Brechas económicas en Panamá, un desafío que persiste
- 03/02/2025 00:00
- 02/02/2025 18:25
A pesar del crecimiento económico de Panamá, la desigualdad persiste. Las disparidades en educación y salud continúan, y los beneficios del Canal no se distribuyen equitativamente Panamá ha experimentado un notable crecimiento económico en las últimas décadas, pero la desigualdad socioeconómica sigue siendo un desafío significativo entre los panameños, quienes sufren las consecuencias de las desigualdades día tras día.
De acuerdo con el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en la distribución del ingreso, el país registró un índice de 0.493 al cierre de 2023, reflejando una leve mejora en comparación con el 0.496 de 2022 y el 0.506 de 2019. Sin embargo, Panamá continúa entre los países más desiguales de la región, solo superado por Brasil y Colombia.
La desigualdad se manifiesta claramente en la distribución de la riqueza. Según el ‘Informe Nacional de Desarrollo Humano Panamá 2024’ del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el 10% más rico de la población concentra una proporción significativa de los recursos, mientras que el 40% más pobre apenas posee el 5% de la riqueza total.
Esta situación se refleja en los índices de pobreza. En 2023, alrededor de 987,652 panameños, equivalentes al 21.7% de la población, vivían en condiciones de pobreza. Esto significa que uno de cada cinco ciudadanos enfrenta dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
Las disparidades también son evidentes en sectores clave como la educación y la salud. Existen brechas significativas en los años de escolaridad promedio según el quintil de ingreso, lo que indica que las personas con menores recursos tienen menos acceso a la educación. A su vez, el informe ‘La matriz de la desigualdad social en Panamá’ de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) destaca que estas inequidades se cruzan con factores de género, etnia y ubicación geográfica, profundizando las brechas estructurales.
Si bien el crecimiento económico ha sido sostenido, Panamá sigue enfrentando grandes desafíos en materia de equidad. Expertos coinciden en que es fundamental implementar políticas públicas que favorezcan una distribución más justa de la riqueza y garanticen un mejor acceso a servicios básicos para las poblaciones vulnerables.
Abordar la desigualdad no solo es un imperativo social, sino también un requisito esencial para un desarrollo sostenible y equitativo que beneficie a toda la población.
El rol del Canal en la distribución de la riqueza Entre la opinión pública de los panameños también existe la percepción de desigualdades en la repartición de la riqueza proveniente del Canal de Panamá. Estos argumentos han cobrado nueva relevancia recientemente debido a las amenazas del gobierno estadounidense de retomar el control del Canal.
Se considera que los beneficios económicos generados por esta infraestructura clave del país favorecen principalmente a un pequeño porcentaje de la población, lo que contribuye a profundizar las brechas socioeconómicas existentes.
Esta situación genera preocupación sobre la equidad en la distribución de los recursos nacionales y la necesidad de medidas que aseguren un impacto más equitativo.
A pesar de esto, el Canal de Panamá no deja de ser una de las principales fuentes de ingresos del país, aportando alrededor de $2,500 millones al Tesoro Nacional en 2023, lo que representa aproximadamente el 6% del PIB.
Este se destina a financiar el funcionamiento del Estado y el desarrollo del país en diversas áreas clave, como infraestructura, educación y salud pública. Sin embargo, la corrupción impide que estos beneficios lleguen al 100% a los sectores que más lo necesitan entre la población.
El Canal de Panamá también genera más de 10.000 empleos directos y miles más de forma indirecta en sectores como logística y comercio.
Su importancia en el comercio global se refleja en el tránsito de más de 13.000 embarcaciones anuales, impulsando la industria portuaria y zonas francas como la de Colón. Desde su traspaso en 1999, el Canal también es un símbolo de soberanía y orgullo nacional, aunque persisten debates sobre la equidad en la distribución de sus beneficios.
Panamá ha experimentado un notable crecimiento económico en las últimas décadas, pero la desigualdad socioeconómica sigue siendo un desafío significativo entre los panameños, quienes sufren las consecuencias de las desigualdades día tras día.
De acuerdo con el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en la distribución del ingreso, el país registró un índice de 0.493 al cierre de 2023, reflejando una leve mejora en comparación con el 0.496 de 2022 y el 0.506 de 2019. Sin embargo, Panamá continúa entre los países más desiguales de la región, solo superado por Brasil y Colombia.
La desigualdad se manifiesta claramente en la distribución de la riqueza. Según el ‘Informe Nacional de Desarrollo Humano Panamá 2024’ del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el 10% más rico de la población concentra una proporción significativa de los recursos, mientras que el 40% más pobre apenas posee el 5% de la riqueza total.
Esta situación se refleja en los índices de pobreza. En 2023, alrededor de 987,652 panameños, equivalentes al 21.7% de la población, vivían en condiciones de pobreza. Esto significa que uno de cada cinco ciudadanos enfrenta dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
Las disparidades también son evidentes en sectores clave como la educación y la salud. Existen brechas significativas en los años de escolaridad promedio según el quintil de ingreso, lo que indica que las personas con menores recursos tienen menos acceso a la educación. A su vez, el informe ‘La matriz de la desigualdad social en Panamá’ de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) destaca que estas inequidades se cruzan con factores de género, etnia y ubicación geográfica, profundizando las brechas estructurales.
Si bien el crecimiento económico ha sido sostenido, Panamá sigue enfrentando grandes desafíos en materia de equidad. Expertos coinciden en que es fundamental implementar políticas públicas que favorezcan una distribución más justa de la riqueza y garanticen un mejor acceso a servicios básicos para las poblaciones vulnerables.
Abordar la desigualdad no solo es un imperativo social, sino también un requisito esencial para un desarrollo sostenible y equitativo que beneficie a toda la población.
Entre la opinión pública de los panameños también existe la percepción de desigualdades en la repartición de la riqueza proveniente del Canal de Panamá. Estos argumentos han cobrado nueva relevancia recientemente debido a las amenazas del gobierno estadounidense de retomar el control del Canal.
Se considera que los beneficios económicos generados por esta infraestructura clave del país favorecen principalmente a un pequeño porcentaje de la población, lo que contribuye a profundizar las brechas socioeconómicas existentes.
Esta situación genera preocupación sobre la equidad en la distribución de los recursos nacionales y la necesidad de medidas que aseguren un impacto más equitativo.
A pesar de esto, el Canal de Panamá no deja de ser una de las principales fuentes de ingresos del país, aportando alrededor de $2,500 millones al Tesoro Nacional en 2023, lo que representa aproximadamente el 6% del PIB.
Este se destina a financiar el funcionamiento del Estado y el desarrollo del país en diversas áreas clave, como infraestructura, educación y salud pública. Sin embargo, la corrupción impide que estos beneficios lleguen al 100% a los sectores que más lo necesitan entre la población.
El Canal de Panamá también genera más de 10.000 empleos directos y miles más de forma indirecta en sectores como logística y comercio.
Su importancia en el comercio global se refleja en el tránsito de más de 13.000 embarcaciones anuales, impulsando la industria portuaria y zonas francas como la de Colón. Desde su traspaso en 1999, el Canal también es un símbolo de soberanía y orgullo nacional, aunque persisten debates sobre la equidad en la distribución de sus beneficios.