El presidente Mulino reflexiona sobre la invasión de 1989
- 20/12/2024 13:00
- 20/12/2024 12:44
Consultan al mandatario si su administración pedirá a Estados Unidos que repare los daños por el 20 de diciembre de 1989 La conmemoración de los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá, llevaron al presidente de la República, José Raúl Mulino a reflexionar en su conferencia semanal de los jueves, con periodistas sobre su experiencia de la invasión de 1989, donde fue participe del gobierno del presidente, Guillermo Endara.
Durante 11:39 minutos, Mulino recordó su participación de aquellos días de incertidumbre donde muchos panameños, entre ellos, inocentes perdieron la vida tras ser cuestionado sobre si su administración solicitará a Estados Unidos que repare los daños o dé un perdón a Panamá por los hechos violatorios de la invasión del 20 de diciembre, una situación que incluso reconoce la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH.
Aquí el extracto de la narrativa del hoy mandatario y que en diciembre de 1989 fungió en calidad de consejero jurídico de la primera administración gubernamental tras el derrocamiento de la bota militar.
“Qué hubiese pasado, sino se termina la dictadura, yo estuve allí, como le comentaba a unos amigos, del otro lado, durante todo ese tiempo. Se hicieron las advertencias en su momento. No habían medios. Muchos de ustedes creó no habían nacido, no había medios de comunicación salvo La Estrella de Panamá y los canales que estaban censurados, uno era de la Fuerza de Defensa, que era TVN y canal 4 (RPC) tenía censura, La Prensa el periódico estaba cerrada, destruida, y todos los otros periódicos más chicos El Siglo, el Ya estaban cerrados y los de ERSA (Editora Renovación, S.A.) que eran los defensores de la dictadura.
Se hizo la advertencia, después de las elecciones de mayo del 89, de lo que podía pasar si seguíamos como país tentando al diablo.
El Dr. Ricardo Arias Calderón en actitud que la historia debe reconocerle, por lo menos se lo reconozco yo, era el más brutal previendo lo puntual en el tema de las posibles consecuencias. Previendo lo que pasó una invasión y advirtiéndoles en aquel momento al resto del componente de la Fuerza de Defensa, palabras más palabras menos, no lleven al país a ese tipo de enfrentamiento final por un solo hombre, que no vale la pena entendámonos entre nosotros, como corresponda, pero no vale la pena.
El único periódico que había nos publicaba las páginas y lo pueden ver si se meten hemerotecas por ahí por agosto, septiembre del año 89 deben estar las publicaciones que se hicieron en La Estrella de Panamá. En esa época no había redes sociales, no había nada o leías el periódico o no había más nadie quien leer, porque no había más nada. Y, el dueño del periódico que era Fito Duque, era muy amigo del presidente Endara y por deferencia a pesar de los problemas que le causaba aceptaba publicarnos las páginas allí.
Bueno pasó lo que paso. Nadie mandó a Noriega a declarar el país en guerra con los Estados Unidos y nadie mandó a las Fuerzas de Defensa a matar aquel soldado, el 16 de diciembre por ahí cerca del cuartel central que existía entonces. No estoy justificando la acción porque como parte del gobierno de Guillermo Endara, sufrí y viví lo que pasó después de ese día.
Y, quizás es la primera vez que yo lo menciono, pero cuando el 22, 23 de diciembre fuimos a la Asamblea Nacional a tomar posesión del país, con una asamblea incompleta por el fraude electoral, creó que faltaban veinte tantos diputados por terminar de contar se sentía eso muy, muy tenso. Antes de llegar a la Asamblea una tanqueta norteamericana disparó contra un carro de un batallonero y lo voló por el aire, eso lo vi yo en la estatua de Gandhi ahí antes de cruzar la esquina con la Asamblea y estuvimos ahí.
Y si alguna vez uno llegó a sentir por lo menos yo, lo que se llama el sentimiento nacional fue allí, cantar el himno nacional rodeado de soldados americanos es un sentimiento muy duro, muy duro para cualquier panameño y después vino todo el proceso de aclaraciones y, posiciones de parte del gobierno en torno a este tema.
Cuántos muertos. Monseñor McGrath, que en paz descanse, lideró una comisión, las cifras rondaban entre 700 y 800, no recuerdo, pero hay un informe y nunca se pudieron demostrar los miles, de miles que decían que habían muerto en la invasión. Personas muy cercanas a mí estuvieron como médicos que eran a cargo de las distintas morgues. Y sí me decían miles no fueron, pero había muchos muertos sí, pero no eran miles y, después ustedes recordarán, los que están más viejitos como yo, las marchas todos los 20 de todos los meses. Si en un país se mueren 6.000 personas, usted tiene por lo menos 6.000 mamás, 6.000 viudas, 6.000 papás que caminan y eran grupos muy reducidos tenían todo el derecho a hacerlo, no estoy discriminando eso ni criticándolos, pero yo estuve ahí.
