El negocio del caos

Detrás del caos hay un lucrativo negocio. Está en la basura, el agua, la atención médica, las medicinas, las escuelas. Los países nórdicos son ejemplo de que la educación, por ejemplo, es de tan alta calidad que los hijos de diputados, reyes y ministros, van a las mismas escuelas públicas que los ciudadanos comunes. Justo es lo contrario en América Latina, donde la educación pública es un desastre y emergen los colegios de primera calidad privados que se convierten en negocios del caos. Pasa también con la pobre calidad en los hospitales públicos, la inexistencia de medicamentos en las farmacias públicas o en el negocio del agua embotellada, que son muy lucrativos a costa del agua procesada por una entidad pública. Y no se trata de ser obstáculo contra la empresa privada; de lo que se trata es que si el Estado presta un servicio, debe hacerlo de forma eficiente. Sí hay entes que son ejemplo de eficiencia como Pasaportes, donde la gente aplaude el buen servicio. ¿Por qué todas las entidades públicas no copian el ejemplo de eficiencia de Pasaportes? Panamá puede ser un país eficiente, pero su sociedad tiene que hacer cambios desde el hogar. Un buen punto de partida es siendo puntual y desechar eso de “la hora panameña”. Patacón es un vertedero a cielo abierto que es una vergüenza para cualquier país, pero nadie dice nada y hoy se quejan, porque respiraron su humo. Y es esa apatía las que nos carcome. La sociedad tiene que hacer los cambios, para que cambie el país. ¡Así de simple!