Análisis: China, las mentiras de Trump y la llegada de Rubio
- 01/02/2025 00:12
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Trump intentara imponer sus condiciones por la fuerza, particularmente, través del chantaje económico que acostumbra utilizar Copiando el ejemplo de la apelación a la mentira como recurso político, Donald Trump aseveró que “A los barcos estadounidenses se les está cobrando de más y no se les está tratando de forma justa, y eso incluye a la Armada de Estados Unidos; que China está operando en el Canal de Panamá, que el canal de Panamá está cobrando tarifas ridículas y altamente injustas por su uso; que los soldados chinos estaban operando el canal de Panamá, que el expresidente presidente Carter “tontamente lo regaló (el canal) por un dólar; durante su mandato; que 38,000 estadounidenses perdieron la vida construyendo el canal; todo ello y más; sin presentar prueba alguna, que indique, que lo que afirma es cierto.
Ante tales acusaciones infundadas y amenazas neoimperialistas contra nuestro país, como de que si no se cumplían sus demandas sobre la gestión del canal, Estados Unidos buscaría que el activo se les “devolviera, en su totalidad y sin cuestionamientos”, incluso abanicando la idea de usar la fuerza militar para adquirir el canal; resulta imperativo desentrañar cuales son las intenciones reales que se esconden tras semejantes diatribas. Es evidente, que el telón de fondo que rodea laactual crisis instigada por Donald Trump contra Panamá, es su obsesiva sed de venganza, por el hecho de que la Organización Trump, perdió en nuestro país, una batalla legal, que según la prensa estadounidense, se produjo luego de acusaciones de los dueños del hotel, de supuestas malas prácticas financieras. Ante la imposibilidad de argumentar que Panamá no administra adecuadamente su canal, Donald Trump exterioriza a través de mentiras fantasiosas su intento ilegal de recuperar un bien, que en virtud de la excelente administración panameña, produce beneficios económicos, que sus correligionarios jamás soñaron y precisamente por ello, ahora desean robarlo.
Teniendo tal objetivo en la mira, el presidente estadounidense procede a fabricar artificialmente una crisis, utilizando el canal de Panamá como cabeza de turco, argumentando, que el mismo se encuentra amenazado por dos de los cinco puertos, existentes en sus inmediaciones, en este caso, Balboa y Cristóbal, operados por Panamá Ports Company, subsidiaria de la compañía china CK Hutchinson Holdings, con sede en Hong Kong.
Para maquillar las absurdas aseveraciones de Trump, el emisario que nos visita, asevera que la administración de tales puertos por China, la dota de capacidad para convertir el canal en un cuello de botella, en un momento de conflicto.Dicho argumento se desliza por una pendiente resbaladiza, frente al desarrollo de la tecnología militar en la era digital, especialmentede la ciberguerra, que implica el uso de ataques informáticos para dejar fuera de servicio redes y sistemas de infraestructuras civiles y militares del adversario. En otros términos, que valor puede tener una afirmación tan banal como el cierre del canal, desde puertos administrados por China en Panamá, si el canal puede cerrarse desde Beijing, o en su defecto, ser objeto de un ataque con misiles intercontinentales, como definitivamente ocurrirá si se produce una guerra nuclear.
En realidad, luego de la permanente invectiva anti panameña de Trump, es de esperar que la visita de Marcos Rubio a Panamá tenga los siguientes objetivos: Uno: negociar un tratado con Panamá, que resulte en una fotocopia del Tratado de Montería, que en este caso, en violación al Tratado de Neutralidad, exima del pago de peajes a los navíos militares de los Estados Unidos, que utilicen el canal de Panamá. Dos, congelar el incremento de los peajes, por el canal a pesar de la urgente necesidad de financiar la construcción de la represa de Rio indio y del cuarto juego de esclusas. Tres: en caso de su concretarse la construcción de ambas obras, dicha “licitación” debe forzosamente adjudicarse a los Estados Unidos. Cuatro: promover medidas ilegales tendientes a la cancelación de la concesión de los puertos a China, al margen de las consecuencias legales que semejante acción acarrearía para Panamá. Cinco: fortalecer la seguridad de la frontera del Darién con componentes físicos, humanos y tecnológicos; que permitan poner en jaque la migración hacia los Estados Unidos. Sexto: aplicar en Panamá el Programa: “tercer país seguro”, de tal manera que se obligue a nuestro país a recibir migrantes de otros países.