Yo no quisiera que este país volviera nunca, nunca, nunca a caer en una división entre panameños y de pugnas entre panameños de esa magnitud, lo digo con el mayor respeto por la opinión pública y por el pueblo panameño y Los Caídos, porque allí cayó gente de lado y lado, inocentes que por estar en un lugar explotó una bomba y se los llevó, gente en el aeropuerto del viejo, aeropuerto de Paitilla, esposos de amigas mías que eran pilotos, que también murieron, en fin murió quien tenía o debía y quien no tenía vela en el entierro y para mí todos fueron Víctimas de esa noche.
Los caminos de las Naciones Unidas siempre son empedrados y en muchas ocasiones manipuladas, yo creo que esta situación se ha aclarado con los Estados Unidos en el tiempo, se ha aclarado. Y, lo que tenemos que reflexionar mañana a propósito de la fecha, es vernos en aquel espejo y evitar mañana y siempre que este país no caiga en un proceso de división y de enfrentamiento como era aquel proceso que yo Viví en primera fila con toda la dirigencia política de este país a través de la Cruzada civilista Nacional.
Se hicieron las advertencias, se trató de conversar tanto aquí como en Washington con muchas autoridades de Estados Unidos, con muchos líderes latinoamericanos. Nos ayudó muchísimo Carlos Andrés Pérez, entonces presidente de Venezuela; Óscar Arias, de Costa Rica, entre otros, la OEA no sirvió para nada, muy por el contrario se vendieron a Noriega, con el entonces canciller ecuatoriano que presidió aquella misión que vino como en julio o agosto del 89 a Panamá en cuyas reuniones yo participé con la terna ganadora de Endara-Arias-Ford en calidad de consejero jurídico, no hicieron su trabajo y había la voluntad popular de respetar, las elecciones del 7 de mayo donde se ganó 70 - 30, y monseñor McGrath tenía las actas, porque sí no tomamos el trabajo de tener las actas, no fuimos como Venezuela que reclamamos triunfos sin acta, teníamos las actas en poder de la iglesia, que se entregaron uno o dos días después de la elección, aquí en calle 50 que creó que allí vivía monseñor McGrath, cerca del McDonald’s por ahí, en una de esas callecitas, una casa me acuerdo fuimos. Lo cierto es que fue un día muy trágico para la historia del país.
Nadie puede independientemente de en qué lugar estabas o en qué equipo bateabas estar satisfecho con el que pasó, murieron panameños y eso es suficiente para que todos reflexionemos del porqué llegamos ahí, del porqué fue eso.
Por ahí hay un canal creo que es Telemetro, que saca una foto, no, el video, de aquella declaración de Noriega en la Asamblea donde quisieron sin base jurídica alguna, otorgarle poderes extraordinarios como a Torrijos padre en su momento, con la Constitución del 72, habiendo fenecido el traumático periodo constitucional que empezó en 1984 y que siempre se advirtió, el primero de septiembre del 89, no habrá gobierno. Bueno se inventaron uno y resucitaron a 505 representantes que no existían y le dieron a Noriega todos los poderes, el machete y la declaratoria de estado de guerra con los Estados Unidos, el resto fue historia.
Yo esta mañana y siempre me acuerdo disculpen la perorata. Yo llegué a mi oficina y veo el periódico La Estrella, el único que había siempre lo compraba, lo tenía en mi escritorio y, vi a Noriega en Colón, saliendo de los puertos con todo el Estado Mayor montándose un bus y había unos helicópteros gringos volando y le hizo un gesto con la mano que ustedes saben cuál es.
En la noche todo se derrumbó y después tuve testimonio de personas como el nuncio apostólico, como sacerdotes, como el difunto padre Villanueva y escoltas personales míos que eran del Batallón 2000 y que vivieron todo eso, la búsqueda de Noriega en un carro de nunciatura que se quedó sin gasolina en medio de las tanquetas y de los disparos. El carro de la nunciatura se quedó sin gasolina para ir a buscar a Noriega, entre otras cosas.
Y lo de penuria, lo que pasó en la Nunciatura y la salida de la Nunciatura, las exigencias de Noriega de ponerse el uniforme, la música estridente que por más de 8 o 9 días estuvimos ahí en la esquina de la Nunciatura con avenida Balboa y la salida finalmente, el día de Reyes, el 6 de enero creó que fue; 3 de enero del patio de lo que era entonces el Colegio San Agustín, que hoy hay un mall ahí, así que yo no le deseo eso experimentarlo ni vivirlo a ningún panameño de las nuevas generaciones fue muy duro, muy traumático, pero pasamos por ahí, por eso digo yo un día mañana de profunda reflexión por lo menos para mí lo será”.
