Sostenibilidad: un reto de todos
- 13/11/2024 00:00
- 12/11/2024 19:44
En Panamá, como en muchos otros lugares, la sostenibilidad parece inalcanzable. No por falta de voluntad, sino porque las estrategias suelen ser fragmentadas y no abordan la complejidad del desafío A pesar de años de estudio sobre sostenibilidad, sigue siendo difícil entender por qué el desarrollo sostenible es tan complicado de implementar y evaluar en nuestros países. En Panamá, como en muchos otros lugares, la sostenibilidad parece inalcanzable. No por falta de voluntad, sino porque las estrategias suelen ser fragmentadas y no abordan la complejidad del desafío. Esto ya era evidente antes del lanzamiento de la Agenda 2015-2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y ahora, diez años después, la pregunta sigue vigente.
La sostenibilidad, definida por el Informe Brundtland, implica satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas. Aunque esto parece claro, su implementación es extremadamente complicada. En Panamá, los proyectos de desarrollo sostenible no siempre consideran factores esenciales como el impacto a largo plazo en los ecosistemas, la participación de las comunidades locales y el uso responsable de los recursos naturales.
La Reserva de la Biosfera La Amistad Panamá, que abarca toda la provincia de Bocas del Toro, el sector occidental de la comarca Ngäbe-Buglé y las tierras más elevadas del occidente de Chiriquí, es un ejemplo clave de cómo se debe aplicar y medir la sostenibilidad. La Amistad no solo destaca por su biodiversidad, sino que también es hogar de comunidades, algunas prósperas y otras que enfrentan pobreza y marginalidad. Ambas dependen de sus recursos naturales para sobrevivir. Aquí surge el verdadero desafío: ¿cómo equilibrar la conservación ambiental con el desarrollo socioeconómico de estas comunidades? La Amistad debería servir como un laboratorio viviente para probar y perfeccionar enfoques de sostenibilidad, un modelo que podría replicarse en otras regiones del país.
Para que La Amistad y otras áreas protegidas de Panamá sean verdaderos modelos de sostenibilidad, es necesario medir sus impactos de manera rigurosa. Las reservas de la biosfera de la Unesco buscan integrar la conservación con el desarrollo social y económico, pero muchas veces los esfuerzos en estas áreas son insuficientes porque las metas son limitadas o los impactos no se miden adecuadamente. No podemos hablar de sostenibilidad si las comunidades locales no tienen acceso a educación o servicios básicos de calidad, lo que las empuja a prácticas no sostenibles como la tala ilegal, la ganadería extensiva, la contaminación de fuentes de agua o el uso excesivo de plaguicidas.
El libro Sustainability Analysis in La Amistad Panama Biosphere Reserve, propone un modelo que aborda tanto las dimensiones ambientales como las sociales y económicas. A través del uso de datos sólidos y una investigación científica aplicada, se busca tomar decisiones informadas que beneficien tanto a las comunidades locales como a la gestión de las áreas protegidas. Este modelo no solo es aplicable a La Amistad, sino que puede servir como un ejemplo para implementar un enfoque de sostenibilidad en todo el país.
Hoy, la tecnología satelital y otras herramientas avanzadas permiten registrar el estado de los indicadores de sostenibilidad en tiempo real con una precisión que antes no era posible. El verdadero reto es que los actores gubernamentales y tomadores de decisiones utilicen estas herramientas de manera creativa y eficiente. Sin datos claros y continuos a nivel local, las soluciones seguirán siendo incompletas y temporales. La falta de coordinación en la recolección de datos y la ausencia de un enfoque integral dificultan la implementación de políticas sostenibles en todo el país.
Panamá tiene una oportunidad única de ser un ejemplo mundial de sostenibilidad, utilizando modelos como el de La Amistad para medir y aplicar enfoques científicos al resto de sus áreas protegidas y regiones vulnerables. Sin embargo, esto solo será posible si el Estado asume un rol más activo y firme en la implementación de estas políticas. Si el Estado no lidera este esfuerzo, los actores privados y comunitarios no podrán sostener por sí solos los avances logrados. La sostenibilidad no puede depender solo de acciones aisladas; requiere una visión a largo plazo, coordinada entre todos los sectores de la sociedad.
No hay duda de que la Reserva de la Biosfera La Amistad puede y debe ser un modelo de cómo medir y aplicar la sostenibilidad en Panamá. A pesar de los serios problemas que enfrenta, como la pobreza, la contaminación y la deforestación, esta reserva mantiene, según los estudios, un porcentaje de sostenibilidad notablemente positivo en comparación con el resto del país. Este logro demuestra que, con un enfoque adecuado, es posible equilibrar la conservación y el desarrollo socioeconómico. Cuando las poblaciones campesinas e indígenas que viven en la reserva alcancen una mejor calidad de vida, La Amistad se convertirá en un ejemplo a seguir a nivel mundial. Al extender estos esfuerzos a nivel nacional, podríamos garantizar la preservación de nuestros ecosistemas y, al mismo tiempo, ofrecer mejores oportunidades a las comunidades que dependen de ellos.
El desarrollo sostenible no es un lujo, es una urgencia. Si no actuamos hoy, estaremos sembrando el desastre del mañana. Panamá tiene la oportunidad de liderar, pero solo si somos capaces de construir un futuro más equitativo y viable para todos, desde nuestras comunidades hasta nuestros ecosistemas. Las generaciones que vienen dependen de que hagamos lo correcto ahora; no hay más tiempo que perder.