Como es evidente, todas estasexigencia rayan en lo indecible, y tal como ocurrió con Colombia y ocurrirá con otros Estados latinoamericanos, Trump intentara imponer sus condiciones por la fuerza, particularmente, través del chantaje económico que acostumbra utilizar, de amenazar con subir drásticamente los aranceles en su mercado, a los productos de la región.
Tal deleznablepráctica, de utilizar medidas aberrantes para violar tratados solemnes pactados con otros Estados, como lo hizo con el antiguo TLCAN con México y Canadá y pretende nuevamente hacerlo sin justificación legal, con él TMEC; la repetirá con Panamá, a la que mínimo le informara, que el TPC con nosotros suscrito, no admitirá revisión, sino, más bien denuncia unilateral; misma que sin causal que lo justifique, pueda en violación de la cláusula Pacta sundservanda, que obliga al cumplimiento de buen fe de los Tratados suscritos entre las partes; amenazar con hacerlo también con el Tratado de Neutralidad, pactado con Panamá, sin que medie ninguna violación grave del mismo.
Concluyo mi escrito con una premonición que por desgracia para los Estados Unidos seguro se cumplirá, por la abyecta actitud de Trump contra un país aliado como Panamá. Auguro sin temor aequivocarme, que en respuesta alas estrafalariasy obtusas mediadas contra Beijing en nuestro país; China construirá un canal interoceánico por Nicaragua. Veremos entonces si Trump o sus sucesores, se atreverán a desafiar y humillar a China, como lo hacen en Panamá.
Copiando el ejemplo de la apelación a la mentira como recurso político, Donald Trump aseveró que “A los barcos estadounidenses se les está cobrando de más y no se les está tratando de forma justa, y eso incluye a la Armada de Estados Unidos; que China está operando en el Canal de Panamá, que el canal de Panamá está cobrando tarifas ridículas y altamente injustas por su uso; que los soldados chinos estaban operando el canal de Panamá, que el expresidente presidente Carter “tontamente lo regaló (el canal) por un dólar; durante su mandato; que 38,000 estadounidenses perdieron la vida construyendo el canal; todo ello y más; sin presentar prueba alguna, que indique, que lo que afirma es cierto.
Ante tales acusaciones infundadas y amenazas neoimperialistas contra nuestro país, como de que si no se cumplían sus demandas sobre la gestión del canal, Estados Unidos buscaría que el activo se les “devolviera, en su totalidad y sin cuestionamientos”, incluso abanicando la idea de usar la fuerza militar para adquirir el canal; resulta imperativo desentrañar cuales son las intenciones reales que se esconden tras semejantes diatribas. Es evidente, que el telón de fondo que rodea laactual crisis instigada por Donald Trump contra Panamá, es su obsesiva sed de venganza, por el hecho de que la Organización Trump, perdió en nuestro país, una batalla legal, que según la prensa estadounidense, se produjo luego de acusaciones de los dueños del hotel, de supuestas malas prácticas financieras. Ante la imposibilidad de argumentar que Panamá no administra adecuadamente su canal, Donald Trump exterioriza a través de mentiras fantasiosas su intento ilegal de recuperar un bien, que en virtud de la excelente administración panameña, produce beneficios económicos, que sus correligionarios jamás soñaron y precisamente por ello, ahora desean robarlo.
