Un chance
- 25/04/2025 00:00
El interiorano es hábil. Tiene que serlo para sobrevivir. Y no sólo en asuntos agropecuarios, sino en todos los campos de la tecnología Existen gobiernos locales en cada provincia. Los municipios se encargan de recaudar impuestos y de invertirlos en sus regiones. Pueblo pequeño, pequeña tributación. Pero ¿qué sucede con los pagos de obligaciones y de impuestos?
Esa plata, si bien se paga en cada provincia por agua que produce su tierra, no es agua que bombean de la capital, se va a la capital. Pagos a entidades locales también se envían a la capital. Luego, gente que no vive en las regiones que tributan, deciden qué es lo más conveniente para gente que vive en condiciones que ellos no conocen. Y así, a mí, región azuerense, algún burócrata desconectado le asignó el 1,67 % de inversión a Herrera, y el 1,08 % a los hermanos en Los Santos. Eso no sólo es injusto, es una canallada.
Todo va a la capital. La inversión va a la capital. Las oportunidades van a la capital. Pero todos tenemos que pagar. ¿Cuándo van a mirar al resto del país?
Si el “campo”, como despectivamente se refieren al interior, no produce, en la capital no comen. El interiorano sabe sobrevivir sin la colaboración de los gobiernos, pero en la capital se dieron cuenta rápidamente que el TikTok y esas zoquetadas no se comen, cuando sucedieron los cierres de calles que bloquearon los productos que iban a la capital.
Si el campo es tan importante, ¿por qué nunca es considerado a la hora de invertir?
Encima, tampoco les dan autonomía a las regiones, pues todo se centraliza en la capital. Falta equidad en los gobiernos, y la desconexión es palpable a la hora de demostrar el cariño que tanto dicen tener por el campo y su gente. Eso, traducido en plata, dice que nos detestan.
Bonito venir a carnavalear, a las ferias y patronales, bailando polleras y paseando sombreros, pero el resto del año, jódanse y vean qué hacen allá.
El interiorano es hábil. Tiene que serlo para sobrevivir. Y no sólo en asuntos agropecuarios, sino en todos los campos de tecnología.
Profesionales de talla mundial han desarrollado proyectos que resolverían muchos problemas en nuestras olvidadas regiones de la campiña. Dos ejemplos específicos podrían resolver los problemas de carencia y calidad de agua, y de inyección económica para la región. Ambos proyectos cuentan con una planificación avanzada, al punto de que ya poseen sendas cuantificaciones monetarias para las diferentes fases que componen el cronograma constructivo.
Un embalse en el río La Villa podría resolver los problemas de agua que el Idaan ha sido incapaz de atender hasta el día de hoy. Además, se podría generar energía hidráulica para suplir la energía eléctrica del sistema, y de la región, tan maltratada por las distribuidoras que nos cobran los apagones. Dos pájaros de una “pedrá”.
Un puerto y plazas de contenedores, fábricas y hasta zonas francas en el área de Mensabé, con sus respectivos puertos alimentadores (feeders) en El Agallito o en Santa María. Más de 40.000 empleos directos. Turismo, producción, y modernismo en general.
Chenchen pa la región, pero de verdad, no como eslogan de campaña. La estampida de jóvenes que se tiene que ir a la capital por falta de oportunidades acabaría de golpe.
Lo bonito del desarrollo equitativo es que sigue generando desarrollo.
El puerto necesitaría vías de acceso. Además, el puerto aliviaría la carga del Canal, misma que está siendo aprovechada por otros países. Un canal seco de 233 km desde Mensabé hasta Puerto Rincón, con trenes y autopista, sería la ruta terrestre para mover carga más corta de América entre el Caribe y el Pacífico. Así que otro puerto en Puerto Rincón, y se aumenta nuestra capacidad de servicio para el comercio mundial.
Toda el agua que requiere ese desarrollo, y más, sería posible con la represa en río La Villa, que además de tener la capacidad de surtir el agua para las personas, para las empresas y para riego, tendría atractivo turístico. Piense en el lago de los Ozarks, en Missouri. Ganar, ganar y ganar.
Ambos proyectos están en papel, y se les han entregado varias veces a diversas administraciones. ¿Entonces dónde está el cariño hacia el interior?
Somos un país con costas en ambos océanos, pero que vive de espaldas al mar. Asimismo, los gobiernos gestionan de espaldas a la gente más productiva e ingeniosa del país. Y luego no entienden por qué vivimos en crisis permanente.
Los políticos prefieren invertir en sus planillas, en vez de invertir en el desarrollo del país. Y no les interesa que eso cambie, porque su limitada capacidad no les permite ver más allá de sus bolsillos.
“La ignorancia sigue siendo atrevida”, diría un primo mío.
Queda demostrado que, al menos, para toda la región central del país existen proyectos que aportarían el movimiento económico necesario para que el desarrollo llegue a todo el país, de adentro hacia afuera. Un reguesero o un tiktokero no generan progreso. Los campesinos y los trabajadores sí lo generan.
Administren con equidad, no solamente para una capital trancada y sofocada por su mala planificación.