A pesar de años de estudio sobre sostenibilidad, sigue siendo difícil entender por qué el desarrollo sostenible es tan complicado de implementar y evaluar en nuestros países. En Panamá, como en muchos otros lugares, la sostenibilidad parece inalcanzable. No por falta de voluntad, sino porque las estrategias suelen ser fragmentadas y no abordan la complejidad del desafío. Esto ya era evidente antes del lanzamiento de la Agenda 2015-2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y ahora, diez años después, la pregunta sigue vigente.
La sostenibilidad, definida por el Informe Brundtland, implica satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas. Aunque esto parece claro, su implementación es extremadamente complicada. En Panamá, los proyectos de desarrollo sostenible no siempre consideran factores esenciales como el impacto a largo plazo en los ecosistemas, la participación de las comunidades locales y el uso responsable de los recursos naturales.
La Reserva de la Biosfera La Amistad Panamá, que abarca toda la provincia de Bocas del Toro, el sector occidental de la comarca Ngäbe-Buglé y las tierras más elevadas del occidente de Chiriquí, es un ejemplo clave de cómo se debe aplicar y medir la sostenibilidad. La Amistad no solo destaca por su biodiversidad, sino que también es hogar de comunidades, algunas prósperas y otras que enfrentan pobreza y marginalidad. Ambas dependen de sus recursos naturales para sobrevivir. Aquí surge el verdadero desafío: ¿cómo equilibrar la conservación ambiental con el desarrollo socioeconómico de estas comunidades? La Amistad debería servir como un laboratorio viviente para probar y perfeccionar enfoques de sostenibilidad, un modelo que podría replicarse en otras regiones del país.
Para que La Amistad y otras áreas protegidas de Panamá sean verdaderos modelos de sostenibilidad, es necesario medir sus impactos de manera rigurosa. Las reservas de la biosfera de la Unesco buscan integrar la conservación con el desarrollo social y económico, pero muchas veces los esfuerzos en estas áreas son insuficientes porque las metas son limitadas o los impactos no se miden adecuadamente. No podemos hablar de sostenibilidad si las comunidades locales no tienen acceso a educación o servicios básicos de calidad, lo que las empuja a prácticas no sostenibles como la tala ilegal, la ganadería extensiva, la contaminación de fuentes de agua o el uso excesivo de plaguicidas.
El libro Sustainability Analysis in La Amistad Panama Biosphere Reserve, propone un modelo que aborda tanto las dimensiones ambientales como las sociales y económicas. A través del uso de datos sólidos y una investigación científica aplicada, se busca tomar decisiones informadas que beneficien tanto a las comunidades locales como a la gestión de las áreas protegidas. Este modelo no solo es aplicable a La Amistad, sino que puede servir como un ejemplo para implementar un enfoque de sostenibilidad en todo el país.
Hoy, la tecnología satelital y otras herramientas avanzadas permiten registrar el estado de los indicadores de sostenibilidad en tiempo real con una precisión que antes no era posible. El verdadero reto es que los actores gubernamentales y tomadores de decisiones utilicen estas herramientas de manera creativa y eficiente. Sin datos claros y continuos a nivel local, las soluciones seguirán siendo incompletas y temporales. La falta de coordinación en la recolección de datos y la ausencia de un enfoque integral dificultan la implementación de políticas sostenibles en todo el país.
Panamá tiene una oportunidad única de ser un ejemplo mundial de sostenibilidad, utilizando modelos como el de La Amistad para medir y aplicar enfoques científicos al resto de sus áreas protegidas y regiones vulnerables. Sin embargo, esto solo será posible si el Estado asume un rol más activo y firme en la implementación de estas políticas. Si el Estado no lidera este esfuerzo, los actores privados y comunitarios no podrán sostener por sí solos los avances logrados. La sostenibilidad no puede depender solo de acciones aisladas; requiere una visión a largo plazo, coordinada entre todos los sectores de la sociedad.
No hay duda de que la Reserva de la Biosfera La Amistad puede y debe ser un modelo de cómo medir y aplicar la sostenibilidad en Panamá. A pesar de los serios problemas que enfrenta, como la pobreza, la contaminación y la deforestación, esta reserva mantiene, según los estudios, un porcentaje de sostenibilidad notablemente positivo en comparación con el resto del país. Este logro demuestra que, con un enfoque adecuado, es posible equilibrar la conservación y el desarrollo socioeconómico. Cuando las poblaciones campesinas e indígenas que viven en la reserva alcancen una mejor calidad de vida, La Amistad se convertirá en un ejemplo a seguir a nivel mundial. Al extender estos esfuerzos a nivel nacional, podríamos garantizar la preservación de nuestros ecosistemas y, al mismo tiempo, ofrecer mejores oportunidades a las comunidades que dependen de ellos.
El desarrollo sostenible no es un lujo, es una urgencia. Si no actuamos hoy, estaremos sembrando el desastre del mañana. Panamá tiene la oportunidad de liderar, pero solo si somos capaces de construir un futuro más equitativo y viable para todos, desde nuestras comunidades hasta nuestros ecosistemas. Las generaciones que vienen dependen de que hagamos lo correcto ahora; no hay más tiempo que perder.