Editorial

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  • 23/04/2025 00:00

Es una vergüenza nacional que el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (Ifarhu) aparezca nuevamente como un ejemplo del desgreño administrativo y el uso politiquero de las instituciones del Estado. La administración del pasado gobierno mostró la cara más grotesca del abuso indiscriminado de una institución noble, al dilapidar millones de dólares en auxilios económicos para amigos, familiares e hijos de empresarios ligados al poder. No va a ser suficiente un quinquenio para limpiar la imagen del Ifarhu, que ahora vuelve a mancharse tras conocerse los problemas provocados a los estudiantes que participaron en el Concurso Nacional de Oratoria. Muchos de ellos todavía a la espera de la promesa de becas que nunca llegaron. Los responsables tienen que enfrentar la justicia y debe caer sobre ellos penas ejemplares. La educación no es un espacio para uso politiquero ni tampoco una plataforma para caridad promocional desde el sector empresarial. Nuestros estudiantes son el futuro de Panamá y la garantía de que el país tendrá las capacidades para enfrentar los grandes problemas nacionales. Urge una reforma integral del Ifarhu para blindar a la institución de su uso clientelar.