El interior no pide nombramientos. El interior pide equidad y oportunidades. Un chance.
Dios nos guíe.
*El autor es ingeniero
Existen gobiernos locales en cada provincia. Los municipios se encargan de recaudar impuestos y de invertirlos en sus regiones. Pueblo pequeño, pequeña tributación. Pero ¿qué sucede con los pagos de obligaciones y de impuestos?
Esa plata, si bien se paga en cada provincia por agua que produce su tierra, no es agua que bombean de la capital, se va a la capital. Pagos a entidades locales también se envían a la capital. Luego, gente que no vive en las regiones que tributan, deciden qué es lo más conveniente para gente que vive en condiciones que ellos no conocen. Y así, a mí, región azuerense, algún burócrata desconectado le asignó el 1,67 % de inversión a Herrera, y el 1,08 % a los hermanos en Los Santos. Eso no sólo es injusto, es una canallada.
Todo va a la capital. La inversión va a la capital. Las oportunidades van a la capital. Pero todos tenemos que pagar. ¿Cuándo van a mirar al resto del país?
Si el “campo”, como despectivamente se refieren al interior, no produce, en la capital no comen. El interiorano sabe sobrevivir sin la colaboración de los gobiernos, pero en la capital se dieron cuenta rápidamente que el TikTok y esas zoquetadas no se comen, cuando sucedieron los cierres de calles que bloquearon los productos que iban a la capital.
Si el campo es tan importante, ¿por qué nunca es considerado a la hora de invertir?
Encima, tampoco les dan autonomía a las regiones, pues todo se centraliza en la capital. Falta equidad en los gobiernos, y la desconexión es palpable a la hora de demostrar el cariño que tanto dicen tener por el campo y su gente. Eso, traducido en plata, dice que nos detestan.
Bonito venir a carnavalear, a las ferias y patronales, bailando polleras y paseando sombreros, pero el resto del año, jódanse y vean qué hacen allá.
El interiorano es hábil. Tiene que serlo para sobrevivir. Y no sólo en asuntos agropecuarios, sino en todos los campos de tecnología.
Profesionales de talla mundial han desarrollado proyectos que resolverían muchos problemas en nuestras olvidadas regiones de la campiña. Dos ejemplos específicos podrían resolver los problemas de carencia y calidad de agua, y de inyección económica para la región. Ambos proyectos cuentan con una planificación avanzada, al punto de que ya poseen sendas cuantificaciones monetarias para las diferentes fases que componen el cronograma constructivo.
Un embalse en el río La Villa podría resolver los problemas de agua que el Idaan ha sido incapaz de atender hasta el día de hoy. Además, se podría generar energía hidráulica para suplir la energía eléctrica del sistema, y de la región, tan maltratada por las distribuidoras que nos cobran los apagones. Dos pájaros de una “pedrá”.
Un puerto y plazas de contenedores, fábricas y hasta zonas francas en el área de Mensabé, con sus respectivos puertos alimentadores (feeders) en El Agallito o en Santa María. Más de 40.000 empleos directos. Turismo, producción, y modernismo en general.
Chenchen pa la región, pero de verdad, no como eslogan de campaña. La estampida de jóvenes que se tiene que ir a la capital por falta de oportunidades acabaría de golpe.
Lo bonito del desarrollo equitativo es que sigue generando desarrollo.
El puerto necesitaría vías de acceso. Además, el puerto aliviaría la carga del Canal, misma que está siendo aprovechada por otros países. Un canal seco de 233 km desde Mensabé hasta Puerto Rincón, con trenes y autopista, sería la ruta terrestre para mover carga más corta de América entre el Caribe y el Pacífico. Así que otro puerto en Puerto Rincón, y se aumenta nuestra capacidad de servicio para el comercio mundial.
Toda el agua que requiere ese desarrollo, y más, sería posible con la represa en río La Villa, que además de tener la capacidad de surtir el agua para las personas, para las empresas y para riego, tendría atractivo turístico. Piense en el lago de los Ozarks, en Missouri. Ganar, ganar y ganar.
Ambos proyectos están en papel, y se les han entregado varias veces a diversas administraciones. ¿Entonces dónde está el cariño hacia el interior?
Somos un país con costas en ambos océanos, pero que vive de espaldas al mar. Asimismo, los gobiernos gestionan de espaldas a la gente más productiva e ingeniosa del país. Y luego no entienden por qué vivimos en crisis permanente.
Los políticos prefieren invertir en sus planillas, en vez de invertir en el desarrollo del país. Y no les interesa que eso cambie, porque su limitada capacidad no les permite ver más allá de sus bolsillos.
“La ignorancia sigue siendo atrevida”, diría un primo mío.
Queda demostrado que, al menos, para toda la región central del país existen proyectos que aportarían el movimiento económico necesario para que el desarrollo llegue a todo el país, de adentro hacia afuera. Un reguesero o un tiktokero no generan progreso. Los campesinos y los trabajadores sí lo generan.
Administren con equidad, no solamente para una capital trancada y sofocada por su mala planificación.
El interior no pide nombramientos. El interior pide equidad y oportunidades. Un chance.
Dios nos guíe.