Teniendo tal objetivo en la mira, el presidente estadounidense procede a fabricar artificialmente una crisis, utilizando el canal de Panamá como cabeza de turco, argumentando, que el mismo se encuentra amenazado por dos de los cinco puertos, existentes en sus inmediaciones, en este caso, Balboa y Cristóbal, operados por Panamá Ports Company, subsidiaria de la compañía china CK Hutchinson Holdings, con sede en Hong Kong.
Para maquillar las absurdas aseveraciones de Trump, el emisario que nos visita, asevera que la administración de tales puertos por China, la dota de capacidad para convertir el canal en un cuello de botella, en un momento de conflicto.Dicho argumento se desliza por una pendiente resbaladiza, frente al desarrollo de la tecnología militar en la era digital, especialmentede la ciberguerra, que implica el uso de ataques informáticos para dejar fuera de servicio redes y sistemas de infraestructuras civiles y militares del adversario. En otros términos, que valor puede tener una afirmación tan banal como el cierre del canal, desde puertos administrados por China en Panamá, si el canal puede cerrarse desde Beijing, o en su defecto, ser objeto de un ataque con misiles intercontinentales, como definitivamente ocurrirá si se produce una guerra nuclear.
En realidad, luego de la permanente invectiva anti panameña de Trump, es de esperar que la visita de Marcos Rubio a Panamá tenga los siguientes objetivos: Uno: negociar un tratado con Panamá, que resulte en una fotocopia del Tratado de Montería, que en este caso, en violación al Tratado de Neutralidad, exima del pago de peajes a los navíos militares de los Estados Unidos, que utilicen el canal de Panamá. Dos, congelar el incremento de los peajes, por el canal a pesar de la urgente necesidad de financiar la construcción de la represa de Rio indio y del cuarto juego de esclusas. Tres: en caso de su concretarse la construcción de ambas obras, dicha “licitación” debe forzosamente adjudicarse a los Estados Unidos. Cuatro: promover medidas ilegales tendientes a la cancelación de la concesión de los puertos a China, al margen de las consecuencias legales que semejante acción acarrearía para Panamá. Cinco: fortalecer la seguridad de la frontera del Darién con componentes físicos, humanos y tecnológicos; que permitan poner en jaque la migración hacia los Estados Unidos. Sexto: aplicar en Panamá el Programa: “tercer país seguro”, de tal manera que se obligue a nuestro país a recibir migrantes de otros países.
Como es evidente, todas estasexigencia rayan en lo indecible, y tal como ocurrió con Colombia y ocurrirá con otros Estados latinoamericanos, Trump intentara imponer sus condiciones por la fuerza, particularmente, través del chantaje económico que acostumbra utilizar, de amenazar con subir drásticamente los aranceles en su mercado, a los productos de la región.
Tal deleznablepráctica, de utilizar medidas aberrantes para violar tratados solemnes pactados con otros Estados, como lo hizo con el antiguo TLCAN con México y Canadá y pretende nuevamente hacerlo sin justificación legal, con él TMEC; la repetirá con Panamá, a la que mínimo le informara, que el TPC con nosotros suscrito, no admitirá revisión, sino, más bien denuncia unilateral; misma que sin causal que lo justifique, pueda en violación de la cláusula Pacta sundservanda, que obliga al cumplimiento de buen fe de los Tratados suscritos entre las partes; amenazar con hacerlo también con el Tratado de Neutralidad, pactado con Panamá, sin que medie ninguna violación grave del mismo.
Concluyo mi escrito con una premonición que por desgracia para los Estados Unidos seguro se cumplirá, por la abyecta actitud de Trump contra un país aliado como Panamá. Auguro sin temor aequivocarme, que en respuesta alas estrafalariasy obtusas mediadas contra Beijing en nuestro país; China construirá un canal interoceánico por Nicaragua. Veremos entonces si Trump o sus sucesores, se atreverán a desafiar y humillar a China, como lo hacen en Panamá.