La conmemoración de los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá, llevaron al presidente de la República, José Raúl Mulino a reflexionar en su conferencia semanal de los jueves, con periodistas sobre su experiencia de la invasión de 1989, donde fue participe del gobierno del presidente, Guillermo Endara.
Durante 11:39 minutos, Mulino recordó su participación de aquellos días de incertidumbre donde muchos panameños, entre ellos, inocentes perdieron la vida tras ser cuestionado sobre si su administración solicitará a Estados Unidos que repare los daños o dé un perdón a Panamá por los hechos violatorios de la invasión del 20 de diciembre, una situación que incluso reconoce la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH.
Aquí el extracto de la narrativa del hoy mandatario y que en diciembre de 1989 fungió en calidad de consejero jurídico de la primera administración gubernamental tras el derrocamiento de la bota militar.
“Qué hubiese pasado, sino se termina la dictadura, yo estuve allí, como le comentaba a unos amigos, del otro lado, durante todo ese tiempo. Se hicieron las advertencias en su momento. No habían medios. Muchos de ustedes creó no habían nacido, no había medios de comunicación salvo La Estrella de Panamá y los canales que estaban censurados, uno era de la Fuerza de Defensa, que era TVN y canal 4 (RPC) tenía censura, La Prensa el periódico estaba cerrada, destruida, y todos los otros periódicos más chicos El Siglo, el Ya estaban cerrados y los de ERSA (Editora Renovación, S.A.) que eran los defensores de la dictadura.
Se hizo la advertencia, después de las elecciones de mayo del 89, de lo que podía pasar si seguíamos como país tentando al diablo.
El Dr. Ricardo Arias Calderón en actitud que la historia debe reconocerle, por lo menos se lo reconozco yo, era el más brutal previendo lo puntual en el tema de las posibles consecuencias. Previendo lo que pasó una invasión y advirtiéndoles en aquel momento al resto del componente de la Fuerza de Defensa, palabras más palabras menos, no lleven al país a ese tipo de enfrentamiento final por un solo hombre, que no vale la pena entendámonos entre nosotros, como corresponda, pero no vale la pena.
El único periódico que había nos publicaba las páginas y lo pueden ver si se meten hemerotecas por ahí por agosto, septiembre del año 89 deben estar las publicaciones que se hicieron en La Estrella de Panamá. En esa época no había redes sociales, no había nada o leías el periódico o no había más nadie quien leer, porque no había más nada. Y, el dueño del periódico que era Fito Duque, era muy amigo del presidente Endara y por deferencia a pesar de los problemas que le causaba aceptaba publicarnos las páginas allí.
Bueno pasó lo que paso. Nadie mandó a Noriega a declarar el país en guerra con los Estados Unidos y nadie mandó a las Fuerzas de Defensa a matar aquel soldado, el 16 de diciembre por ahí cerca del cuartel central que existía entonces. No estoy justificando la acción porque como parte del gobierno de Guillermo Endara, sufrí y viví lo que pasó después de ese día.
Y, quizás es la primera vez que yo lo menciono, pero cuando el 22, 23 de diciembre fuimos a la Asamblea Nacional a tomar posesión del país, con una asamblea incompleta por el fraude electoral, creó que faltaban veinte tantos diputados por terminar de contar se sentía eso muy, muy tenso. Antes de llegar a la Asamblea una tanqueta norteamericana disparó contra un carro de un batallonero y lo voló por el aire, eso lo vi yo en la estatua de Gandhi ahí antes de cruzar la esquina con la Asamblea y estuvimos ahí.
Y si alguna vez uno llegó a sentir por lo menos yo, lo que se llama el sentimiento nacional fue allí, cantar el himno nacional rodeado de soldados americanos es un sentimiento muy duro, muy duro para cualquier panameño y después vino todo el proceso de aclaraciones y, posiciones de parte del gobierno en torno a este tema.
Cuántos muertos. Monseñor McGrath, que en paz descanse, lideró una comisión, las cifras rondaban entre 700 y 800, no recuerdo, pero hay un informe y nunca se pudieron demostrar los miles, de miles que decían que habían muerto en la invasión. Personas muy cercanas a mí estuvieron como médicos que eran a cargo de las distintas morgues. Y sí me decían miles no fueron, pero había muchos muertos sí, pero no eran miles y, después ustedes recordarán, los que están más viejitos como yo, las marchas todos los 20 de todos los meses. Si en un país se mueren 6.000 personas, usted tiene por lo menos 6.000 mamás, 6.000 viudas, 6.000 papás que caminan y eran grupos muy reducidos tenían todo el derecho a hacerlo, no estoy discriminando eso ni criticándolos, pero yo estuve ahí.
