Etesa retira el estudio de impacto ambiental de la Cuarta Línea de Transmisión
- 09/04/2025 16:46
Etesa retiró el estudio de impacto ambiental del proyecto de la Cuarta Línea de Transmisión Chiriquí Grande – Panamá III, una obra clave de 500 kV que buscaba reforzar la red eléctrica nacional La Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (Etesa) decidió retirar del proceso de evaluación el estudio de impacto ambiental (EIA) categoría III de la Cuarta Línea de Transmisión Eléctrica Chiriquí Grande – Panamá III, un proyecto considerado clave en la planificación energética del país.
La resolución, emitida por el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) el 31 de diciembre de 2024, marca un punto de inflexión en el desarrollo de esta infraestructura energética de alta tensión.
El retiro del EIA significa la paralización formal del trámite ambiental requerido para avanzar con la ejecución del proyecto.
Según lo dispuesto en la resolución administrativa, el documento original del estudio será archivado por el Ministerio, mientras que una copia digital permanecerá en custodia.
Etesa, como promotora del proyecto, recibió la documentación de vuelta, quedando legalmente notificada del cierre del expediente.
El proyecto de la Cuarta Línea de Transmisión —también conocida como LT4— estaba concebido para recorrer más de 300 kilómetros desde la Subestación Chiriquí Grande, en la provincia de Bocas del Toro, hasta la Subestación Panamá III, ubicada en la capital.
En su diseño inicial, la línea sería construida con una capacidad de operación de 500 kilovoltios (kV), aunque en su primera fase operaría a 230 kV. Esta configuración permitiría su adaptación progresiva a las futuras necesidades de carga del Sistema Interconectado Nacional (SIN)
A lo largo de su trazado, la línea requeriría la instalación de unas 900 torres metálicas autosoportadas de celosía, que se levantarían sobre una franja de servidumbre de aproximadamente 70 metros de ancho.
Estas estructuras debían emplazarse a través de territorios de alta sensibilidad ecológica y social, incluyendo zonas rurales, agrícolas, y áreas colindantes con territorios indígenas, particularmente en la comarca Ngäbe-Buglé.
Según consta en registros oficiales del portal Panamá Compra, Etesa ya había invertido más de $3,5 millones en servicios de consultoría para estudios de avalúos comerciales.
Estos análisis tenían como objetivo determinar la compensación justa a propietarios afectados por el paso de la infraestructura, elemento indispensable en la fase de adquisición de tierras.
La cuarta línea no era un proyecto aislado. Su diseño formaba parte integral del Plan de Expansión del Sistema Interconectado Nacional 2020-2034, aprobado por la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos en octubre de 2021.
Este plan traza la hoja de ruta para fortalecer la infraestructura de transmisión del país, ante el incremento sostenido en la demanda energética, especialmente en zonas urbanas y polos industriales.
Uno de los principales objetivos del proyecto era mejorar la confiabilidad del SIN, al introducir redundancia en el sistema y reducir pérdidas por transmisión.
La línea permitiría transportar energía desde áreas con alto potencial de generación, como Bocas del Toro y Chiriquí, hacia los centros de consumo ubicados en la región central y oriental del país.
Además, se contemplaban interconexiones con líneas existentes como Cañazas-Changuinola y Fortuna-Esperanza, ampliando así la flexibilidad operativa del sistema.
El componente estratégico de la cuarta línea también respondía a las metas del país en materia de transición energética. Panamá ha asumido compromisos internacionales para diversificar su matriz de generación, con un enfoque centrado en fuentes limpias como la energía solar, eólica e hidroeléctrica.
Además, detener el avance del proyecto puede tener implicaciones a nivel de planificación regional.
La cuarta línea fue concebida también como un paso hacia una posible interconexión eléctrica con países vecinos, especialmente en el marco del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central.
La resolución de MiAmbiente también advierte a Etesa de que tenía un plazo de cinco días hábiles, contados a partir de su notificación, para interponer un recurso de reconsideración si decide revertir la decisión.
La Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (Etesa) decidió retirar del proceso de evaluación el estudio de impacto ambiental (EIA) categoría III de la Cuarta Línea de Transmisión Eléctrica Chiriquí Grande – Panamá III, un proyecto considerado clave en la planificación energética del país.
La resolución, emitida por el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) el 31 de diciembre de 2024, marca un punto de inflexión en el desarrollo de esta infraestructura energética de alta tensión.
El retiro del EIA significa la paralización formal del trámite ambiental requerido para avanzar con la ejecución del proyecto.
Según lo dispuesto en la resolución administrativa, el documento original del estudio será archivado por el Ministerio, mientras que una copia digital permanecerá en custodia.
Etesa, como promotora del proyecto, recibió la documentación de vuelta, quedando legalmente notificada del cierre del expediente.
El proyecto de la Cuarta Línea de Transmisión —también conocida como LT4— estaba concebido para recorrer más de 300 kilómetros desde la Subestación Chiriquí Grande, en la provincia de Bocas del Toro, hasta la Subestación Panamá III, ubicada en la capital.
En su diseño inicial, la línea sería construida con una capacidad de operación de 500 kilovoltios (kV), aunque en su primera fase operaría a 230 kV. Esta configuración permitiría su adaptación progresiva a las futuras necesidades de carga del Sistema Interconectado Nacional (SIN)
A lo largo de su trazado, la línea requeriría la instalación de unas 900 torres metálicas autosoportadas de celosía, que se levantarían sobre una franja de servidumbre de aproximadamente 70 metros de ancho.
Estas estructuras debían emplazarse a través de territorios de alta sensibilidad ecológica y social, incluyendo zonas rurales, agrícolas, y áreas colindantes con territorios indígenas, particularmente en la comarca Ngäbe-Buglé.
Según consta en registros oficiales del portal Panamá Compra, Etesa ya había invertido más de $3,5 millones en servicios de consultoría para estudios de avalúos comerciales.
Estos análisis tenían como objetivo determinar la compensación justa a propietarios afectados por el paso de la infraestructura, elemento indispensable en la fase de adquisición de tierras.
La cuarta línea no era un proyecto aislado. Su diseño formaba parte integral del Plan de Expansión del Sistema Interconectado Nacional 2020-2034, aprobado por la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos en octubre de 2021.
Este plan traza la hoja de ruta para fortalecer la infraestructura de transmisión del país, ante el incremento sostenido en la demanda energética, especialmente en zonas urbanas y polos industriales.
Uno de los principales objetivos del proyecto era mejorar la confiabilidad del SIN, al introducir redundancia en el sistema y reducir pérdidas por transmisión.
La línea permitiría transportar energía desde áreas con alto potencial de generación, como Bocas del Toro y Chiriquí, hacia los centros de consumo ubicados en la región central y oriental del país.
Además, se contemplaban interconexiones con líneas existentes como Cañazas-Changuinola y Fortuna-Esperanza, ampliando así la flexibilidad operativa del sistema.
El componente estratégico de la cuarta línea también respondía a las metas del país en materia de transición energética. Panamá ha asumido compromisos internacionales para diversificar su matriz de generación, con un enfoque centrado en fuentes limpias como la energía solar, eólica e hidroeléctrica.
Además, detener el avance del proyecto puede tener implicaciones a nivel de planificación regional.
La cuarta línea fue concebida también como un paso hacia una posible interconexión eléctrica con países vecinos, especialmente en el marco del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central.
La resolución de MiAmbiente también advierte a Etesa de que tenía un plazo de cinco días hábiles, contados a partir de su notificación, para interponer un recurso de reconsideración si decide revertir la decisión.