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Supervisión y acompañamiento: clave para la gestión educativa efectiva

Actualizado
  • 12/11/2024 11:15
Creado
  • 12/11/2024 00:00

La educación de calidad requiere que directores, docentes y administrativos actúen en concordancia con las normativas legales, promoviendo un entorno que fortalezca el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los directores deben trascender la mera fiscalización para asumir una supervisión orientadora y un acompañamiento constante, garantizando el desarrollo profesional del personal y la mejora continua de la institución.

El cumplimiento de las normativas es fundamental para asegurar una gestión escolar transparente y eficiente. En Panamá, la Ley 47 Orgánica de Educación (1946), modificada por las leyes 34 de 1995 y 50 de 2002, establece que la educación debe contribuir al desarrollo integral de los ciudadanos, promoviendo tanto su crecimiento personal como social. A su vez, el Reglamento Interno General del Meduca resalta la importancia de la ética y la responsabilidad en la gestión educativa.

El artículo 6 de la Ley 47 subraya que la educación es un proceso integral que debe preparar a los estudiantes para participar activamente en la sociedad. Los directores, por tanto, deben liderar de manera coherente, motivando a los docentes y garantizando un clima organizacional que favorezca el aprendizaje.

La supervisión eficaz no debe enfocarse en el control punitivo, sino en el desarrollo profesional de los docentes. Según Fernández y Díaz (2019), “la supervisión pedagógica fomenta la reflexión y mejora de las prácticas docentes a través del acompañamiento cercano y la retroalimentación continua”. Los directores deben ser facilitadores que promuevan el crecimiento profesional mediante la observación, el diálogo y la colaboración.

Un enfoque orientador permite que la supervisión se convierta en un proceso formativo en lugar de sancionador. Pérez (2017) afirma que “una supervisión motivadora impulsa el desarrollo de competencias docentes y mejora la calidad del proceso educativo”. De esta manera, los docentes se sienten apoyados para implementar innovaciones pedagógicas en el aula.

El acompañamiento del director debe enfocarse en conocer las necesidades de los docentes y estudiantes, promoviendo un entorno colaborativo. Un liderazgo basado en la confianza y el respeto crea espacios donde el equipo educativo se siente motivado a contribuir al logro de los objetivos institucionales. Esto impacta de manera positiva en el rendimiento académico y fortalece la identidad de la comunidad educativa.

Cuando la gestión educativa se centra en la colaboración, se crea una cultura de mejora continua que responde a los desafíos actuales de la educación. El cumplimiento de las normativas, combinado con el acompañamiento efectivo, garantiza una educación centrada en la innovación y el desarrollo integral de los estudiantes.

Exhortamos a los directores, docentes y administrativos a asumir una gestión basada en la supervisión orientadora y el acompañamiento colaborativo. La educación no se transforma mediante controles rígidos, sino a través del liderazgo que inspire y motive a la comunidad educativa. Cumplir con las normativas y promover una gestión colaborativa permitirá alcanzar una educación de calidad y formar ciudadanos preparados para enfrentar los retos del futuro.

*El autor es docente universitario.