Yo no quisiera que este país volviera nunca, nunca, nunca a caer en una división entre panameños y de pugnas entre panameños de esa magnitud, lo digo con el mayor respeto por la opinión pública y por el pueblo panameño y Los Caídos, porque allí cayó gente de lado y lado, inocentes que por estar en un lugar explotó una bomba y se los llevó, gente en el aeropuerto del viejo, aeropuerto de Paitilla, esposos de amigas mías que eran pilotos, que también murieron, en fin murió quien tenía o debía y quien no tenía vela en el entierro y para mí todos fueron Víctimas de esa noche.
Los caminos de las Naciones Unidas siempre son empedrados y en muchas ocasiones manipuladas, yo creo que esta situación se ha aclarado con los Estados Unidos en el tiempo, se ha aclarado. Y, lo que tenemos que reflexionar mañana a propósito de la fecha, es vernos en aquel espejo y evitar mañana y siempre que este país no caiga en un proceso de división y de enfrentamiento como era aquel proceso que yo Viví en primera fila con toda la dirigencia política de este país a través de la Cruzada civilista Nacional.
Se hicieron las advertencias, se trató de conversar tanto aquí como en Washington con muchas autoridades de Estados Unidos, con muchos líderes latinoamericanos. Nos ayudó muchísimo Carlos Andrés Pérez, entonces presidente de Venezuela; Óscar Arias, de Costa Rica, entre otros, la OEA no sirvió para nada, muy por el contrario se vendieron a Noriega, con el entonces canciller ecuatoriano que presidió aquella misión que vino como en julio o agosto del 89 a Panamá en cuyas reuniones yo participé con la terna ganadora de Endara-Arias-Ford en calidad de consejero jurídico, no hicieron su trabajo y había la voluntad popular de respetar, las elecciones del 7 de mayo donde se ganó 70 - 30, y monseñor McGrath tenía las actas, porque sí no tomamos el trabajo de tener las actas, no fuimos como Venezuela que reclamamos triunfos sin acta, teníamos las actas en poder de la iglesia, que se entregaron uno o dos días después de la elección, aquí en calle 50 que creó que allí vivía monseñor McGrath, cerca del McDonald’s por ahí, en una de esas callecitas, una casa me acuerdo fuimos. Lo cierto es que fue un día muy trágico para la historia del país.
Nadie puede independientemente de en qué lugar estabas o en qué equipo bateabas estar satisfecho con el que pasó, murieron panameños y eso es suficiente para que todos reflexionemos del porqué llegamos ahí, del porqué fue eso.
Por ahí hay un canal creo que es Telemetro, que saca una foto, no, el video, de aquella declaración de Noriega en la Asamblea donde quisieron sin base jurídica alguna, otorgarle poderes extraordinarios como a Torrijos padre en su momento, con la Constitución del 72, habiendo fenecido el traumático periodo constitucional que empezó en 1984 y que siempre se advirtió, el primero de septiembre del 89, no habrá gobierno. Bueno se inventaron uno y resucitaron a 505 representantes que no existían y le dieron a Noriega todos los poderes, el machete y la declaratoria de estado de guerra con los Estados Unidos, el resto fue historia.
Yo esta mañana y siempre me acuerdo disculpen la perorata. Yo llegué a mi oficina y veo el periódico La Estrella, el único que había siempre lo compraba, lo tenía en mi escritorio y, vi a Noriega en Colón, saliendo de los puertos con todo el Estado Mayor montándose un bus y había unos helicópteros gringos volando y le hizo un gesto con la mano que ustedes saben cuál es.
En la noche todo se derrumbó y después tuve testimonio de personas como el nuncio apostólico, como sacerdotes, como el difunto padre Villanueva y escoltas personales míos que eran del Batallón 2000 y que vivieron todo eso, la búsqueda de Noriega en un carro de nunciatura que se quedó sin gasolina en medio de las tanquetas y de los disparos. El carro de la nunciatura se quedó sin gasolina para ir a buscar a Noriega, entre otras cosas.
Y lo de penuria, lo que pasó en la Nunciatura y la salida de la Nunciatura, las exigencias de Noriega de ponerse el uniforme, la música estridente que por más de 8 o 9 días estuvimos ahí en la esquina de la Nunciatura con avenida Balboa y la salida finalmente, el día de Reyes, el 6 de enero creó que fue; 3 de enero del patio de lo que era entonces el Colegio San Agustín, que hoy hay un mall ahí, así que yo no le deseo eso experimentarlo ni vivirlo a ningún panameño de las nuevas generaciones fue muy duro, muy traumático, pero pasamos por ahí, por eso digo yo un día mañana de profunda reflexión por lo menos para mí lo será”.