Consultores a 1,177 venezolanos que radican en el país sudamericano muestra que el 16% de las personas aseguran que se marcharían rápidamente del país si su candidato preferido no gana las elecciones del 28 de julio.
“Cada uno de los estudios que se han desarrollado sobre el fenómeno migratorio en América Latina y el Caribe muestran que las crisis migratorias se solventan mejorando las condiciones de los países de origen y, aunque una elección justa no va a hacer que todos los problemas de Venezuela se resuelvan, es un paso en la dirección correcta”, agregó el también expresidente de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa.
Este sentir es compartido por Marcela Ríos, directora para América Latina y el Caribe de Idea Internacional, quien mencionó que el proceso electoral “puede ser un punto de partida para la regeneración democrática del país”.
El desafío, según Ríos, es que “muchos de los estándares de elecciones libres no se están cumpliendo en las elecciones”, ya que se limitó la participación de organizaciones internacionales y no hay un ente imparcial, a lo interno del país, que garantice el buen desarrollo del proceso.
“En este contexto, la sociedad civil organizada y los medios de comunicación van a ser claves. Con la llegada de las redes sociales, es difícil intentar ocultar un fraude y eso es fundamental”, indicó.
Datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) aseguran que, para septiembre de 2023, había más de 7.7 millones migrantes y refugiados venezolanos en todo el mundo. Cerca de un millón se encontraban solicitando asilo y 230,000 habían sido reconocidas como refugiadas, siendo América Latina y el Caribe (ALC), la zona que más personas ha acogido (6.5 millones).
Información del Servicio Nacional de Migración arrojan que, para el 11 de julio unas 208,308 personas habían atravesado la selva de Darién, siendo la mayoría de nacionalidad venezolana.
Para Eduardo Quirós, presidente del Instituto Panamax, el escenario de la región está siendo cada vez más complejo. “El proceso electoral venezolano va a ser significativo al momento de plantear la crisis migratoria, ya que la mayor parte de los migrantes que llegan a Panamá proceden de ese país”, analizó.
Desde Redlad catalogaron la situación migratoria de los venezolanos como una “tragedia”, porque la “falta de libertad y opresión del régimen actual ha hecho que muchas personas hayan tenido que abandonar el país, en busca de mejores condiciones para vivir”, indicó de Obarrio.
En medio de esta realidad, el presidente José Raúl Mulino, anunció el fortalecimiento de las medidas migratorias por la selva darienita, con el propósito de cerrar la ese frontera, progresivamente.
El ministro de Seguridad Pública, Frank Ábrego, aseguró en un comunicado que “ya han se cerraron entre cuatro y cinco pasos por donde ingresaban migrantes irregulares a Panamá, conducidos por ‘coyotes’, desde Colombia”.
“Lo que hemos tratado de establecer, precisamente para el respeto de los derechos humanos y garantizar su vida, fue la creación de un paso humanitario, que inicia en Cañas Blancas, sigue por el río Tuquesa, pasa por Bajo Chiquito y llega a la población de Lajas Blancas, donde son atendidos por organismos como Cruz Roja Internacional, Cruz Roja Nacional, Unicef, Acnur y otros”
El actuar de Panamá ha recibido el rechazo de parte del presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien cree que “los alambres de púas en la selva solo traerán ahogados en el mar”. Para el líder colombiano, “la migración se frena quitando bloqueos económicos y mejorando la economía del sur”.
Estos cuestionamientos fueron rechazados por el presidente de Redlad. “Hay quienes cuestionan estas medidas, pero lo que se busca es que haya más orden en el proceso migratorio, para poder garantizar la seguridad de los migrantes y los locales”, dijo.
Sobre la situación de Darién y las medidas que está tomando el gobierno panameño, la líder de Idea alegó que no son acciones únicas de Panamá, sino que todos los países de la región están endureciendo sus medidas migratorias.
“A nosotros nos preocupa la contradicción en la que están cayendo la zona. Por un lado, se envían mensajes de solidaridad con el pueblo de Venezuela, pero por otro se les obstaculiza poder salir de su país y tener acceso a una vida digna en naciones vecinas”, confesó Ríos.
La también exministra de Justicia y Derechos Humanos de Chile, abogó porque las naciones latinoamericanas lleguen a acuerdos comunes sobre la circulación de estas personas por sus países, a la par de aplicar políticas efectivas de repatriación.
El 1 de julio, Panamá y Estados Unidos firmaron un acuerdo de cooperación que busca afrontar la migración por el Darién, mediante un proceso de repatriación, al que los estadounidenses destinarán $6 millones.
“Las medidas de endurecimiento migratorio no suelen tener buenos resultados si son aisladas, es necesario una mezcla de medidas que permitan controlar las fronteras y dar acceso a una mejor vida”, indicó Ríos, quien explica que el peligro del Darién es que en ese lugar se han dado muchos casos de trata de personas que deben ser atendidos.
“Hay una industria que está lucrando con la desdicha de seres humanos que solo buscan mejores condiciones de vida y eso no puede ser normalizado ni ignorado”, concluyó.