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Guerra en Ucrania, un laberinto geopolítico que desafía a Panamá

Los representantes de los miembros del Consejo de Seguridad levantan o no levantan la mano para indicar su voto durante una reunión del Consejo de Seguridad que discute la guerra en Ucrania en la sede de las Naciones Unidas. SARAH YENESEL | EFE
Actualizado
  • 27/02/2025 00:00
Creado
  • 26/02/2025 19:03

El destino de Ucrania está en manos de Estados Unidos y Rusia. Así lo han dejado claro los gobiernos de ambos países que eligieron negociar las condiciones finales de un conflicto que podría marcar un punto de inflexión en el devenir de la geopolítica mundial.

El rejuego de intereses quedó retratado esta semana con el pulseo de resoluciones dentro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este lunes, mientras la Asamblea General del organismo aprobaba un documento patrocinado por Ucrania y la Unión Europea (UE), con un tratamiento duro contra Moscú y haciendo referencia a la “invasión a gran escala” que enfrenta el país, Estados Unidos presentó uno propio, con menos hierro hacia el Kremlin. Los europeos agregaron enmiendas a la propuesta estadounidense, que buscaban sustituir frases como “conflicto entre Rusia y Ucrania” para el término “invasión”.

Dos resoluciones aprobadas sobre un mismo asunto ese día y en la que Washington terminó votando junto a Rusia en contra de su propia propuesta luego de las enmiendas europeas. Un escenario atípico en la diplomacia del organismo y en el que, en ambos documentos, Panamá se abstuvo, una decisión que ha generado posturas encontradas en el país.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su promesa de “terminar” la guerra en Ucrania pateó la mesa servida por sus antecesores en la política hacia Rusia, pasando del conflicto frontal a un acercamiento que augura posibles cambios en la alineación de los intereses internacionales.

Un conflicto que tiene sus raíces en la tensión surgida de la correlación de fuerzas tras la Guerra Fría luego de la caída de la Unión Soviética en 1990 y que tuvo su punto en inflexión definitivo en 2013, durante las protestas contra el entonces presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, cercano al Kremlin.

Aquellas manifestaciones conocidas como el “Euromaidan”, se iniciaron de manera pacífica como un rechazo a la suspensión de una serie de acuerdos entre Ucrania y la UE, que devino luego en disturbios y la caída de Yanukóvich, con respaldo de la UE y Washington.

Con un nuevo gobierno en el poder, antirruso, y las amenazas de expandir las fronteras militares de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) hacia Rusia, la situación fue escalando hasta llegar a un conflicto armado interno, sobre todo en las zonas con población ucraniana rusoparlante, particularmente en la región del Donbass -este de Ucrania-. A partir de allí, el conflicto en Ucrania se convirtió en un escenario de confrontación entre Washington y Europa Occidental frente a Moscú, que lanzó la invasión total en 2022.

Ahora, Trump busca una “paz” en un pragmática política de exigir a Ucrania sus recursos minerales a cambio de acuerdos, mientras negocia con Rusia directamente el fin de la guerra sin tomar en cuenta a los países europeos.

Analistas consideran que no se podría descartar un escenario en el que Ucrania tendría que ceder concesiones territoriales para un eventual tratado de paz con Rusia bajo patrocinio de Estados Unidos. Una idea rechazada públicamente por Kiev.

¿Qué debe hacer Panamá?

A juicio del internacionalista y exmiembro del equipo negociador de los tratados Torrijos-Carter, Julio Yao, es un paso correcto de Panamá el respaldar una solución política a la guerra y frenar las muertes que desangran a Ucrania. Considera que este conflicto pude ser “evitado” si Estados Unidos junto con los países europeos “no hubieran” expandido la alianza militar de la OTAN hacia la frontera rusa, generando una “amenaza” a la seguridad del país euroasiático. De acuerdo con la versión de Moscú, se habrían violado los acuerdos post Guerra Fría que pretendían establecer un nuevo balance de poder en la paz con Occidente, algo que este último “no habría” cumplido.

“Desde el principio del conflicto, Rusia sostuvo correctamente la posición de defensa de su territorio”, indicó Yao en referencia al avance de la OTAN.

En cambio, para el abogado y especialista en derecho internacional Alonso Illueca, aunque coincide en la necesidad de alcanzar la paz, difiere en ubicar a Rusia como país que se defiende. Por el contrario, considera que es claramente el agresor en el conflicto.

Illueca cuestionó la abstención de Panamá en la Asamblea General de la ONU, así como el voto favorable en el Consejo de Seguridad, al considerar que estos contradicen la postura que ha asumido el país anteriormente con la guerra en Ucrania, donde se ha posicionado con países con los que “comparten” los mismos valores democráticos y la defensa del derecho internacional.

En este punto, tanto Yao como Illueca coinciden en que el Gobierno panameños debe mantener una política que salvaguarde los intereses nacionales y no adherirse a las propuestas de las potencias por presiones, como las que ha ejercido Estados Unidos sobre el país en los últimos meses.

“Yo critico duramente la política exterior panameña que está completamente subordinada a la política exterior norteamericana; eso es una realidad. Se evidenció luego del cambio de lo dicho por el presidente José Raúl Mulino luego de las presiones del secretario de Estado, Marco Rubio, en el tema migratorio, pero también en las relaciones con China”, sostuvo Yao, quien insistió en que la estrategia del Gobierno debe enfocarse en la defensa de la paz.

Illueca piensa que el Gobierno debe revisar su estrategia internacional, sobre todo en momentos en que Estados Unidos amenaza a Panamá con tomarse el Canal con aseveraciones falsas de una “presencia china” en la vía.

Postura del gobierno

Dentro de la explicación del voto de Panamá en el Consejo de Seguridad, este pidió que las estrategias de negociación de Rusia y Ucrania busquen poner fin al conflicto “de una vez por todas”.

“Panamá entiende las secuelas de la transgresión a la soberanía, a la integridad territorial, y por razones históricas propias, siempre ha rechazado la agresión de un Estado contra otro, y el uso de la fuerza o la amenaza [...] nuestro voto a favor de esta resolución tiene como objetivo contribuir a que todas las partes cesen cuanto antes las hostilidades en el camino hacia una paz justa e inclusiva”, dijeron.