Panamá

Junta de Gobierno y la asamblea constituyente

Manuel Amador Guerrero, primer presidente, consolidó la República y enfrentó conflictos. Redes sociales
Equilibrio y moderación, como resultado de una concertación entre fuerzas políticas adversas, definen la personalidad de la República de Panamá. Shutterstock
Ricardo Arias Calderón
Actualizado
  • 01/03/2025 00:30
Creado
  • 28/02/2025 16:24

Los presidentes panameños seleccionados entre 1908 y 1912 fueron escogidos por “electores presidenciales electos popularmente”.

La primera elección de presidente se efectuó en la asamblea constituyente de 1904, la cual se convirtió en Asamblea Legislativa después de aprobar la Constitución y de escoger al presidente, de manera que la primera elección popular directa de diputados de la Asamblea se efectuó en 1906, a mediados del primer periodo presidencial.

Esta manera indirecta de escoger al presidente duró hasta 1916. Mientras tanto los presidente de 1908 a 1916 fueron escogidos por “electores presidenciales electos popularmente” y no fueron escogidos por voto popular directo hasta 1920.

En el año 1918 se extendió constitucionalmente, por una vez, el periodo de los diputados de cuatro años a seis años (es decir, de 1918 a 1924), so pretexto de celebrar ambas elecciones en la misma fecha, aunque sin duda con el beneficio adicional de evitar, de permitir, que alguien pudiera correr para presidente aunque hubiera nacido fuera de Panamá si había participado en el evento de la independencia de 1903, como era el caso de Eusebio A. Morales.

Al mismo tiempo se introdujo en la Constitución la elección presidencial por elección popular directa, cuando ya se había utilizado ese modo de elección presidencial en 1916, en virtud de una modificación del Código Administrativo.

Para que de allí en adelante las elecciones presidenciales y legislativas coincidieran cada cuatro años, tanto en fecha como en duración.

El desfase entre la primera elección presidencial (1904) y la primera elección legislativa (1906), también explica que durante varios periodos los presidentes hayan tenido hasta seis diferentes designados o vicepresidentes, tres elegidos por la Asamblea Legislativa, la que había sido electa a mediado del periodo constitucional anterior, y tres electos por la Asamblea Legislativa, cuya elección se celebraba a mediados del periodo constitucional del presidente en ejercicio.

Este Ejecutivo lo encabezaría el presidente de la República, cuyo periodo duraba cuatro años, pero su modo de elección no fue determinado constitucionalmente en 1904, sino en 1918. Se siguió, por tanto, durante varios periodos, el modo colombiano de elegir el presidente por medio de un cuerpo de electores presidenciales electo popularmente.

La primera elección de un presidente directamente por el pueblo fue en la elección de Ramón Maximiliano Valdés, en 1916; dos años después se prolongó el periodo a los diputados a seis años, por una vez, para que de allí en adelante las elecciones presidenciales y legislativas se celebraran al mismo tiempo.

Se ahorró la necesidad de elecciones legislativas a medio término del periodo presidencial, lo cual producía una fuente de política y politiquería que introducía un factor de inestabilidad permanente.

También el Ejecutivo estaría compuesto por tres designados, cuyo periodo de duración y modo de elección no estaban determinados por la Constitución de 1904. De hecho, se les asignó un periodo de dos años, siendo electos por la Asamblea después de la elección de la misma, a mediado del periodo presidencial.

Eso generaba durante cada periodo presidencial seis designados, con tres designados para el primer bienio y tres para el segundo bienio del periodo presidencial, aunque esto dejó de ser necesario cuando eligieron al presidente y los diputados al mismo tiempo, por el mismo periodo, pero se continuó con la práctica por varios periodos más; probablemente, la multiplicidad de designados permitía maniobras y alianzas políticas que de otra manera habrían quedado reducidas a la mitad.

Don Víctor Florencio Goytía se hace eco de otra crítica a la Constitucion de 1904, que en su prólogo la Constitución afirma que su objetivo es:

“Constituir la nación, mantener el orden, afianzar la justicia, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que habitan el suelo panameño”.

La crítica consistía en que el objetivo de una Constitución no es constituir la nación, sino organizar el Estado.

Don Víctor defiende la Constitución de 1904 de esta crítica, argumentando que durante la dominación colombiana se abusó tanto del vocablo Estado, que su contenido vino a menos. Fue por ello, “por la seguridad de que estaban en presencia de una nación con caracteres bien definidos, en la más amplia acepción que le daba la sociología, por lo cual, los representantes del pueblo ahondaron hasta la raíz social de la estructura política”.

“Don Víctor, a pesar de considerar en muchos aspectos que la Constitución de 1904 está vaciada en el molde colombiano de 1886, fue nota predominante de los convencionales panameños el alejarse de los violentos antagonismos partidistas que habían llevado a la ruina a uno de los países mejor dotados del hemisferio. Por eso, se advierte en el preámbulo un justo equilibrio entre el radicalismo anticlerical y el conservatismo teocrático. La Convención actúa en nombre del pueblo y no en nombre de Dios, pero invoca su divina protección al iniciar las labores constituyentes”.

Equilibrio y moderación, como resultado de una concertación entre fuerzas políticas adversas, definen la personalidad de la República de Panamá. Esas virtudes tuvieron sus próceres, tanto en la Junta Provisional de Gobierno como en la Convención Constituyente. Cuando los panameños nos hemos alejado de estas virtudes, hemos puesto en peligro nuestra personalidad nacional.

Como vemos, los próceres tuvieron conciencia de que iniciaban un nuevo molde de democracia, distinto y más humano que el colombiano, que estaba marcado por la interminable violencia civil que generaban las elecciones presidenciales de un candidato a otro; también estaban conscientes de una realidad económica que los motivó a ver el futuro como indisolublemente ligado a la construcción del Canal por el istmo.

El primer presidente constitucional, el doctor Manuel Amador Guerrero, fue una figura admirable a la que le correspondió sentar las bases institucionales de la República, hacer frente al primer intento de golpe de Estado, enfrentar y tratar de mantener el difícil equilibrio logrado en virtud de la independencia entre liberales y conservadores, que si bien no llegaban al característico belicismo colombiano, no dejaban de enfrentarse entre sí políticamente por sus intereses y enfrentarlo a él por iguales razones.

Al final de su mando dio un ejemplo inigualado de civismo al renunciar a la posibilidad de reelección, pese a poder hacerlo con bastante posibilidad de éxito, patrón que no fue seguido por la mayoría a quienes les tocó en turno ocupar la jefatura del Estado.